El despertar de Marisa II

Parte II (primera parte acá)

Los días siguientes Marisa se pasó buscando una candidata para su hijo. No volvió a espiarlo. Pero eso no evitó que olvidara por completo la situación, así como tampoco que mojara sus bombachudos cada vez que se le atravesaban esos recuerdos. Facu, en tanto, mantuvo su rutina sin haber notado nunca nada.

La candidata número uno de Marisa era Antonella, una chica a la que le daba clases particulares de física para el CBC. Anto tenía 19 años, bonita, delgada de unas tetas generosas y un culo que no desentonaba en su cuerpo. Tímida, como Facu, había llegado a tomar clases porque los padres eran conocidos de Marisa. Alumna aplicada, Anto transcurría su vida social entre la facultad y la iglesia evangélica a la que asistía su familia.

El martes, cuando Anto vino a su clase de apoyo, Marisa no hizo otra cosa que imaginarla junto con Facu. Estaba distraída, sus explicaciones se repetían y eso era perjudicial para la chica. Su hijo, en tanto, permanecía en su cuarto. Con la idea de generar un primer encuentro, Marisa lo hizo bajar y le presentó a Anto, en realidad ya se conocían, pero buscaba un acercamiento más certero. Como cualquier encuentro entre adolescentes, no pasó de distante, con cierto dejo de desprecio entre ambos, aunque eso no hizo perder las esperanzas a Marisa.

Esa noche Marisa soñó como hacía tiempo no lo hacía. Como en cualquier sueño, las cosas se mesclaban y los tiempos no se correspondían. Ella estaba mirando a su hijo masturbase, mientras se daba autoplacer. Sentía que se tocaba los pezones, se acariciaba su clítoris, terminaba metiendo hasta tres dedos en su concha. Veía como su hijo acababa. Se veía a ella misma arrodillada ante una verga de más de dos metros, recibía la leche en su boca, entre sus tetas, la saboreaba, veía la cara de su hijo lleno de placer. Se despertó, con una de sus manos en las tetas y la otra en su concha. Acabada. Había mojado su bombachudo, su camisón. Pero seguía caliente.

Volvió a mover sus dedos contra su clítoris, a presionar su pezón, estirándolo. Movía sus caderas mientras se masturbaba, estaba excitada por demás. Sin pensar en nada de lo que había soñado, el sólo hecho de sentir su concha mojada y acabada la excitaba más. Se metió dos dedos, los movió de manera frenética dentro de su concha, gimió, de manera suave, para dejar escapar su acabada. Se relajó, fue al baño, se cambió la ropa, llena de sus propios jugos.

Al otro día, mantuvo su plan de conseguir una novia para su hijo. Llamó a Antonella y le sugirió que el viernes por la tarde tomara otra clase, le dijo que sería gratis e incluso la invitó a cenar. La joven aceptó, algo extrañada, pero tampoco le venían mal las clases. El día en cuestión, Anto llego con calzas y un pullover que le tapaba la cola, aunque marcaba mucho sus pechos. Tomó clases y cuando se acercaba la hora de la cena Marisa la invitó a ver TV, mientras ella preparaba la comida. Al rato se sumó Facu, que estaba entre sorprendido y desconcertado por la visita.

Comieron, comentando un poco de todo, la mirada entre los jóvenes comenzaron a ser tensas, se buscaban y bajaban la vista con la misma regularidad. Marisa propuso ver una película que tenía en DVD. Cada uno se sentó en un sillón individual, y las miradas entre ambos se mantenían. Marisa prefirió no dejarlos solos, pensó acertadamente que mantener la tensión era el camino para llegar a lo que ella buscaba. Al terminar la película, llamaron a los padres de la joven que la pasaron a buscar.

Al otro día, Marisa hizo uno o dos comentarios con cierta picardía, que recibieron resoplidos y desaprobación de Facu, lo que le marcó que estaba en el buen camino. El martes, Anto volvió a tomar su clase como era habitual, pero en esta ocasión hizo algo poco común en ella, bromeó sobre una nueva invitación. Marisa no perdió tiempo y le aceptó el chiste como si fuese verdad. El viernes siguiente se repitió la escena, pero esta vez la profesora optó por irse a descansar al momento de la película alegando una excusa muy poco creíble. Antes de eso, pidió a los dos jóvenes que la llamen para estar presente cuando la venían a buscar a la chica.

Calculado el tiempo de la película, Marisa bajó las escaleras procurando hacer todo el ruido posible, en caso de llegar a interrumpir prefería no agarrarlos con las manos en la masa. Cuando bajó empezaban los títulos de la película, Anto estaba despeinada y su hijo con una erección más que notable. Hizo como si nada hubiese pasado y avisó que ya había llamado a los padres de ella, la chica agradeció y pasó al baño. Cuando llegaron los padres, Marisa salió primero y procuró dejarlos solos unos segundo, con el rabillo del ojo vio cómo se besaban. Se sintió satisfecha, entró como si nada pasara, y se acostó a dormir.

Al llegar a su cama y cambiarse, se notó excitada por ese contacto juvenil que había provocado, su ropa interior estaba mojada, y decidió no reprimirse y darle suelta a la autosatisfacción. Se quitó el bombachudo y con las piernas abiertas de par en par acarició sus muslos, hasta llegar a su vulva, que para ese entonces ya chorreaba. Acarició sus labios externos, los abrió e hizo lo propio con los internos, su otra mano pellizcaba sus pezones. Llegó a su clítoris, y comenzó a frotarlo, estaba en la plenitud del placer, cuando metió dos dedos adentro de ella, no tardó mucho en acabar. Fue un orgasmo liberador, que la dejó cansada, satisfecha.

Continuará….

Parte III

5 comentarios - El despertar de Marisa II

Si-Nombre +1
Gracias por compartir y esta espera, que cosas no, apúrate muchacho que estoy que me reviento por saber que pasa!!!!
HJTompson
JA! Gracias a vos por comentar.
rob14 +1
uhhh debemos seguir esperando..... no la hagas muy larga......
kramalo +1
muy bueno...!! si no consigue un amante, se le van a gastar los dedos a la mamá....je!