Mi compañera me hizo enloquecer y se pudrió todo-Parte III

Esta es la tercera y última parte de la anécdota, de la vez que se pudrió todo en mi trabajo, por una gran calentura.

La primera parte está acá: http://www.poringa.net/posts/relatos/2348223/Mi-companera-me-hizo-enloquecer-y-se-pudrio-todo--Parte-I.html

La segunda parte, acá: http://www.poringa.net/posts/relatos/2348436/Mi-companera-me-hizo-enloquecer-y-se-pudrio-todo--Parte-II.html


En las partes anteriores de mi relato, conté como, sin preverlo originalmente, le terminé rompiendo el culo (en el baño del trabajo) a una compañera de oficina que me tenía re-caliente. Mi jefa molestísima, que esperaba afuera, me pidió que espere en su oficina, sugiriéndome que sería despedido.

Si bien no ganaba mucho dinero allí, necesitaba cada centavo. Cuando volvió a activarse "la parte racional" de mi cerebro, luego de todo lo que sucedió, me encontré con dos sentimientos contrapuestos:

1) Por un lado, me sentía mal por Daniela. Temí que al final haya pasado un muy mal momento... Es decir, por cómo se dió todo, yo mismo no estaba seguro si la había "violado" o si el sexo fue un poco más duro de la cuenta y nada más. Además necesitaba mi trabajo. Y el temor de perderlo trataba de invadirme.

2) Pese a que me sentía mal por Daniela, también abrigué una sensación rara de bienestar. Tal vez me sentía algo impune y altanero. Un sentimiento de "superioridad" que hoy me parece ridículo, pero en ese momento no. Una creencia de que podía hacer lo que quería con cualquier mujer. Esta forma de sentirme, claramente equivocada, me inflaba bastante el ego.

Pasé a mi escritorio y al de Daniela a recoger mis cosas. No sé si el resto de los compañeros me miraba o no. No quise saber. Junté mis pertenencias y me dirigí al despacho de mi jefa, donde esperé pacientemente por unos 15 o 20 minutos, mientras pensaba en el dilema de los sentimientos contrapuestos que describí antes.

En un momento entró mi jefa y me pidió que tomara asiento, aunque ella permanecía parada al costado del escritorio. Me pareció que el enojo se le había pasado, y pronto entendí porqué: Me explicó que Daniela se había ido a su casa ya, algo descompuesta "pobrecita". Recuerdo que me resonó bastante esa palabra. Yo traté de explicarle que había sido todo mi culpa y que necesitaba mucho mi trabajo. Pero que si me despedían lo iba a entender, siempre que a Daniela la dejen afuera de todo castigo. Me respondió algo así:

- No te preocupes por Daniela. No pasa nada con ella. Me contó todo recién, me dijo que no pudo resistir dejarse llevar. Preocupate por vos y preocupate de mí. Contame tu descripción sobre lo que sucedió. En principio vos no conservarías tu puesto. Luego hablamos de los términos.

Estando todo dicho sobre la pérdida de mi trabajo y el resguardo de Daniela, ya no tenía nada más que perder. El sentimiento de altanería tomó rienda suelta y empecé a actuar mucho más soberbiamente. Toda incomodidad desapareció de mi, mientras le empecé a describir, desde el comienzo, todo lo que sucedió.

Se lo relaté con lujo de detalles, dando a entender que me dejé llevar por la apariencia de Daniela. Que me dejé llevar poco a poco. Que si uno aprecia sus nutridas nalgas mientras se agacha, y se le nota una tanga clavada en el culo... y que si a eso uno le suma una camisa algo translúcida, con las tetas en parte expuestas... que el pantalón de vestir le marcaba la vulva!!... que me volvió loco!! que me sonreía mientras... Que todo eso me enloqueció y actué casi sin pensar.

Mientras le describía eso, me empecé a calentar nuevamente. Mi verga empezó a asomarse por debajo del pantalón. Noté como mi jefa me miró la entrepierna. Le describí como luego de meterle mi pija a Daniela por la vagina, ella gemía tanto que yo sólo buscaba darle más placer. Mi jefa me escuchaba notoriamente incómoda pero no me hizo callar. Le conté como le bombeé mi pija a Daniela por el culo y que creía que, aunque le dolió, lo disfrutó como nunca en su vida. Le dije también algo así:

- Son las mujeres como vos y Daniela, perras y provocadoras, las que sólo obtienen lo que desean de alguien como yo.

Yo estaba sacado, a lo último lo dije casi gritando. Mi jefa me miraba, muy incómoda, pero sin decir nada. Mi jefa pasaba de los 55 años, pelirroja. De contextura más bien delgada, y altura media (yo le sacaba una cabeza cuando me paraba). Algunas arrugas se dejaban ver cerca de los labios de su cara y en la frente. A mi entender mi jefa tenía lo suyo y era una mujer atractiva. Pero la dureza de las expresiones de su cara ocultaban un poco lo positivo y daban lugar a que, en sus espaldas y debido a la forma en la que suele "retar", se refirieran a ella como "vieja amargada" o "mal cogida". Yo empecé a hurgarle el cuerpo con mi mirada, mientras hablaba, y ella seguía impávida.

Bajé el cierre de mi pantalón y saqué mi pija joven, que ya estaba totalmente ensanchada y alargada, y se la mostré diciéndole que siempre había soñado con ponérsela. Que siempre había querido que ella, mi jefa, pruebe mi verga. Le mentí, diciendo que siempre había estado caliente con ella, y no con Daniela. Le dije que no me importaba si me tenía que despedir. Que me iría contento si pudiera explorar todas las cavidades de su cuerpo con mi verga. Le pregunté si le gustaría que se la ponga por el culo. Ella no decía nada. Era la situación más bizarra del mundo. Mi jefa escuchaba sin hablar, todas las groserías que yo le decía, mientras me miraba la pija, bien parada, con atención.

- "No me hables así, yo podría ser tu mamá". Me dijo entre dientes.

No sacaba la mirada, atónita, de mi pija parada. Por cómo me miraba, me hacía sentir como si yo fuera superdotado y me inflamaba más aún la soberbia con la que yo estaba manejando la situación. La realidad es que no soy superdotado, sino término medio o promedio. Pero no sé porqué ella miraba así.

En un momento ella se llevó una mano a una de sus tetas. Yo no esperé a ver si quería tocarse, rascarse o qué. Pero salté de la silla hacia donde ella estaba parada, con mi verga que seguía al descubierto. Cuando me acerqué, al instante, me rompió la mejilla de una cachetada!!

Sin abandonar el esfuerzo insólito, le metí la mano en la cola y le apreté fuerte el ano, e intenté tocarle la remera, a la altura de la panza con mi pija descubierta. Me empujó hacia atrás. Le dije que ella se lo perdía y me fui. Y no la vi más.

Encaré para mi departamento excitadísimo, exaltado. Tenía la pija tan erguida, gorda y parada, que en el bondi no me aguanté y apoyé a a dos o tres minas. A una de las cuales ni se le movió un pelo y hasta me pareció que hizo fuerza con la nalga, para que aprete más.

Pero lo más bizarro es que sonó mi teléfono y era Daniela. Me pidió que la perdone, que se sintió mal, que creyó que nos escucharon todos... etc. Pero lo más extraño fue que me dijo:

- Te amo. Estoy re-caliente. Nos vemos?

"Te amo" me dijo! Increíble. Yo no estaba seguro sobre si "la había violado"... Daniela se había quedado llorando o sollozando en e baño cuando la dejé... y la mina me amaba. Difícil de entender, pero no es la primera vez que vi algo así.

Por supuesto acordamos vernos en mi dpto. La mina me llenó de besos en el cuerpo y fue bajando muy rápido hasta mi verga, que aún estaba parada y no estoy seguro sobre si pudo descansar algo de su posición erguida, todo el tiempo hasta mi dpto. Me hizo pegar un salto cuando me tocó el ano con los dedos y me empezó a masajear ahí, mientras me chupaba con fuerza la pija, con su baba que chorreaba a lo largo de mi falo. Fue la primera y única vez que una mina me metió un dedo en el culo. No le dije nada al respecto, sino que yo le masajeaba a su vez los pechos mientras ella intentaba bombearme la leche, que ya estaba bien caliente y a punto de salir! Finalmente le llené la boca de semen. Se lo tragó todo tratando de no mostrar asco, aunque se le notó un poquito que no disfrutó engullirlo.

Esta vez demoré bastante en volver a estar "potente", creo que alrededor de una hora. La llevé al baño de mi dpto prendí la ducha, y le di la chupada de su vida, le metí la lengua bien adentro en la vagina y ella apretaba mi cabeza contra su concha tan fuerte que por momentos yo tenía que hacer esfuerzo para respirar. Pero disfrutó como loca ese "poder" que tuvo para sujetarme la cabeza entre sus piernas, mientras yo le lamía la concha. Le empecé a meter, mientras, un dedito en el año (no voy a mentir, le puse un poco de jabón y le enjuagué el culo un poquito, todo mientras le lamía la vagina, lo más profundo que podía). Cuando la sentí temblar y que se le aflojaron un poco las piernas, hice que se ponga en cuatro, sostenida por el desnivel del borde de la bañera y le metí la lengua por el culo.

Ya había lamido algún culo, pero meterle la lengua como hice con Daniela, fue mi primera vez. Ella estaba re excitada y por debajo, entre sus piernas, agarraba mi verga con una mano y la frotaba con ahínco. Cuando me pareció que era el momento justo, mientras ella estaba en cuatro, le enterré con fuerza la pija infladísima en el ano. Mientras le bombeaba con todo, le pegaba durísimo con mi cadera. Ella no se quejaba, tal vez porque durante todo el tiempo yo le frotaba el clítoris con fuerza... tanto que por momentos me frenaba con una mano. Le dí durísimo y largo, súper excitado, hasta que estallé de éxtasis llenandole el culo de semen.

Como ella aún seguía re-excitada, me dije a mi mismo "se la completo así se va contenta" y le lamí el clítoris hasta que empezó a gritar de dolor.

Daniela sigue con su antiguo trabajo. A mi me despidieron. Ella sigue casada. Yo soltero. Cada tanto, nos juntamos a disfrutar algo de sexo, pero cada vez menos frecuentemente. Nunca pudimos volver a lograr un climax como el de ese día.

Espero que mi anécdota les haya gustado.

3 comentarios - Mi compañera me hizo enloquecer y se pudrió todo-Parte III

nietoger18
buen relato! gracias por compartir!
fachelo1
flaco..excelente relato...lástima que no te pudiste garchar la jefa...seguro serías Gerente hoy...jeje