Relanto nº1 - Tercera parte

Tercera parte


Esperas el momento cuando te suelto, y caminas hacia la cama, te sentás a los pies, mirándome, y te dejas caer hacia atrás apoyándote sobre los codos, abriendo las piernas, sin dejar casi nada a la imaginación. Me acerco a vos, y me arrodillo.

Los besos empiezan en tus pies y tus pantorrillas. Suben a tus muslos y te muerden suavemente. Son algunos pequeños y secos, y otros, mordidas húmedas y calientes. Mi lengua traza líneas y voy rozándote, alternando ambas piernas. Mis manos aprietan tus nalgas, que se apoyan sobre el colchón. Mi lengua empieza a acercarse, y tus piernas lo sienten y se abren aun más. Tu cadera se aliviana, cuando podes empezar a sentir mi respiración frente a tus labios. Me detengo algunos segundos y soplo en tu entrepierna. Me acerco ligeramente con la punta de mi lengua hacia el fin de tus suaves piernas. Lo hago también del otro lado, siempre acercándome a tus labios, casi rozándolos, pero esquivándolos, jugando por todo su entorno.

Tu cuerpo tiembla con algunos escalofríos de placer, y algunos gemidos finos, y decido hundir mi lengua entre tus labios, que ya son agua. Aprieto con fuerza, y la levanto, empapándome la boca mientras lo hago. Abro y cierro otra vez, besándola, mordiéndola, y mientras la como completamente, la humedad es mayor aun. Tus gemidos se escapan, y exhalas profundamente, soltándote, cuando me decido a empezar a mover mi lengua arriba y abajo, en un movimiento repetido, una y otra vez. Puedo sentir tus manos, apretando la tela de tu cama, agarrando mi pelo, inquietas, y las mías abriéndote las piernas, impidiendo que las cierres con esos movimientos que ya no podés controlar. Puedo notar por momentos como me miras, mientras juego con tu clítoris, y lo presiono con la lengua; mientras abro tus labios con los dedos, y te cojo con la lengua, penetrándote levemente. A veces, mirás al techo y te dejás llevar, y son los momentos que aprovecho para sorprenderte pellizcando tus tetas con fuerza, y bajar con mi lengua debajo de tu vagina, mojándote toda la entrepierna, llegando a tu cola, y jugando por entre las sábanas y tus nalgas.

La calentura es total, lo puedo ver y sentir. La cama es humedad y calor, por eso, me pongo de pie. Lo podes prever y te encanta, estás ansiosa. Y te genera un golpe de calor verme, cuando dejo caer algo de saliva en mi mano, y llevando atrás la piel de mi pija con la otra, masajeo la cabeza. Querés cerrar los ojos para dejar que la experiencia sea pura, pero no podés, querés verme, querés ver lo que estoy haciendo, y a mí me gusta.

Me inclino hacia vos. Con una mano tomo tu cadera, y con la otro, apoyo el tronco de mi pija entre tus labios. Los dos nos fundimos en una sensación de placer, y casi sin querer dejo caerme un poco hacia vos, y aprovechando el gesto, decido ir hacia atrás, y repetirlo, otra vez. Ahora te encontrás mordiéndote la boca, y yo masturbándote con el tronco de mi pija, mojándola, empapando la piel. Vos volvés a levantarte sobre tus codos, querés ver más, querés ver el momento.

Mientras tenés mi pija en la vista, mis venas y mi piel moviéndose, deslizo con mis dedos lo poco que falta, para que la próxima estocada, penetre tu cuerpo. Tus ojos se cierran a medida que las paredes de tu cuerpo se abren, y una mezcla de dolor y placer te quita el aliento. Mi pija esta ahora dentro tuyo, moviéndose. Me deslizo hacia atrás, y cuando siento la presión en tus manos, me dejo caer de nuevo. Cada embestida penetra un poco más, mientras el goce se convierte en una locura. Los movimientos se hacen más profundos y veloces, cuando tus manos toman mi cola. Mi sangre hierve y no me puedo contener.

La embestida siguiente es veloz, con placer y también furia. Un gemido seco se escapa de vos cuando los huevos golpean contra tu cola, y uno mayor, cuando la saco y te cojo aun más fuerte. Mis acciones ahora son viles, meneándome, llevando atrás mi cola, buscando impulso, y empujando con toda mi espalda y mis brazos hacia adelante, cogiéndote repetidamente, penetrándote una y otra vez, golpeando con tu cola y tu cuerpo, salpicando humedad y haciendo ruido cuando tu piel choca con la mía.

Tus manos son inquietas, no saben si tapar los gemidos, si tomar la tela, si buscar mi cola y apretarla. Tus ojos giran, y cuando encuentran los míos siento tu cadera más floja aun. Tus piernas me abrazan, y juegan detrás de mi cuerpo. Mi pija esta dura como pocas veces, y completamente adentro tuyo. Podés sentir en tu vagina, cuando sale la cabeza, y vuelve a penetrar.

Me recuesto sobre vos, y apoyo mi pecho sobre el tuyo. Tus tetas chupadas y mojadas ahora están presionadas abajo mío y ataco tu cuello con la lengua, tu oreja y tu boca. Tu cabeza gira hacia un lado, cerrando los ojos y disfrutando. Tus manos me abrazan y me rasguñan, juegan por mi cola y se atreven también a recorrerla. Puedo sentir el calor que acumulás en tu entrepierna y con movimientos más sinuosos y profundos logro tus susurros. Tus nalgas presionan contra mí y me generan algo que no se describir, algo tan cerca del fin. Entonces, mi cabeza quiere saciarse de otro capricho.

En un arrebato, Sin dudarlo un segundo, me pongo de pie y te arrincono contra la pared. Mi calentura es insuperable, te tomo del pelo y te guío hasta el suelo, mientras vos te arrodillas, besándome todo el cuerpo. Cierro los ojos, y siento tu lengua en movimiento. Siento mi pija flotando hacia los lados, y un calor fuerte. Cuando abro mis ojos de vuelta, puedo verte a vos, y en tus ojos una mirada pícara y morbosa, tu lengua afuera completamente, y tu boca abierta de par en par, y mi pija descansando con la cabeza desnuda sobre tu lengua, inmóvil, a poco de estallar. Tu boca se cierra con una mordida profunda, y envuelve a mi pija nuevamente. Cerrás los ojos, mientras mis gemidos son incontenibles. Te suelto el pelo y la nuca, te tomo de la mano; vos te pones de pie, y te guio rápidamente hacia el borde de la cama, donde ahora descansas desnuda de piernas abiertas y de espaldas a mí. Yo, vuelvo a empapar mi cabeza...

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