Relato en primera persona

Besos con un desconocido, el hombre que me hizo estallar de placer.

Una mañana de un día de Febrero, me llega al celular un mensaje, “Hola linda ¿cómo estás? ¿Podemos arreglar para que te visite?”, al cual respondí “sí, venite”.
Hora pactada 12:30, Esa mañana fue bastante agitada y paso rápida, cuando quise darme cuenta ya eran las 12:30. Bajé y del apuro ni siquiera leí su nombre.
El encargado del edificio le abrió la puerta, y lo hizo pasar, lo saludé y lo observé, por dentro dije ¡qué lindo sos! Aparentaba estar tranquilo, lo hice pasar, le serví para tomar y una de las preguntas que le hice ¿de dónde nos conocemos? A lo que respondió, vi un video en RedTube y de ahí saqué tu teléfono.
En ese momento no tenía Internet, por lo cual no hubo música de fondo. Faltó Pink Floyd.
Todo comenzó con un delicioso beso, lo primero que hice fue cerrar los ojos y dejarme llevar. Caminamos juntos unos pasos hasta que sentí su fuerza sobre mí, empujó mi cuerpo sobre el espejo, separando mis manos.
Acto sumamente excitante, ya estaba totalmente entregada a vivir intensamente ese momento, sabiendo que la iba a pasar muy bien.
Sus besos y suaves caricias recorrieron mi cuerpo, alternados con otros apasionados y fuertes abrazos, a ese hermoso hombre que estaba frente a mí. Comenzaba a humedecerme, sentí su miembro erecto. Dejé mis ojos cerrados por completo, para agudizar mis sentidos y conectarme.
Caminamos hacia la cama, sin apuro, sin soltarnos, unidos por los besos más rico que hace tiempo nadie me daba.
Sentados en la cama comenzamos a desvestirnos, la tonalidad de piel bronceada terminaba de dar el toque final, para tener un cuerpo perfecto entre mis manos, a lo cual hice una pregunta tonta, ¿venís de vacaciones?, respondió sí, ¿dónde? Continué yo, México, ¿qué parte de México? Seguí preguntando, su respuesta fue Cancún, automáticamente me hizo trasladar en pensamientos que estaba en una de sus playas. Pero fue mucho mejor, lo tenía en mi cama, entregado también él, a partir de la conexión de nuestros besos, comenzando a conocer el aroma de nuestras pieles.
Ambos quedamos en ropa interior, la sensación más agradable, tal vez, aún no descubierta en mí, comenzaba a conocer, nos invadía una pasión desenfrenada por sentir el contacto del uno sobre el otro, besos y más besos, no me podía despegar de su cara, lo besé como si fuera la primera y última vez.
Sus manos no dejaban de acariciarme, mi humedad cada vez más abundante, enseguida lo noto, me pidió que succione uno de sus dedos, para luego penetrarlo en mi vagina, luego lo volví a succionar para compartirlo a través de nuestras lenguas.
Me sentí aislada del mundo con ganas de parar el reloj, para que el tiempo se detenga. Una hermosa sensación recorría mi cuerpo, estaba encima de él, una de mis manos por debajo de su cabeza y la otra recorriendo su tórax, realmente sentí ganas de devorármelo a besos.
Mi respiración cada vez se agitaba más, me salían palabras como “me encantas”, realmente no podía creer lo que estaba viviendo, su mirada dulce, la transpiración de nuestros cuerpos, el contacto permanente.
Decidió quitarme mi prenda interior y hacerme un espectacular sexo oral, que lo disfrute al máximo, mi cuerpo sólo podía expresar intenso placer, e inundar su boca de fluidos.
Volvió a compartir mi sabor a través de más besos, los cuales acepté con mucho gusto. Esa mágica conexión de nuestras lenguas, hizo que nuestros cuerpos se correspondieran mutuamente.
Nuevamente arriba de él, decidí ir descendiendo lentamente, con tiernos besos por su pecho, mirándolo a los ojos, para ver su expresión, me detuve en su ombligo y luego fui bajando un poco más, quería disfrutar de su exquisito aroma a través de su ropa interior. Era tan rico que quise permanecer unos minutos, antes de descubrirlo…
Me tomé mi tiempo, lo miraba y le dije “me encanta disfrutar de tu aroma”.
Su zona estaba impecable, prolijo, siempre digo que los chicos que son así, tienen un plus de mi parte. Lo succione muy despacio, como así también sus testículos.
Volví a su boca, a besarlo nuevamente, el punto de conexión de nuestros cuerpos. Deje que nuestras partes íntimas se rocen, realmente la estaba pasando muy bien, y quería extender todo lo posible ese momento.
Desee tenerlo dentro mío, mi respiración cada vez se agitaba más y comencé a sentir la extraña sensación del cuerpo adormecido. Estallé de placer varias veces.
Le pedí cambiar de posición, tenía el cuerpo enteramente adormecido, quería tenerlo arriba mío, para observarlo y grabar en mi mente su figura.
Llego el final, me preguntó que quería hacer, mi respuesta fue, “si viste mis videos, ya sabes que es lo que me gusta”, con su voz tan sensual, me dice, “no querés adentro”, sin dudar respondí “sí”, y por dentro pensé, al fin alguien, me pide algo distinto.
Habíamos llegado al final, pero ninguno de los dos quería despedirse, cumplir las obligaciones, atender el celular, despedirnos. Grabar en nuestra memoria los besos que nos dimos. Para no dejar de pensarnos.
Claramente está, que no fue sexo lo que tuvimos, sino hacer el amor, desde el primer beso que nos dimos.


Cuando bajamos por el ascensor, le pregunté su nombre y desde ese momento decidí ponerle el apodo de, “mi chico vip”.

Gloria Parque.
@gardelhat

1 comentario - Relato en primera persona