Aventuras con Cony (2da entrega)

Segunda parte de mis experiencias sexuales con Cony.

Repaso: Conocí a Cony en un sitio de búsqueda de parejas (ya ni recuerdo cual). Ella tenía 24 años y yo 25. Chateamos una semana y pactamos un encuentro. Debo confesar que Cony no envió una foto muy actualizada (y lo dijo). Cuando la vi, unos metros antes de llegar al punto de encuentro, me decepcionó bastante lo que vi: era gorda, obesa casi mórbica, nunca supe cuánto pesaba, pero calculo que no menos de 150 kilos. Si bien esa primera impresión no fue muy motivamente, la charla con ella si, y como yo estaba sin pareja hacía un tiempo seguimos viéndonos, algo de lo cual nunca me arrepentí, ya que tuve con ella los mejores encuentros sexuales de mi vida.

Luego de nuestra aventurita en la plaza quedamos los 2 en llamas, a la semana quedamos en pernoctar (pasar la noche) en un motel.

Antes de ir al motel tuvimos algo de previa en un café en Diagonal Norte y 9 de Julio (en Buenos Aires). No se si aun existe el lugar, por esa época tenía un entrepiso con un par de mesas. Dada la hora, y que no era un lugar típico para cenar, sino más bien para tomar algo, el entrepiso estaba vacío.

Al rato de charlar y de unos jugosos besos, me di cuenta lo solos que estábamos (ni el mozo aparecía por ahí), me animé y empecé a jugar con mis manos. Comencé acariciándole los senos, con el manoseo dejé uno al aire y sin dudar bajé a lamer sus pezones. Cony intentó ofrecer algo de resistencia, pero estaba tan entregada que su intento quedó en eso. Al mismo tiempo comencé a deslizar una mano por debajo de su pollera y a acariciarla por encima de su bombacha, como en la plaza. Jugué así unos 10 minutos, la manoseaba como un pendejo a su primera novia.. jaja. Cuando noté que ella estaba por explotar en un orgasmo paré, fingiendo que alguien venía... en realidad quería dejarla muy caliente para lo que venía después.

Al rato nos fuimos al hotel (aclaro que en Buenos Aires el llamado pernocte comienza a las 12 de la noche o 1 de la madrugada). Al entrar en la habitación la invité a sentarnos en un sofá. Luego de no más de 2 minutos de besos, ella tomó la iniciativa (eso era lo que yo estaba buscando), me bajó el cierre y sacó mi miembro duro como una piedra. Para mi sorpresa, empezó a hacerme un oral digno de la mejor porno que haya visto, pasaba la lengua por todos lados, se la tragaba entera y volvía a lamerla como un helado. Tuve que hacer un esfuerzo por no llenarla con mi semen ahí mismo.

La llevé a la cama y comencé a desnudarla mientras besaba su humanidad (recuerden que era gorda), primero liberé sus senos, jugando largo rato con sus pezones, los raspaba con los dientes, sin llegar a moderlos. Ella respondía con frases del tipo: -Qué lindo que sos... -Siento que me voy a morir de placer...

Le saqué la pollera (con algo de ayuda de ella) dejándola solamente con la bombacha puesta. Se resistió un poco a quitársela (después supe por qué, algo que un tiempo después me confesó de su pasado). Pero con paciencia y algo de franela logré correrla a un costado. Comencé a practicarle un sexo oral que ni yo sabía que era capaz de darle a una mujer. Jugaba con la lengua, los dedos y hasta con la naríz, besándole cada pliegue.

Cuando ella estaba por acabar intentó sacarme de ahí para que la penetrara, pero no le di el gusto y me aferré a su pubis con desesperación. Tuvo un orgasmo de 30 segundos, de esos larguitos, y yo seguí lamiendo sus jugos un minuto más.

Ahí ella perdió cualquier rastro de inhibición que pudiera quedarle, ella misma tomó un preservativo y me lo puso, yo seguía con una erección de piedra. Así como estábamos empecé a penetrarla en posición misionero, luego patitas al hombro (como era gorda tenía que acomodarme bien para poder penetrarla bien profundo). Luego de unos minutos noté que ella estaba por acabar y apuré el paso. Terminamos casi juntos, ella gritando y yo con unos movimientos que parecía me dislocaba la cadera. Cuando saqué el preservativo estaban lleno, fue un milagro que hubiera aguantado tanto semen.

Nos quedamos un rato abrazados en la cama, diciendo cosas cursis (típico en esos momentos). Al rato ella notó que mi miembro ya estaba listo para otro round, bajó a chuparla nuevamente, más despacio y más profundo que un rato atrás. Al rato tomó otro preservativo, me lo puso, y ella se subió arriba mío. Como ella era gordita, la posición no le era del todo cómoda, pero se me ocurrió hacer una variante: en vez de moverse ella, le pedí que se quedara quieta, afirmada en sus rodillas, y empecé a bombear yo desde abajo. Al rato ella empezó a tener orgasmos casi a repetición, literalmente lloraba de placer. Yo mientras le chupaba las tetas, realmente parecía de película porno la escena.

Al rato decidí cambiar de posición y la dejé a ella boca abajo en la cama, mientras yo bombeaba desde atrás. El golpeteo contra sus caderas era ruidoso, lejos de desconcentrarme me excitaba más, bombeaba a un ritmo frenético (gloriosos 25 años! jaja), al punto que empezó a sentirse olor a goma quemada, por la fricción del preservativo!!

Ella tuvo 2, 3, 4 orgasmos perdí la cuenta, y yo sin avisar ni nada largué toda la leche que me quedaba con unas penetraciones bien profundas...

Luego dormimos profundo, desnudos ambos, con el aire acondicionado a full, ya que la transpiración de nuestros cuerpos era total.

Nos despertamos una hora antes de que fuera la hora de irnos, fuimos al baño por turnos, desnudos como estábamos. Recién en ese momento la vi verdaderamente desnuda por primera vez, y lo que vi no me disgutó: pese a los kilos de más, tenía cierta actitud, hasta para caminar, muy "plantada", algo difícil de explicar. Nos trenzamos en un último round, no tan intenso ni largo como los de la noche, pero igualmente muy caliente. Ducha rápida y hasta el siguiente encuentro.

Espero que les haya podido transmitir algo de lo que sentí esa noche, saludos!

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