Vida laboral 1 (después de mis vecinas gemelas)

Hacían siete meses que mis vecinas se habían ido, y en varias ocasiones habíamos tenido sexo virtual, pero no era lo mismo. Las dos primeras semanas, se me hicieron terribles, de estar acostumbrado a sexo todos los días esa abstinencia me tenía mal, por lo que me empecé a fijar detenidamente en las delicadas muestras de interés que me daba Elena, mi compañera de trabajo. Había decidido sentar cabeza, ya había tenido suficiente dolor con la partida de mi sobrina y demasiada fiesta con mis vecinas (referencia a relatos anteriores).

El sábado siguiente Elena prácticamente se invitó a cenar a mi depa, en el fondo no me molestó, porque me había acostumbrado a estar acompañado. Para el sábado, mi empleada dejó todo impecable y ordenado, una hora antes, de que llegara Elena, puse perfume de ambientes, algo muy suave, para que no pareciera telo.

Cuando llegó Elena, estaba increíble, por primera vez podía apreciar el cuerpazo que tiene; Elena es alta, con muy buenas tetas, cintura esculpida a puro gimnasio, y sobre todo un culo que es lo más llamativo, ojos marrones con una melena castaña y lisa. Para esa noche se había vestido para matar, con un vestidito cortito, sin espalda de color negro con bastantes brillos, las piernas enfundadas en medias negras (tipo can can) con tacos no muy altos, pero lo suficiente como para que las piernas y el culo se le marcaran descaradamente.

Para la cena preparé una variedad de sushi, algunos con verdura y otros con pescados, los coloque en platos especiales y distribuyéndolos ordenados por colores, según la tradición japonesa. Elena se sorprendió cuando prepare todo en la mesa ratona del comedor y nos sentamos en almohadones, bajé la intensidad de las luces y pasamos una velada realmente romántica.

Entre lo afrodisíaco de la comida, más el vino blanco con que la acompañamos, a esto sumémosle que por la ubicación de ambos, Elena me mostraba todas las piernas, hasta bastante arriba del medio muslo. Varias veces me quedé embobado mirándola, o sino cuando se estiraba a buscar algo de la mesa, se le veía el escote, que poco llegaba a tapar.

Descorchamos otra botella, y nos quedamos charlando largo rato, hasta que nos quedamos mirándonos a los ojos, me acerque a sus labios y le dí un suave beso, durante los pocos segundos que duró, sentí los labios de mi visita muy calientes. Nos separamos y sin dejar de mirarnos, nos volvimos a besar pero ahora comiéndonos la boca, por momentos parecía una película de zombies, por la manera que se movían nuestras mandíbulas; le chupaba los labios, ella me mordía la lengua, sin poder evitarlo, bajé una mano y la atraje hacia mí del culo. Elena, separó las piernas y se puso encima mío, y mientras con una mano le manoseaba el culo, con la otra me sostenía para no irme de espalda al suelo.

Elena estaba desconocida, cuando me dejaba de besar, me pasaba la lengua por la boca y nariz, me mordía el mentón, las manos de mi invitada no se estaban quietas y me estaba desprendiendo la camina, me acariciaba el pecho y se entretenía con mis tetillas, seguramente podía sentir mi pija a pesar de la ropa.

Elena dejó de besarme unos minutos y acomodó los almohadones en mi espalda, nos recostamos y por fin pude sentir sus tetas en mi pecho, metí las manos por debajo del vestido y me encontré con las medias, busqué el borde de la bombacha, pero no lo encontré, me fui a la cintura y descubrí que tenía puesta una tanguita muy chiquita, que se le perdía en la raja del culo.

Elena me besaba el cuello, me pellizcaba las tetillas, yo me entregué y la dejé hacer, por momentos sentía que iba a largar toda la leche sin haberla metido.

Elena se incorporó y agarrándose el vestido de los lados se lo sacó por la cabeza, mostrándome un conjuntito de ropa interior de encajes, que le apretaba las tetas subiéndolas y juntándolas, de nuevo se lanzó a comerme la boca, yo aproveche para desprenderle el corpiño y recorrer con la mano toda la extensión de la espalda.

Yo – Vení, vamos a la habitación – le dije suavemente al oído

Elena – mmmmm, y que me vas a hacer?

Yo – te voy a coger hasta que te desmayés.

Elena - que bien suena eso.

Nos levantamos y el corpiño se deslizó por los brazos y cayó al suelo. Las tetas de Elena eran dos moles, paradas, con un pezón rosado oscuro, ahora estaban duros y contraídos. Caminamos tropezándonos sin dejar de besarnos, hasta que en el borde de la cama, Elena me empujó y caí sentado, ella arrodillada en el piso, luchaba con mi pantalón, que no le dio mucho trabajo, aparecieron unos boxers de seda que también había comprado para la ocasión, Elena me miró a los ojos y me mordió la pija sobre la fina prenda, me los fue bajando muy despacio, descubriendo de a poco la pija, y la fue metiendo en la boca a medida que mas descubría.

Hasta que las bolas quedaron al aire y se metió todo lo que pudo, sentía como llegaba al fondo de la boca, Elena me estaba volviendo loco con la chupada de pija que me estaba dando. Con la abstinencia que llevaba, no tarde mucho en acabarle en la boca; no había perdido las costumbres que tenía con mis vecinas, Elena se fue corriendo al baño, cuando volvió, me dijo con un fingido enojo:

Elena – podrías haber avisado no?

Yo – es que me gusta que mis amantes se traguen todo – dije con mucha convicción.

Elena se largó a limpiarme la pija y me dio un chupón largo, cuando me la dejó impecable, se me tiró encima y me dio un beso con lengua pasándome todos los restos de leche que tenía en la pija, no me molestó, porque es mi leche, por lo que la abracé y la seguí besando.

Elena estaba con las medias, tacos y tanguita, giré en la cama y la dejé acostada, y sin mediar palabra, metí la mano por debajo de las medias, y me fui a masturbarla, metiéndole dos dedos, el índice y el mayor, para con el pulgar masajearle el clítoris, Elena aullaba del placer.

Elena – ahhhhhhhhh, seguí metiéndome los deditos ahhhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmm, seguí que te acabo todo ahhhhhhhhhhh.

Yo – dale Elenita, regalame una acabada, disfruta Elenita.

Elena – ahí va, ahí va, me acaboooooooooooooo!!!!!!

Elena apretó fuerte las piernas dejándome apretada la mano, tratando de que no la siguiera moviendo, mis dedos estaban mojadísimos, apenas aflojó la presión de las piernas, empecé a moverlos de nuevo, pero agarrándome la mano, me la sacó, apoyó los tacos en la cama y levantó el culo, para sacarse las medias, me levanté y le saque los zapatos, para sacarle las medias de manera muy sensual; Elena me miraba con fuego en los ojos.

Elena abrió las piernas y me tiré con todo a metérsela, la acomodé en la puerta de la concha y se la mandé al fondo, Elena cerró los ojos, y se dibujó una mueca de dolor en su cara.

Yo – Estas bien?

Elena – si, es que hace mucho que no hago nada y esta algo cerrada.

Empecé con el pistoneo suave, para ir aumentando el ritmo hasta que en un momento, la sacaba casi entera y se la volvía a meter.

Elena – ufffffff, que bueno, como me gusta esto, dale, seguí dándome fuerte.

Me acomodé mejor, y me puse las piernas de Elena en los hombros, podía ver nuestra unión, por lo que me agarré la pija de la base, y la sacaba entera y miraba el agujero que quedaba, y cuando empezaba a cerrarse, se la mandaba hasta el tronco otra vez, con cada metida las tetotas de Elena se movían para todos lados, mas me calentaba.

Me dejé de jugar y con la pija metida empecé a bombear con todo, se sentía el chocar de nuestras pelvis. Paré y la puse en cuatro en la cama, si el culo era una barbaridad cuando Elena estaba parada, estando en cuatro era una locura, la finura de la cintura contrasta con el ancho de las caderas, con la pija como un fierro de dura, la pasé por toda la longitud de la concha, Elena no paraba de gemir.

Con la pija bien mojada de los jugos, se la apoye entre las nalgas, pasando por la puerta del culo, Elena se tensó, así que decidí ponerle la pija paralela a la raja, y apretándola con los pulgares, hacerla resbalar por todo el culo. Elena estaba tensa, aprovechando eso, reculé un poco y la pija quedó alineada al agujero de la concha, se la mandé de una hasta el fondo, Elena, no sabía que pasaba, y cuando me sintió en la concha se relajó y dio unos gritos que se debieron escuchar por todo el piso.

La agarré fuerte de los cachetes del culo, y empecé a darle con todo; no tardé en sentir los primeros síntomas de mi acabada.

Yo – Elenita, me estas por hacer acabar, te voy a llenar de leche.

Elena – dale, me estoy cuidando, acabame adentro llename de vos.

En un dejo de cordura, la saqué y le acabé en el culo y la espalda, bastante arriesgado estaba con metérsela sin forro, pero la calentura no piensa. Elena movía el culo mientras iba sintiendo las gotas calientes de mi leche. Ella había hecho un esfuerzo para retrasar su orgasmo y que acabáramos juntos, pero yo a último momento me salí, por lo que ella estaba a punto.

La di vuelta de un empujón y le metí la lengua en la concha, cuando me sintió, abrió grandes los ojos y sin dejar de mirar, acabó, apretándome la cabeza con las piernas, puse la boca en la hendidura y aspire, se me llenó la boca de jugos.

Con la cara llena de sus jugos, le dí un gran beso, devolviéndole la que me había hecho, y pasándole parte de sus propios jugos, ella trato de zafarse, pero no la deje y seguí besándola hasta que tragó todo.

Elena – sos un cabrón, degenerado, así que no me obligues a hacer cosas que no me gustan.

Yo – si querés que sigamos cogiendo vas a tener que dejar que te haga lo que quiera, sino ahí tenés la puerta.

Elena – hay cosas que no me gustan, pero vos me gustas mucho también –

Yo – Se que el sexo no es todo, pero gozaste del momento o no?

Elena – si la verdad que lo disfrute mucho –

Esa primera noche y después de la abstinencia que había tenido durante meses, nos sacamos las ganas dos veces más, el domingo a la mañana, Elena me sorprendió, con el desayuno, se había puesto mi camisa y andaba descalza. Abrir los ojos y ver a ese monumento de mujer con la bandeja del desayuno, era un espejismo.

Desayunamos y charlamos hasta la hora del almuerzo, me comento, que había cortado con el novio hacía varios meses porque no le daba bola, siempre estaba ocupado y ella estaba para cuando tenía ganas de garchar.

Seguimos viéndonos, hasta que a las dos semanas nos pusimos de novios formalmente, lo que no tardó en llegar a oídos de Laura, mi jefa, apenas se enteró nos llamó a la oficina de ella:

Laura – ha llegado a mis oídos, que ustedes dos están teniendo una relación ¿es verdad eso?

Elena – si, señora Laura

Laura – Entenderán que es algo incompatible para la empresa que dos de sus empleados de áreas que se complementan estén teniendo una relación sentimental.

Yo – Si Laura, entiendo, pero en ninguna parte de nuestro contrato laboral esta estipulado que no podemos tenerla.

Laura – Bien, veo que esta a la defensiva.

Yo – no es a la defensiva, solamente que me gusta el trabajo que hago y seria una lastima perderlo, por eso estudié el contrato.

Laura – Acá lo importante es que no les afecte esa relación a la producción que hacen para la empresa.

Elena – no señora Laura, esto es nuestra vida privada, así que no tiene que preocuparse.

Laura – eso espero Elena.

La relación con Elena, era muy buena, al mes y medio decidimos irnos a vivir juntos, por lo que saque un préstamo y puse en venta el departamento y me mudé a una casa mas grande, de barrio, con un lindo jardín, entrada para los dos autos, y tres habitaciones.

Con Elena el sexo era y debe seguir siendo explosivo, no acababa tantas veces como con mis antiguas vecinas, pero cada acabada me dejaba en coma cuatro, era seguro que si cogíamos un día de semana al día siguiente en la oficina, todo el mundo se daba cuenta de la nochecita que habíamos pasado. Laura no perdía pisada de nuestro rendimiento, por lo que esos días me tenía que esforzar el doble.

Un viernes Elena me comentó que iba a salir con varias chicas de la oficina, que iban a tomar algo y después la llevaban a casa; no tuve problemas, y esas salidas se hicieron habituales todos los viernes, Elena tenía un horario de llegada entre la una y media y las dos de la mañana, a veces algo alegre por el alcohol ingerido. Era fajado que los viernes a la madrugada nos pegábamos unas cogidas antológicas. Era obvio que los viernes me dormía sin calzoncillos para que mi adorada novia me despertara chupándome la pija, llegaba y sin mediar palabra, me destapaba y se metía la pija a la boca.

Yo entre sueños sentía un calor que me rodeaba la verga, y tardaba bastante en dilucidar que era, unos despertares maravillosos, que solo a los que se lo han hecho saben de lo que hablo. Ese calor, hacía que la pija me llegara a doler de lo dura que me la dejaba, se levantaba la falda y se sacaba la bombacha, me montaba y ella sola se cogía, se movía endiabladamente, la pija se me movía en todas direcciones, sentía que la cabeza le revolvía la concha.

Elena gritaba los orgasmos, hasta que la di vuelta, ella paró la cola esperándome por la concha, pero le apunté al culito; Elena se tensó, pero se quedó quieta, muy de a poco estuve haciendo presión, y poco a poco el esfínter se fue aflojando, y la cabeza de la pija fue desapareciendo. Cuando entro toda la cabeza, Elena soltó aire, sin duda algo le dolía, pero lo soportaba:

Elena – ufffff, falta mucho amor?

Yo – recién entró la cabeza, falta todo el tronco de mi verga, pero si te duele mucho la saco.

Elena – mmmmmmffffffff, no, no la saques, espera un segundo, aprovechame ahora que estoy muy caliente.

Seguí empujando con una paciencia infinita, hasta que mis bolas chocaron con las nalgas de Elena; el ojete de Elena, estaba por cortarme la pija de lo apretado que estaba. Poco a poco la fui sacando y metiendo, solo unos centímetros, hasta que la presión del culo, fue cediendo; y mis movimientos fueron más primitivos, Elena apretaba las sábanas, la mueca de dolor casi había desaparecido, y una sonrisa se dibujaba en la cara de mi novia.

Seguí arremetiendo contra el culo hasta que inevitablemente acabé llenándole las tripas a Elena; cada chorro de leche que dejaba en su interior, me quemaba el conducto de la pija. Fue una acabada tremenda, sentía que se me iba la vida por la punta de la verga, Elena no pudo sostenerse más y cayó boca abajo, conmigo arriba; aún sentía la pija metida en el culo, y de a poco iba perdiendo dureza, hasta que se salió.

Me quedé un rato abrazando a Elena mientras nuestras respiraciones se normalizaban, Se levantó al baño y estuvo un rato, cuando salió me miró con una sonrisa cómplice.

Elena – y? te diste el gusto no? Me rompiste el culito bien roto cabrón.

Yo – por lo que vi vos también tuviste tus orgasmos o crees que no me di cuenta como te pulsaba el culo mientras te la metía?

Elena – la verdad es que al principio me dolió un poco, pero la verdad es que se disfruta mucho por atrás.

Yo – ahora que probaste vas a querer seguidito que te visite por ahí.

Elena se rió y se acostó a mi lado nos dormimos abrazados; la semana fue como las otras, la señora Lorena no me quitaba la mirada de encima, llegó nuevamente el viernes y Elena salió con las amigas, ese viernes llegó casi a las cinco de la mañana, yo estaba algo intranquilo, nunca se demoraba tanto, cuando llegó se duchó y se acostó, esa noche no venía particularmente caliente, lo que me extraño un poco, pero con lo enamorado que estaba, no sospeche nada, que boludo!!!!

El sábado se levantó tarde, yo estaba en el comedor viendo TV con el desayuno listo, ella me dio un gran beso y desayunamos juntos, el sábado a la noche, Elena me compensó por lo de la noche del viernes. Esa tarde me pidió que fuera a dar una vuelta por algún lado, que necesitaba estar sola para sorprenderme; me fui a dar una vuelta por el Shopping, recorrí las casas de tecnología, mirando solamente, porque con las finanzas como las tenía solamente soñar en comprar algo.

Cuando llegué a casa, estaban las luces apagadas, el comedor solamente iluminado con unas velas, cuando cerré la puerta, Elena apareció por detrás de mí y me tapó los ojos con un pañuelo, me dejé hacer; me guió hasta sentarme en el sofá (que si hablara puuuuufffff), así con los ojos vendados, escuchaba a Elena deambular por el comedor, hasta que se sentó arriba mío con las piernas abiertas.

Elena – vamos a jugar un jueguito, si adivinas lo que es, te ganas un premio, pero si perdés tenés que pagar prenda.

Yo – mmmm de jueguitos andamos ¿eh?

Algo intentaba entrar en mi boca, cuando lo probé adiviné al toque.

Yo - langostino en salsa de soja.

Elena – muy bien, muy bien, eso merece un premio,

Me desabrocho el pantalón y sacando la verga me dio una larga chupada; cuando estaba en lo mejor paró.

Elena – a ver ahora

Nuevamente, me dio de comer algo, esta vez no tenía idea que lo que era, pero me arriesgue.

Yo – Pancito con oliva y jamón crudo

Elena – ahora perdiste. Te toca pagar la prenda.

Elena, sin demora, me puso hielos en la pija, di un respingo y con el frío, se contrajo, Elena se reía. Otra vez empezamos de nuevo, esta vez era sin duda un brochette de panceta y riñón.

Yo – Riñón y panceta.

Elena – mmmmmm ahora viene el premio.

La sentí moverse, y me apoyó el culo con una tanga muy finita en la cara, empecé a chupar como un loco, trataba de correrle la tanga con la boca, pero no podía, estaba muy ajustada. Podía sentir que los labios de la concha se marcaban sobre la finísima tela. Que se mojaba cada vez más entre mi saliva y los jugos de la concha de mi novia.

Seguimos un rato más con todo este tema de los juegos, hasta que abracé a Elena y me puse a comerle la boca, le tocaba las tetas, sea en mi oído, y mas me calent las apretaba, le amasaba el culo, le acariciaba el agujerito, Elena gemíaba.

Me saque el pañuelo de los ojos y Elena con un conjunto blanco, el corpiño hacía que las tetas se le escaparan por arriba, la tanguita se le enterraba en la cadera, marcándole toda la concha, y lo que me mató fue el portaligas con medias hasta medio muslo, con unos zapatos de taco alto, estaba para matar. La alcé y besándonos nos fuimos a la habitación, en la cama, le abrí las piernas y metí la lengua en la humedad de su concha, Elena gemía sin parar y subiendo el volumen. Mientras estaba en ese menester, me fui sacando la ropa, hasta quedar en bolas, me subí a la cama y corriéndole la tanguita se la metí al fondo de una sola vez, sin suavidad, bien salvaje.

Elena no gimió, sino que aulló del placer de la penetración violenta, seguí metiéndole la pija a full, hasta que la tanguita me empezó a molestar en el costado de la verga. Sin sacarle la pija, le rompí la prenda, que le quedó de cinturón. Ahora sí, puse las piernas en mis hombros y se la empecé a dar bien a fondo, Elena estaba como loca, trataba de moverse debajo mío, pero no la dejaba.

Tuvo un orgasmo fuertísimo, gritando, bramando como animal herido, di unas cuantas bombeadas más y le acabé en el fondo de la concha, el orgasmo de Elena termino cuando mi pija dejó de latir dentro de ella, quedó desparramada en la cama; me fui al baño y me lavé el enchastre que tenía en la entrepierna, cuando volví estaba Elena en la cama, dormida con un hilo de semen que se iba escurriendo desde la concha hasta manchar la sábana.

Elena se pasó el domingo arreglando algunas cosas de la casa y yo poniendo al día los sitios web de mis clientes. El lunes en la oficina, teníamos que preparar una presentación especial para un cliente muy importante, se nos pasó la semana volando.

Algunas miradas raras de las amigas de Elena hacia mí me llamaron la atención, pero no les dí bola, el viernes nuevamente salieron todas las compañeras, Elena llegó a las cinco de la mañana, se ducho y se acostó, yo me hice el dormido, hasta que ella se durmió; el sábado a la noche quise algo de acción, pero ella me dijo que estaba con el periodo, que se le había adelantado.

Nuevamente el lunes en el trabajo, la señora Lorena, me llamo a la oficina, me dio un trabajo de reestructurar las paginas de la empresa, habilitar nuevos servicios, lo que me tuvo entretenido hasta el jueves. Ahí fue donde se complicó todo, chequeando los correos, ví uno de alguien que no conocía, lo abro y el mundo se me vino encima, eran fotos de Elena con el ex, entrando a un telo, tenían la fecha y la hora, otras eran saliendo 4 horas después, abrazados y riéndose, me pregunté de que se reirían ¿de mí?

Me costó mucho, asimilar esto, más en el trabajo, por lo que cerré la casilla de correo y me fui al baño con el celular, para abrir desde el teléfono los mails.

Estuve casi media hora en el baño, empecé a transpirar como loco, por lo que me saque la corbata y la camisa, me senté en el inodoro con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre mis manos, estuve un rato hasta serenarme. Salí del cubículo y me lavé la cara y me mojé el pelo, me seque con las toallas de papel y me vestí nuevamente, un colega que entro, me preguntó si estaba bien, le conteste que se me había bajado la presión.

Volví a mi trabajo y busque datos de la persona que me había mandado el mail, no había nada, el mail se había creado esa misma tarde, por lo que me dedique a buscar el IP, para ver de donde venía, era de rosario, y según la telefónica pertenecía a una tal Carmen M, cargue busque en la web de páginas blancas quien era y donde vivía y sobre todo el número de teléfono.

Al final del día cuando nos íbamos:

Lorena – Juan ¿estás bien? Se te ve un poco pálido

Yo – Lorena, todo bien, solo que se me bajó un poco la presión

Lorena – estuve viendo el trabajo que te encargue y esta muy bien, si querés tomarte el día mañana, nos vemos el lunes.

Yo – gracias Lorena, pero me hace bien venir a trabajar, le agradezco la preocupación.

Nos saludamos y me fui a casa, Elena me hablaba del día que había tenido, sobre lo promiscuas que eran sus compañeras; yo la escuchaba y me daba la impresión de que estaba lejos, porque mi mente estaba muy ocupada repasando las fotos que me habían mandado.

Llegamos a casa y me fui a bañar, le dije a Elena que no me sentía bien, que me iba a dormir, me acosté hasta, Elena habló por teléfono con alguien, y realmente no me importó, por lo que me empecé a preguntar que era lo que ahora sentía por esta mujer.

El viernes nuevamente estuve laburando todo el día a full, quería distraerme al máximo, Elena me avisó por el chat interno que salía con las amigas, yo le respondí que me quedaba a terminar el trabajo que me había dado Lorena; la caradura me mando besos y que me iba a extrañar, hija de puta me dije para mis adentros.

Terminé todo y me fui a casa, en el camino, iba relativamente tranquilo, imaginándome que mi querida Elenita iba a ir al telo con el ex, ya no me importó, se ve que los golpes de la vida te van curtiendo contra estas cosas. Estaba en casa viendo TV, era bastante tarde, cuando el celular me avisa que había entrado un nuevo mail.

Lo abro y era en enlace a un video, donde se veía a Elena y las amigas con un grupo de hombres, Elena estaba con el ex que le pasaba el brazo por arriba del hombro, sin dudas eran los amigos que habían enganchado a las compañeras de Elena, la hora y fecha del video eran de esa misma noche, lo habían filmado y subido.

Sin esperar más, marque el numero de teléfono de Carmen M, me contestó casi de inmediato, deduje que no estaba durmiendo.

Yo – hola Carmen?

Carmen – si, quien habla?

Yo – Juan, el destinatario de los correos, ¿Quién sos? ¿Cómo sabes de Elena?

Carmen – eh, mmm, no te lo puedo decir, es un favor que me pidieron, por favor, considerame una amiga ¿si?

Yo – Pero, ¿Por qué haces esto?

Carmen – ya te lo dije, es un favor que me han pedido, nada más.

Yo – está bien, te agradezco por esto, me abriste los ojos.

Colgué el teléfono y sin dudarlo me puse a armar las valijas de Elena, metí toda la ropa así nomás, sin acomodar; en una caja puse todos los pares de zapatos y las dejé en el comedor de casa.

Cuando Elena llegó como a las cuatro y media de la madrugada, me encontró en el sofá, se sorprendió.

Elena – hola amor ¿levantado tan tarde?

No le respondí, y cuando vió todas las valijas y sus pertenencias listas, las lágrimas en los ojos fueron la confirmación de sus infidelidades.

Elena – Yo…. Yo….. mi amor noo, por favor noo – la interrumpí

Yo – Elena, a partir de hace un rato ya no hay más ni “mi amor” ni nada.

Elena – noooo, por favor, dejame que te explique.

Yo – no hay nada que explicar, Elena. Todo esta muy claro, querés verlo?

Elena – ver que?

Yo – las pruebas de tus infidelidades. Elena

En la pantalla del celular estaban las fotos de ella con el ex; se quedó mirándolas, pasándolas, sabiendo que eran más que elocuentes.

Elena – me mandaste a seguir?, desde cuando desconfiás así de mí? – dijo alterada

Yo – no Elena, me las mandaron al mail, junto con un video en donde estas vos muy “acaramelada” con tu ex

Elena – quien? ¿Quien te mando eso?

Yo – no se, me fije y el mail lo crearon exclusivamente para mandarme las fotos-

Elena – Amor, perdoname, dame otra oportunidad, te juro que….-

Yo – perdonarte?, cuando dejamos bien en claro que el día que si alguno de los dos no estaba conforme, lo íbamos a hablar, te dije que prefiero una verdad que lastima a un engaño doloroso.

Elena – no sabés lo que me arrepiento de haberte fallado así, pero perdoname, vos sabes lo que te amo, hago lo que quieras, pero dame otra oportunidad.

Yo – no Elena, esto se termina acá, ahí están tus cosas, te ayudo a cargarlas en tu auto y te vas, por favor no hagas esto más difícil.

Elena – Sabes que te amo, y no me voy a dar por vencida, se que te fallé, pero te amo mucho.

Yo – ya basta Elena, andá, rehacé tu vida.


Continuará….

1 comentario - Vida laboral 1 (después de mis vecinas gemelas)

equi_m
Muy buen relato, espero con ansias la continuidad