Amantes de colectivo

Era una noche fría de invierno, los que conozcan San Juan saben de que les hablo. El clima seco, sumado, al aire helado, no hacen que sea muy agradable estar al aire libre despues de que anochece. Recién salía del trabajo, estaba esperando el colectivo para llegar a la casa de mi abuela en Rivadavia, lugar en donde estaba viviendo temporalmente. La linea que me llevaba directo se demoraba bastante, y como no aguantaba mas el frió decidí tomarme una que me dejaba mas o menos cerca, iba a tener que caminar, pero cualquier cosa era mejor que seguir esperando ahí afuera. 



A lo lejos distinguí que se acercaba el colectivo, comencé a buscar el dinero, todavia no funcionaba la SUBE en esa linea, y solo encontré un billete de $100. Le hice seña, se detuvo, subí, le pase la plata, y con una gesto bastante repugnante, me pregunto si no tenia un billete mas chico. Le dije que no. Me respondió que le iba a tener que pagar despues porque no tenia para darme el vuelto. La mirada del chofer, con cierto trato despectivo, no me cayo muy bien. Decidí sentarme en el primer asiento, para ver si se hacia de cambio. 



Ese fue el comienzo, aunque en ese momento lo ignorara, de lo que se convertiría en una relación de varios meses, muchos encuentros, y un par de problemas.




Desde que me subí al colectivo el primer contacto no fue el mejor, ni su trato hacia mi, ni mi respuesta hacia el. Sin embargo no puedo negar que la atracción existió desde un primer momento. Tal vez ese trato fuerte, con un dejo de violencia, características que buscamos experimentar en todos nuestros encuentros, fue algo que nos unió desde el momento en que cruzamos las miradas. Todavía recuerdo la primera vez que lo vi, por lo menos 10 años mas que yo, tengo 22, él resultó tener 38. El típico cuerpo de hombre de esa edad, con algo de pancita, cosa que nunca me molesto en los hombres, por el contrario siempre me gusto. Piel dura, oscura, con el sol sanjuanino marcado a fuego. Le vi las manos, algo que siempre veo en los 

hombres, se notaban con trabajo, con manos fuertes, brazos fuertes, dedos anchos. Casi que pude sentir esos dedos con tan solo verlos. 



Era un viaje de varios kilómetros, que sumado al tiempo entre paradas, semáforos, transito complicado, le iba a llevar un tiempo largo en completar. Durante todo el trayecto cruzamos miradas. Esas miradas que no dicen nada, pero implican todo. Miradas cómplices. Me miraba usando el espejo retrovisor, y muy seguido se daba vuelta para verme. Algo estaba pasando, lo sabíamos, lo sentiamos. Faltaba poco para llegar a donde me tenia que bajar, y las miradas habian pasado de una dureza inicial, hasta la picardía. Alguna sonrisa se nos escapaba, no ibamos solos, por el contrario el colectivo iba lleno, las conversaciones del resto de los pasajeros, la música que algunos iban escuchando, las bocinas, el ruido del motor, etc, hacían que no fuera la situación mas privada, sin embargo, con tan solo mirarnos habíamos logrado una conexión. Llegó la esquina donde me tenia que bajar, me anticipe, me acerque a el, le ofrecí el billete, me miró, rió, y confirmo lo que había venido pensando en todo el camino. Se limito a decirme: No, dejá, disculpame por como te trate, vengo con varios problemas. Pero jamas te podría cobrar. Sos muy linda. Me limite a sonreirle, mirarlo, y simplemente le dije: Bueno, gracias. Y me baje.Si lo se, tal vez no fue la reacción mas apropiada, pero es lo que me salio en el momento.


Esa noche no pude dejar de pensar en el, en ¿quien era? ¿como se llamaba? ¿Cuales eras esos problema que decía tener? La noche se hizo larga pensando en este chofer, se me ocurrían muchos cosas. Esas manos, quería sentir esas manos. No pude evitar tocarme, lo veía, lo sentía hurgar dentro mio, dentro mi
vagina, dentro mi ano, meter y sacar sus dedos. Así estuve un rato largo, hasta que acabe.El día siguiente transcurrió como todos, trabajo, facultad, gimnasio, etc. La rutina de todos los días. Durante la mañana no había podido dejar de pensar en el, en su gesto que si bien monetariamente es insignificante, el gesto de renunciar a algo en beneficio de otro, es muy significativo.
Ya habían pasado varios días desde aquel episodio, y mi mente seguía puesta en el chofer. Había decidido averiguar quien era. Tengo un amigo que trabaja en la administración de la empresa de transporte por lo cual no iba a ser muy difícil saber por lo menos su nombre. Ese día estaba decidida, quería saber mas de el. Me levante temprano, porque trabajaba en el primer turno, iba media dormida, me tome el colectivo, y para mi sorpresa era el, mi chofer.
Apenas lo vi, me nació una sonrisa que no pude disimular, el miro y también sonrió, entonces supe que me recordaba.

El: Hola linda, volviste.
Yo: Y si tengo que ir a trabajar. Si querés ahora te pago lo que te quede debiendo.
El: No hace falta bonita, tampoco hace falta que me pagues ahora. La empresa no se va a fundir
porque no pagues el pasaje.
Yo: Jajajaja y si seguro, pero bueno, tampoco es cuestión de que viaje gratis.
El: No viajas gratis, con solo poder verte, para mi ya es suficiente.
Yo: Callate no seas tan chamullero. Seguro que le decís eso a todas.
El: Si fuera así ya me hubieran echado hace rato. Esto es solo una excepción con vos. Nuestro
secreto.
Yo: Bueno gracias.

La gente comenzaba a subir, se iba llenando, la privacidad de viajar solos se perdió en tan solo un par de cuadras. Me tuve que sentar, y la conexión se corto. El iba concentrado en la calle, yo no podía dejar de mirarlo. Se acercaba la parada donde me tenia que bajar, y no pude evitarlo, agarre un pedazo de papel y escribí mi numero de teléfono. Me acerque, lo mire, se lo pase con algo de miedo y vergüenza. Tomo el papel, vio que era mi numero, y con cierta seriedad, me sonrió me dijo "gracias".

Ese día transcurrio como uno mas. Con sus altas y bajas. Y cada vez que me llegaba un mensajes esperaba que fuera el. Durante todo el dia nada. Llegue a mi casa en la noche, me habia tomado el mismo colectivo, esperaba encontrarlo, pero no tuve suerte. Me dormí, otra vez mas, pensando el.

Amaneció, esa mañana no trabaja, por lo cual decidí quedarme en cama un rato mas. Revise el celular, busque algún mensaje de whatsapp de algún numero sin agendar, pero nada. Perdí las esperanzas, me sentí casi burlada, desplantada. Ya era hora de levantarme, pero no tenia ganas, no me sentía con animo. Entonces sucedió, sonó el celular, era un mensaje, el remitente un numero que no conocía, abro la aplicación, y el mensaje me alegro el día: Hola linda. Soy Sergio, el colectivero al que le diste el numero. Espero que estés bien. No pude dejar de pensar en vos. Saludos. Que tengas lindo día.

No tarde en contestar, pero lo que sigue, ya es para otro relato.

11 comentarios - Amantes de colectivo

Migueliuk
Quieroooo leer masssssss 😉
shopis
Jajajajaj vaaaaaa me dejó con la intriga. Quiero leer tambien
tin26cam
muy buen relato me dejo a millll
lisandro098
Muy buen relato pero chan chan chan me quede con la intriga de que paso después luchiii jeje
vipower1top
es como que falto el polvo del garche....sigue?


Amantes de colectivo
gaixa77
Me gusto, encendiste la llama, espero la segunda parte, y la tercera si es que hay......escribís muy bien, dibujas paisajes, muy detallista...
85sanjua
hola nose si aun seguis aca pero me quede con ganas de seguir leyendote