Confesion anal de una puta.

Les dejo otro relato sobre porque amamos a las putas.


Soy una chica de 18 años, vivo en la ciudad de Mérida en el estado de Yucatán en México, mi nombre puede no se importante de cualquier manera se los diré, me llamo claudia Beatriz.

Por que me decidí a escribir este relato en realidad no lo se ni lo quiero saber, es quizás una forma de sacar fuera de mi los demonios que me acompañan.

Ejerzo el oficio mas antiguo del mundo en una sala de masajes, posiblemente dirán que puede contarles de nuevo e interesante una prostituta acerca del sexo si vive inmersa en el todos los días, eso es lo que hace especial este relato el hecho de que a pesar de estar en este medio encontré nuevas formas de placer con un hombre.

Me crié en el seno de una familia de mediana posición, soy una mujer normal de estura, delgada pero de caderas apetecibles, y con unos senos de muy buen tamaño.

Mis primeros encuentros amorosos los tuve a la de edad de quince años, y a los dieciséis perdí la virginidad con un chico de mi calle.

Como me enrole en este trabajo no importa, lo que importa es lo que voy a detallarles.

El día que esto aconteció estaba bastante flojo no había clientes, y lo mas que había tenido de trabajo había sido con un chico primerizo que había sido llevado por su primo a iniciarse y con el puro oral se había venido, el ultimo cliente fue un señor que lo único que me pidió fue que le diera un masaje y le dijera que lo quería mucho, creo que el pobre tipo no había sido tratado bien nunca en su vida.

Por lo que en el momento que el entro pensé que había llegado otro mas.

Al entrar lo atendió la recepcionista dejándole saber que había varias chicas y que las llamaría para que el escogiera a la que le gustara para el servicio, en ese momento fuimos pasando una a una ante sus ojos, cuando pase frente a el vi. una mirada como no había visto nunca, miraba a cada una de nosotras como si estuviera estudiando a una presa, como si estuviera definiendo lo que podría acontecer con cada una de nosotras, una mirada donde se concentraba el vicio y los mas bajos placeres e instintos, una mirada de animal.

En el momento que pase frente a el, solo abrió la boca para decir: ella, que me atienda ella.

La recepcionista dijo, perfecto pase a la habitación de enfrente, el lo hizo y yo lo seguí.

Dentro de la habitación me presente diciendo le que mi nombre era Jessica, mi nombre artístico.

Yo soy Javier, contesto.

Un poco nerviosa, no por lo que iba a pasar dado que lo he hecho infinidad de veces, sino por la mirada que el tenia clavada en mi, comencé a decirle con detalle los servicios que podría proporcionarle,

Mira, le dije:

Tenemos varios servicios, el primero es solamente un masaje, el segundo te incluye un oral…… una mamada? Pregunto el, y le respondí, si, una mamada.

Habla como debe de ser, no me gustan las palabritas rebuscadas, lo que es, es. Así dímelo.

Esta bien, y comencé de nuevo, yo ya sentía algo de temor pero mas que nada de excitación, cuando fui detallando los servicios, me descubrí pensando que ojala y que pidiera el servicio completo, estaba deseando que el me tocara y me hiciera las peores puerquesas que me hubieran hecho jamás.

El no respondió a nada de lo que dije, se limito a sacar la cartera y sacar dos billetes que me entrego y que correspondía al precio exacto de un servicio completo.

Salí a entregar el dinero a la recepcionista, que me miro y me dijo, ahora si vas a desquitar el dinero, Jessy, se ve que es un puerco. A lo que le conteste, si ya lo creo, y la verdad es que mi toto ya estaba bastante húmedo.

Cuando entre a la sala, lo encontré sentado en la mesa de masaje, y sin más me dijo quítate la ropa, poco a poco.

Comencé quitándome la blusa color azul que traía puesta dejando al descubierto mis pechos blancos con unos pezones grandes y gorditos que ya pedían a gritos ser lamidos, mordisqueados y retorcidos por ese hombre.

Continué con mi falda que ya de por si dejaba ver mis piernas hasta arriba de los muslos deje al descubierto un bóxer blanco que me hacia ver mucho muy cachonda, al levantar la vista me di cuenta que el se estaba masturbando, al oír el ruido de chas,chas,chas, lo vi con un garrote de al menos veinte y cinco cms, y con una cabeza lo suficientemente grande como para hacer daño en cualquier lugar en donde entrase


Confesion anal de una puta.

Sin dejar esa mirada me dijo acércate, el continuaba sentado en la mesa de masajes, y yo me fui acercando poco a poco, mirando el tremendo falo que tenia frente a mi, la mesa es lo bastante alta como para que yo que no lo soy tanto, aun estando de pie, mis labios quedaran a escasos centímetros de su miembro que para esos momentos ya estaba bañado de liquido en todo la cabeza.


El continuaba chaqueteandose con la mano derecha, mientras yo miraba el enorme miembro que a mi parecer continuaba creciendo, esto hacia que yo sintiera una excitación bárbara y un deseo irrefrenable de lamerlo, de saborear ese liquido que continuaba manando de ese pequeño orificio del enorme glande, el comenzó a golpear mis labios y mejillas con el bastón de carne que tenia en la mano, mientras continuaba con el sube y baja en su miembro. Trate de pasarle la lengua y me tuvo jalándome del cabello con su mano izquierda, intente nuevamente y volvió a detenerme de una manera mas violenta, yo esta completamente llena de deseo por ese hombre y su miembro y mas que nada por la forma en que se estaba comportando.

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Siguió con los golpes en mi rostro cada ves mas lleno de de esa baba que su miembro estaba sacando. Yo casi sin darme cuenta comencé a acariciarme lentamente por encima del bóxer, dándome cuenta de que ya esta sumamente húmeda en mi sexo.

Por fin el soltó mi cabello, y sin mas, como una becerrita ataca el apéndice que le da su alimento, así engullí ese miembro que de entrada me produjo algunas arcadas por que en mi desesperación de chuparlo me lo había clavado a hasta la garganta, el al escuchar los sonidos que emitía por tener su verga hasta la garganta, comencé a reír de una manera burlona al tiempo que decía:

eso era lo que querías, no putita, sentir que la verga te llega hasta la garganta, ahí la tienes, zorra, mama, mama..

Mientras el me decía esto continuaba apoyando su mano izquierda en mi nuca, produciendo en mi una sensación de ahogo que ya no podía soportar, las arcadas era cada vez mas fuerte.

De pronto el me separo del tremendo trozo de verga que tenia encajado en la garganta y me empujo sobre la cama que había a un lado de la habitación.

Yo caí sobre la cama, y al momento de levantar la mirada para verlo. vi. mi imagen en un espejo que estaba sobre la cómoda, la imagen que me devolvió me lleno a un mas excitación, mi cara estaba completamente brillosa por los líquidos que el había regado en ella, y por la cantidad de saliva que yo había regado sobre su verga, mis ojos llorosos y rojos por el esfuerzo, mientras dos lagrimas caían por mis mejillas adoloridas.

Sentí de nuevo su mano en mi cabello, y de manera violenta me hizo voltear hacia el y dejar de mirarme al espejo, al hacerlo, vi. que ya se había quitado el pantalón, yo aun continuaba con el bóxer puesto y con mi sexo ardiendo.

Su verga seguía erecta como un tronco, dura como no había visto una en mis días de prostituta, y completamente llena y brillosa por mi saliva.

Volví a tomar su miembro en mi boca, mamando como si fuera la ultima mamada de mi vida, quería tragarme completamente ese trozo de carne, estaba vuelta loca, entraba y salía de mi boca, el me tomada de la nuca y me empujaba mas, aunque no había necesidad, pues la tenia completamente clavada. El se reía y me decía que el sabia escoger a las putas y por eso me había escogido a mi, que a mi se me notaba lo puta en los ojos y en mi olor a hembra, mientras me decía esto continuaba con la presión sobre mi nuca.

Comencé a empujarlo de las piernas por que sentí que no podría soportar mas, y así fue sin poder evitarlo vomite sobre el, que continuaba de pie y yo de cuatro patas en la cama,

El me miro con placer, y sin mas me levanto de los brazos arrojándome sobre la cama dejándome boca arriba.

Me metió las manos por arriba de las caderas para quitarme el bóxer que aun conservaba, arrancándomelo de un tirón, con el me limpio de un jalón la cara que no me quito mucho de lo que yo había sacado.

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Tiro a un lado el resto de la tela del bóxer sucio, y me jalo hacia la orilla de la cama, levantándome las piernas quedo completamente expuesta la entrada de mi raja, yo le suplicaba que me la metiera ya que no soportaba, que hiciera conmigo lo que le viniera en gana, pero por favor que me la metiera, y lo hizo sin ningún cariño ni cuidado, al fin era un perra que no merecía nada según el, así que sus 25 cms de verga se deslizaron dentro de mi, sin ningún esfuerzo ya que me encontraba completamente encharcada de jugos de mi sexo, no por ello deje de sentir un dolor placentero, por fin se llenaba mi sexo.

El mete y saca comenzó por unos minutos en esa posición, sosteniéndome de las piernas mientras me clavaba con todas sus fuerzas, mientras la sonrisa y la mirada sucia seguían en su rostro, de pronto se detuvo y tomando del brazo me hizo voltear, y colocarme en cuatro patas en el cama, las plantas de mis pies quedaron fuera del colchón, note que el coloco un pie sobre la cama, y sentí su mano sobre mi nalga derecha abriéndola y colocando su miembro a la entrada de mi cosita que en un segundo después estaba llena de carne de macho de un solo golpe, tomándome de las caderas bombeo y bombeo dentro de mi hasta sacarme la primer venida. El grito:

jovencita

Te estas viniendo perra, siento tus jugos bañándome la verga, que delicia putita, dame mas, báñame la verga¡¡¡¡

No pude más y me desplome sobre la cama.

Me levanto nuevamente de un jalón, y nuevamente de cuatro patas, y sentí su dedo acariciando la entrada de mi ano, de solo pensar el tamaño de la verga que tenía y que aun con el chocho empapado me dolió al metérmela, no pensé que podría soportar su verga en mi estrecho ano.

Como pude voltee y le detuve la mano

Espera –le dije- lo he hecho antes, pero no con una verga como la tuya, por favor perdóname el culo, te la vuelvo a mamar, y me trago tu leche, pero por favor si lo haces, me vas a partir en dos, papi te lo suplico, no me la metas en el culo.

El me miro y sentí un miedo atroz.

Mira –dijo- de cualquier manera te la voy a meter por eso pague, y para eso eres mi puta en este momento, pero dime te duele mucho?

Si, por favor déjame

Jajaja no, eso es lo que me gusta, saber que te duele

En ese momento tomo el espejo que estaba en la cómoda y lo coloco sobre la cama contra la pared exactamente frente a mi, y pude ver su rostro y el mió.

Sentí la cabeza de su verga en la entrada de mi esfínter, empujando sin compasión, veía su rostro por el espejo el esfuerzo que hacia por atravesarme el ano, y el veía mi rostro lloroso por el dolor que había comenzado a sentir, por que estaba comenzando a romper la débil resistencia de mi culito, en un momento que no puedo definir, todo se volvió negro, un dolor terrible se apodero de mis entrañas, parecía que un tizón ardiente estaba llegando a mis intestinos, cuando abrí los ojos pude ver su rostro lleno de satisfacción, por lo que estaba haciendo.

Perrito

De pronto el dolor comenzó a disminuir, dando paso a una sensación diferente que no se definir, si sentía unas ligeras ganas de defecar, o era en mi sexo el aproximamiento de una nueva venida, no lo sabia.

Sin poder evitarlo sentí como algo empezaba a querer salir de mi ano, pero su verga entrando y saliendo no lo permitía, yo le suplicaba:

Ya, no…. Por favor ya no.

Y el continuaba bombeando profundamente, mientras se reía y me miraba por el espejo,

Ya…. me estas rompiendo el culo, ya por favor.

Y no sintió ninguna compasión, yo seguía sintiendo esa sensación de que algo quería salirme del ano, y en ese preciso momento escucho algunos sonidos que el emitía, y pude ver por el espejo que su rostro se descomponía y me agarraba mas fuerte de las caderas y bombeaba con mas fuerza hasta que sentí que su verga crecía mas y por fin la sensación caliente en mi recto de su leche.

El continúo bombeando por unos segundos mas hasta exprimirse completamente, y cuando me saco la verga, no pude evitar dejar salir unos gases, que al pervertido le causo mucha gracia.

Confesion anal de una puta.

No pudiendo más caí como muñeca rota sobre la cama, y el junto a mi. Me dijo:

Eres la mejor putita que me he cogido, de verdad te lo digo eres muy buena.

Como pude me levante y fui al baño, tenia unas ganas tremendas de defecar, el me siguió y se baño mientras yo seguía sentada en la taza, con unas sensaciones terribles en el estomago.

Termino de bañarse, y yo me levante de la taza sin hacer nada. Nos vestimos y lo acompañe a la puerta, me tomo de la mano y me dejo una propina, y me dijo que regresaría.

Tengo que reconocer que lo sigo esperando.

5 comentarios - Confesion anal de una puta.

chollel
ojala supiera donde es aquella sala de masajes ajajaja yo que vivo allí
ajustadorx
que rico, me encantó la forma de relataarlo