Dos placeres mezclados son mejor que uno - 4ta Parte

Hola a todos los poringueros lectores, espero que estén disfrutando de la lectura. Espero que no haya sido demasiada larga la espera, pero bueno, hay otras cosas que me roban el tiempo.

Para aquellos que recién se encuentran con esta historia, les dejo los links para que sepan como empezó esto:

Parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/2467829/Dos-placeres-mezclados-son-mejor-que-uno---1era-Parte.html

Parte 2: http://www.poringa.net/posts/relatos/2470492/Dos-placeres-mezclados-son-mejor-que-uno---2da-Parte.html

Parte 3: http://www.poringa.net/posts/relatos/2473646/Dos-placeres-mezclados-son-mejor-que-uno---3era-Parte.html

Ahora sí, vamos con la cuarta parte de esta historia:

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Luego de leer el mensaje, Pablo se puso a meditar si debía responder de inmediato.

- Ya fue, que se joda y ahora espere. - Exclamó en voz alta, dejando el celular en la mesa de luz y apagándolo para que nadie interrumpa su sueño. Seguramente Gaby se iba a poner impaciente, y eso era lo mejor que podía pasar.
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Gaby se pasó toda la mañana y parte de la tarde esperando la ansiada respuesta de Pablo, la cual parecía que no iba a llegar nunca. Ya estaba a punto de mandar otro mensaje, pero no quería parecer desesperada.

El mayor problema durante esas horas fue tener que bancar los avances constantes de su esposo para volver a tener sexo. Insinuaciones, indirectas, tocadas de culo, ya se estaba cansando de que su marido se ponga tan pesado y empezaban a crecer las ganas de dedicarle un par de puteadas para que se deje de joder.

- Basta, cortala. Esperá hasta la noche y ahí sí, ¿dale? - Dijo Gaby, con la intención de calmar un poco a su marido.

- Pero yo quiero ahora... - Insistía, acariciándole la cintura y también el culo.

- Sí, pero ahora no se puede, hay gente en casa y no pienso hacer un espectáculo delante de todos. - Gaby sabía que estaba siendo muy hipócrita al pronunciar esa frase, por lo cual sonrió de forma irónica.

- Ah, pero querés, ¿no? - Preguntó Héctor, quien parecía decidido a cogerse a su mujer en la mesada de la cocina.

- ¡Epaaaaaaaa! - Se oyó el grito detrás de ellos. - Vamos gente, para eso se inventaron los telos.

La pareja dio un respingo mientras se daban vuelta para ver a Camila, la hija menor de la familia. De la altura de la madre, y un cuerpo casi de modelo, sumado a unos ojos verdes heredados de su padre, era lo más parecido a un angelito. Aunque si se tenía en cuenta la ropa que tenía puesta, se trataba de un ángel bastante sexual.

Pollerita corta, remera musculosa que dejaba descubierta tanto el piercing del ombligo como el hermoso escote que se descubría para que se vean un buen par de tetas. A eso había que agregarle una melena ondulada pelirroja que le llegaba por la cintura, y definitivamente quedaba a la vista una diosa con todas las letras.

- ¿Y? ¿Qué se quedan mirándome? - Preguntó la joven. - Por si no se acuerdan, yo también vivo en esta casa. - Agregó, cambiando su postura.

- Sí, cuando te conviene. - Bromeó su padre. - Bien que te la pasás en lo de tu novio todos los días.

- Bueno, él no se queja y su familia tampoco. - Respondió Camila.

- Eso es cosa de ellos. - Intervino la madre.

- Si ellos no se quejan, no veo porque ustedes tendrían que hacerlo. - El tono de Camila cambió por uno algo más agresivo al dirigirse a su madre.

- Bueno chicas, basta. - Héctor alzó la voz para evitar una discusión.

Antes que alguna de las dos mujeres pudiera decir algo más, el teléfono de Gaby sonó, indicando que había recibido un mensaje de texto.

Camila aprovechó el momento de calma y rápidamente desapareció de la vista hacia su habitación. Héctor, mientras tanto, al ver que su esposa no se hallaba de buen humor y tenía la vista clavada en el celular, decidió irse al living para que nadie lo joda.

El mensaje recibido por Gaby era de un número desconocido y no indicaba quién lo había enviado, pero por el contenido, no había que ser adivino para darse cuenta de dónde provenía, agendando el número de inmediato.

"Así que te gustó ver la cara de Laurita llena de mi leche?"

Gaby no pudo evitarlo, una carcajada salió despedida de su boca.

- ¿Quién era amor? - Se escuchó la voz de su marido desde el living.

- Nada, era una boludez que mandó Laura.

"Sos un pendejo atrevido! Cómo le vas a hacer eso a Laura?"

Un nuevo mensaje llegó, pero esta vez por whatsapp.

"Ella no se quejó de nada" - El mensaje era de Pablito. Gaby miró por unos segundos la foto de perfil, deseando sacarse las ganas de una vez por todas con ese pendejo.

"Es más, no le viste la sonrisa q tenía? xa mí q le gustó mucho la cogida q le pegué"

Gaby sentía que de a poco se estaba excitando, incluso podía notar como se estaba mojando. Sin aguantarse demasiado, buscó el video que le había enviado Laura, bajando el silencio al mínimo para que nadie más pudiera escuchar las voces excepto ella.

Ver a su amiga comportándose tan puta no pudo más que llevar su excitación a un nuevo nivel. Se relamía de pensar en recibir una descarga como la que había recibido su amiga en la cara. Sin embargo, no quería delatarse con Pablo o él se iba a abusar. Quería ser ella quien pusiera las reglas del juego.

"no lo sé, ella estaba bastante en pedo cuando se fueron" Envió Gaby, pero la respuesta de Pablo no se hizo esperar.

"x qué no se lo preguntás a ella entonces? hablalo y dsps me contás si te estoy chamuyando o no"

"dale pendejo agrandado"

"agrandada me queda la pija de pensar en vos diosa, avisame cuando hayas hablado con tu amiguita".

Una vez enviado ese último mensaje a Gaby, Pablo decidió usar a Laura para cumplir su objetivo. Si Gaby pensaba hablar con su amiga, era mejor refrescarle la memoria para que quede bien parado ante la madura que durante tanto tiempo alimentó sus fantasías sexuales.

"hola putita, la pasaste bien anoche?" envió el mensaje a Laura.

"hola pendejo hijo de puta, la pasé de 10!!!"

Listo, Pablo ya sabía cómo venía la mano, era hora de aprovechar el momento.

"con ganas de darle la lechita a la nena otra vez

estás lista para una buena revancha?"

"vení YA!!!"

Sin esperar a ninguna otra indicación, Pablo salió directo a lo de Laura lo antes posible.
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Gaby llevaba un buen rato tratando de ubicar a su amiga Laura, pero por alguna razón no le contestaba los mensajes ni atendía el teléfono.

- ¿Dónde se metió esta mina? - Preguntaba en voz alta, mientras seguía insistiendo para comunicarse, tirada en su cama, aprovechando el momento de soledad que se había apoderado de la casa, ya que su esposo había salido a hacer unas compras y su hija había ido a visitar a una amiga.

Finalmente el whatsapp trajo una respuesta para ella:

"hola! aca estoy"

"donde te metiste?"

"ah, pasa q vino una visita"

"ya se fue"

"todavía no, pero puedo hablar... t llamo?"

"dale"

A los 15 segundos, el celular de Gaby sonó, indicando que alguien estaba llamándola. Ansiosa por hablar con Laura, atendió el teléfono.

- Hola. ¿Dónde estabas?

- ¡Hola Gaby! Acá andamos, bien acompañada. - Contestó Laura, soltando una pequeña risa.

- ¿Con quién estás? - La curiosidad dominó de inmediato a Gaby. - ¿No te alcanzó con lo de ayer?

- Mmmmmmmmmm... - Laura respondió con un suave gemido que anunciaba placer. - No, a ninguno de los dos nos alcanzó.

- ¿Cómo que a ninguno de los dos? - Gaby se había quedado boquiabierta. - ¿Estás con Pablo?

Laura soltó otro gemido antes de responder:

- Ay siiiiii... ¡no sabés como chupa la concha este pendejo! ¡Dale bebé! Asiiiiiiiiiii.... ¡ay por dios!

Gaby no sabía qué decir, su cerebro parecía haberse quedado paralizado. No podía ser que su amiga hubiera tenido la ocurrencia de llamarla teniendo sexo. Mientras estaba tratando de entender cómo era posible que estuviera metida en semejante situación, escuchó la voz de Pablo a través del teléfono, aunque no alcanzó a entender lo que estaba diciendo.

- Mmmmmm... hola Gaby. - La voz de Pablo sonó fuerte y clara, como si hubieran activado el altavoz del teléfono.

- ¿Qué mierda estás haciendo? - La madura no sabía qué otra cosa podía decir.

- Ahora mismo, nada. Pero disculpala a tu amiga queno responda ella, tiene la boca ocupada. No sé si me explico. - Gaby casi podía ver la sonrisa de agrandado que debía tener Pablo en ese instante. - ¡Ah, qué hija de puta que sos! ¡Cómo te gusta!

- Es que tu pija me vuelve loca. - Se escuchó la voz de Laura.

- ¿Cómo carajo se les ocurre llamarme ahora? - Gaby no entendía nada, los pensamientos se revolvían en su cabeza, pero a pesar de toda la confusión, no pudo evitar empezar a sentirse excitada.

- Vos querías saber si te estaba chamuyando,¿no? - Respondió Pablo. - Bueno, acá tenés tu respuesta.

- Ay bebeeeeee... - La voz de Laura volvió a hacer acto de presencia mientras claramente se podía oír el ruido del cuerpo de su amiga chocando con cada embestida de Pablo.

Durante los siguientes minutos, Gaby no pudo entender mucho más que gemidos, gritos de placer y variantes de "¡que bien que me cogés!".

- Ay Gabyyyy... no sabés... lo que te estás perdiendo... aaaaaaaaah... haceme acabar de nuevo, ¡por favor!

Gaby no pudo evitarlo, sentirse involucrada, escuchar los gemidos de su amiga, imaginar la cogida que le estaban pegando... se quitó el pantalón tan rápido como pudo sin soltar el teléfono y empezó a tocarse la concha, que estaba tan mojada que Gaby se sorprendió de no haberse dado cuenta antes.

- ¿Te gusta putita? ¿Te gusta como te coge este pendejo?

- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii... ¡no pares hijo de puta! ¡Cogemeeeeeeeeeeeeee! - Al terminar esa frase, Laura soltó un alarido como si la hubieran acuchillado, logrando que Gaby se desesperara al pensar que le había sucedido algo malo.

- ¡Lau! ¿Qué te pasó? - Pero sólo se podían escuchar jadeos y la respiración agitada de su amiga.

- No te das... una idea... del orgasmo... que acabo de tener... - Fue todo lo que alcanzó a decir Laura.

- Te gustó lo que escuchaste, ¿no Gaby? - La voz de Pablo se escuchó más clara y cercana: había desactivado el altavoz.

- Son un atrevido de mierda. - Respondió, tratando de no delatar su excitación.

- Bastante, pero vos también, por algo no cortaste la llamada. - Una risa se escuchó de fondo, Laura se divertía a costa de ella.

Ante la falta de respuesta de Gaby, Pablo insistió:

- ¿Te gustó o no?

- No, la verdad que no.

- Te sale muy mal mentir, Gaby. - Se mofó el joven. - Bueno, te corto yo. Es hora de hacerle la colita a tu amiga. Tiene un lindo culo la muy puta.

Gaby se sintió sorprendida del trato que Pablo tenía con su amiga, pero más sorprendida estaba de no haber escuchado ningún reproche por parte de Laura. Finalmente Pablo agregó en voz baja, tratando de que nadie más que Gaby lo oyera:

- Eso sí, no tan lindo como el tuyo. No sabés las ganas que tengo de cogerte a vos.

- ¿Ah, sí? ¿Te gusta mucho? - Gaby no podía creer que ella misma acabara de decir eso, era como si otra persona hubiera utilizado su boca para hablar en su lugar.

- ¡Me encanta! - Exclamó Pablo. - Seguro que te estás tocando. Te dejo en paz, dedicame una como las tantas que te dediqué yo a vos.

Y antes que Gaby pudiera responder, se oyó el tono del teléfono, indicando que habían cortado la llamada.

Su cabeza daba vueltas, lo que acababa de suceder era irreal, algo que sólo pasaba en fantasías o historias de gente famosa por inventar relatos sexuales que en la puta vida les habían sucedido. La excitación que le había despertado esa situación era increíble.

Sin pensar más, terminó de quitarse la tanga, que ya estaba directamente empapada y metió uno de sus dedos bien adentro de su concha, mientras con la otra mano acariciaba su clítoris, estimulándose cada vez más.

Su dedo entraba y salía lo más rápido posible, tratando de meterse tan adentro como se lo permitía su concha. Estaba desatada y necesitaba un orgasmo de manera urgente, por lo cual sumó otro dedo al que ya estaba usando para masturbarse.

Sabiendo que nadie podía oírla en su casa, aprovechó para dar rienda suelta a sus gemidos, que había luchado por contener mientras se tocaba al oír los sonidos de placer que había emitido Laura.

Se apretó el clítoris, lo acariciaba, movía esa mano hacia sus pechos y presionaba sus pezones, llevaba su mano hacia la boca y mojaba la punta de sus dedos para luego volver a jugar con sus pechos.

- Dale, ¡cogeme! - Era el pedido que Gaby hacía en voz alta. - Sí, así, dame esa pija hermosa que tenés...

Finalmente, luego de varios minutos y algunos orgasmos en el medio, Gaby sintió como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, dando lugar a una acabada fenomenal, que, en cuanto retiró sus dedos, salpicó una buena parte del acolchado de su cama matrimonial.

Su respiración era entrecortada y su corazón latía desesperadamente, como si hubiera corrido una carrera por su vida. Una vez que logró calmarse, se dio cuenta que era la segunda vez que acababa tan fuerte masturbándose, y ambas habían ocurrido pensando en Pablo.

Sonriendo alegremente, hizo un esfuerzo por levantarse y cambiar el acolchado, no tenía ganas de andar dando explicaciones a su marido. Era mejor inventar una mancha de café que tener que explicar por qué había estado masturbándose, la mente cerrada de su esposo no solía tolerar que ella se masturbara, a no ser que fuera delante suyo.

Sin embargo, al salir de la habitación, se le ocurrió una idea que podía ser beneficiosa para ella. Tomó el acolchado, prendió las luces de su habitación y colocó el acolchado nuevamente sobre la cama. Luego agarró el celular y le sacó una foto a la mancha que había dejado con su eyaculación, después abrió el whatsapp y envió la foto a Pablo.

- Ahora vamos a ver quién se queda con las ganas. - Dijo en voz alta, sin darse cuenta que había caído justo donde Pablo quería tenerla: desesperada por coger con él.
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Bueno gente, espero que les haya gustado esta parte de la historia. Trataré de tener la continuación lista cuanto antes.

A los que puedan, y tengan ganas, dejen sus comentarios para saber si les va gustando o si tienen alguna idea de cómo debería continuar la historia.

Saludos!

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