La palanca

El tipo la tenía re clara. Era uno de esos machos cojedores de putos pasivos, como yo. Era lo que yo necesitaba.

Me hizo pasar después de un rato largo. Entre y cerró la puerta. Me miró de la cabeza a los pies, dio vuelta alrededor del escritorio y se sentó. Me indicó que también lo hiciera. Abrió el mazo de cartas y me las tiró.
-Flaco vos esperas tener parejas con minas, pero lo cierto es que sos muy puto —me dijo—, podes intentarlo varias veces más pero lo que a vos te hace feliz es una buena verga

Me maté de risa. Evidentemente no tenía idea acerca de la lectura de las cartas, pero fue tan sincero que me cayó súper simpático. En aquel entonces había terminado con una mina y estaba deseoso de probar cuanta pija pudiera, pero sabía que para mí, las vegas representan son sexo, no quería ponerme de novio con ningún tipo.

-Veni, párate acá —me dijo y me señaló un lugar frente a un espejo grande—, bájate los pantalones
Lo hice y también me baje el bóxer. El flaco se agachó y me acarició la pija y los huevos. Después se paró y me miró el culo, me lo acarició y me nalgueó un par de veces-.Tenes lindo culo, me encantaría cojértelo —me dijo

La nalgada me terminó de calentar y parece que él me leyó el pensamiento; se bajó los pantalones y metió la mano dentro de su bóxer. Entonces asomó una cosa inexplicable. La verga de aquel flaco era tan grande que al verla, tragué saliva. Debía medir como veinticinco centímetros. El flaco era un taladro. Al verla, supe que la quería dentro de mi culo, y la quería en ese mismo momento.

Me agaché y me metí en la boca todo lo que pude. El tipo empezó a jadear mientas sentí como se le fue poniendo más dura. Estaba re caliente y quería que me cojiera, pero me agarró y me hizo parar.
Ahora no puedo, tengo pacientes, termino a las 10 de la noche, venite y te hago el culo como corresponde

Me fui completamente enloquecido. El flaco era tan macho grotesco que me calentó al extremo de que tuve que masturbarte dos veces durante la tarde y, así y todo, me quedé caliente.

Llegué a las diez menos cuarto. En la sala de espera había una mujer de unos sesenta y pico y la puerta del consultorio estaba cerrada. "La puta madre, todavía tiene más pacientes" Pensé. Cinco minutos después salió con una piba de adentro y la saludó; la mujer de la sala de espera se levantó y se fue con la mina. Lo miré sonriendo. Me hizo señas con la mano de que lo espere. Cinco minutos después salió la secretaria y lo saludó hasta mañana. La mina me miró y se fue sin decir nada; me reconoció. También conocía bien a su jefe, sabía que yo estaba ahí para que me cojiera. Cerró la puerta y me dijo "veni". Me llego a un living detrás del consultorio, era su casa.

-A mí me gusta cojer tipos pero no me gusta que me la pongan ni me cabe la franela —me dijo y siguió hablando—, bajate los pantalones

No solo me los bajé; me desnudé completo.

-Sos re puto —me dijo riéndose—, te encanta la pija, me gusta eso

Se bajó los pantalones y los bóxer hasta los tobillos, se sentó en un sillón y abrió las piernas. La tenía dormida.

-Chupámela un poco —me dijo

Me arrodillé y fue a única vez que pude metérmela toda entera en la boca. Le pasé la lengua por los huevos y volví a chupársela, pero ya se le había parado y no pude tragármela toda de nuevo. Sentí como se le fue poniendo más dura y mientras tanto, me dejó que se la chapara todo lo que yo quisiera. Después se un rato me agarró y me hizo parar. Me acomodó en el sillón con las rodillas en el borde y me apoyé con los codos en el respaldo.

-
Ahora te voy a cojer, si te duele avisame —me dijo

Me apoyó la cabeza de la verga en el culo y ya solo con eso me dio miedo. El flaco fue cuidadoso a pesar de que era grotesco, me la fue metiendo despacio, con cuidado y atento a mis gestos. Sentí que me estaba metiendo un palo de amasar. La verga de ese flaco me fue abriendo el culo como una flor y despacito, me la metió toda entera. Fue una sensación impresionante; más psicológica que física. Sabía que el tipo me había metido veinticinco centímetros de pija dentro del culo. Nunca pensé que eso podía sucederme.

Empezó a moverse. Yo sentía esa verga taladrándome y la ingle de él apoyándose en mis nalgas. A cada empujón me llevaba para adelante y volvía. Me sacudía todo. Mi pija se bamboleaba al compás de su arremetida. Cuando estuvo seguro de que yo no sentía dolor, me agarró las caderas y me la metió con más fuerza. El golpeteo de la pelvis contra mis nalgas me resultó tan excitante como la verga del tipo perforándome el culo. Aceleró los movimientos. Después se detuvo.

-Déjame sentar —me dijo

Sin sacármela, me paré y él fue girándome hasta que se sentó. Yo me senté con él, sobre él. Ahora debía moverme yo. Apoyé mis piernas sobre las de él, cosa que me fascina hacer. Moví las caderas haciendo que esa vergota se me metiera bien adentro, bien profundo. El flaco estaba súper excitado, tenía la pija hecha un garrote. Subí y bajé con ese poste de luz metido en el culo hasta que el flaco me dijo que iba a acabar. Me moví con más fuerza e hice curvas más pronunciadas con las caderas. El flaco gemía como un actor porno. Yo, como una actriz. Estalló en un polvo que me hizo sentir como le latía la pija dentro mío mientras me llenaba el culo de leche.

Fue al baño y cuando volvió me miró la pija. La tenía parada y esperaba por él.

-¿Cómo querés acabar? Yo no te la chupo, si querés hacete una paja

Le dije que quería que me la metiera en la boca frente al espejo. Todavía la tenía un poco parada. Me la puso en la boca y mire con esa verga enorme en el espejo. Me masturbé un minuto y me eché un polvo increíble.

Nos vestimos. Me acompañó a la puerta.

-Tenés un culo hermoso, quiero cojértelo de nuevo otro día
-Cuando quieras —e dije sonriendo

No nos volvimos a ver. Cosas de la vida. Todavía me acuerdo de su verga y se me para la cola. Por suerte no fue la última vez que me la pusieron, por eso seguiré contando mis historias en otros posts.

1 comentario - La palanca

EnTrampa2
hermoso relato ¿pasaste por los mios?