relato de marina

Marina

El la conoció por un hecho fortuito, buscaba dadores de sangre en la sala argentina del chat de yahoo. La charla amistosa y simpática de un principio fue dando paso a una conversación mas ìntima y caliente.
El la observò acercarse el dìa del primer encuentro, tan solo el acto solidario de acompañarlo mientras operaban a su ser querido. Marina es alta, y muy gorda, aunque El observo su hermoso rostro, unos enormes ojos azules casi de porcelana y, por que no, unas apetecibles tetas.
Fue una tarde de espera y charlas, lo típico que se puede hacer en el hall de un sanatorio. Horas de espera hasta la alegría final de que todo está bien. Marina y El fueron caminando en medio de la noche hasta el subte de avenida de mayo y, cuando iban a despedirse ella lo sorprendió devorándole la boca y me tiendo su lengua en cada recoveco que encontró.
Fueron varios días de mensajes de texto o encuentros en la confitería de la esquina del sanatorio. Hasta que un día, finalmente, sin decir palabra se encaminaron a un telo de la calle Entre Ríos.
La habitación no era la gran cosa, una cama enorme con esos sistemas de vibraciòn, una pared cubierta por espejos, una mesa y un artefacto que parecía un minigym hasta que Él se avivó que había un manual muy grafico de cómo usarlo.
Pero todo se volvió muy caliente en seguida, besos entremezclados con suspiros, manos que se deslizaban por el cuerpo. Él le sacó suavemente la blusa sin dejar de comer su cuerpo con suaves besos y mordisquitos que arrancaban jadeos. Y así, entre besos y caricias Marina quedó tan desnuda como un recién nacido. Él solo había quedado con el torso desnudo y la empujó suavemente a la cama obligándola a abrir las piernas.
Vorazmente se arrojó sobre esa vagina gordita y totalmente depilada. Marina es muy clitoriana toda su sensibilidad estallo cada vez que Él lamia, chupaba y mordía, su mano estrujaba sus enormes pechos; verdaderamente se retorcía como un pez recién sacado del agua, hasta que al sentir tres dedos que la invadían mientras la boca comia ansiosa, lanzò un grito agónico y sus fluidos calientes y dulces empaparon la boca y manos de Él.
Siguieron unos instantes de sociego mientras Marina dejaba de jadear y exclamarle cosas, la verdad que la gordita es volcán sexual, muy caliente y siempre bien dispuesta. Todo en ella lo delataba, su respiración, el perlado sudor que corria por su frente, el tembloroso frenesí de su cuerpo y, lo mejor, siempre pedìa mas.

Marina: Amor, sacate los pantalones por favor!!!!
Él: no, no, no, ponete de cuatro patas mirando hacia el espejo y cerrà los ojos gordi.

Con una sonrisa maliciosa y cargada de lujuria obedeció al instante. Él se deleito mirando su enorme culo, acariciando sus nalgas, dando lamidas a su vagina y a un ano para nada virgen.

Él: no hagas trampa gordi, no abras los ojos!
Marina: no amor, haceme lo que quieraaaaassss!

Él lamia y metia sus dedos en indistintos orificios mientras trabajosamente se liberaba de lo que restaba de ropa. El pene saltò dolorosamente cuando fue liberado de lo último que lo aprisionaba.
Con un anhelo largamente contenido, se alzò sobre sus pies, y asegurándose que Marina seguía con los ojos cerrados, apoyò la punta del glande en esa entrada brillante y cubierta de jugos.
La imagen de Marina alzó y ladeó la cabeza. Sus ojos cerrados arquearon las cejas y surgió una suerte de interrogante en un mmmm??????.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente y lo observaron mientras el pene penetraba milímetro a milímetro en esa lasciva funda mientras Él oprimía sus nalgas y le sonreía en el espejo.
Cuando el pene llegó al tope Marina se inclinó parando el culo y dando exclamaciones y diciendo incoherencias en las que solo se entendía la palabra coger y una repetición constante de si, si, si, si mientras tironeaba y mordía frenéticamente la ropa de cama.
Él continuó metiendo y sacando su pene, sintiendo las contracciones de su vagina y un repetitivo fluir de jugos. Observaba el rostro de Marina de un rojo encendido, el sudor que corria y una boca jadeante. Eso fue hasta que, al parecer, Marina se cansó de solo recibir y clavò los codos en la cama. Comenzó a mover acompasadamente sus caderas de arriba hacia abajo, ensartándose sola mientras sus exclamaciones se hacían mas apremiantes. Hasta que finalmente, con un desmayado grito, casi angustioso, estalló anegando el pene, los testículos y las piernas de Él y desparramando su torso sobre la cama.

Él: ¿puedo terminar ahora gordita???
Marina: si, por favor amor, llename de lechita!!!!!

Y acelerando sus movimientos de mete y saca obtuvo el premio de mas jadeos y fluidos que emanaban como de una fuente. El espasmo se sintió a lo largo de todo el pene. La vena distal latió y la explosión de semen fue un grito largamente contenido. Y Él se derrumbó sobre las espaldas de Marina mientras su pene seguía henchido emitiendo sus jugos.

Todo fue jadeos por un rato, se acomodaron bien sobre la cama y hubo abrazos y besos de agradecimiento mutuo. Un mimarse muy dulce que pareció una eternidad.

Tantos mimos y besos culminaron en causar su efecto. La respiración agitada dio paso al deseo que se transmitió al pene de Él, que se empinó insatisfecho reclamando que, todavía, no estaba satisfecho.

Él: ahora gordi quiero que los beses, pero lo importante, quiero que me obedezcas sin demorarte lo que te indique.

Marina: ok amor

Y con un ronroneo insinuante se deslizo buscando hambrienta el pene con sus manos y su boca.
Todo fue un sueño. Los dedos de Él se metían en su ano y vagina mientras Marina chupaba como poseída. Su boca chupaba, lamía el glande, lo mordía suavemente mientras su mano masturbaba el tronco y lo oprimía.
El placer se aceleró y Él sintió los espasmos que anteceden al placer y gritó: chupàaaaaa que vas a recibirlo!!!!!!
Y estalló en su boca mientras el semen corría garganta abajo. Tres grandes chorros fueron necesarios para que ël sintiera que había llegado el momento

Él: rápido gordi, sentate sobre él.

Y Marina obedeció sin discusiones, su vagina se abrió como una flor deslizándose sobre el pene hasta sentarse completamente. Él sabia que con dos orgasmos y la excitación continua podía hacer lo necesario.

Él: ahora movete y cógeme gordita, te desfìo que me hagas acabar!!!!
Marina: sisisisisiisisisisis
Él: haceme acabar o voy a castigarte.

Marina se meneaba furiosamente sobre el pene que la colmaba por completo. Jadeaba y su transpiración regaba la cara de Él mientras exclamaba improperios incoherentes y estrujaba sus brazos.
Pueden haber asado segundos u horas, pero Marina se derrumbó sobre la cama con una cara de relajo y fatiga, al tiempo que exclamaba:

Marina: ya no doy mas!!!!
Él: te dije que te castigarìa si no me hacías acabar!
Marina: haceme lo que quieras, pero no doy mas!`

Él la puso de espaldas y levantó muy alto sus piernas. Le llamó la atención que la gordita pudiera levantarse tan alto, pero no daba para muchas reflexiones. Llenó de saliva su mano y la embadurnó en la cabeza e su pene. Acto seguido apoyò el glande en la entrada de su ano y con resolución empujó dentro.
Marina dio un grito y después lo mirò a Él con hambre a medida que el pene se deslizaba hasta el fondo.

Marina: ay amor, como te sientooooo!
Él: es todo para vos hermosaaaa!

Y el último empujón llevó su pene a fondo. El ano de Marina provocaba las mas intensas sensaciones. El calor abrasaba el pene y las contracciones de su esfínter provocaban las más intensas sensaciones.
Pero Marina parecía gozar mas. Su vagina latía y rezumaba jugos mientras el pene entraba en su ano. Gritaba y pedía más. La gorda no se guardaba nada, tenía orgasmos hasta por el culo y no se conformaba. Gritaba, golpeaba con sus puños, sus pupilas se dilataban. El ano se dilataba y estrujaba ardiente con su jujo propio y Él creía encontrarse en el séptimo cielo.
Después de mucho empujar y refregarse en su ano, Él sintió que su placer se apresuraba, el pene dolía insoportablemente. Hasta que finalmente el placer insoportable estalló llenando su culo de leche.

Él miró el reloj y vio que habían pasado siete horas. Hacìa siete horas que se abrazaban, besaban y mimaban, habían hecho el amor de distintas formas y ahora solo quedaba la fatiga feliz.
Él se abrazó a ese cuerpo gordo y se quedó dormido, sus parientes no lo extrañaran. El telo se convirtió en refugio y abrigo hasta el amanecer.

Él se despertó con la sensación de que lo miraban, abrió sus ojos y vio que una mirada de porcelana lo miraba.

Marina: mi amor se despierta? Que puedo hacer para que se sienta feliz?

Despejando la bruma del sueño Él le contestó:

Él: por que no empezar con una buena chupada de pija????

Marina sonrió y se inclinó a comerme todo. Eso comenzó otro bello dìa.

4 comentarios - relato de marina

LaraKont
Me gusto!! Estuvo muy bueno 🙂