Cuentos para un albañil, Mabel.

Como para que me recuerden soy Mario, el albañil diplomado, hoy comparto un pequeño relato de mis épocas juveniles, recuerdos que volví letras, espero que les guste y sino bienvenidas la criticas, hay que mejorar siempre.
En mi vida las sirvientas, ha jugado un papel preponderante y cuando digo “sirvienta” no lo uso como peyorativo, todo lo contrario, es como cuando le decimos a una mujer de pechos grandes, “tetona”, para mi “sirvienta”, es esa mujer que puede trabajar en labores domesticas, agencia de servicios para empresas, mesera, cocinera, niñera, sencilla, de risa fácil, un poco tímidas, les encanta la música, los chocolates así digan que están gordas y adoran que uses un lenguaje sencillo y de charla sencillas, que seas cortes en el trato, pero de medio a alto, algo de arrogante, porque no lo sé, pero un poco de arrogancia y seguridad, las seduce.
Cuando a mis 14, debute con mi primera sirvienta, la de la vecina, también ella debutante, fue una de las experiencias que mas grabada a fuego tengo en mi memoria, transcurriendo mis 14 y 15 años, con esta bella mujer y no precisamente la belleza estaba en su físico, sino por el momento en que fue y las consecuencias, cogía todos los días, incluso si ella estaba menstruando, no nos importaba a ninguno de los dos, de lunes a jueves dos polvos por día y viernes y sábado, no bajaba de cuatro.
Todo se hizo más fácil detrás de una decisión de mis padres, al ser el único varón y tener tres hermanas, decidieron que mi cuarto estuviera en el primer piso, de un cuarto en el fondo de la casa, abajo se guardaban las cosas, lo acondicionaron perfectamente hasta con un baño y Norma, como era la criada también dormía en un cuarto al fondo de la casa de mi vecino, así que pasada las once de la noche, ella saltaba el alambre que existía como límites entre las dos casas y nos encerrábamos en mi cuarto, no hablábamos de relación, ni definirnos como novios, ni promesas que jamás se cumplen, nos encontrábamos noche a noche a hacernos el amor.
Esa actividad sexual, diaria y continua, calmaba con creces mi adolescencia tumultuosa de deseos, mis amigos, compañeros, similares en edad, sean de curso, deportes, ingles, artes marciales mixtas, en cualquier ámbito social que me desenvolvía, se mataban a pajas diarias y a pesar de ello no podían ocultar su calentura, verlos actuar torpemente con la minas en sus incontrolables deseos por ponerla, yo por el contrario, tenía una actitud tranquila, relajado y las mujeres lo perciben más que cualquiera, yo podía ser amigo de las minas tranquilamente y en esa supuesta amistad, a varias de ellas me las terminaba cogiendo o me cogían ellas.
Para mi suerte, un hermano de mi papá, soltero, que trabajaba en minería, me pedía que le cuide su departamento los veintiocho días que él estaba afuera, mi trabajo consistía en cuidar y mantenerlo limpio, mi tío que sabía bien que yo lo usaba de bulín, me pagaba y tener un lugar así, para ir a estar simplemente porque te hiciste la yuta al colegio, por dar un ejemplo, con una compañera, terminaba en un polvo casi con seguridad, es de poco hombre, ser vanidoso respecto de los éxitos con las mujeres, pero como es objeto de éste relato, quiero referenciar que de 22 compañeras que tenia, yo me había pasado por las armas a diez, algunas en su primera vez y otras que estaban incluso de novias, jamás dije nunca nada, ni le conté a nadie.
A los 16 años desaparece Norma de mi vida, algo pasó en el seno de la casa de mi vecina y decidieron devolverla a la madre, jamás volví a verla o saber de ella y si bien es cierto que pregunte a mi vecina que me contesto, con un “que te importa”, no pude saber más nada de ella.
De coger todos los días, con días que cogí hasta tres mujeres distintas, a coger con suerte una o dos veces a la semana, se siente muy fuerte el cimbronazo, nunca fui de hacerme la paja, pero por ahí un miércoles no daba más y no quedaba otra que una manuela memorable, trataba de mantener mi actitud relajada, pero estaba complicado.
Un día salgo del gimnasio tipo 21.30, voy tomar el colectivo, divagaba sin mirar quien estaba alrededor cuando una voz de mujer me dice
-te puedo pedir un favor
Cuando la miro, era de esas que me gustan a mí, media bajita, la cara de cachetes gorditos, buena boca, buenas curvas, muy buenas curvas, buenas tetas, culo para cuadro, esas petisas fuertes que tanto me gustan, mirándola a los ojos de forma fija y penetrante
-si decime
-me ayudarías con cincuenta centavos que faltan para el pasaje, perdí la moneda y si voy a pedirle a mi patrona que me dé, capaz que me hace quedar y ya voy salir más tarde… yo después te lo alcanzo a tu casa
-¿y como sabes donde yo vivo?
-yo vivo a dos cuadras de tu casa y cómo voy al almacén del turco (uno que está a dos casas de mi casa), te he visto.
-Sí te presto, perdona que yo no te reconozca como vos a mí, no hay problema por la moneda, no debes salir corriendo a devolvérmelo, (con una sonrisa).
Y algo dije después que empezamos a charlar, de nombre Mabel, trabajaba de empleada domestica, tuvo un hijo a los 19 años y ahora con 20, vivía con su mamá y tenía que trabajar. Le conté de mi un poco, desviando la tensión de tener que contarme sus cosas y de sus nervios iniciales, pasamos a una conversación sencilla, sin preguntar cosas privadas, cuando se bajo del colectivo casi 20 minutos después, me dio las gracias con una hermosa sonrisa y la promesa de devolverme lo prestado. La dos pajas que me tuve que hacer esa noche, causa de Mabel, imborrables.
Paso como una semana, cuando un día compraba un poco de fruta en el almacén, sábado tipo cinco de la tarde, me volví a topar con Mabel, ella entraba a comprar algo, la saludo alegremente y ella lo hace muy cortante, casi con fastidio y cuando le pregunto como estas, me contesta que espere, que va a devolverme la moneda que alguna vez le preste,
-No me tenes que devolver nada, solo te saludaba…
Bastante arrogante mi tono y me fui, sin esperar su respuesta, incomodo, no estaba molesto, pero esa actitud de Mabel, no me la esperaba; Me prepare un licuado, me bañe, di vueltas, paso como dos horas calculo, cuando mi hermana toca la puerta de mi cuarto, diciendo que me buscaba una chica con un chiquito, como si fuera una tragedia, cuando pase por el comedor, mi vieja y mis hermanas me miraban como esperando explicaciones de lo que ni yo sabía; Era Mabel y su hijito.
-Hola, perdona que venga a tu casa de ésta forma, pero estuve muy tonta hoy con vos y quería venir a disculparme.
-Hola, ¿que estas mal?
-Un poco, peleas con mi mamá, discutimos mucho, desde mi embarazo, por mi bebe y a veces me supera
Y la deje seguir hablando, escuchándola atentamente, sentados en el murete del frente de mi casa, tenía un vestido de verano, finito con una especie de elástico largo en la zona del estomago, lo que acentuaba las tetas y las caderas, sandalias y el pelo suelto negro con mechones de otro color, por ahí le preguntaba algo y ella hablaba un rato largo como descargándose, tratando de que el bebe, no se aburra y llore y cuando se agachaba para atender al bebe, podía ver parte de esas dos tetas hermosas … se hicieron como las diez, un poco tarde según ella, se fue saludándome con un beso y una sonrisa, agradeciendo el momento, bla bla…
Cuando entro a mi casa… por favor, un quilombo de aquellos me hizo mi vieja, mis hermanas y mi viejo medio subido a la moto, preguntando que era toda esa situación, tranquilo y pausado les cuento la historia y mi viejo reniega que habían hecho quilombo al pedo, mi vieja con sus consejos de que tenga súper cuidado y mis hermanas media chusmas y brujitas, comentarios respecto de cuando, como y de quien se embarazo, al rato que se calmaron, pude ir a mi cuarto, otra vez una buena paja, inspiradas en Mabel.
El domingo me levante temprano y mis viejos se iban a la casa de mi abuelos, que viven en un pueblo a casi 45 km, hace rato que mis hermanas y yo éramos reticentes a ir, pueblito muy tranquilo, chiquito, campo, todo el santo día, ni un televisor había, era un embole… como empezaba la primavera, mis hermanas querían tomar sol y todo ese circo, deciden ir, cuando me pregunta mi viejo, le digo como al pasar que no tenía muchas ganar y para sorpresa mía, mi viejo no se opone y ya que me quedaba, el muy guacho me encajo la tarea de cortar el pasto, me dejo unos buenos mangos, bien generoso para que compre algo de comer y se despidieron, avisando que tipo 11 de la noche estaban de vuelta. Listo, chau, pásenla bien.
Entre cortar el pasto, arreglar los canteros y limpieza, bien hechos los deberes así el jefe está contento, se me fue la mañana, al sacar las bolsas producto de la limpieza, al canasto en la calle, me hablan
-que trabajador que estamos, un domingo…
A pesar de sus palabras, tenía una cara, se ve que había estado llorando y casi no podía disimular, estaba con su hijo, en un carrito y con un bolso más grande que una mochila
-Te volviste a pelear con tu mama
Le dije afirmativamente como que ya sabía, que no disimule, a lo cual me contesta
-Sí, encima esta con su novio y me pidió que me vaya hasta la tarde, así pueden estar solos y vine a comprar una botella de agua.
-y ¿donde pensas ir?
- A pasear, nos vamos al parque, nos arreglamos ¿vos que haces hoy?
-acá me ves, se fueron mis viejos a mis abuelos, estaba limpiando el jardín un poco
-¿vos también estas solo?
-yo me quede solo, decisión mía, es distinto a tu caso me parece (moviendo la cabeza en ese gesto de tener la certeza de los que estamos diciendo)
Y se me vino a la cabeza un segundo de inspiración
-Si me esperas media hora, me baño y te acompaño
-no sé (yo la miraba fijamente y temiendo que diga que no, apure un poco el tramite)
-bueno sino queres, decímelo de una, yo me siento bien con vos y pensé que vos también
-No! No!, no lo tomes a mal, solo que me tomaste de sorpresa
-ahh bueno (como diciendo ya decidiste por si) veni pasa, sentate con el bebe y enseguida estoy listo
-No quiero entrar a tu casa, yo te espero en la plaza (una que está a dos cuadras).
-bueno no entiendo por qué no, pero después me contas, espérame me doy un baño y ya te alcanzo
Y dos o tres palabras más, empujando el carro se fue, me dio una mirada muy tierna, unos metros más adelante, entre desesperado a bañarme y en eso que acomodaba las cosas rápido, me vino el pensamiento, tranquilízate, aprende que si te apuras perdes, si mostras que estas caliente fuiste, así que respirando hondo, hice todo despacio, termine lo que tenía que hacer y de los 20 minutos prometidos a Mabel, se hicieron casi dos horas, pensando que ya no estaba esperándome me fui a la plaza y allí estaba
-pensé que no ya no venias, el bebe está muy molesto (me lo factura)
Ni le conteste, me hice bien el boludo y si le dije que vamos a un lugar que conocía a comer
-no tengo un peso me lo dice con énfasis
-Mabel, mirándola fijamente, si a cada cosa que te diga, le vas a buscar la vuelta, es como que entiendo que le estas buscando la vuelta y no queres que te acompañe, te reitero decimelo
-te espero casi dos horas (me lo factura de nuevo) y me decís eso otra vez
-bueno entonces deja de cuestionar cada cosa y seguime dale, no te pregunte si tenias plata, te dije de ir a comer y si a cada cosa que te digo tengo que aclararte, Mabel invito yo, (tono sarcástico), entiendo que no queres
-pero lo que yo quería decirte es…
-Mabel (bien cortante), el chiquito está molesto, vos sos molesta que pedís tantas aclaraciones de lo que está claro y así podemos seguir estando toda la tarde, tengo hambre, el bebe también y vos parece que hablas de hambre…
Se rio con ganas, un poco de mi tonto fastidio y del teatro de mi parte. Le ayude con el bolso grande que tenía y nos fuimos a una pensión que yo sabía que hacían buenos menús y acorde a mi presupuesto, pendejo de 16 años, que dependía de su papi.
Ese almuerzo lo tengo grabado en mi memoria de forma muy especial, era el primero con una mujer, aprender por prueba y error, aprender a construir el momento, aprender a generar el momento, es lo que después te hace que la pongas o no, yo me venía volteando todas pendejas, tan o más arrechas que yo, esas que se te dan por la calentura del colegio, de las hormonas adolecentes, nunca había tenido que trabajar, seducir, generar confianza, compartir… desear una mujer y que ella te desee, era una experiencia nueva y trataba de disfrutarla al máximo, con el riesgo por cierto, que a pesar de todos los esfuerzos, me vea como un pendejo amigo, que se ofrece a acompañarla y tener que pajearme en su nombre, sin remedio.
Intentaba relajarme, dejar que fluyan las cosas, que cuando se tienen que dar, se van a dar, la charla fue tomando cuerpo, me conto de su embarazo, del padre ausente, de sus errores, de los de su madre, de mi parte solo la escuchaba y cuando por ahí me preguntaba algo, yo le seguía la corriente, dándole la razón, así no esté de acuerdo con ella, la comida estuvo rica, abundante y según ella que no comía desde ayer, sació su hambre, cuando terminamos, me dijo de buscar un lugar en el parque con sombra, así amamanta a su bebe y se duerme la siesta, agregando que a pesar de su esfuerzo, siempre se despierta por el ruido o el calor y no completa su siesta y eso lo pone molesto.
Y cuando dijo eso, le dije de ir al departamento de mi tío, en eso que ella pensaba si aceptaba o no, seguramente recordando mis reclamos que siempre cuestionaba todo, paré un taxi, así que medio forzada, por la apurada accedió, me enseño como doblar el carro para meterlo en el baúl, subimos al taxi y quince cuadras después entrabamos al departamento; El bebe ya venía mamando y casi estaba completamente dormido, cuando le indique en la cama de una plaza que había, para que lo acueste, que la esperaba en la cocina y que le iba a hacer un té.
Al rato salió, listo el bebe, acomodándose las tetas, la sonrisa nerviosa, mirando el departamento en su curiosidad, tomo el té de manzanillas y comentaba que el bebe seguramente dormiría mucho, pues en la noche no había podido hacerlo, que como ella no había comido, no tenía tanta leche sus pechos, mas sus nervios, su mal estado de ánimo, todo seguramente repercutía… era una maquina de hablar, no paraba.
En algún instante de todo ese monologo, que sinceramente me empezaba a poner las bolas como palta y medio como que me estaba convenciendo que en un 90 % por ciento no la ponía, ella en su charla y con cierta ternura me agradece el domingo que estaba pasando, recordando otros domingos que paso sola y en la calle, aprovecho para agarrarle la mano cariñosamente y decirle que ya no iba a estar sola, mostrando las cartas de una buena vez, me soltó la mano rápidamente, un tanto nerviosa y se hizo un silencio mortal, yo le fije la mirada como buscando respuestas y ella no solo que esquivo la mirada, tampoco explico nada… como diría el poeta, la vida son esos instantes en los que no falta el aire
-qué lindo el departamento de tu tío
Y se paro para mirar por la ventana de la cocina hacia la calle, ahí fue cuando le dije vení que te muestro y recorrimos el departamento juntos, el living comedor, el balcón que se podía ver toda la avenida, el baño que era espectacular, el dormitorio donde dormía el bebe y por ultimo llegar al dormitorio de mi tío, el de la cama matrimonial, me mande adelante para correr la cortina y que entre más luz y ella se acerco al costado de la cama donde hay una cómoda con un espejo y un banquito, ahí se sento mirándose al espejo mencionando como tenía la cara hinchada de tanto llorar y todas esas cosas que según ellas, las mujeres, algo siempre les falta, casi como saltando por la cama me acerco por detrás de ella y le pongo mis manos en su cuello y hombros y apretó suavemente a modos de masajes, ella se quedo quieta pero estaba tensa, le pedí que pongas las manos al costado y que se relaje, mientras masajeaba su cuello y hombros dando lo mejor de mi
-mmm… que bien se siente
En algún momento hago que gire el banquito y arrodillándome me meto en medio de sus piernas, mirándola, buscando besarla, creo que quiso como frenarme con sus brazos en mis hombros, pero no le di tiempo, la bese dulcemente agarrándole con las dos manos la cara, otros besos suaves un poco más largo en sus mejillas, nariz, como un recorrido hasta volver a encontrar la boca y se rindió, con un beso que me comió la boca y el abrazo de oso atrayéndome hacia ella, para que nuestros cuerpos se toquen por primera vez, su piernas abiertas, como un abrazo, un poco mas debajo de mi cola, presionaron empujándome hacia ella y mi pija al palo se tocó con su concha, a pesar de que teníamos ropa, pudimos hacernos sentir.
Sin dejar de besarme, casi quitándome el aire, me saco la remera del pantalón y metió sus manos en mi espalda acariciándome y estremeciéndome, no paso mucho para que me la sacara ella misma y me besara el cuello, mis hombros, mi pecho, unos chupones a mis tetillas, fuertes, que no esperaba y qué por primera vez me hacían, sus caricias con las dos manos en mi estómago, regresando a mi espalda… hasta que me indico con sus manos que me pare, sentada en el mismo banco me desato las zapatillas y me las saco, saco las medias, luego soltó el cinto, el botón del vaquero, bajo el cierre y me bajo el pantalón y cuando hacia todo eso, me miraba de una forma que no lo puedo describir, después de haberme sacado el pantalón, subió con ambas manos por mis piernas, acariciándome las gambas, una buena franela a los cachetes de la cola, hasta que agarro el elástico de mi bóxer con las dos manos y me lo bajo de una, solo puedo recordar tamaña calentura, no puedo expresarlo con palabras, pensaba cuando podía, si de esa forma me había puesto en bolas, me calentaba hasta la locura pensar el resto… con la mano derecha me agarro la pija, le dio unos besos y se la metió en la boca, unas cuantas y largas mamadas de ensueño, me la soltó con ese ruido característico y con la mano suavemente me pajeaba, me lamia la pija de arriba abajo y por ahí se pegaba ella golpecitos en la cara o en su boca sacando la lengua, una maravilla, nuevamente un beso a la cabecita, unos cuantos chuponcitos cortitos a la misma, usando los labios con presión y se la volvía a meter todo lo que podía en la boca, para retomar esas mamadas profundas, recorridas de punta a punta, recorridas mortales en el ritmo adecuado y con la presión adecuada, su boca me succionaba, me mojaba su saliva, el empeño que ponía a ese pete de ensueño me llevaba inexorablemente al final que yo trataba de evitar, ¿cómo me iba a vaciar? y no le chupe ni una teta todavía , quería como apartarla y ella como un fundamentalista me pedía que la deje, que quería chuparme, que no la saque, quiero chuparte entero pendejo... con ese lenguaje que tanto calienta.
Y por más que intentaba pensar en otra cosa, evitar que me robe la leche de esa forma, no pude ni tocarle las tetas que tanto le miré a escondidas y ya sentir las contracciones de mi pija, amague querer sacársela para evitar que me seque y ella lo impidió con sus manos en mi cola, no te escapas pendejo… repitiendo esas largas recorridas mamándome la pija, desde la punta hasta donde podía metérsela en su boca… solo atine a ponerle las manos en la cabeza, agarrándola con fuerza del pelo y dejarla que se lleve lo que con tanta dedicación, empeño y perra gauchita había buscado, cuando sintió el gemido del instante previo a acabar, mamo lentamente, con un recorrido largo, entrando y saliendo, recibió mi leche, hecho yo casi un grito profundo y contenido, al sentir el chorro casi en su garganta, acelero la mamada un poquito y se fue con la boca un poco antes de la cabeza y con la mano me apretaba, en un movimiento que hizo que me salieran tres o cuatro chorros mas, literalmente me ordeño, apretándome y estirándome la pija, igual que como se ordeña una vaca, se llevo hasta la última gota y mas… sin fuerzas en las piernas, estremecido entero, caí casi muerto de placer en la cama, su risa maliciosa por dejarme en ese estado y su burla solapada, pendejo que atraso que tenias, me robo una pequeña sonrisa… sin haberla tocado, Mabel y ese momento, se hicieron uno de mis recuerdos más excitantes.

2 comentarios - Cuentos para un albañil, Mabel.

InsaciableLover
Una guerrera Mabelita!
Que buen relato!
A favoritos, Felicitaciones es un aporte MUY bueno!
🤤
BigWomanNQN
Buen relato! Muy bien descrito!!