La Venganza de Carla - Ultima Parte

Ultima Parte (acá la cuarta parte)

Esa semana Agustín deambulo por la vida confundido. Humillado pero excitado. Casi no tuvo contacto con Carla, más que para fingir ser una familia ante sus hijos y el resto de la sociedad. Incluso en algún momento de excitación se hizo la paja pero casi instintivamente acarició su ano. Por su cabeza pasaban millones de pensamientos y en todos se autocondenaba como un putito, como un maricón, como eso que personalmente detestaba. Sin embargo, en su defensa pensaba que había perdido su virginidad anal con una mujer, con lo que en su machismo, internamente pensaba que nada tenía que ver eso con algo de “putos”.

Carla, por su parte, estaba más segura de si misma que nunca. Relajada, se sabía dominante absoluta de la pareja. Las cosas se hacían como y cuando ella querían. Ya no tenía pudores en nada, incluso en pajearse en la cama mientras su marido dormía a su lado, sabiendo que realmente no dormía y que era capaz de escuchar sus gemidos y las frases denigrantes que iban dedicadas a él.

Para el viernes a la noche, Carla se había asegurado de que cada uno de sus hijos durmiera en la casa de un amigo. Cuando Agustín llegó a la casa escuchó desde afuera las risas de su mujer y Fede, en sus pensamientos maldijo que ese puto estuviera en la casa. Entro y ambos estaban comiendo pizza y tomando cerveza. Se unió a la comida, donde Carla ya no tenía el menor pudor sobre lo que había pasado hace casi una semana, haciendo chistes de todo tipo sobre cómo le había quedado el culo. Fede acompañaba las chanzas, pero no dejaba de estar incómodo. Miraba cada tanto con desconfianza a Agustín, que sabiendo de sus desventajas acompañaba las risas con bronca.

Cuando terminaron la cena, Carla lo miró fijo y con más autoridad que nunca le dijo a Agustín: Subi y esperame desnudo en la cama. Fede atinó a salir, pero ella fue aún más enérgica: vos te quedas. Agustín subió las escaleras, mientras Carla encaró a Fede y le comentó sus planes, este no estaba seguro de lo que iba a hacer y como respondería su cuerpo ante una nueva situación en su vida. Pero ella fue hasta el baño y volvió con una pastilla de viagra que guardaba su marido, firme nuevamente le dijo: al fin de cuentas, sos hombre, es todo instinto. Y subieron.
La cara de Agustín se transformó cuando vio entrar al cuarto a su mujer en tanga, tetas y el arnés con la pija de plástico de la mano de Fede, que permanecía vestido. Ella le dijo a su acompañante: sentate en esa silla y mirá como le gusta. Se acercó a Agustín y tomándolo de la cabeza le dijo: Chupala!... Su marido obedeció y se tragó la pija entera, como si hubiese estado practicando en la semana la garganta profunda. Ella tocaba sus pechos con una mano y con la otra empujaba la nuca de su marido hacia la pija. Miró a Fede y le dijo: te dije que era un putito, mira como le gusta la pija, mira como se le para.

A esta altura, el viagra había hecho efecto en Fede, que tenía la pija que le explotaba por salir de su pantalón. Carla notó eso y lo invitó a desvestirse, mientras su marido seguía chupándole la pija plástica. Cuando su amigo se acercó, Carla dijo: dale putito, te toca probar una pija de verdad, y tomándolo de la nuca, guió la boca de su marido a la pija de Fede. De repente, Agustín estaba en cuatro patas, sobre su cama, con una verdadera pija en frente. La poronga de Fede sin ser descomunal era grande, estaba parada y se veía coronada por un glande rojo y prominente. Agustín pasó la legua por arriba y le beso, después producto de la presión de Carla, se lo metió en la boca. La pija de Agustín ya estaba largando sus jugos, y su mujer sentía como le chorreaban por las piernas los propios.

Carla se paró detrás de su marido y repitió el ritual previo a la penetración. Escupió su orificio y empujó la pija de plástico en el interior de su marido mientras, este felaba la pija de Fede. Los tres estaban en un momento de placer frenético, en la cabeza de Agustín se mezclaban pensamientos de placer, excitación, humillación y vergüenza. Fede estaba tomando todo con el morbo que da la revancha, sentía en esa chupada se iban años de humillación en el secundario. Mientras que Carla, reina de la situación, estaba frontandose la concha con una mano mientras bombeaba el culo de su esposo.

Cuando vio que Agustín estaba a punto de pajearse, Carla lo frenó de un grito: No, no putito, para eso falta. Entonces, ordenó que dejara de chupar la pija de su amigo, y le dijo a Fede: Cambiemos posiciones. Lo miró a Agustín y le dijo, ahora vas a chuparme la concha mientras sentís una pija de verdad como buen puto que sos. Carla abrió sus piernas delante de la boca de su marido, mientras su amigo empezó a taladrar su culo. El placer de ella, a ver la cara de Fede tomándose revancha con el culo de su marido, sentir que sus jugos bajaban por su vulva hasta el agujero de su propio culo. Ver como la pija de Agustín estaba a punto de explotar de placer. Todo estaba dado para su venganza final.

Por medio de un grito, paró la acción. Quitó a su marido de su concha de los pelos y se paró empujando a Fede que sacó su pija erecta del culo. Le dijo a Agustín: ponete boca arriba y abrí las piernas, y mirándolo fijo le dijo: Ahora te voy a hacer el culito, mientras Fede hace el mío, porque el tiene mucha más experiencia en romper culos. Lo obligó a levantar su culo con la espalda apoyada en la cama y lo penetró, mientras con sus manos Carla abrió el suyo y le dijo a Fede: por favor, métela. Este último, respondió a la orden sabiendo que se trataba más de una favor de amigo que de un deseo.

Agustín, en tanto, se mantenía excitado. La pija plástica en su ano ya era un placer al que se había acostumbrado y ver la cara de su mujer como combinaba dolor y placer al ser penetrada por primera vez por el culo era demasiado. A esto se le sumaba la humillación de saberse no estar estrenando el culo de su mujer, que además estaba siendo penetrado por una persona que odiaba y que había menospreciado toda su vida. Su pija latía, estaba lista para explotar en un orgasmo.

Carla se percató de eso y empezó a pajearlo, al tiempo que le gritaba guarangadas humillantes relacionadas con su creciente homosexualidad. Fede, en tanto, ya sentía que estaba por acabar y le susurró a su amiga que estimulara su ano. Con una mano en la pija de su esposo, a quien penetraba, y otra en el ano de su amigo que estaba disfrutando de su culo, Carla empezó a sentir contracciones que la llevaban al orgasmo. En ese mismo instante, sintió el semen de Agustín que explotaba en su mano, mientras que la cabeza de la verga de Fede latía dentro dentro de su culo inundándolo de leche. Ambas explosiones fueron demasiado para su morbo, que se representó en un fuerte orgasmo que le hizo temblar las piernas.

Fede se corrió de su espalda y la ayudó a recostarse, mientras Agustín permanecía atónito viendo como su propia leche estaba en su panza y el culo de su mujer se escurría el esperma. Carla, se quedó relajada en la cama, mientras su amigo se vestía y miraba a Agustín, que seguía como en otra dimensión. Ella se paró, fue al baño y cuando volvió agradeció a Fede con un beso en la boca, con una ternura que se besa al primer novio. Miró a su marido y le dijo: con esto me puedo dar por vengada, pero no creas que vas a volver a humillarme como antes, y esta fue la primera y única vez que alguien penetró mi culo. Agustín asintió, mientras Fede abandonaba la habitación.

La vida del matrimonio se mantuvo los cauces habituales. Se mantuvieron con una vida sexual activa, respetando los deseos de ambos. Incluso, por momento sumaron a nuevos integrantes a su cama. El episodio quedó en el olvido, aunque Carla mantiene el video en alguna parte, como un seguro que le permita retomar el control absoluto cuando lo desee.

Fin