Rocio la deliciosa y juguetona hermanita de mi esposa

Mi esposa embarazada. Rocio viene al recate!
Ante todo quiero decir que esta historia es Real!

Solo faltaban algunas semanas para que naciera nuestro primer hijo. Después de 5 años de casados, y de una vida llena de viajes, diversión y sexo; mucho sexo, mi esposa y yo estábamos por ser padres. La alegría que nos invadía se tornaba frustrante porque, últimamente no hacíamos el amor más que de vez en cuando y con mucho cuidado. No queríamos hacerle ningún daño a nuestro bebe.

Mi esposa se daba cuenta de mi estado. Con la moral algo baja por el repentino descenso en cantidad y calidad de sexo. Pero todo esto iba a cambiar muy pronto. Mi esposa anuncio que su hermana, Rocío vendría a visitarnos para ayudar en las tareas de la casa y, especialmente con la llegada del bebe. Hacía varios años que no la veíamos. La ultima vez fue en su quinceañera, el ritual donde las niñas pasan a ser mujeres.

Ahora tenía 19 años. Estudiaba en una universidad en México. Se tomaría unos meses de descanso para poder ayudarnos con la llegada de nuestro pequeño. Siempre le estaríamos agradecidos por tan noble acción. Se llego el día en que fuéramos a recogerla en el aeropuerto. Mi esposa decidió quedarse en casa para preparar unos bocados para celebrar la llegada de Rocío. Era una excelente cocinera. Me dirigí al aeropuerto, a unos 35 minutos de nuestra casa.

Después de estacionar la camioneta, y de esperar algunos 15 minutos, anunciaron la llegada del vuelo. Todos los que ahí esperábamos estábamos atentos a las escaleras por donde llegarían los pasajeros. Comenzaron a bajar, uno por uno hasta que al final apareció Rocío. Una chica juvenil, como de 1’65 de altura, cuerpo atlético y piernas largas. Vestía una faldita que dejaba relucir sus muslos bien definidos y un sweater de lana que se pegaba a su torso y cobijaba bien sus tetas que, desde donde yo estaba, parecían haber crecido un poco en los últimos anos.

Al bajar la escalera, me encontró entre la gente y acelero sus pasos para darme un abrazo y un beso en la mejilla. Yo también la abrace y sentí sus tetas presionar contra mí. Que firmes estaban. Su cuerpo juvenil se sentía tan bien enredado por mis brazos.

Qué bien que llegaste. A tu hermana le va a dar mucho gusto verte. Tan crecida que estas.

Tú crees, cuñado?

Claro. Luces linda. Por acá esta el equipaje, dije

No traigo. Solamente este pequeño donde traigo mis cosméticos. Antes de venir, quedamos mi hermana y yo que tan pronto llegara, iríamos a comprarme alguna ropa. Además, quiero modernizar mi ropa a la moda… Jajaja.

Pues bien, entonces vámonos.

De brazo en brazo llegamos a la camioneta. Abrí la puerta como un caballero y ella introdujo su trasero y se sentó en el asiento. Al girar sus piernas para introducirlas en la camioneta, su falda cortita que lucía se subía por sus muslos poco a poco. Note que no usaba panty. Claramente pude ver la raja de su panocha mientras sus piernas se separaban en el instante de girarlas. Ella noto mi mirada. Nuestros ojos hicieron contacto. Simplemente sonrió.

El transcurso a casa lo ocupamos para ponernos al corriente del estado de la familia, la escuela de Rocío, mi trabajo, y el embarazo de mi esposa. Faltaban ya un par de semanas para que recibiéramos a nuestro bebe. Mientras platicábamos, mis ojos se desviaban para mirar los muslos de Rocío que lucían firmes y suaves a la vez. Luego me dedicaba a mirar sus tetas en perfil, y sus pequeños pezones que se empujaban el sweater que las hacia relucir. Ella noto que no la miraba a los ojos tanto como debiera. Sus piernas estaban separadas lo suficiente para poder deleitarme de la parte interior de su muslo derecho. Era por allí el camino a un tesoro que pronto conocería. MI boca se ensalivo, y mi verga comenzó a endurecer.

Llegamos a casa y Rocío corrió hasta la cocina, para abrazar a su querida hermana. Al entrar, tiro su bolso y su equipo de maquillaje sobre el sillón. Después de abrazos y besos, mi esposa me dirigió a ensenar a Rocío el cuarto de huéspedes. Le dije a Rocío que le mostraría la casa. Le ensene el baño de la planta baja, luego subimos las escaleras hasta la segunda planta, deleitándome del movimiento de sus caderas y sus largas piernas que terminaban en un culito apretadito bajo la falda que apenas lo cubría. De nuevo mire sus muslos que invitaban a mis miradas.

Ya arriba, le mostré nuestra recamara que, por cierto, le encanto por la gran cama tamaño King. Enseguida estaba mi oficina y al final otras dos recamaras; una para el bebe y otra para ella. También había un baño en el pasillo que sería el que ella usaría. Su recamara tenía una cama tamaño queen. Se vio encantada. Le gusto tanto su recamara que se dio la media vuelta y con una gran sonrisa en sus labios me dio un gran abrazo y un beso que roso mi boca en rumbo a mi mejilla.

Gracias, cuñado. Es maravillosa. Mi estancia aquí va a ser de encanto!

Gracias por venir a ayudarnos. Ya ves tu hermana. Casi no se puede mover…jajaja

No te preocupes. Inmediatamente yo me encargaré de todo. Ella podrá descansar hasta que llegue el bebe.

Ahora fui yo quien la abrazo. Mis brazos la apretaban mientras mis manos recorrían su espalda y llegaban hasta tocar la parte superior de sus nalgas. Ella también me abrazo con su mejilla en mi hombro. Fue entonces que note su perfume. Quería comérmela toda allí mismo. Sus tetas y sus pezones empujaban contra mí y mi verga estaba dura de nuevo. Ella la sintió en su vientre. Y se acerco más a mí. Permanecimos así por unos instantes hasta que me separe y le anuncie que iría a comprar unas bebidas para la cena.

Aproveche para que ellas se quedaran solas a platicar y a reencontrarse de nuevo. Salí a hacer mis compras y regrese dentro de una hora. La mesa estaba preparada, y Rocío lucia fresquita después de haberse bañado. Lucia ahora unos shorts cortitos de mi esposa que le sentaban bien. Note su raja, que se comía algo de la tela del short. Sus tetas seguían erguidas bajo la camiseta de algodón que usaba. Era una camiseta vieja que con la edad era casi transparente. Era la primera vez que notaba el color oscuro de su aureola y de sus pezones.

Cenamos y nos tomamos casi dos botellas de vino. Mi esposa se limito a tomar agua. Rocío se puso un poco mareada y relajada. Fue entonces que comenzó la función:

Cuñadito, dijo, mi hermana dice que estoy muy buena. Que los hombre seguro se ponen duros al verme. Tú qué crees?

Mire a mi esposa antes de contestar. Ella me sonrió y asentó la cabeza que continuara su juego…

Pues, si Rocío. Eres muy hermosa y tu cuerpo enloquece a cualquiera,

Tú crees? Cuál es mi mejor atributo?

Pues, como hombre te digo que son tus largas piernas y tus muslos los que más me gustan a mí.

Y que crees de mis gemelas? Dijo a la vez que se ajustaba las tetas con sus manos.

También están hermosas aunque aun no llegan a su tamaño final…Aun se pondrán mas buenas.

Si, tienes razón. Eso no lo había pensado. Y tú, te pusiste duro al verme?

Volví a ver a mi mujer. Ella se reía por dentro. Me guiño un ojo y asintió con la cabeza que continuara.

Pues te juro que sí. En el aeropuerto, en la camioneta y ahora mismo estoy duro.

Puedo sentir? Se acerco hasta mi silla y se arrodillo frente a mí.

De reojo mire a mi mujer que se reía por dentro aun. No quería estallar en carcajadas. Me veía como para ver que haría ahora.

Rocío corrió sus manos por sobre mi pantalón hasta llegar a mi verga. Con su mano la empezó a sobar lentamente hasta asegurarse de su tamaño. Cerré mis ojos y me recosté en la silla. Rocío me desabrocho mi pantalón y saco mi verga parada. Con sus dos manitas comenzó a subir y bajar a lo largo de mi verga que pedía que siguiera.

De repente sentí la humedad de su lengua en la base de mi verga. Sentía como lamia desde allí hasta la punta. Al llegar, metía la punta de su lengua en el pequeño agujerito que adornaba la cabeza. Me estaba volviendo loco! Repitió el movimiento tres veces y luego introdujo toda mi verga en su boca. Estaba de rodillas frente a mí y me mamaba con mucha habilidad. Mis manos jugaban con sus tetas y ella se meneaba para sentir mis manos aun más.

Me bajo el pantalón para poder tomas mis huevos en sus manos. Mientras mamaba mi verga en su totalidad, me meneaba los huevos; los apretaba, los masajeaba haciendo que llegara al éxtasis. Mi esposa, sentada al otro lado de la mesa, se masajeaba su propia raja al calentarse viendo como su hermanita se aprovechaba de mi palo. Sonreía al verme ser devorado frente a ella. Gemía al sentir que también ella estaba por llegar al clímax.

Mmmm. Rocío, estoy por correrme. Qué rica mamada me estás dando.

Mmmm. Mmmm. Mmmm. Fue todo lo que dijo.

Me apretó los huevos y explote. Mi leche se disparo hasta rebotar en su garganta y ella se sorprendió de la fuerza. Soltó mi verga por reflejo y el segundo chorro cayó en su cara. Pronto volvió a meterse mi verga en su boca y succiono con más fuerza, hasta dejarme completamente exprimido y vacio.

Ahhh. Ahhh. Me corro también. Me corro. Dijo mi esposa.

Rocío dejo que me levantara y fuera a donde mi mujer. Le di un beso y ella respondió. Nuestras lenguas jugaban entre sí.

Nos venimos juntos pero separados. Dije.

Sí, mi amor. Juntos pero separados. Que dices si nos vamos a la recamara? Tu y yo nos hemos corrido, pero Rocío aun no. Creo que no es cortes que la dejes así.

Y nos dirigimos a la recamara principal.

4 comentarios - Rocio la deliciosa y juguetona hermanita de mi esposa

COKITOS22 +1
buen relato y hay termino no sigue??
TonnyCR
Pronto veras el resto amigo
juan73m +1
🤤 🤤 🤤 Me bajo el p 🤤 🤤 antalón para poder tomas mis huevos en sus manos. Mientras mamaba mi verga en su totalidad, me meneaba los huevos; los apretaba, los masajeaba haciendo que llegara al éxtasis. 🤤
masitasexxx +1
Buen relato!!!!!! queremos saber como siguió la historia, va punto y me quedo esperando!!!!
TonnyCR
Pronto subiré los siguiente
ren6o
Buen relato!