Historias vividas ¿Vos que harías si te hicieran esto? 2ª

Para aquellos que no sepan como comienza esta historia, les dejo el link
http://www.poringa.net/posts/relatos/2413782/Historias-vividas-Vos-que-harias-si-te-hicieran-esto.html



Al llegar al hotel, pedimos cualquier habitación, no importaba. Podrían habernos dado la más cara y la habría pagado, la más desarreglada y no lo habríamos notado. Solo importábamos nosotros.

Mientras subíamos la escalera, ella por delante, hundí mi cara en su cola arqueada tratando de morderla, no soportábamos un segundo más la espera.
Aseguramos la puerta y nos enredamos de forma tal que ya no pudimos distanciarnos. Éramos manos, bocas, piernas, sudor, respiración, latido, éramos todo lo que había en la habitación, nada más.

Tomé su cola entre mis manos y presioné mi sexo junto al de ella, sin dejar un instante de besarnos, eso provocó que abriera más su boca dejando escapar un gemido y que luego echara su cabeza hacia atrás dejando su cuello a mi merced.
Lo recorrí con mi boca, bebiendo su sudor, mordisqueándolo aquí y allá. Ella tomo mi cola y unió más aun mi verga contra su conchita. Aún nuestra ropa seguía en su lugar y el éxtasis era supremo.

Dejé que ella mantuviera nuestros cuerpos unidos y con mis manos tomé sus pechos, los fui mordiendo por sobre su remera, por sobre su corpiño y eran increíbles. Con cada mordisco, fui mojando su remera, hasta dejar traslucir esas maravillosas tetas que tenía.
Levanté su remera y arranqué su corpiño. Tomé distancia y me deleité con esa visión.

Sus tetas eran redondas, justas, sus pezones eran rosados, en punta, hermosos, sus pechos mostraban jirones rojos de mis dientes atacándolos. Tomó mi cabeza con sus manos y me hundió en ellos para que los saboreara. Y lo hice. Y enloquecí.

Quería fundirme en esas tetas, comerlas, empalagarme y no soltarlas jamás, pero sabía que necesita más y ella también.

Besé su vientre y desabroché su pantalón. Ella lo dejó caer y sacó prontamente su tanga para librar su cuerpo de ataduras y estar ya libre para todo lo que iba a suceder. Me arrodille frente a su conchita de bello rojo, apenas crecido, y bebí sus jugos. Calientes, dulces y ácidos, abundantes, ricos.

Aún parados, al pie de la cama, me invitó a levantarme y comenzó a desabrochar mi pantalón. Quité mis zapatos y ahora fue ella quien buscó darme placer; comenzó a morder mi verga por encima del bóxer. Lo miraba con deseo y arremetía contra él como atacándolo con su boca, mostrándole que ella también sabía pelear esa batalla. Mi glande ya sobresalía por encima y lo saboreó con su lengua. La pasó una y otra vez, de un lado al otro, sin dejar de alternar su mirada entre mis ojos y mi sexo que ya explotaba.
Tan solo con mi mirada le dije, “me estás matando”, y soltó una carcajada perversa, cómplice de placer.

Se recostó en la cama boca arriba y abrió sus piernas invitándome a seguir nuestro juego.

Mientras comía nuevamente sus labios y clítoris, mis manos hacían lo mismo que las de ella, acariciaban sus tetas, pellizcaban sus pezones, recorrían su cuerpo. Sentí su cuerpo arquear, preámbulo de su orgasmo, hasta que lo dejó caer de un golpe sobre la cama al acabar.

Trepé por su cuerpo, la besé y buscó con sus manos mi sexo, tiró de él hasta obligarme a seguir subiendo. Ella recostada y mi verga en su boca, entraba y salia mientras en el espejo del techo observaba que con una de sus manos comenzaba a tocarse nuevamente.
Dejé su boca y en un instante, sin dudar, sin dejarla reaccionar, metí toda mi verga, invadiendo su interior húmedo y cálido.

Le sonreí, se mordió los labios y tomo mis nalgas para hundirme mas dentro de ella. Comencé a cogerla despacio, disfrutando cada centímetro de su conchita que presionaba mi verga. Nuestra danza se fue tornando más y más frenética. Con cada golpe, rompíamos en placer, en goce, en gemidos, en sudor, en éxtasis.

A punto de estallar, me pidió que la acabe arriba. Saqué mi verga, y en un segundo arrancando el preservativo, acabe en sus tetas y su vientre. Acarició su cuerpo y esparció mi semen por sus pechos, chupando sus dedos luego.

Esa noche, reímos, hicimos el amor una y otra vez, y nos compartimos hasta quedar finalmente saciados el uno del otro.

5 comentarios - Historias vividas ¿Vos que harías si te hicieran esto? 2ª

Luni_91 +1
Q linda historia...me encanto...
Te dejo todos los puntitos y los besitos q me quedan...;)
vergacorti +1
Gracias hermosa, viniendo de vos esos besitos me derrito 🎈
viciosomdq
La pasó una y otra vez, de un lado al otro, sin dejar de alternar su mirada entre mis ojos y mi sexo que ya explotaba.
Tan solo con mi mirada le dije, “me estás matando”, y soltó una carcajada perversa, cómplice de placer.

Bravo!!! Excelente relato amigo...! Le dejo mi óbolo y sale reco 👏 👏 👏 👏 👏
Belona00 +1
Excelenteeeeeeeeee.. me gustó! 😉
vergacorti
Muchas gracias por leerme. Esta semana, espero llegar a terminar otra, se la dedicaré. Besos
Belona00
@vergacorti 😬 😬 😘
Stooge
muy buena historia..... y colorada pecosa es mi fantasia sin cumplir jajaja

pasaste por mis aportes a la comunidad?
comentar es el mejor agradecimiento.
de esta forma te digo GRACIAS.
vergacorti +1
jajaja son esos platos exóticos que se encuentran en pocos banquetes. Esperemos que lo encuentre pronto. Gracias por leer y comentar.
Makkiitaa
me encanta tu manera de escribir,
tus relatos son muyy excitantes
espero mass!
vergacorti
Gracias por pasar. Espero poder producir lo mismo con los próximos relatos. Gracias por leer y comentar.