De cómo follar en un canal de televisión II

SEGUNDAPARTE: MOLLY, LA MADURA DE FARÁNDULA
 
Aura se salió del baño y yo me quedésentado en el inodoro mientras recuperaba el aliento. Allí permanecí unos cincominutos, buscando que nadie sospechara nada. Apenas recuperé el aire me vestí yemprendí mi camino hacia el islote de producción. Apenas llegué Damián, elproductor, me saludó con mucho apuro. Inmediatamente empezó a contarme comosería la agenda de trabajo. Me dijo que para empezar el día debía irme con Molly,la jefe de la sección de farándula, a grabar un falso directo, una vez que lograbáramos yo debía volver al canal con el material y ella se quedaría en ellugar de la noticia haciendo un cubrimiento en directo.
 
Me dirigí entonces a la oficina de Molly,aquella madurita que sería la gran fantasía de una gran mayoría de los quetrabajábamos en ese canal.
 
Visualicé a lo lejos para ver si laencontraba. Un par de segundos levantando la cabeza me bastó para observarla alo lejos. Allí estaba parada junto a Stella, otra de las chicas de faránduladel noticiero. Estaban charlando, supongo que coordinando cómo harían sutrabajo. Ese día llevaba un vestido amarillo , la falda era considerablementecorta; lo suficiente para dejar ver sus piernas forradas en medias de seda. Lequedaba algo ajustado el vestido, hacía notar esos ligeros kilitos de más en suabdomen pero también le ajustaba a la perfección en sus senos. Dejabaapreciarlos en su real tamaño.


Apenas la vi recordé por un instante loque había ocurrido con Aura hace tan solo unos minutos. Por unos segundos laimaginé tal cual como estaba pero con transparencias en su vestido.
 
Apurándome fui a buscarla, me hizoesperarla por un minuto mientras terminaba de ultimar detallas con Stella.Camino al auto fuimos charlando acerca de la vida, la familia, el trabajo, unpoco de todo. Es mas, me sorprendí bastante porque en el corto trayecto hastael auto Molly fue ganando tanta confianza como para contarme cosas de su vidamarital, detalles que normalmente hablaría con una amiga o alguien más cercano.
 
El evento que íbamos a cubrir se hacíamuy lejos, casi a la salida de la ciudad; era un recorrido de aproximadamentehora y media. Subimos al auto; el camarógrafo se hizo en el asiento de adelante,y yo me hice junto a Molly en el asiento trasero. Molly se acomodó, cruzó suspiernas y giró el cuerpo mirando hacia mi. Seguimos charlando de todo un poco, Mollyse tomó confianza y empezó a preguntarme si yo tenía pareja, si follaba seguido,si era feliz en mi vida sexual. Ella no se imaginaba que tan feliz había sidohace tan solo unos minutos.
 
Yo aún no me sentía en tanta confianzacomo ella, pero respondía cada una de sus preguntas, ganándome así el derecho adevolvérselas. Ella por supuesto las contestó sin rechistar, sin sonrojarse niun poquito. Me dijo en medio de risas que su actitud alegre y positiva en lavida era porque se aseguraba ser bien cogida; todos los días follaba en lamañana con su marido y cuando él no la dejaba contenta tenía que buscarsedurante el día quién completara ese trabajo. Molly no se andaba con rodeos, nodiscriminaba; le gustaban hombres y mujeres, sin importar la edad y sinimportarle nada, al fin y al cabo Molly aplicaba a la perfección eso de que enla variedad está el placer.
 
Al escucharle decir esto me fuicalentando, quería saber más detalles de la fogosa Molly. No pude resistirme apreguntarle si se había acostado con alguien del canal, y en caso de que sí,saber con quiénes. Nuevamente me contestó entre risas que realmente eran pocoslos que le faltaban en su lista.
 
Inmediatamente me lancé a insinuarme, abuscar mi oportunidad, sabía que era ahora o nunca que debía medirme al reto decomerme a Molly. Le pregunté si yo tenía alguna posibilidad de sumarme a esalista. Molly respondió que si, que solo había una condición para lograrlo. Sequedó mirándome a los ojos y de repente lanzó su mano hacia mi pantalón. Metocó y noto que yo estaba completamente erecto. Apenas vio que yo no me quitabani me dejaba intimidar por su mirada acercó su cara y empezó a besarme. Yolancé mis manos hacia sus piernas, empecé a deslizarlas muy despacio por encimade sus medias de seda. Ella apartó mis manos, separó sus labios de los míos einmediatamente me dijo “Es la primera y última vez que te lo advierto, yo mandoaquí”.
 
Volvió a besarme, me recostó contra unade las puertas del carro, la palanca de la ventana se me clavaba en la espalday me fastidiaba un poco. Molly seguía besándome y restregando su mano porencima de mi pantalón. Por el rabillo del ojo, yo podía ver como el camarógrafoy el conductor nos observaban por el espejo retrovisor.
 
Molly me desabrochó el pantalón, lo bajóun poco y tomó mi pene entre sus manos. Lo jalaba y lo metía entre su boca sindarse tiempo ni siquiera para respirar. Sinceramente creo que me estaban dandouna de las mejores mamadas en toda mi vida. Luego, la veterana Molly searrodilló sobre el asiento del auto, se subió la falda del vestido e introdujomi pene en su jugosa vagina de más de 30 años de sabiduría. Mientras se meneabasobre mi me miraba sin soltar palabra, solo sonrisas y gemidos, fruncía el ceñoy reía; guardaba silencios de 20 segundos para luego soltar calientes gemidos.Yo la agarraba de sus nalgas mientras ella saltaba sobre mi, le miraba desdesus piernas e iba subiendo despacito la mirada, cuando llegaba a la zona de sussenos no podía evitar detenerme y soñar con verlos, agarrárselos con totalfuria. No pude aguantarme y saqué una de mis manos hacia allí, apenas lo toqué Mollyme cacheteo, siguió saltando sobre mi. Yo no sabía que hacer, pero no podíacontenerme, estar con la bella Molly y no ver si quiera ese par habría sido unapérdida de tiempo y una enorme frustración.
 
Me animé, sin pensarlo, como si fuera uninstinto salvaje a lanzar mis dos manos y jalar su vestido hacia abajo. Allíestaban, Molly no les había puesto retén ese día, saltaban al mismo ritmo que Mollyse movía sobre mi. Me incliné a tomarlos entre mis manos, los tomaba con mismanos desde abajo y los subía, los apretaba, los juntaba entre ellos, loscacheteaba y por supuesto que los chupé.
 
Molly empezó a sacudirse, a menearse,cada vez más fuerte. Yo no podía resistirme más, había sido todo tan excitanteque ya no podía contenerme. Molly seguía y seguía batiéndose sobre mi como side ello dependiera su vida. Siempre se mantuvo con su mirada firme hacia micara, o casi siempre. Cuando notó que había conseguido calentarme al borde delorgasmo, se levantó y evitó que me corriera en ella, sin embargo no pudo evitarque el semen cayera en su vestido. La maldita y deliciosa veterana se reía,puso sus manos en su cintura y dijo “de verdad que no la hemos pasado bien¿no?”, mientras lo decía miraba hacia mi y de a ratos hacia el espejo retrovisorque reflejaba las caras atónitas del conductor y el camarógrafo. Nadierespondió a su pregunta, yo por la falta de aliento y los de adelante supongopor su estado de asombro. Molly seguía riendo, luego se detuvo, me dio un besocortito y me dijo “si no abres la boca tampoco yo”. Se bajó la falda y se subióel vestido, pasó un par de veces su mano por su pelo, lo acomodó, luego serecostó en el asiento y mientras prendía su laptop, suspiraba y utilizaba suotra mano como un abanico.  Empezó atrabajar en su laptop mientras yo me rehacía. Una vez estuve nuevamente vestidoy menos agitado me incorporé a ella para que trabajáramos juntos. Así lo hicimoshasta que llegamos al lugar de la grabación. Una vez grabamos el material yopartí hacía el canal, despidiéndome de Molly y olvidándome de repetir la faenaen el camino de regreso al canal.
 
Este relato es 99% real. Los nombres de los personajes y algunas situaciones fueron modificadas para proteger su identidad. 

 
TERCERA PARTE: Tina, una gorda ninfómana
 
En mi retorno hacia el canal sentía muchafrustración de tener que volver solo, dejaba llevar mi mente a imaginar como lacogía nuevamente en el auto. Sin embargo, eso quedaba solamente en mi cabeza.Aun así sabía que había sido un día sensacional. Sin imaginármelo lo habíahecho con dos periodistas del canal, jamás había fantaseado con ellas porque migran fantasía desde mi llegada a ese lugar de trabajo había sido Maricela, una maduradel canal hermano. Igual, sabía que era una fantasía nada más porque teníatotalmente claro que no tenía ni la más mínima chance con ella. Después de loocurrido con Aura y Molly esa mañana de sábado podía darme por bien servido,tenía bastante claro que había sido una jornada inmejorable... 

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