La mujer de mi jefe (Parte I)

Después de varios posts de imágenes me tomo un tiempo, y también el atrevimiento, para comenzar a compartir algunos de mis relatos sexuales. Luego de escribir la primera parte, me di cuenta que quedó bastante larga, por lo que luego seguiré escribiendo la segunda si es que el relato despierta interés....

Para los que no me conocen, soy un tipo normal, nada del otro mundo. Soy morocho, ojos marrones claros, 1.83, 83kg, y ahí se terminó la descripción. Soy más bien de los que ganan en simpatía... Pero bueno, no estoy escribiendo para hablar de mi, por lo que comienzo con el relato para no aburrir con tanta introducción... Voy a obviar la utilización de nombres (salvo el mío) ya que no quiero bajo ningún concepto que el relato oriente hacia alguna situación particular vivida por algún integrante de la comunidad.

La historia comienza el 12 de Enero de 2009, en la fábrica donde arrancaba a trabajar en ese entonces, y a fines del año pasado abandoné...
Como todo tipo nuevo que comienza a trabajar, durante los primeros días me fueron presentando a cada uno de los operarios/as de la fábrica, con sus respectivas tareas, además de presentarme al directorio, gerencia, administración, etc. Ni lerdo ni perezoso, frente a tanta novedad, buscaba desesperadamente un culo, un par de tetas, unas gambas, o un escote que llame mi atención frente a tanto macho trabajando, pero los días fueron pasando y nunca apareció el tan preciado objeto de deseo.
El 19 de Enero, exactamente una semana luego de comenzar a trabajar, pasó lo que durante una semana entera estuve imaginando que pasaría. El calor insoportable que hacía ese Lunes prácticamente impedía poder respirar, por lo que las salidas en busca de agua o una sombra a la hora de descansar eran bastante recurrentes. Eran las 2.40 de la tarde y me encontraba en el andén de carga despachando un camión con mercadería, totalmente empapado en transpiración, y contando los minutos que faltaban para retirarme de mi jornada laboral. Firmé el remito de despacho, el camión arrancó y sin dar muchas vueltas, emprendí el camino hacia mi oficina para tomar un poco de agua fría, ya que el calor me estaba afectando en todo sentido. Miré la hora, eran las 2.50, y mi horario de salida eran las 3 de la tarde, por lo que mi cara ya era otra viendo que me quedaban 10 minutos y me iba. Venía muy contento camino a la oficina, cuando vi una imagen que amargó mi caminata... Era la camioneta de mi superior, que con una semana de trabajo ya me tenía las pelotas al plato. Un tipo sumamente pedante, botón, ordinario y jodido. La camioneta paró en el andén de carga, se apagó, se abrió la puerta del conductor, y mi mirada de angustia total, se fue transformando en una de deseo... Contra todos los pronósticos elaborados desde el momento en el cual vi la camioneta, en vez de encontrarme con el forro de mi jefe me encontré con su mujer, que venía a buscar unos informes a pedido de mi superior. La puerta se abrió, y de esa camioneta bajó una de las mujeres más hermosas que me tocó conocer, realmente se rajaba la tierra de lo buena que estaba. Quedé helado con lo que mis ojos estaban viendo. Bajó de la camioneta vestida como para ir al gimnasio, calza negra totalmente pegada al cuerpo, zapatillas y un top que dejaba ver 3 cosas que a todo hombre (me incluyo) le rompe el cráneo, pancita marcada con piercing incluído, tatuaje de tribal en la espalda (bien arriba de la cola) y los dos pocitos que se arman a la altura de la cintura, donde se dice que uno generalmente pone los pulgares para afirmarse jejeje...

Su descripción con palabras… Morocha ella, bastante más bajita que yo, cuerpo 100% trabajado en el gimnasio, que incluye una cola dura y bien parada, brazos y gambas perfectamente tonificadas, y para completar dos hermosos pechos, no muy grandes, pero tampoco pequeños, la medida justa como para enloquecer a cualquiera sería la expresión. Pelo bien negro hasta la mitad de la espalda (atado), pestañas que delineaban unos hermosos ojos color avellana y una boca muy carnosa y llamativa, con labios que sin quererlo plasmaban un beso al estar pegados.

Sigo con el relato… La vi bajando y creí prenderme fuego de la calentura que me generó, sumado al calor que hacía, mi transpiración corporal y la erección que se venía en camino, más o menos rondaba en los 45º de temperatura corporal. Como mencioné anteriormente, venía vestida como para gimnasio, con una calza que dejaba entrever la tanga completamente ganada en su hermosa cola y el top que en vez de disimular, presionaba esos pechos dejándolos turgentes como si fuesen a explotar… Buenas tardes creí escuchar, y respondí totalmente paralizado un infantil “Hola”, y nada más. La calentura que me generó verla no me dejaba pensar ni emitir ningún tipo de comentarios. Ufff… que calor que hace siguió ella… La verdad que si, fue mi respuesta.
Ella: Soy xxx mucho gusto
Yo: Soy Alberto, el gusto es mío
Ella: Gracias Alberto, vos sos el nuevo?
Yo: Así es, una semanita de prueba tengo, y dependiendo de cómo me porte, seguiré o no trabajando.
Ella: Y como te venís portando?
Yo: Creería que bien.
La charla se siguió desarrollando de manera común y corriente, como la de dos personas que se conocen, pero con la diferencia de que yo no podía dejar de imaginármela en bolas cabalgándome encima, y ella con cada frase que tiraba, me miraba de arriba abajo y esbozaba una sonrisa…Le entregué los informes que buscaba, le di la mano (como saludo entre hombres) y se fue. Me fui a mi casa pensando en la terrible hembra que se garchaba el hijo de puta de mi jefe, y mi cabeza no encontraba consuelo en imaginar como terrible hembrón terminó en brazos de un nabo sin igual como era mi jefe. Llegué a casa, me bañe, y garché toda la noche con la que en ese entonces era mi novia, pensando en la mujer de mi jefe.
Pasaron los días, y mi cabeza no olvidaba ese cuerpito tan proporcionado y comestible. La busqué por facebook, twitter, badoo, en fin, por todos lados, pero sin ningún resultado.
Finalmente llegó el Viernes, día tan esperado por todos, y más siendo que el calor continuaba y el día se prestaba para tomar una cerveza bien fría luego de trabajar. Eran las 2.40 de la tarde, me quedaban 20 minutos laborales, y suena mi celular, atiendo, y era mi jefe…
Jefe: Alberto, venite a mi oficina por favor que tengo que hablar un temita con vos…
Yo: Ok, voy para ahí…
Mi cabeza solamente imaginaba un reto, un aviso o incluso el hecho de quedarme sin laburo por cómo me devoré con mi mirada a su mujer cuando la conocí. Entré a la oficina, me senté y comenzó la charla… Para resumirla, todo fue netamente profesional, hasta el momento en el cual me comunica que esa noche iba a haber una cena en su casa, a la cual yo tenía que asistir, sin darme ningún tipo de detalles. Pregunté si era formal, dijo que no, y luego me dispuse a retirarme…
Llegó la noche, me apronté y me fui a la cena con muy poca gana, ya que tenía planes armados, pero los cancelé para no quedar mal con esta gente. Eran las 22hs y ahí estaba yo, en la puerta de la casa de mi jefe tocando timbre. Me atiende el, me invita a pasar y nos sentamos en el living.
Jefe: Ponete cómodo Alberto… te sirvo algo para tomar…???
Yo: Lo que usted tenga frío me viene bien…
Jefe: Tuteame sin problemas acá en casa, voy por una cerveza…
Y así nos pusimos a tomar cerveza como “grandes amigos” y charlar de todo un poco. Pasaron 20 minutos y se escucha la puerta que se abre… Era ella, que venía de correr, empapada en transpiración, esta vez con un top blanco y una calza gris haciendo juego, era una obra de arte mojada, que gracias al aire acondicionado del living, sus pezones se pusieron como dos bornes de batería que apuntaban hacia adelante. Dijo buenas noches, le dio un beso al marido, me miró, se rió y me dio un beso teledirigido en la punta de la boca, bien donde termina el labio… Una hijoputez! Casi me muero en ese momento… Salió corriendo hacia arriba a bañarse y dijo volver….
Jefe: Te gusta?
Yo: (haciéndome el pelotudo) La cerveza? Sisi, me encanta…
Jefe: No boludo, ella, ella te gusta?
Yo: Es una hermosa mujer, la verdad lo felicito
Jefe: Se sincero, habláme de frente, le das? Te la garcharías si pudieras? Que le harías?
Yo: Me parece que no corresponde
Jefe: Te hice una pregunta…
Yo: Bueno, usted me lo pidió… Es más que evidente que le doy, me la garcharía hasta desmayarme y no me da la cabeza para imaginar todas las cosas que le haría a su mujer…
Se hizo un silencio, y él me miró con una mezcla de enojo y morbo que se dejaba notar… Me puse muy nervioso, y para romper el hielo pregunté:
Yo: A qué hora llegan los demás?
Jefe: No vienen los demás
Yo: Como que no? No era una cena con todos?
Jefe: Nono, era una cena solamente con vos
El momento que sigue es indescriptible con palabras, porque cuando quise volver a hablar, totalmente atragantado con las palabras y la mente completamente en blanco, apareció ella, en la punta de la escalera en bata de baño y pregunta:
Ella: Decime a mí, que me harías?
Y por mientras bajaba la escalera…
Ella: Que pasa… me tenés miedo? Dale… Contame…
Yo estaba helado, confundido, nervioso, mi corazón parecía que se iba a partir en 40 mil pedazos, eran tantas las cosas que me pasaban por la cabeza, que hasta imagine una cámara oculta o incluso una joda por parte de todos los operarios de la fábrica…
Lo miré a él, que lentamente se iba sentando nuevamente en el sofá y mientras lo hacía, me hizo un gesto de aprobación con su cabeza que fue lo que me hizo dar piedra libre a mis impulsos.
Dejé mi cerveza en la mesa, y me fundí en un beso apasionado con su mujer… Un beso que fue eterno y a la vez corto para la calentura que tenía encima, mi pene automáticamente se puso como un fierro. Mientras ella me desabrochaba el pantalón, yo metía mano para adentro de la bata y tocaba todo lo que tenía a mi alcance. No tengo palabras para describir la firmeza de ese culo tan perfecto y duro, y menos para encontrar adjetivos que descubran su conchita depilada, suave, calentita y tan llena de un exquisito flujo…
Quise arrancarme la camisa yo mismo, ya que de la calentura que tenía encima no la soportaba más… Tranquilo, me dijo ella… Me besó al oído y me dijo: “Haceme lo que quieras, a él le encanta…”
Todos mis morbos, pensamientos, fantasías y locuras más rebuscadas pasaron por mi mente en ese preciso momento. Tomé su pelo, le hice una vuelta en mi mano derecha, tiré hacia abajo, y entre dientes le dije, vas a chupar pija…
La arrodillé frente a mí sin sacarle la bata, y todavía con el pelo hecho un nudo en mi mano comencé a cogerle la boca suavemente tirando de su pelo para atrás y para adelante… Mi verga parecía que iba a explotar de tanta calentura, y mi cuerpo entero gemía de placer frente a un momento tan glorioso e inesperado. Mi jefe sentado miraba atónito como su mujer se tragaba mi verga entera haciendo arcadas. En eso tomé conciencia de que me tenía que creer el personaje y así fue como comencé a soltarme…
Yo: Te gusta como me la chupa tu mujer? Te gusta hijo de puta?
Jefe: Me encanta, que buena poronga tenés Alberto
Yo: Te gusta mi verga? Me parece que a tu mujer le gusta más (y se la enterré hasta el fondo de la garganta de un solo saque). Mirá como se la come entera la muy puta… Como se nota que le falta pija a esta hembra…!!!
Su mujer lagrimeaba de los empujones y tirones de pelo que le daba para adelante y para atrás, y el por mientras disfrutaba del espectáculo sentado tocándose la pija.
Solté el pelo, puse mis manos al costado del cuerpo y con los ojos cerrados me di un instante para disfrutar el momento. Ella pasaba sus manos calientes por todo mi cuerpo, mientras lentamente succionaba y pasaba su lengua por toda mi glande, cada tanto miraba hacia arriba con los ojos llenos de placer y en complicidad conmigo se tragaba mi poronga hasta el fondo, me acariciaba los huevos, la cola, pasaba su mano por mi pecho y con mi pija en su boca me decía, que bueno estás Alberto… Lo que me calentaba aún más… En eso saca mi pija de su boca, me mira desde abajo y me dice:
Ella: Ahora te toca a vos…
Yo: Me toca que…??? (Imaginé que capaz quería que se la mame a mi jefe, y por eso tan pelotudamente pregunté)
Ella: Te toca hacerme gozar…
Se sentó en el sillón que daba bien al frente donde estaba su marido, abrió las piernas, me miró, y me hizo seña con la mano de que fuera.
Me arrodillé frente a ella, puse una mano en cada una de sus piernas y comencé a masajear suavemente su clítoris con la punta de mi lengua. Ella gemía y gemía de placer, y yo lentamente succionaba y soltaba su clítoris, jugando con mi lengua. Que placer…. Decía ella… Que placer… Y el otro cornudo que se pajeaba y por mientras preguntaba, te gusta bebé? Te gusta? Yo chupaba cada vez con más ganas y pasaba mi lengua y dedos por todos lados, clítoris, tetas, boca y hasta metí uno de mis dedos en su apretadito culo… Mi pija no aguantaba más, parecía que iba a reventar de la calentura, y luego del tercer orgasmo que tuvo sentada en el sillón, abracé sus piernas en mi cintura, la agarré fuertemente de su cola, y comencé suavemente a puntearla parado dándole la espalda al cornudo que disfrutaba del espectáculo y cada tanto tiraba algún comentario.
Aprovecha… Aprovecha que a él le gusta decía ella…
Mi calentura y mi erección se ponían cada vez más grandes…
Yo: Querés que te la ponga hermosa?
Ella: Si papi, ponemela toda
Yo: Toda
Ella: Si, toda
Fui midiendo más o menos donde estaba el orificio mientras la punteaba, y cuando encontré exactamente el lugar, le metí mi poronga entera hasta el fondo…
El gemido que emitió fue como un grito de placer, una mezcla de dolor con placer, que lo único que provocaba era hacerme calentar aún más…
Tuvo su cuarto orgasmo según ella, y justo antes de yo tener el mío, la solté suavemente en el sillón, la levanté, di vuelta y le dije al oído: “Quiero hacerte la cola…”
Su mirada fue extraña, porque con la cara me decía que si, pero a su vez con los ojos me decía, tené cuidado… Una vez más me arrodillé, y con mi lengua fui lentamente dilatándole la cola… Lo único que se escuchaba del otro lado de la sala era el ruido de mi jefe masturbándose, y cada tanto preguntando si a ella le gustaba… Una vez que toda mi lengua se perdió entre medio de sus nalgas, me puse de pié, pasé saliva por todo mi pene, y despacito, casi sin empujar, fui ingresando en su tan preciado culito… Ella seguía gimiendo, y cada vez lo hacía más fuerte, ya que mientras yo le punteaba la cola, ella con una de sus manos se pajeaba el clítoris. Mi pene estaba completamente inyectado en sangre, y con las venas cada vez más hinchadas… Lo que comenzó como un leve punteo, paulatinamente se fue convirtiendo en un bombeo cada vez más fuerte y pronunciado.

Continuará…
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11 comentarios - La mujer de mi jefe (Parte I)

Hotsex69
Qué buen relato!!! Continualo por favor!
don_king069 +2
muy bueno el relato, que continue
rex889 +1
lindo relato...
karulitto +1
Primero leí la parte dos y no me quedo otra que lleer todo completo jeje... genial tu experiencia...que buena situación... que buen relato!
garcheskikpo +1
que bueno che, me paso algo parecido, que buenos momentos me hiciste acordar amigo!! 🤤 🙎‍♂️
matucpa +1
que grande loco, muy buen relato. genial lo que te paso, sos afortunado
GINGERLYM +1
excelente

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puta
Te espero en mi post!
Besos