mi hijastra y su amiga colombiana parte 1

Este es mi tercer relato, después de "Mi hijastra por fin" y "Mi hijastra de nuevo", espero que lo disfruteis. Como los otros relatos están basadas en experiencias personales, pero hay detalles modificados para mantener el anonimato y hacer más fluído el relato.

Esto ocurrió varios meses después de pillar a mi hijastra mamándosela al novio en el salón. Después de aquel día nuestros encuentros fueron más frecuentes, aunque yo no quería que fuese tan a menudo, para mi eso le quitaba ese algo especial que tenía el hacerle el amor, al volverse una rutina.

Aún así tuvimos varios encuentros que recuerdo como si fuera ayer, quizás el más morboso fue cuando un día fuí a llamarla para que fuera a cenar y se encontraba en la ducha. Me abrió la puerta completamente desnuda, con el cuerpo húmedo, veía el agua gotear de su sexo, no hicieron falta palabras inútiles, entre en el baño, cerré la puerta con llave, y me despojé de mi ropa, quedando desnudo delante de ella, con mi miembro a punto, ella lo miró sonriendo pícaramente, se introdujo en la ducha la cual estaba todavía abierta y se apoyó contra la pared de espaldas a mi, con las piernas abiertas. Yo no la hice esperar más, me metí en la ducha con ella y la preneté desde atrás salvajemente. Noté enseguida lo excitada que estaba, notaba su humedad lubricando mi pene, le susurré al oido:-estabas deseando sentir de nuevo mi polla dentro de ti, verdad?

-Oooh siii, fóllame papi, fóllame duro-me decía mientras notaba como se corría, supuse que estaría masturbándose mientras se duchaba, porque no era normal tal calentura.

Al notar su líquido caliente empapar mi entrepierna, mi excitación creció rapidamente, le dí un par de envestidas profundas, sintiendo como mis testículos chocaban contra su clítoris, y me corrí salvajemente. Me separé rapidamente de ella, me sequé y salí del baño. En mi memoria queda la imagen de Dafne todavía apoyada contra la pared, jadeando con la cabeza agachada, las piernas abiertas por donde lentamente resbalaba mi semen. Me reuní en la cocina con mi mujer, la cual ya colocara la mesa:-donde estabas?, y Dafne?.

-Estaba en el baño, lo siento. Dafne esta duchándose, ni se enteró cuando la llamé, ya vendrá.

Tuve otros encuentros, pero este lo recuerdo por el morbo de hacerlo con mi mujer en la misma casa. Pero no era eso lo que quería contaros. Fue algo que me sucedió meses después, es algo largo de contar, por lo que lo dividiré en dos partes.Era verano y yo estaba de vacaciones, por lo que pasaba mucho tiempo en casa, mi mujer trabajaba ese mes, y Dafne, cuando no salía con su novio pasaba el día en casa. No solíamos hacer nada, por la razón que conté anteriormente. Nuestros encuentros no eran planeados, simplemente surgían, eso era lo mejor. Pero un día ella si quiso planear algo conmigo, esta es la historia.

A menudo venían amigas suyas a casa, yo siempre las saludaba y después me quedaba en el salón viendo la tele o leyendo, mientras ellas se metían en la habitación para hablar de sus cosas. Ese día, era un sábado, mi mujer estaba en el trabajo, hacía mucho calor, mi hijastra Dafne llevaba una camiseta de tirantes sin sujetador, por lo que dejaba ver su pecho por la manga cada vez que se echaba hacia adelante, y un short vaquero muy ajustado, que se introducía sin reparos en su culo y en su raja. Me tenía cachondo ese día. Era por la tarde después de comer cuando timbraron a la puerta, la abrí y me topé delante mía con una de las amigas colombianas de mi hija, Carla. Es una chica delgada, alta de 1,80 por lo menos, y muy morenita, cara lindísima, con unos ojos negros en los que te pierdes cuando te mira, unos labios carnosos enmarcan una boca amplia que dicen "cómeme", y un pelo largo y ondulado, negro azabache, hasta media espalda. Su cuerpo es muy estilizado, con apenas trasero, pero muy durito y bien colocado, unas piernas morenas e interminables, que me mostraba ese día al llevar puesto una minifalda que apenas si tapaba sus prendas más intimas. Pero lo que más destaca de ella son sus senos, unos senos naturales enormes, 120 por lo menos, debido a su juventud, 22 primaveras, muy ergidos y turgentes, un regalo para los ojos. Vestía una blusa amplia que dejaba su ombligo al descubierto, al recortarse contra la luz que entraba por la puerta, pude apreciar que tampoco llevaba sostén, llegando a apreciar sus pezones despuntando debajo de su blusa. Ese encuentro me puso más cardiaco todavía.

La dejé entrar educadamente, ella me dio un beso muy cerca de la comisura de mi boca, como suelen hacer las colombianas.

-Hola Carla, que tal guapa-le dije yo.

-Muy bien Carlos(ese será mi nombre de ficción), que más...uff, que calor hace-me dice mientra se aparta airadamente el pelo de la cara, lo que have bambolearse sus senos libremente al no tener sujección.

-Pasa, Dafne está en su recámara.

-Gracias.-me dice mientras se dirige a la habitación de mi hijastra, momento que aprovecho para hacerle un repaso, fijándome en su culito prieto.

Me retiro al salón para seguir viendo la película que estaba siguiendo. Apenas pasan uno minutos cuando cortan la película para ir a los anuncios. Momento que aprovecho para ir a la cocina a tomar algo. Al pasr por la cocina oigo la voz de Dafne hablando con su amiga, en principio no le hago mayor caso, hasta que la oigo nombrarme.

-Si, con Carlos-oigo que dice.

Con cuidado me acerco a la puerta de su habitación para escuchar más claramente, y consigo escuchar la siguiente conversación.

-En serio, mira que eres puta, con tu padrastro, si se entera tu madre te mata- decía Carla.

-Lo siento, pero está muy bueno, y no sé si a mami le molestaría demasiado, ellos follan a menudo, hay noches que me pongo a oír en su puerta como lo hacen,, jiji.

-Lo dicho mira que eres guarra-comenta Carla en tono jocoso- ya me imagino las pajas que te habrás hecho de noche.

-No veas, imaginando como Carlos me cabalga, jejeje.

Yo estaba alucinando, se lo estaba contando, lo nuestro. Me encontraba entre asustado por las consecuencias y excitado por lo que oía.

-La verdad es que tu padrastro tiene un polvo, o varios-comenta Carla entre risas.

-Ya lo creo, si supieras como folla, como usa esa polla.

-Tengo que confesarte que siempre me ha puesto, cada vez que vengo a visitarme y me abraza para darme un beso, no sé, me pasa como una corriente por la entrepierna.

-Será puta, tu también tienes novio.

-Si pero no es lo mismo, con eso del respeto, de que me ama, hay momentos que me aburre, me gustaría que me dieran caña, que fuera más morboso.

-Y por que no le echas los tejos a mi padrastro, a mi no me importa, así sabrás de que hablo.

-Tú crees que le gustaría?.La verdad me encantaría follarmelo, sólo pensarlo ya tengo las bragas mojadas-dice desvergonzadamente Carla entre risas.

Yo alucinaba, parecía un sueño, como si estuviera en una peli porno donde yo fuera el protagonista.

-Como no le vas a gustar, con ese par de melones. Siempre me encantaron tus tetas.

-En serio crees que son bonitas-dice Carla mientras oigo claramente el rozar de una tela.

-Ufff, que tetazas chica-comenta Dafne. Entonces se produce un momento de silencio, y puedo oir con total nitidez un sonido de succión y un jadeo ahogado. Me puedo imaginar la situación, Carla se quita la camiseta por encima de su cabeza, dejando frente a mi hijastra sus monumentales pechos. Sin poder resistirse esta comienza a sobarlo, terminando por chupar sus pezones.

Aunque quisiera asomarme para ver la escena, opto por la retirada sigilosa. Me siento en el sofá del salón y comienzo a frotar mi polla erecta por encima del pantalón, estoy tan excitado que la erección me duele.

Ahí me quedo durante al menos media hora, hasta que sale Dafne acompaNado de su amiga.

-Bueno Carlos, ya me voy, hasta otro día-me dice Carla, mientras me mira de arriba abajo con esos ojazos, devorándome con la mirada.

Dafne la acompaña hasta la puerta, oigo cerrarse esta de un portazo, y enseguida Dafne se tira a mi lado en el sofá, se me acerca y me da un beso fugaz en los labios.

-Papi, tengo que contarte una cosita-me dice con voz picarona.

-Que miedo me das. Dispara.

-Le he contado a Carla nuestros "encuentros".

-No jodas-replico yo airadamente, mientras me levanto de un salto del sofá, disimulando.

-No te alteres, no pasa nada, de hecho le ha encantado saberlo. Sabías que hace tiempo que le gustas.

-En serio... pero ese no es el problema. Y si lo cuenta..

-No lo hará, quiere hacerlo contigo... y conmigo e próximo sábado, aquí, a la misma hora. Te aseguro que lo está deseando. Si quieres claro.

-Como sabes que no te está vacilando.

Como respuesta se levanta, desabrocha su short y coge mi mano izquierda introduciendola dentro. No lleva bragas. Exploro con mi mano en su entrepierna i agarro con toda mi mano abierta su coñito, ella abre sus piernas para facilitarme la operación. Tiene su coNo rasurado empapado.

-Lo hemos hecho en mi habitación. Nunca había comido un coño, me ha encantado, y a ella también, me he corrido dos veces.Pero quiero más.

Sin más se agacha delante mía y desabrocha mi pantalón. Lo baja de golpe hasta los tobillos y descubre mi pene latente, erecto hasta el dolor. Lo coge con una mano y lo saborea con la punta de la lengua.

-Estás húmedo. Creo que eso es un si.

-No te importa, no te pondrás celosa.

-No, porque yo también estaré allí disfrutando de tí. Como te la folles a espaldas mías te mato-me dice mientras estruja mi polla sádicamente, si apartar sus ojos de los mios. Se introduce mi pene en su boca sin dejar de mirarme, y comienza a saborearla, introduciéndola y sacándola lentamente, con cada chupada la introduce más profundamente, llegando a sentir la entrada de su garganta.

En un momento dado, cuando estaba llegando al climax, me empuja contra el sofá, obligándome a sentarme, se quita de un todo el short, mostrándome su coño que brilla por la humedad, y con una mirada desafiante se pone de pie en el sofá, con un pie a cada lado, con su sexo a milímetros de mi cara, puedo olerlo, huele a sexo, a excitación pura. Con dos dedos separa sus labios.

-Chupa, rápido.

Obediente me lanzo a su clítoris, que ya está hinchado por la excitación, lo aprisiono entre mis labios, sintiendo su sabor, ligeramente salado, que rico. Intento masturbarme mientras le como el coñito, pero ella me da una palmada en el brazo, dejándome la marca de sus dedos.

-No, sólo chupa, estate quieto, eso es mío. Me dice.

El sentirme como un objeto por ella me está poniendo a mil. La oigo jadear, está próxima al orgasmo, lo noto, sus piernas marcan su musculatura por la tensión, su abdomen se endurece y empieza a convulsionar. Sus gemidos se transforman en gritos.

-Arghh, Dios. Bébelo todo, trágatelo-me dice mientras noto su corrida empapar mi boca, la abro completamente pegando mis labios a los suyos, llenando mi boca con sus fluídos. Noto como resbala caliente por mi garganta, que sensación más marsvillosa.

Ella me mira satisfecha, se agacha todavía sobre el sofá y agarra mi polla, que está a la espera de ser atendida. La dirige a la entrada de su vagina y se deja caer de golpe. Los dos soltamos un gemido de placer infinito al unísono. Se queda cinco segundo en esa posición, sintiendo mi miembro latir en lo más profundo de sus entrañas. De repente agarra mis manos y las empuja contra el respaldo del sofá, empezando una cabalgada desquiciada sobte mi maltrecha polla, cada vez más alto se deja caer, confundiéndome entre el placer y el dolor cuando noto que se dobla, llego a temer por mi integridad, pero es tal el placer que me da igual.

En un momento dado intento besarla, ella no me lo permite y me regaña. Sigue la cabalgada, ya no aguantaré mucho, noto como se está corriendo de nuevo, sus convulsiones hacen que su vagina se contraiga, atrapando mi pene dentro, que placer, inenarrable. Al mismo tiempo se yergue sobre mi polla y se quita la camiseta sin dejar de jadear. Aprovecho para agarrar su tetas erectas porvla excitación. Pero apenas consigo tocar una, cuando vuelve a sujetar mis manos.

-Hoy eres mio, estate quieto.-acto seguido me besa, busco su lengua dentro de su boca, pero sólo consigo que me muerda fuertemente. Noto el sabor de mi propia sangre.

En venganza muevo mi cadera hacia arriba, introduciéndome bruscamente en ella, lo que provoca un aullido de placer y un nuevo orgasmo.

Noto que me voy a correr, pero aprovecho que baja la guardia para cogerla de las nalgas, levantarme y empezar a penetrarla de pie salvajemente. Se agarra a mi cuello para no caerse mientras la follo sin contemplaciones:-eres mía-pienso. Me corro sin dejar de penetrarla, mi semen sale de su vagina con cada envestida salpicando mis piernas, pero no puedo parar, no hasta que consiga otro orgasmo de ella. Este se produce enseguida, con una última sacudida se la introduzco hasta el fondo. Esto provoca que suspire de placer. Nos quedamos así un rato, yo de pie y ella colgada de mi cuello, resollando por el esfuerzo. Mi pene no quiere bajar, permanece expectante, con ganas de más. Por lo que seguimos unidos cuando ella me mira con ojos vidriosos por el placer, y ahora sí, me besa con pasión...continuará.

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