De la conveniencia de acabar en las tetas

Muchas veces me pregunte porque a las mujeres maduras les gusta que le acaben en las tetas. Siempre fui curioso por las respuestas femeninas. Son pocas las que me pudieron contestar alguna pregunta. Unas por privacidad y otras por desconocerlo absolutamente.
Pero la mayoría se extasía en pajearnos arrimando el glande a sus pezones para recibir el semen. Sus caras se transforman. Las hay sutiles al pajear y hay otras que ponen toda su fuerza. Pero ninguna quiere quitar los ojos de la pija en la certeza personal, de que les fascina ver cómo sale la leche de la poronga. Ese chorro que les puede ir a la cara y el pelo, que tan cuidadosamente cuidan, del pegote posterior de la acabada.
Luego de eso, hay mujeres que exprimen la pija como para agotarla y otras que automáticamente la dejan. De las que dejan hay algunas que corren hasta el baño como si estuvieran sucias y otras que se dedican a esparcir el semen por todo su cuerpo como si fuera una crema rejuvenecedora.
Uno aprende de ellas que placer. Y mi placer fue siempre mirar, un mirón de lo que a ellas las satisface.

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