Historia real (capítulo 2)

La conversación telefónica duro apenas un par de minutos, ella fué un tanto fría en el trato pero fueron suficientes para preguntarle cómo estaba, invitarla a cenar y para darme cuenta de que a pesar que trataba de mostrarse distante yo le gustaba. Y eso me calentaba. Haberla deseado, que no me diera la más mínima cabida, aquella mirada, que aceptara la salida y aún así me siguiera tratando con distancia y al mismo tiempo saber que si semejante mujer aceptaba salir conmigo era porque sin dudas yo le gustaba me calentaba.

Hacía calor aquella noche, soy puntual por lo tanto toqué el portero eléctrico a la hora acordada. No atendió con el esperable ''quién es?'' sino con un ''bajo''.
La esperé paradito en la vereda y cuando salió del ascensor casi me muero: Amanda estaba para matarla. Su cabello largo brillaba en la noche, tenía un vestidito negro que delineaba su figura, por arriba de las rodillas y que dejaba ver bastante de unas piernas bronceadas increíbles sobre unos tacos altísimos. Poco escotado pero insinuaba guardar unos pechos desafiantes. Nos saludamos con un beso y me rodeó su perfume frutal, apenas apoye mi mano sobre su cintura para acompañarla hasta el auto y ese leve acercamiento me permitió descubrir que debajo del vestido había algo mínimo....aquella tela sedosa era una invitación al peligro.
Sí. Yo estaba en llamas.

Fuimos a Gardiner en Costanera norte, nos sentamos afuera en una mesa apartada.
Pedimos la comida, un vino ...y así comenzó a transcurrir la noche.
Pero algo no estaba bien, no pasaba nada.
Ella era correcta y simpática pero, extrañamente, seguía tratándome como a un amigo o un hermano. No había forma, traté de ir por el lado simpático, por el lado más serio, pero no había manera de acortar distancia o entrar en el juego de la seducción mutua. Y no es mi estilo tratar de encajarle un beso a una mujer de la nada. En fin...a medida que pasaba el tiempo mi líbido se iba de viaje y no podía creer lo que estaba pasando. Tratando de disimular mi malhumor, pedí la cuenta y la llevé a su casa.

Paré el auto cerca de su edificio pensando qué hacer pero ya estaba medio revirado asi que le dije algo así como ''bueno, nos vemos otro día si querés '' y respondió algo así como ''bueno dale'' y me acerqué para darle un beso de despedida en la mejilla pero ella no puso su mejilla ...me encaró casi derecho y entonces el beso fué a milímetros de su boca. Por un instante quedamos así, quietos, las bocas cercanas entreabiertas se deslizaron lentamente hasta que nuestros labios se encontraron y nos dimos un beso eterno, suave y solo con los labios al principio, húmedo y profundo después, nos mordimos... y ese beso liberó a la mujer que yo había imaginado, la transformó en una hembra hermosa. Ella respiraba y gemía suave con una sensualidad que me calentaba como nunca, deslicé un bretel y asomó un pecho celestial con el pezón a punto de estallar, se lo besé y mordisqueé y me susurró ''siiiii'' ....bajó un brazo y con su mano acarició mi entrepierna por arriba del pantalón, te juro: ya la tenía dura como un pepino. Metí una mano por debajo del vestido y llegué hasta ese abismo tan deseado y descubrí que su bombachita estaba empapada y ella totalmente depilada ...nada me calienta más que descubrir que una mujer se está mojando por mi. Se me pone más dura todavía.
Pasaba gente asi que nos rescatamos, nos miramos y sin decir una palabra bajamos del auto. El viaje hasta la entrada, el ascensor, luego hasta el 9° piso, el pasillo hasta el dto. y el tramo final hasta su cama fue un continuado de besos, manos que iban y venían, de agarrarse de los pelos, de chuparse. A ella le gustaba todo lo que le hacía, a mi me gustaba todo lo que me hacía ....olía bien, tenía sabor a vida, era multiorgásmica.....fue inolvidable. Tenía una conchita preciosa, ajustada, parecía hecha a mi medida, por suerte ella estaba recontramojada porque yo la tenía hinchada como nunca, acabamos al toque, a los gritos los dos.
Después de un trago y un descanso arrancamos otra vez, encajábamos perfecto. Los dos disfrutábamos a morir de todos los juegos previos ...hasta que la puse en cuatro y comencé a metérsela leeeeeento, un poquito y se la sacaba, y otra vez adentro pero leeeento y bien hasta el fondo, en una de esas gira la cabeza me mira y me dice ''cómo me calentás hijo de puta ....haceme lo que quieras''.
Uh ...''haceme lo que quieras'' me dijo, decime si no te enferma la cabeza que una mina te diga mirándote a los ojos, de verdad ''haceme lo que quieras''.
Y yo soy obediente: así como veníamos primero recorrí suavemente con mi dedo índice él perímetro de su agujerito menor y ví claramente cómo se contrajo primero y dilató después ...yo ya estaba totalmente trastornado y ella ni te cuento. Me acomodé un poco y cambié mi índice por la punta de mi lengua y otra vez sentí cómo de cerraba y abría, palpitaba. Volví a metérsela mientras también le metía el dedo en el culito y asi fue..la sacaba bien mojada de adelante y la puerteaba por atrás...y así seguí hasta que me quedé en su cola, puerteando pero hasta ahí, sintiendo cómo palpitaba el esfínter sobre la punta de mi fiel amigo hasta que me dijo: ''la puta que te parió metémela toda !!''.
Y como ya les conté, soy obediente....

Luego, más tarde, mientras volvía a mi casa repasaba la película y recuerdo que pensé: ''primera vez y ya hicimos de todo''.

Estaba equivocado: recién empezábamos.

3 comentarios - Historia real (capítulo 2)

Bichi37
🙂 ahora tomó color, y calor. Muy bueno.
oscar1973
muy bueno, esperamos más capítulos.