La ley está para ser incumplida - parte dos

Pasaron como dos meses de lo de Constanza, con la pendeja por ahí nos encontrábamos, no a lo loco como la primera vez, que arrancamos tipo tres de la tarde y no la deje como hasta la nueve de la noche, ese día no quería dejarla ir, solo culiarla.
También por ese entonces me había enredado con una linda petisa, que trabajaba de empleada domestica a unas tres casas de mi casa y que había conocido en el almacén del barrio, salía como a las nueve de la noche, pasaba por casa, cenaba juntos y le dábamos como chancho alquilado hasta cerca de las una de la mañana, en que ella salía casi corriendo para no perder el ultimo bondi a su casa.
A ese tiempo, con Soledad las cosas habían sido para peor, reproches, plantadas y demás terminaron en que directamente según ella no podía ni quería ni verme, convencido de que había terminado y habiendo soportado suficiente tratando de no separarme de Soledad, no la di mas bola, no mas teléfono, ni mensajes, nada.
Supongo que cuando pasaron dos semanas y no tenía noticias mías, mando un sms cortito Hola ¿Cómo estás? Que no conteste, conforme paso otra semana y yo no había contestado ni uno solo de sus mensajes llamó, preguntando tonteras, excusas de cómo estaba y cosas por el estilo, sin ser mal educado le contestaba bien, pero cortito sin darle posibilidad de charla, no porque no lo deseara ni por orgullo, según ella había que cortar, pues la cortemos.
Hasta que apareció un domingo a la noche tipo 22 hrs, víspera del lunes feriado, pensé que raro que suene el timbre a esta hora, yo preparaba un escrito y estaba en pijama, así que mire por la ventana, cuando vi que era Soledad me sorprendí
- Hola ¿Qué haces?
Me dice con esa sonrisa, no me saques cagando, por la ventana nomas le conteste que estaba trabajando.
- ¿Estas ocupado? Me dice, quiero hablar con vos
Creo que estaba sorprendida, no salí corriendo abrirle la puerta…
- Soledad, le dije pausadamente, ya hablamos, nos hicimos daño, ya está… dejémoslo,
- Abrime la puerta podes?,
Le abrí la puerta, entro, cerré la puerta y me quede parado, mirándola y esperando que me iba a decir,
- No puedo vivir sin vos, no quiero vivir sin vos
Y me abrazo.
Las reconciliaciones son las mejores y más si uno extraña, las parejas cuando recuerdan sus anécdotas siempre las incluyen entre los mejores momentos y nosotros no fuimos la excepción, como cogimos esas 24 horas por favor, hasta el lunes a la noche que la lleve a su casa, me baje a saludarla a Silvia y me crucé con Constanza y me saludo con esa sonrisa pícara, cómplice.
Volví a mi vida con Soledad, la pendeja estaba mucho más dócil y yo más permisivo y compañero, nos había dolido la separación, por otro lado la situación económica de Silvia y sus hijas, se había complicado mucho más en ésos meses y entre que tenían que desalojar donde habitaban y la precariedad laboral, el panorama no se veía bien, con el padre de las chicas, siempre hubo problemas, no quería poner guita, visitaba poco a sus hijas, etc.… pero viendo la situación le ofreció a Silvia a cambio de terminar pleitos judiciales por alimentos y demás, comprarle una casa, ponerla a nombres de las chicas y que ella lo pueda usufructuar de por vida, cuando me consulto Silvia, la impulse enfáticamente a que acepte el trato, no porque sea bueno el ofrecimiento, sino por la solución a muchos puntos de conflictos.
La cuestión que Silvia acepto, el tipo no es que se jugó, una casa que toda la vida fue alquilada por lo tanto estaba destruida, en un barrio medio, no era el centro donde ellas alquilaban, pero… era su casa, nadie las sacaría mas, la verdad que cuando fuimos a verla por primera vez, la cara de decepción a la tres no la puedo describir, así que trate darle ánimos, vamos mujeres que tiene la cara fea pero eso se arregla etc.
Tuve que salir de garante para un préstamo que Silvia usó para arreglar la casa y cuando menos me di cuenta, estaba metido hasta el cuello, haciendo electricidad y sanitarios y renegando con los albañiles, pintores y demás. De puro comedido nomas.
Fueron lindos momentos, debo atribuirme con vanidad, que de la decepción que tenían cuando vieron por primera vez su casa, habían pasado a optimismo esperanzador, deseo de progresar y que tuve mucho con ver con el proceso, compartir y empujarlas a las tres, hacer la mudanza, verlas elegir los colores, reírnos, renegar que no alcanza la plata, verlas mugrientas cargando escombros, limpiando pintura… un recuerdo muy lindo.
Silvia estaba muy agradecida conmigo, tenía una actitud abierta y de confianza, Soledad me demostraba su amor cada instante y Constanza, paso de la indiferencia o dolor porque era el novio de su hermana, a la complicidad, mucha pasión y mucha calentura.
En la nueva casa, se construyo una especie de local y Silvia, con la ayuda del padre de sus hijas, una relación que mejoro muchísimo, puso un negocio de venta de ropa.
De estar mucho tiempo con las tres, pase a verlas muy poco, salvo Soledad que se instalaba en mi casa el viernes y regresaba el domingo a la noche o si era feriado se quedaba conmigo, también al mejorar la relación con su padre, el padre las invitaba a pasear o a comer y pasar con él todo domingo por ejemplo.
Y sucedió que siendo un fin de semana largo, viernes a martes por feriados, coincidió con el cumpleaños del padre de las chicas y él para festejar, las invito junto a su familia, los cuatro días a un hotel cinco estrellas, spa y todos los chiches, así que viernes tipo dos de la tarde, todos reunidos en la casa de Silvia, esperando que pase el padre a buscarlas, muy contentas y con las maletas hechas, cosa que paso y lagrimitas de por medio, se despidieron las dos muy contentas, mientras Silvia y Yo, las mirábamos partir.
- Bueno Silvia me voy che, que pas….
-Espera… sino estas apurado, fíjate un foco que no anda en el negocio y te doy unos matecitos con unas magdalenas que hice anoche, que están riquísimas.
Entramos, efectivamente un foco no andaba, lo cambie y listo y Silvia me invito a sentarme en la cocina y tomar sus mates y comer sus magdalenas
-Nunca voy a poder agradecerte Sebastián
-Que cosa Silvia
-Todo esto, la casa, el negocio que crece, la relación con el papá de las chicas, casi me obligaste a que aceptara y la verdad que ha sido todo para mejor…
Es extraño la forma que tienen las mujeres cuando te dicen las cosas pareciendo que ellas afirman y en realidad te inducen a que digas algo… no se que buscaba Silvia, pero yo solo agregue
-Dame dos magdalenas para llevarme (con una sonrisa) y estamos hecho, ¿dale?.
No le gusto mi chiste, o sea no el chiste, sino que no fui al punto que ella quería, que no se cual era pero… su tono ya no era agradecido, sino mas bien “che presta atención!!!”
-Te hablo en serio, es importante lo que estoy diciendo
-Te estoy escuchando Silvia
-No sé qué piensan hacer, Vos y Soledad, pero me alegro que esté con vos
Ahh ese era el punto, pensé para mis adentros. Puse voz seria
-No sé a qué te referís, con que podemos hacer con Soledad, Silvia, ella tiene que estudiar, recibirse, armar su carrera profesional antes de cualquier cosa, por lo menos si está conmigo. Pero no entiendo que tiene que ver, que me agradecías y el futuro de Soledad conmigo.
-Nada che, estoy charlando de cosas… que carácter…
-Es que cuando tu suegra se pone seria agárrate… algo hice mal jajajaja (agregue medio nervioso)
-Que vas hacer?, tenes cuatro días de soltería no?
-No había pensado en nada, aparte te digo que Soledad me aviso ayer, capaz que si me decía antes armaba una pesca, pero tengo trabajo atrasado, así que, creo que es un buen momento…
Era una conversación extraña, Silvia buscaba el momento para decirme algo y no estaba ese momento o no sé… hasta que agregó
-Yo había pensado algo, tengo que ir a la frontera a comprar cosas para el negocio, y Soledad me comento que vos querías ir, porque ibas a comprar cortinas, sabanas y tollas, para tu casa…
Se hizo un silencio mortal, yo seguía mirando a Silvia esperando a donde iba su charla,
-Si vos queres y no tenes pensando otra cosa, vamos ahora, compartimos el gasto de la nafta y alojamiento y volvemos el domingo, si salimos enseguida llegamos a la noche, mañana compramos, al otro día temprano pasamos la aduana y el domingo viajamos tranquilos de vuelta...
Silvia explicaba su deseo y yo directamente no estaba, viajar con mi hermosa suegra, un fin de semana largo, solos, dice que la vida son momentos en que nos falta la respiración y éste era uno de esos… parece que algo no conteste.
-che… che contéstame ¿Qué pensar, querer ir?
Silvia es una mujer de 36 años, morocha, grandota, 1.70 y pico, el pelo oscuro de rulos largos, rabiosamente y salvajemente despeinado, ojos verdes, la cara angulosa y la boca algo grande, tiene una figura esbelta, buenas tetas, no grandes, sino finas y alargadas, su pancita plana y lo mejor, la parte de abajo, de esas minas fuertes, las piernas como de jugadora de hockey, musculosas y grandes, una cola ancha, generosa, las curvas de su caderas son pronunciadas y delgada de cintura, tiene el carácter de esas minas que te atienden en las grandes empresas, buen trato, siempre amable hasta ahí, nunca sabes, que, como es, que piensa, cual es la verdadera mujer que hay detrás de ese trato amable…
-No…no, perdona, pensaba cuanto hay en km, tontera mía
-entonces?
-y dale vamos, ya deberías estar subiendo a la camioneta
Hice un chiste, como para cortar su mirada fija, buscando algún gesto que le diga no se que
-bueno agarra el mate y el termo, seguí cebando vos, que yo acomodo un bolso
Y la seguí hasta su dormitorio, jamás había entrado al dormitorio de Silvia, en ninguna de las casas, ella creo que hablaba, yo sinceramente estaba en cualquier cosa, en otro mundo.
-si queres, podes sentarte ahí, era un banquito, así no te molesto cuando paso, mientras dejame ver que llevo
Saco un bolso un poquito más grande que los que se usan en el gimnasio, abrió el ropero, su ropa ordenadita, metió la mano y saco un vestido de un color naranja creo, poniendo la percha debajo de su quijada, con pose de modelo me mostro como si lo tuviera puesto
-éste que te parece
Sin que yo conteste, lo doblo perfectamente sacándole la percha y lo metió en el bolso, un saquito que combinaba, en eso que buscaba le acerque un mate, calzones y saco dos conjuntos que más rápido que lo demás doblo y metió en el bolso, como escondiendo, medias, sandalias que puso en una bolsa de plástico, las chancletas de dormir, ahh el camisón y lo saco debajo de la almohada, estirándolo para doblarlo bien, recuerdo que era blanco con florcitas en la zona del pecho
-toallas, llevo una para vos sabes
Seguía como una máquina, me hablaba como si se hubiera tragado una radio y a la vez pensaba
- en esta bolsa, dentífrico, cepillo de dientes, peine y cepillo de pelo, crema, pañuelos de papel, jabón para los dos, esponja, cepillito, cortaúñas…
Observaba, con detalle, cada instante, de lo que hacía Silvia, como iba organizando su bolso, el otro, las cosas que podíamos necesitar… la observaba pensar para dos… al cabo de un rato dijo creo que listo, y se miro al espejo, poniendo las manos en su cintura, bajándolas por la cola…
-no estoy cómoda con esto, espérame en la cocina me cambio, preparo el canasto y salimos me pidió.
Cuando salió, diciéndome que lo de la ropa estaba lista, con el bolso ya cerrado, observe lo que se había puesto, un calza gris de esas pegadas al cuerpo, con una remera de igual tono, era tan pegada la calza, que podía notar de frente el triangulo de su bombacha, que se marcaba abajo y las dos tiritas que salían a los costados y cuando pude mirar la cola, terminaba en un pequeño triangulo arriba de donde termina la raya de la cola, la remera con un escote y se podía notar un corpiño que no tienen la tirita que va por lo hombros y que sostenía por el medio, tratando de que el pezón no se escape, un saquito que dijo que se lo ponía por si hacia frio, que al rato se saco y la remera resulto ser con dos pioles que se iban por sus hombros… la piel bronceada natural de la morocha y yo que trataba de controlarme para no mirarla
Preparo un canasto grande, parecía una despensa, varios tipos de sacos de té, yerba, azúcar, café, frutas, fiambre, pan, frutas, agua, gaseosa, limón si quería me hacia limonada, dos platos, cucharillas, vasos, ponía y se acordaba de algo, lo buscaba y lo ponía… reviso como tres veces el gas, la luz, la heladera, las puertas, hasta que por fin subida en la camioneta dijo
-dale, creo que no me olvido nada, pasemos por tu casa, te sacas una muda de ropa y nos vamos
-pasemos por una estación de servicio así cargamos nafta
Eso hicimos de pasada, mientras calibraba las gomas, la observe a través del espejo retrovisor, se había puesto unos lentes negros de sol y miraba hacia arriba, con su pensamiento volando… me le quede mirando… de pronto se dio cuenta y me sonrió
En mi casa, otra ceremonia, ella armo mi muda de ropa, te llevo dos pares de medias sabes…
- dormís con pijama?,
-si está debajo de la almohada le dije, mientras buscaba mi caja de herramientas y el kit de emergencia para poner en la camioneta, documentos, plata, el pendrive con música y a punto de arrancar me acorde, pare el motor, volví a entrar a mi casa, con ella preguntando que me olvide y cuando regrese le pedí que se baje, tenía mi cámara, ella no quería, pero insistí tanto que se puso para la cámara, toda desganada
-dale che, cualquiera que te ve… diría que…
-es que no me gustan las fotos,
-y de pronto posó, con las dos manos en la cintura, las piernas casi cruzadas, sus hombros al sol, su sonrisa amplia… era demasiado bella, demasiado para mi sentidos, alimento de mi calentura.
Salimos a la ruta y puedo decir que los primeros 15 minutos, estuvimos en un silencio hermoso, yo disfrutaba el momento, el viaje, el manejar, la ruta, el sol brillando en esa tarde maravillosa, música latina lenta, Silvia en silencio miraba el camino, casi apoyada su cabeza de costado sobre el vidrio de la ventanilla, sus bellos ojos verdes escondidos debajo de los lentes de sol.
Cada vez que podía, miraba su calza pegada, me volaba la cabeza, la remera del escote generoso que dejaba a mi vista ante cualquier inclinación sus tetas, como llevaba en el medio de sus piernas el canasto con las cosas, sus piernas estaba abiertas, podía notar la bombachita tapando el bulto, no le marcaba la raya o sea que la vagina seria más bien chica y la raya no llegaba hasta arriba, todo iba quedando grabado en mi imaginación y rompiendome la cabeza.
Ella solo miraba debajo de sus lentes de sol, creo que el camino y Yo a escondidas la miraba a ella, mientras manejaba…
En algún momento Silvia volvió a la tierra y con una sonrisa me ofreció mates y salieron temas y charlamos de cosas tontas pero tan inteligentes a la vez, se saco los lentes y sus ojos verdes tenían un brillo distinto, cuando sonreía se le cerraban un poquito, a veces se acomodaba el pelo, como si no estuviera conforme, buscando que esté lindo siempre, casi presumiendo, su sonrisa era limpia y abierta y su voz compañera, como compinche contándome cosas
Cerca de las 19.30, una hora muy especial, en un descampado detuve la camioneta, Silvia sorprendida me pregunto si pasaba algo, le dije que baje, que venga rápido, el sol que había brillado todo el día, se acostaba sobre un cañaveral infinito, Silvia dando vuelta por detrás de la camioneta
– Que pasa?!!!
-Shh le hice seña con el dedo,
Le cruce el brazo por el hombro y la traje hacia mí y con la mano le marque que mirara el ocaso, nos apoyamos los dos en la camioneta, ella apoyada en mi, sobre mi pecho, sentía en mi los cachetes de su cola, mirando fascinados como se acostaba el sol, fueron 10 minutos mágicos… ella solo agarro mi mano, la que yo tenía en su hombro. Cuando volvimos a subir, el silencio era mortal…
Llegamos casi tipo 20.30 a la frontera, dejamos la camioneta del lado de nuestro país en una guardería y todavía teníamos que entrar 8 km en el otro país, que era nuestro destino, excitados y deseosos de ya llegar, casi corriendo los dos, tomamos un taxi, al llegar al hotel, rento un departamento con un dormitorio matrimonial, otro dormitorio donde había dos camas, un comedor, cocina y baño, cuando entramos le encanto, yo me tire en la cama y prendí la tele, Silvia entro corriendo al baño.
Me pregunto donde dormiría, acá le dije, era donde estaba el comedor y la tele, así que ella fue al dormitorio matrimonial, saco las ropas y las colgó, las cosas del baño, las cosas de la cocina que había llevado y así anduvo un rato sin hablar, acomodando todo, hasta que en algún momento dijo
-porque no te bañas primero así vamos ganando tiempo y vamos a cenar
-Ir a cenar?, frunciendo un poco el ceño
-No tenes hambre?
-Estoy cansado como para desear salir, aparte en el camino comí como bestia con todo lo que me diste
-Pero si vos tenes hambre vamos, lo que voy a hacer si, es bañarme, dije en un tono de relleno como lo llamo yo.
-Bueno ya te preparo el baño
Y llevo mi loción, desodorante, máquina de afeitar, jabón, todo, era súper agradable de cómo estaba pendiente de lo que necesitaba,
-usa la toalla que trajes sabes, no uses la de acá y pone tu calzoncillo y las medias, en esta bolsita, después le pego una lavadita.
-No vamos a ningún lado, ¿te pones el pijama no?
Y así, preparo todo con esmero, hasta que me dijo que estaba todo listo.
De cara rota me saque la camisa y el pantalón ahí nomas en la cama, me puse la chancletas y me fui al baño en bóxer, a propósito, no sé si Silvia me habrá mirado.
Cuando me estaba bañando,
-Silvia me dijo, si necesitas algo me llamas…
por favor!!!!!! Pensando bajo la ducha, tratando de que no se me pare la pija, no es cierto esto que me está pasando.
Cuando termine, quise ponerme a intentar secar el baño y Silvia no me dejo, ofreciéndome un chocolate caliente con un sanguchito y se sentó conmigo acompañándome mientras comía, hablando de lo mucho que tenía que comprar mañana y que no quería olvidarse de nada con mucha obsesión.
Lavo todo, dejo todo impecable, me lave los dientes y me tiré en la cama a ver la tele, Silvia me dijo que se iba a bañar, una ceremonia iba y venía del habitación al baño, hasta que entro al baño por última vez y no salió, cuando salió rato largo después, tenía una bata de toalla blanca, la piel húmeda, el pelo mojado enrollado en una toalla, resaltaba más aun sus ojos verdes. Yo miraba un programa de fórmula uno.
-Todo bien me dice
-Si, vos?
-Hermoso, me hacía falta el baño, está linda el agua
Otra vez dio un par de vueltas, hasta que un rato después, se sentó en la silla, frente a mi, ya tenía puesto una bata de cama y el camisón de las florcitas por debajo, su pelo todavía húmedo pero suelto, su bella cara lavada
-Que ves?
-Nada la verdad
Y se metió en el dormitorio, con la puerta casi cerrada, tardo fácil como una hora, yo pensaba que ya se había ido a dormir y de cagon o no sé cómo decirlo no iba a preguntar, dar charla… algo
En fin, casi dormitando apague la tele y me acomodé en la cama para dormir, cuando Silvia saliendo de la pieza, abriendo la puerta
-Ya te vas a dormir?, estas cansado no?, me estaba haciendo una mascarita en la cara con una crema que te limpia, a ver dame la cara que te pongo
-deja Silvia, mira si me gusta demasiado y después te ando peleando por las cremas y las tangas, con cara de pícaro
-dale machote, que te saco los granos esos que tenes
Prendió la luz del velador y sentándose a mi lado, empezó ponerme una crema en la cara, que luego con un trapito iba sacando, por ahí con los dedos me apretaba, según ella me sacaba barritos.
Y cuando estas tan cerca, mirándola fijo, ella también… me acerco para besarla
Y ella se aparta, no se describirle la expresión de su cara
-¿Qué haces? ¿Estás loco?
Y se levanta rápido, moviendo la cabeza negativamente y se mete en su habitación, parecía furiosa
Me levanto detrás de ella y la encaro, ella intenta cerrar la puerta que detengo con mi mano y la llevo contra la pared y la beso medio de prepo, fue un toque labios mas que nada, cuando la suelto me pega un cachetazo que sonó estrepitosamente, con tanta suerte que me roza con sus uñas largas el costado de la nariz y me corta, saliendo un hilo de sangre… la suelto bajando los brazos y me le quedo mirando… ella se tapa la boca con su mano y sus ojos casi lloraban, en esa expresión me mande una macana, sale hacia aun costado a la mesa de luz y de allí saca un algodón y me dice que me siente en la cama y se acerca para curarme
-mira lo que me haces hacer… que te pasa estás loco
Yo no decía palabra, la miraba con ojos de chiquito apaleado, poniendo cara de triste dirían en el barrio, ella con una mano me tenia del pelo en la parte de atrás de la cabeza y con la otra me pasaba el algodón en la nariz
-ves…, ahora te va a quedar la marca
Y me miro fijamente, ella parada y yo con la cabeza hacia arriba mirando sus labios
Y se acerco lentamente, como arrepintiéndose y me beso agarrándome con las dos manos la cara, un beso suave, cerré los ojos y luego me comió la boca, en un beso apasionado
-perdóname que te pegué, no…
Y no la deje seguir hablando, la senté en mis rodillas, buscando sus labios…
Ya no hubo más rechazos, sus labios hastíos de soledad se curaban besándome, su piel recién lavada me daba su mensaje, la necesidad de caricias, sus ojos verdes se llenaban del momento que nutre el alma y solo me besaba despacio, apenas mordiéndome la boca, mi saliva que recogía con su respiración que se aceleraba, sus labios duros de miedo del principio, se pusieron suaves y blandos.
Y solo la bese, la rozaba con mi nariz, oliéndola, hasta que agarrándola con las dos manos de su cadera hice que me diera la espalda y se sentara apoyándome con su cola la verga, al buscar las sogas de la bata pasaba mi mano por su pancita plana, rozar con mi dedo gordo los pechos y bajar hasta encontrar donde estaba el nudo, soltarlo y sacarle la bata, sacándola de sus brazos, Silvia se incorporo apenas y la bata paso por debajo de su cola, camino al piso, volvió a sentarse encima mío, solo le quedaba puesto el camisón, me apretaba la pija con su cola y con mis manos me fui a su pancita y tetas, acariciándola con presión, recorriendo su cuerpo, desde el cuello hasta los muslos, que estaban tensos por la postura que tenía y se ayudaba con sus manos apoyadas en mis piernas, que a veces sentía como apretaban mas… cuando una caricia mía lo motivaba… apenas gemía, respondiendo a los chuponcitos en su cuello, en algún momento con mis brazos la levante y ella abrió las piernas, poniéndolas por afuera de las mías y quedando abierta, fue donde con mi mano derecha busque el final del camisón que estaba en su muslo y empecé a recorrer para adentro, buscando su conchita, Silvia se estremeció e intentaba decir algo como no… solo que no la deje porque le comí la boca, cuando le metí la lengua, llegue con mis dedos a su tanguita, como un triangulo, metí dos dedos y sentí que estaba bien peluda, eso me puso como loco
Recorrí esos pelitos con mi dedo índice, a modo de remolinos y baje un poco más, a los labios, con el dedo grande los separaba, sin hacer fuerza, rozándolos y a cada cm Silvia se mojaba mas, mas me apretaba con su cola mi verga y más me comía la boca…
Hasta que se paro, me hizo que me pare, me saco la camisa de pijama y se dio vuelta sentándose en la cama, sentada me bajo el pantalón y después con una mano bajo un poquito el bóxer y con la otra me agarro la pija, mientras me bajaba el bóxer me hacia la paja, de una forma magistral, era justa la presión, la forma de llevarme la telita atrás sin tirar de mas y arriba presionando la cabeza exactamente como me gusta y sin dejarme de hacerme la paja me levantaba la pija y me pasaba la lengua recorriéndola, hasta los huevos, regreso y entonces se la metió en la boca, solo la cabeza y chupaba como si estuviera limpiando una cuchara con dulce de leche, haciendo presión sobre la cabeza de la pija y succionando… mágico.
Me peteaba mirándome con sus ojos verdes, algún gemido, cuando me soltaba con la boca, no dejaba de pajearme magistralmente con la mano, sentía como que la pija me dolía de parada, y volvía metérsela en la boca, succionando… y si seguía unos segundos más… así que arrodille buscando su boca, metiéndome entre sus piernas, saque su camisón y el pelo negro de rulos largos le quedo todo revuelto en la cara, separe con mi manos buscando su boca y encontré su sonrisa, la cara de los labios hinchados de las caricias y busque su cuello y luego su pecho y… me detuve uno segundos frente a su pezón, paradito, negro, con una aureola grande un poco más clara, el pecho casi en punta… y lo metí en mi boca succionándolo fuerte, Silvia se quejo y me agarro con los dos brazos y le afloje y suavemente lo chupe, lo soltaba y recorría al costado, a veces le apoyaba los dientes en el pezón a manera de morderlos haciendo que Silvia pensara en lo que le hacía y solo volvía a meter su teta en mi boca, succionando, despacio, ya sin dolor…
Y baje por su cuerpo, recostándola en la cama, por el medio, un chupón fuerte en el pupo, se retorció Silvia y seguí bajando, su tanga toda fuera de lugar de un lado casi bajada y subida por demás del otro, trataba de tapar lo que yo buscaba, con las dos manos puse sus pies en mi pecho, como si me fuera a empujar, Silvia me miraba con esos ojos verdes que tenían un brillo especial, su pelo negro revuelto y su respiración agitada, con las dos manos agarrándose fuerte de la cama, metí las manos por abajo, buscando sus nalgas, buscando las tiritas de la tanguita amarrilla suave, toda mojada en la parte del medio y fui sacándola, aparto de mi pecho Silvia sus pies, dando paso a la tanguita y volvió a ponerlos, simplemente besé sus pies, los dedos, el empeine, subiendo buscando las rodillas y muy despacio, se fueron abriendo las piernas, simplemente baje por esos muslos, con los ojos cerrados, respirando el olor, Silvia con las dos manos me había tomado la cabeza, como guiándome… y me llevó.
Como Silvia es grandota, casi por defecto su concha debería tener la proporción,… totalmente errado, es chiquita, está como escondida, los labios carnosos y bien morochos, la abrís un poquito y bien roja por dentro, tiene bastante pelos, a pesar que la he visto con biquinis caladas me sorprendí del bosquecito, tupido pero muy prolijo, los pelitos como su cabello, negro ondulados cortitos, al primer contacto me los metí en la boca, que se enreden en mis dientes, mientras los mojaba con mi saliva y a manera de chupones los secaba estirándolos y mordiendo apenas su monte de Venus, que ella levantaba arqueándose y no dejando de mirarme, mi deseo por chuparla, morderla, pasarle la lengua, hacia que sea torpe y en ese momento sentía las uñas de Silvia en mi cabeza, no es que le gustaba pero tampoco le disgustaba, disfrutaba de mi deseo casi salvaje por ella, después de casi 15 minutos me fui calmando, le pasaba la lengua por el costado de la conchita y sus labios y regresaba empujando por el centro, Silvia acuso el recibo de los 15 minutos de chuparla, estaba toda empapada, sus piernas abiertas más que nunca…
Y me llevo hacia ella, buscando mi boca, mi cuerpo hizo contacto directo, mi verga hinchada latiendo se acomodo en la puerta,… no la penetre, solo jugaba rozándola… sus gemidos más fuertes y constantes y el movimiento de su cadera buscando que la penetre, cosa que no pasaba, seguía con mis juegos, retrasaba el momento y eso la ponía ansiosa… hasta que me saco de encima de ella con un empujón y se me subió, abrió sus piernas y busco mirando hacia abajo acomodarse, mi pija de tan parada se pegaba en mi abdomen, con la mano la levanto un poquito acomodándola en la puerta, justo en el centro, sentía la humedad en la cabeza y como sus labios carnosos, apenas abiertos me recibían, me comió la boca al mismo tiempo que movía sus caderas sintiendo la cabeza mi pija en sus labios vaginales, en la puerta… y de pronto empujo hacia bajo, bajo, bajo con un gemido y con un pequeño grito de mezcla de por favor y por fin, yo solo sentía que iba abriendo esa conchita pequeña, sentía el calor interior de Silvia y sentía su humedad, ella con gemidos se movía, no se introducía mi verga hasta el fondo, solo un poco más de la mitad y salía hasta la punta, me besaba con pasión y miraba hacia abajo donde sus pelos se mezclaban con los míos y se podía ver parte de mi verga escondiéndose dentro de ella y la levante un poquito y le chupe los pechos a veces fuerte cosa que le doliera un poquito y a veces solo rozaba sus pezones con mis dientes, las dos cosas la excitaban y su movimiento era más enérgico cada vez, quería sentarse y yo no la dejaba, la agarraba del cuello con mis manos, mis antebrazos en sus hombros y la besaba con pasión, levantando mi cintura, entrando mas en ella, … me tenía a su merced pero era mía.
La solté agarrándole la cola con las dos manos, acompañando el movimiento de entrar y salir que a veces era suave y a veces con fuerza, le pedí que me acariciara con la pancita, eso la obligaba a salir hasta la punta de vagina y levantar la colita, abriendo los cachetes, no pudiendo esconder el agujerito, que con mi dedo empecé a rondar, en círculos primeros y por ahí apretaba el centro, eso la ponía nerviosa, me lo decía y yo le decía que no la escuchaba en un juego muy sensual, riendo me besaba con ternura y después pasión para apretarme más fuerte, abriendo un poco más las piernas entrando más adentro, de pronto no hubo más juegos, eran solo besos de pasión, su movimiento era rítmico media verga hasta la punta, saliendo y entrando, apretando su pelvis, Silvia estaba buscando acabar, de pronto me abrazo, levanto la cabeza por encima de mi hombro, no dejaba de moverse rítmicamente, pude sentir que estiraba sus piernas, tratando de que el rose sea mayor y al oído le dije - dame corazón, dame y se movió un poco más fuerte, le repetí al oído tocándolo con mis labios, -dame corazón, quiero todo y mis dos manos en su cola acompañando su movimiento –dame corazón, dame… si!!!! y gimió fuerte, sentí como temblaban sus piernas, sentí como se mojaba mas, sentí como su panza se encogía, sentí como su abrazo era más fuerte y moví despacio mi cadera, metiendo y sacando suavemente la pija, fueron dos o tres acabadas que tuvo Silvia…se desplomo encima mío, la abrasé, podía sentir el latido de su concha, su corazón golpeando fuerte mi pecho, su respiración con saliva en mi hombro, sus ojos cerrados, su pelo pegado por sectores en la frente con transpiración o mi saliva, su labios hinchados de tantos besos, fue en un silencio hermoso los dos, la deje que disfrute su momento…
Pasaron minutos largos, Silvia emitía gemidos de un placer que parecía no tener fin, por ahí me daba unos besos dulces y suspiraba, sonreía hermosamente, como dormida, agotada, pasaron minutos largos hasta que su besos se volvieron pasión nuevamente y su cadera volvía a moverse rítmicamente, entrando y saliendo suavemente primero y después frenéticamente, se sentó encima mío, poniendo las manos en mi abdomen y se movía entrando y saliendo, rozando su clítoris cuando presionaba para abajo, sus gemidos mas sueltos y más intensos, puso sus pies hacia adelante y como cuando se sienta a hacer la pis en el campo, se acomodo y sentía como mi verga entraba más adentro que nunca, y ella miraba y me pedía que mire, metía la pija dentro tuyo toda, unos movimientos de bombeo cortos y la sacaba hasta la cabeza, yo tenía la leche en la punta aguantando, miraba para otro lado tratando de pensar en otra cosa, para seguir disfrutando y Silvia me llevaba a la realidad nuevamente besándome y poniéndome los pechos para que se los chupe y me hablaba suavemente, putamente… chúpame amor… amor por favor!!! con esa voz de acábame… y no pude mas… la acomode para un perrito en el borde de la cama y yo parado, ella abierta las piernas, la cola paradita, bajo la cabeza y saco para afuera la conchita… y le entre con todo, el movimiento era lento, entraba y salía hasta la punta, podía ver como los labios de la concha me abrazaban la pija, podía ver el color blanquecino en mi pija, de la acabada de Silvia, podía ver el agujero del culo precioso de Silvia, al que exploraba con mis dedos y entraba y salía, más despacio cada vez, quería acabar con desesperación pero a la vez no quería que ese momento se termine mas, las gambas fuertísimas de Silvia estaba a mi vista, abiertas y a veces cuando le empujaba al fondo veía como estiraba sus pies y gemía y no dejaba de hablarme, y entraba y salía más despacio y ella dijo… dame la leche, dámela… y salí hasta la punta, le apreté fuerte con las dos manos la caderas de Silvia y ella supo que ahí estaba, si amor quiero la leche me volvió a decir y volví a bombear entrando despacito concentrándome y cuando sentí que mi cabeza tocaba el fondo, escupí leche, mucha leche, sentí como que me arrastraba los huevos, una contracción fuerte y otro chorro enorme mas, Silvia se estremeció y se quedo quietita abriendo un poquito más las piernas y vino un chorro y otro más chiquito y otro más chiquito y las contracciones y la falta de fuerza en las piernas, trataba de recuperar mi ritmo de respiración, la pija suavemente se fue bajando y mis gemidos también… casi le juro amor eterno.

3 comentarios - La ley está para ser incumplida - parte dos

Migueliuk
Muy buen post compañero!
leonidas1284
muy bueno de nuevo!
gracias por compartir, espero fotos de tu suegra jaja
saludos