Nunca tan humillado parte 2

Nunca tan humillado parte 2

Otra vez. Otra vez me encontraba frente a la puerta de Rodrigo, a punto de ser humillado. Esta vez en su oficina. Puerto Madero, mucha gente, me anuncié en la seguridad, subí el piso 23 y me atendió la recepcionista del estudio.
Mi corazón ya latía a full, me sentía un nene. Rodrigo salió a recibirme, con un traje impecable y esa sonrisa burlona que odio.
Qué hacés Maxi – me saludó –me trajiste las fotos? – me preguntó delante de todo el mundo. Claro solo los dos sabíamos de que hablaba, igualmente el frío me corrió por el cuerpo.
Si – le respondí seco y bajando la cabeza.
-Buenísimo, vení pasá.
Entramos a su amplia oficina con vista a la reserva ecológica.
Tomás algo? – me preguntó.
Solo un vaso de agua – contesté.
Levantó el teléfono y lo pidió a su secretaria. A ver que me trajiste – me sonrió otra vez. Le dí el celular, ya sabía como las guardaba. Tenía por lo menos 30 fotos de Paula nuevas, hechas la noche anterior. Y 10 o 12 viejas, que creo ya las había visto.
Muy bien, jajaja, veo que se depiló como le pedí – seguía riendo
Cada foto la miraba con detenimiento. Ya mi calentura era increíble. Golpearon la puerta y sin más entró su secretaria con mi agua y un café para él. Me sobresalté. El apenas bajó un segundo el celular y agradeció.
Siguió viendo las fotos y empezó a tocarse la pija por sobre el pantalón. Cambió de foto. Uuufff por Dios – exclamó – que linda está en esta, no? – giró el celular para que viera. Mi mujer en la foto estaba apoyada contra la pared y su cola era un hermoso monumento a la perfección. Redonda. Perfecta. Te gustó pajearme el otro día? – me preguntó.
No sabía que responder. Me calentó si. Pero gustarme?. – me calentó la situación – le respondí.
Si ya veo que te calienta, no dejas de tocarte la pija ahora tampoco – se rió.
Bajé la cabeza. A mi me parece que en cualquier momento te hago putito, es más creo que me vas a venir a pedir vos, que querés pajearme. Te parece? Vamos a hacer lo siguiente, cuando quieras pajearme, venis y me traes fotos de Pau y yo te dejo. Sos grandote y feo, pero me recalienta que seas tan sumiso. Entendiste?
Solo asentí con la cabeza. De alguna manera me gustaba Ramiro, no él, sino su actitud. Sacó la pija del pantalón y empezó a pajearse delante de mí viendo las fotos. Yo solo miraba su pija y la cara que ponía cada vez que cambiaba una foto.
Nooooo, mirá como le entra el consolador, queda hermosa la concha así depilada y con Ramiro adentro. Jajajaja – reía sin parar.
Me hizo depilarla toda para vos – solo comenté.
Muy bien cuernos – me felicitó – excelente trabajo. Te dejó cogerla después? – me preguntó.
No – contesté – solo pude chupársela hasta que acabó, estaba muy cansada me dijo.
Jajajaja que cornudo que sos – se me rió. Como te sentiste depilando esa hermosa concha, para sacarle fotos para mí?
No respondí, solo me masajeaba la pija más fuerte. El también aceleró su paja y acabó en una servilleta.
Ahhhh, dios, como me calentas cuernitos – se reía. Te gusta traerme fotos eh? Ya te va a gustar pajearme. Tomá – me dio la servilleta – llévaselo a Paula departe mía. Y andate que tengo que trabajar.
Salí de la oficina con la servilleta en la mano, la parte de abajo ya estaba toda humeda. No sabía que hacer con ella. Igual me la llevé, fui hasta el auto y la puse en otra servilleta. Llegué a casa como a las 5 o 6 de la tarde. Paula no estaba, yo recaliente con la servilleta para ella, muy patético. No sabía que hacer, la dejé en el baño ya estaba toda mojada. Me bañé y no pude evitar pajearme.
Paula llegó como a las 9. Le conté todo y le mostré la servilleta ya casi seca.
Ella no paraba de reírse y de tratarme de boludo y cornudo. Me dijo que ya sabía lo de la servilleta y que Rodrigo nunca pensó que me la traerías. Solo reía.
Al final resultaste un cornudo obediente no? – me preguntó – te felicito. Hoy te voy a dejar cogerme. Eso si haceme más fotos que un amigo de la oficina se enteró de vos y quiere conocerte, jajaja