Mi madre y el post parto de mi nacimiento (con imágenes)

Continuando con la historia de mi madre, luego de mi alumbramiento, en ese período posterior, comúnmente definido como "cuarentena", el mismo, fue muy complejo para ella.
Sus cambios hormonales, físicos y emocionales entraron en conflicto, unos con otros.
Sus senos se llenaron del vital alimento lácteo, leche para mi, algo que creo me condicionó para el resto de mis días.
Sus pechos suaves y turgentes, rebalsaban su continente, y derramaban, vertían su contenido, con el frágil roce de los dedos de mi padre.
Mi madre y el post parto de mi nacimiento (con imágenes)
A pesar que, según mi madre decía, que yo era lo que se dice un "mamón", no alcanzaba a vaciar con su stock lechoso..
Y no sólo ese hecho le traía contrariedades, sino que, lo vivía como de mal gusto, poco higiénico, andar chorreando leche materna por la casa, manchando su ropa en cualquier lugar del interior o del exterior, cuando como toda ama de casa, hacía los quehaceres y mandados por el barrio.
sexo
Todos los vecinos murmuraban, o por lo menos ella lo creía así,
Se sentía, no sólo observada, sino también sojuzgada por los chusmas, principalmente las mujeres, los hombres, también lo hacían, pero, desde otro lugar, es decir, con otras connotaciones, fundamentalmente más libidinosas, relacionadas con lo erótico, con el morbo que les generaba mi joven madre.
Desnuda
En secreto, en la privacidad de nuestro domicilio, ella andaba sin vestimenta, eso terminó convirtiéndose en un hábito más tarde, no sólo de ella, sino también años después, de mi hermana.
Como rutina, antes de salir de la casa para sus tareas domésticas, me amamantaba hasta hacerme ahogar, yo no quería o no podía más tragar, me empachaba. Entonces ella, apretaba sus rosados pezones, los de aquellos pechos blancos, tersos, de una cuasi extrema palidez, y vertía el líquido luego de mi libación.
madre
Mamá, había clausurado la vida sexual con mi padre, apenas hubo vestigios de la tradicional panza, ahora, luego del alumbramiento, mi padre estaba desesperado para retomarla. Mi madre había sufrido un descenso de la libido durante su estado de gravidez, pero ahora, comenzaba a recuperar el deseo y entraba en celo como un animal, sin embargo, hasta ese momento, toda la energía sexual y afectiva de ella, se dirigían hacia mi, el recién nacido, en una relación perfecta de amor mutuo.
amamantar
Mamá comenzó a masturbarse y segregar durante el orgasmo, un reflejo de eyección con salida de leche, sentía placer sexual al amamantar, intentó reprimirse, pero, no tenía la necesaria fuerza de voluntad. Sin embargo, no hay que perder de vista que la lactancia, al igual que el embarazo, forma parte del ciclo sexual y reproductivo de las mujeres, y el baile hormonal que se produce cuando el bebé succiona el pezón de su madre bien puede desencadenar sensaciones de placer físico. No era de extrañar que así fuera. Al fin y al cabo, la naturaleza siempre se ha asegurado de que todas aquellas actividades que son imprescindibles para el mantenimiento de la vida (comer, reproducirnos, dormir) resulten sumamente placenteras. La lactancia no es una excepción, y en condiciones normales amamantar es una experiencia muy agradable para ambos, madre e hijo. @hindami mi madre, además, podía llegar a experimentar sensaciones más intensas o excitación sexual. Disfrutaba de esos momentos sin temor.
hermanos
Mi madre, necesitaba el coito de manera inmediata, la lactancia la afectaba, producía respuestas fisiológicas, tales como la erección de sus pezones, la dilatación del trayecto venoso mamario, el aumento de la temperatura de las mamas y las contracciones uterinas, le eran insoportables. También, sentía sensaciones clitorídeas, así como aumento de la lubricación vaginal, cuando me amamantaba.
La excitación sexual le producía el derrame de la leche por los pezones, en iguales cantidades a las que yo lograba consumir con la succión. El estímulo sexual era tan intenso, que la liberación de la carga lechera era similar a la de la respuesta al coito.
padre
Eso la llevó a rememorar los tiempos de su casa familiar, en la provincia del norte donde nació, y todas las relaciones incestuosas con sus hermanos, de donde su marido, mi padre la había rescatado. Sin embargo, en este contexto puerperal, con el conjunto de circunstancias que la rodeaban y/o condicionaban, era un hecho, que las añoraba. Recordaba con entusiasmo y excitación, las labores y el empeño con que sus hermanos le enseñaban por interés o adulación, como se realizaba una actividad tan antigua, la de meretriz en un pueblo.
marido
Así fue, que a pesar de todo su amor por mi, aceptó traicionarme y volver con mi padre a tener relaciones maritales. Volvió a la actividad carnal con él, sensual, con el impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades, con ganas, con su apetito sexual intacto.
Coqueteó con él, desnuda, trató de agradar a ese alguien, valiéndose de ciertos medios y actitudes estudiadas, aunque, sin entregarse ella por completo.
hijo
Lo había estado planeando, mientras quitaba la leche de sus pezones, iba a mantener una relación amorosa superficial, sin que suponga compromiso alguno, por lo menos ella lo entendía así y lo tenía muy claro.
Aunque en ese momento no se lo dijo a mi padre, ni se lo dejó entrever, eso sucedería mucho más tarde en la vida de todos nosotros, de nuestra familia, pero, no me adelantaré..
esposo
Aguzó sus sentidos para conquistar su atención, estimuló su imagen, para que perciba mejor y con más detalle, su joya, esa tan negada para él, en los últimos tiempos.
Mi padre al ver a mi madre así, demoró un segundo para excitarse y tener una erección. Ella le sonrió y se le acercó, levantó su remera y permitió que el apoyara su verga entre sus tetas.
cunados
Lentamente, aunque muy nervioso, por como se iba desencadenando la situación, le quitó la remera y mi madre quedó expuesta, con un seno fuera de su corpiño, eso lo sedujo aún más.
De todos modos respiró y trató de tranquilizarse, dentro de ella, temía no poder contenerse y acabar de manera rápida y precoz, apenas la penetrara.
Mi madre y el post parto de mi nacimiento (con imágenes)
Mi padre, se tomó su tiempo, jugó con ella, con sus pezones lácteos, aún con el sabor de la leche materna, la que previamente yo había degustado, y él, saboreó el vital elixir, como panacea de alquimista, curando sus heridas, remediando su abstinencia, como la solución capaz de solventarlo o arreglarlo todo.
sexo
Él, había temido por el futuro de su matrimonio con mi madre, y parecía arreglarse todo, sus dudas se diluyeron en el cuerpo maravilloso de ella. El conjunto de hechos o circunstancias que dificultaban la relación y la consecución de algún acercamiento genital, llegaban a su fin.
Desnuda
Chupó todas sus zonas erógenas, sentía en esencia su consuelo, saboreaba su gusto, olía su perfume, ese líquido aromático que fluía de su vagina y que se espesaba por la acción del aire en contacto con su vulva y sus labios, aliviaba su herida con aquella llaga, la de la concha de mi madre.
madre
Sodomizó el culo de su esposa con su hábil lengua, inquieta y curiosa. Se esforzó servilmente, demasiado por conseguir sólo una cosa, el sexo de ella o por halagar a una persona, mi madre, que había estado lejana a él.
amamantar
Se distendió y dejó de atribuir culpas, no le recriminó a ella su comportamiento en ese largo período de gravidez, dejó de lado los cargos y acusaciones, su instrumento en forma de palo se ocupó de flagelar, a manera de castigo expeliendo esperma.
hermanos
Ella, mi madre, también respondió de manera adecuada, volvió a ser la de antaño, aquella que lo enloqueció de placer, lo enamoró y se casó, en esa lejana provincia norteña, para luego traerla consigo a la ciudad.
padre
Mi madre, sabía que a él le gustaba las felaciones, y se la chupó, cosa que no era tan proclive a hacer, lo consideraba casi como una humillación, sin embargo, estaba encendida, se había vuelto a avivar aquel sentimiento apasionado que la caracterizaba. Y entró en un proceso conocido por ella, en el que aumentaba de manera incontrolada y progresiva su desenfreno, como en un espiral.
marido
Se sentó sobre el falo de su marido, mientras que mi padre le mordisqueaba un pezón, se dejó llevar, se trasladó envuelta en fluidos, sintiéndose romper o cortar, sus genitales, se habían convertido en una tierra fértil, virgen, sin arar.
La ranura, la de su hendidura por donde pasaba esa garcha, le recordaba el sonido a la reproducción.
hijo
Fue como una señal que quedó grabada de manera profunda en su cuerpo, su entrecejo se frunció, mi padre notó esa arruga en su rostro, ambos, lo tomaron como un presagio, que anticipaba con una señal un proceso futuro.
esposo
El indicio era cierto, mi madre volvió a quedar embarazada, mi futura hermanita, la que me daría tantas satisfacciones, se concibió ese día, apenas salí yo de allí. Eso terminó con el matrimonio de mis padres, no en lo formal, ya que siguieron juntos como cónyuges, pero si de hecho, en lo fáctico, nunca más experimentaron un coito...

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