La vecina veterana

El pete que me había hecho Mariana en la semana me había dejado completamente excitado, apenas podía controlar las erecciones que me producia cualquier estimulo. Estaba en un estado de sexualidad pura, adolescente, incontrolable. No me alcanzaba con venir acá, ver fotos y videos y pajerme, necesitaba mas.
No era su cuerpo mi necesidad, era lo que ella hacía con el mío. Su lengua jugando con mi pija habia detonado cualquier resistencia, no podia negarme a cualquiera de sus pedidos con tal de gozar de su experiencia en darle placer a un hombre.

El viernes, al filo de la medianoche yo volví cansado de mi semana, de mi vida, de mis ganas locas de cojerme a esta vecina veterana. El combo de cansancio, y excitación me había dado una pequeña siesta en el bondi. Soñe con sus tetas, y con su boca experta. Desperté violentamente erecto, tuve que concentrarme y esperar una parada mas para poder bajarme. Mientras yo abria la puerta ella bajó del ascensor, si iba con él, no lo vi. Por dentro solo quería que otra vez no la satisfaga, que otra vez se quede con ganas de mas de lo que él no le pudo dar y que sintiera la necesidad de sacarse las ganas conmigo.

Quise guardar mis ganas para la mañana, para ver si llegaba una invitación, un llamado al placer. Me acosté y en la oscuridad de mi habitación no pude parar de pensar en el pete que me había hecho.

Por la mañana mi telefono no sonó. Decepción, tal ve él habia tomado la pastilla mágica y le había dado un gran noche de sexo, o aún peor.. yo tampoco lograba satisfacerla. Mil dudas, frustración y un sábado que moría como si nada.

Por la tarde, un mensaje. "estas en tu casa?" No estaba, pero le dije que podia estar en minutos "si podes venir, mejor. Creo que dejamos algo pendiente el otro día" las ultimas cuadras las hice con una erección dificil de discimular.

toque su puerta, tenía ganas de que se encontrará con mi pija dura al abrir la puerta, pero el cagazo a que estuviese su hijo o que apareciera otro vecino me frenó. Ahí estaba ella, sola como deseaba, desalineada de ropa deportiva. Poco me importó, le comí la boca y lleve su mano a mi pija "esto con el otro no lo conseguís. es todo tuyo". Se sorprendió un poco, pero luego se rio y tocó más, casi me pajeo a través del pantalón.

Fuimos rapido a la habitación. esa ropa que no me gustaba voló rápido, en un minuto estaba solo con su corpiño y culotte tambien negro. Quise quitarselos con la misma velocidad que el resto de la ropa pero no me dejo, se dedicó a desverstirme a mi, a tocar mi cuerpo y a hacerme desesperar mientras jugaba con mi verga sin quitarme el boxer. Mientras su mano derecha jugaba con mi pija, yo ya habia dejado sus enormes tetas al aire y metía uno de sus pezones en mi boca.

Chuparle las tetas me excitaba, y a ella también, pero algo mas me faltaba, un instinto animal me forzaba a ir mas allá, a buscar otras partes de su cuerpo. Bese con fuerza su cuello mientras deslizaba su tanga hacia abajo. Metí mi lengua en su boca y encontré la suya mientras mis dedos se deslizaban por su monte de venus, y sus manos tomaban mi verga y la frotaba mas fuerte. Eso tampoco me llenaba, sentí su concha húmeda en la punta de mis dedos, y lo supe, mi boca deseaba su sexo.

Su concha cada vez mas mojada me llamaba. Baje recorriendo si cuerpo. Ella pensó que no pasaría de sus tetas, luego que no me sumergiría entre sus piernas. Su cuerpo tendido en la cama era prisionero de mis antojos y se me había antojado meter mi lengua entre sus labios. Se mojaba mas y más, mis dedos se deslizaban buscando su placer y sus gemidos me hacían calentar cada vez mas. Sus dedos tomándome fuerte del pelo, sus movimientos involuntarios a causa del placer, todo era una señal para seguir, para quedarme a vivir entre sus piernas.

Entre gemidos me pidió que la cogiera, no pude negarme. No pude resistir mis ganas de estar dentro de su cuerpo, no le di tiempo a mas juegos, la penetré con fuerza y sus gemidos le contestaron a mi pija. La puse sobre sus rodillas, con la cara en la almohada y el culo hacia mi cintura. La tome de al cadera y empuje mi pija hasta que mi pelvis hizo contacto con su culo, el sonido de su culo golpenando mi pubis seguía a nuestros gemidos. Le levante la cabeza, la abracé tomando sus tetas en mis manos seguía metiendo mi pija ya mas lento pero cuanto profundo podía mientras se tocaba. Su orgasmo llegó ponto, "quiero hacerte la cola...dejame entrar" le dije antes de volver a dejar caer su cuerpo contra la cama. Quedamos frente a frente su cuerpo satisfecho y mi pija erecta y al borde de explotar. Me quito el forro y comenzo a pajearme, apoyo sus tetas en mi pija y no resistí mas, un chorro de leche la empapó.

Quede tirado en su cama mientras ella se marchó a limpiarse los restos de mi placer. Se demoró, escuche agua correr. Volvió y miró mi cuerpo desnudo, se sento cerca de mi cintura y tomo mi pija. No estaba erecto, comenzó a tocarme para ponerme la dura "así queres hacerme la cola? quiero una pija bien dura" No tardé en estar tan excitado como al tocar su puerta.
Se apoyó de nuevo en sus rodillas, y esta vez puso sus antebrazos en la cama. Su puso un poco de lubricante y me pidió que la tocara, que metiera de poco mis dedos en su culo. Suave, despacio, con cuidado mis dedos lubricados fueron abiendo su cola. Estaba caliente, el agua había sido para ayudarse. Mis indice se abría paso, si cuerpo lo pedia mas adentro. A medida que entraba mas y mas Mariana empezaba a gemir. Una mezcla de placer y dolor le provocaba mi antojo, pero ella quería eso y quería mas. Dos dedos, apretados pero sin presionar, mas lubricantes y ella que hacía fuerza por tenerme mas adentro. Por fin el momento esperado, apoye la cabeza de mi pija en su culo, avance despacio, senti como empezaba a abrirse paso, no aguantaba más pero no quería apurarme...ella tampoco aguantó, tiro su culo hacia atrás y su apretado culo tragó mi pija. Se movió hacia adelante asta sentir que mi cabeza quería salir y volvió atrás. Parado detrás de ella no era mas que un consolador en su paja anal. Se movía y gemía, yo deliraba de placer. Cada vez mas rápido, cada vez podía ser la ultima que podría resistir, cada vez sus gemidos me hacían aguantar un poco mas para seguirlos escuchando. Cuando acabé no hubo palabras, no hubo despidas ni abrazos, tampoco promesas de volvernos a encontrar.

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