el dia que america dejo de ser solo un continente

Hola comunidad, despues de mucho tiempo vuelvo con un relato que la verdad me calento muchisimo, y me encantaria compartirlo con ustedes y que me digan lo que sintieron, espero lo disfruten tanto como yo

Hacía mucho frío en esa esquina de la calle Córdoba al 4000. Nos habíamos juntado con gente amiga, y estábamos esperando que llegaran los últimos para al fin encarar al lugar al que planeábamos ir.

En cuanto llegaron, empezamos a caminar, mientras hablábamos. Íbamos a un boliche muy muy conocido (con nombre de continente), en el que se armaba mucho descontrol, según me dijeron. Canilla libre, por supuesto, y un ambiente bastante bizarro.

Cuando entramos, no era exactamente como me lo imaginaba, pero las descripciones habían sido muy acertadas… un ambiente muy bizarro, sexualidad muy diversa, mucho alcohol y descontrol. A los varoncitos que venían en mi grupo, más de una vez se les acercaban hombres a encararlos, y un par de chicas también nos miraban con insistencia a mí y a mis amigas. Igual íbamos bien informados, sabiendo que todo podía suceder. Si quedaba alguna duda, adentro encontrabas besos entre hombres, entre mujeres, entre un chico y una chica o entre varios.

Los chicos del grupo se dispersaron al poco tiempo y desaparecieron. Quedamos las mujeres, aunque cada vez menos, porque se las iban llevando con una velocidad que pocas veces había yo visto.

Me acuerdo que rechacé a varios esa noche. Si bien tenía ganas de descontrolarme, también tenía ganas de un poco de calidad.

Finalmente quedamos tres chicas, cuando llegó mi elegido. En realidad, en ese momento me encaró con mucha charla, y me parecía descortés no responderle. Además no estaba mal y lo que hablaba no me parecía tan vacío; creo que me decía lo que quería escuchar, o me hacía decir lo que yo quería hablar. Ese solo mérito ya era suficiente para hacerme sentir relajada y predispuesta; y el alcohol que iba haciendo efecto ayudaba muchísimo más.

Él esperó el momento justo, cuando el clima fue el indicado, para acercarme la boca… le respondí al instante con un beso suave que pronto se transformó en pasión. Mi boca sensibilizada por la ebriedad sentía cada roce de su lengua, y hacía vibrar todo mi cuerpo. Podía sentir su testosterona agitada cuando le mordía el cuello, con ansiedad, mientras él buscaba tocar las partes cubiertas (cada vez las más cubiertas) de mi piel, metiendo su mano cálida y delicada por debajo de mi ropa.

Mis amigas ya no estaba al lado mío, y Nacho (así era su nombre) me llevó del brazo a un apartado del boliche, donde nos sentamos y seguimos lo nuestro.

Ahora yo estaba sentada con mis piernas abiertas, y él me miraba mientras me acariciaba un pecho. En esa pausa pude ver a una chica rubia, que era sacudida, y no entendí bien al principio lo que pasaba. Le presté más atención, y vi que un hombre de atrás la estaba penetrando. Los dos estaban vestidos. Le dije a Nacho que mire la escena, pero él no prestó demasiada atención. Cuando volví la vista, otro hombre le estaba dando el miembro a chupar. Eran dos hombres y una chica, ahí, en medio del lugar… y nadie parecía estar prestando suficiente atención. A mí me extrañó muchísimo, pero también me excitó.

Mi transa me preguntó si quería eso para mí, y como no lo negué (aunque tampoco le dije que sí), lo tomó como una afirmación y me agarró del brazo para llevarme por unas escaleras.

Con la borrachera los recuerdos son algo borrosos, pero la imagen mental del movimiento humano que había en ese lugar, es difícil de olvidar. Estaba todo oscuro, y aunque se notaba que había mucha gente, no distinguía sexos. Nacho me empujó un poco más hasta quedar en el medio del tumulto. Sentí varias manos que me empezaron a toquetear, y no entendía nada. También sentí a alguien arrodillado al lado mío, y antes de poder darme vuelta a tratar de verlo, Nacho me agarró por los hombros, me besó y llevó mi mano hasta su pene, que ya estaba fuera del pantalón y erecto. Lejos de sorprenderme, se lo agarré con ganas, y él me hizo arrodillar.

La metí en mi boca de una, hasta el fondo mientras se la lengüeteaba por donde podía, lo más rápido y fuerte que podía. Movía la mandíbula para pegarla y despegarla del paladar. Incluso se la mordí con bastante fuerza, pero no se quejó.

Para atrás y para adelante, frenéticamente, movía mi cabeza para darle placer a su pene. Veloz, salvaje, con toda la calentura y la sensibilidad que me producía el alcohol y el ambiente. Sentí una mano en la cabeza, que me la inclinó un poco. No era la de Nacho… sobretodo porque el pene de Nacho estaba en mi boca… y de repente tenía otro aproximándose por la mejilla. Ese otro pene empezó a golpearme, y yo no sacaba la de Nacho de mi boca. Mientras la absorbía y succionaba, el otro pedazo me seguía golpeando en la cara, me incitaba, me llamaba… lo deseaba. De un movimiento aparté la boca de donde la tenía y saqué bien afuera la lengua, dejando saliva en el camino, para que sea golpeada por el desconocido.

Ahora el de Nacho volvía a acercarse, y los agarré a los dos con la mano, pasando mi lengua sobre uno y sobre otro, repetidamente, casi al mismo tiempo, hasta que al fin puse los dos sobre la lengua. Apoyados ahí los empecé a masturbar. Estaba excitada, en éxtasis.

Sentí una tercer pija en la cabeza, por atrás. Desocupé una de las manos y se la manoteé como pude. Giré la cabeza todo lo que podía para alcanzarla con la boca. Sentí el sabor del semen en esa última; posiblemente había acabado hacía poco, porque también venía muy húmeda.

Yo tenía el pelo revuelto, pegado sobre mi cara por mi propia saliva y quién sabe qué fluidos. No llego a recordar cómo, pero también tenía las tetas para afuera.

Volví a girar la cabeza para chupar los otros dos penes, y los puse a los dos juntos adentro de mi boca, apretados, duros. Los dejé ahí, quietos, sosteniéndolos fuertemente con una de las manos, mientras con la lengua los recorría, los mojaba bien; y a la vez les daba mordisquitos. El que estaba atrás, con mi mano encima y todo, se estaba pajeando.

Uno de los penes de adelante empezó a soltar chorros de semen adentro de mi boca. El calor del néctar me causó cosquilleo en los pezones. El dueño del otro pene sintió el mismo calor, pero él la sacó rápido (creo que era Nacho). Me la tragué y le puse otra vez la boca encima al que se escapaba, antes de que se le caiga, para que vea que ya estaba vacía y lista. El pene de atrás se acercó hasta la comisura de mi boca mientras seguía agitándose. Tuve que hacer fuerza para sacar la mano de ahí (porque me la tenía sostenida entre la suya y su miembro). Cuando la saqué por fin, desocupando un ratito la lengua, me la llené de saliva y volví a mi tarea bucal.

Con la mano ensalivada acaricié el otro pene en el frenillo, primero suave, pero me di cuenta después de que lo estaba haciendo fuerte, quizás lastimándolo, aunque no se quejaba.

El que yo creía que era Nacho, se agachó un poco y puso la pija entre mis pechos. Los apretujó y se empezó a masturbar con ellos. Mi boca estaba plena para el pene de atrás, así que le di lo que se merecía con tanto gusto y dedicación que lo hice acabar enseguida, haciendo que me rocíe de leche toda, desde la cara, el cuello, el pelo… y no sé bien si las tetas, porque al instante sentí un chorro inmenso entre ellas… Bajé el mentón y le di unas chupaditas al pene de abajo, que había eyaculado recién, y todavía borboteaba semen, que yo succionaba hasta tragármelo.

Los tres habían terminado y me estaba levantando, cuando sentí una mano que me detenía y dos penes que casi al mismo tiempo iban a mi boca (no eran los mismos, sentí la diferencia de tamaños). Entraba uno y al salir entraba el otro. Por mi parte, ya tenía la lengua cansadísima, y no quería más, pero me estaban obligando. Mi boca ya no respondía, la dejé abierta, esperando que los hombres terminen su trabajo.

Una tras otra entraban las dos en mi boca. Después las dos al mismo tiempo, y finalmente salieron las dos por unos momentos. Me quedé quieta, con la boca de par en par un rato. Como no veía nada, no sabía qué pasaba y la estaba por cerrar, cuando sentí la lluvia caliente de semen de uno de ellos, y en seguida la otra. Quise dejar la boca abierta, pero el reflejo me hizo cerrarla, junto con los ojos. Y mientras seguían bañándome, aproveché para levantarme y me fui.

Cuando salí de ahí me senté en el piso y me intenté limpiar como pude. Junté fuerzas y fui para el baño. En el camino la gente me miraba, pero yo intentaba no mirar a nadie y aceleraba el paso. Cuando llegué al baño, me di cuenta… que me estarían mirando el pelo, la ropa, buena parte de la cara y la raya que asomaba por el escote de los pechos, que estaban salpicados de semen. Me dio muchísima vergüenza. Me limpié como pude y salí del lugar casi corriendo para tomarme un taxi e irme a casa.

Eso es todo por ahora, muy pronto vendre con muchas mas historias, y hasta quizas un post con fotos propias, comenten y puntuen si les gusto y los exito, un beso

2 comentarios - el dia que america dejo de ser solo un continente

bicar
tremendo relato. Muy caliente! Te dejo puntos y te sigo. Bs
Carkatos
Muchas gracias por la buena onda y por los puntos, si te gusto pasa por los otros que no te van a defraudar @bicar
aleqp
exelente relato, me calento
Carkatos
Muchas gracias aleqp, gracias por la buena onda! si te gusto pasa por los otros relatos que tengo para tu deleite