Ofuckcina ( parte final)

Y llegamos al final de la historia. Espero no haberlos aburrido. Tengan consideración. Esta es la primera historia que escribí hace ya más de 10 años. Si pude hacer que sus ratones dieran un par de vueltas, entonces me alegro mucho. Nos seguimos leyendo.

CAPÍTULO 18

Gloria, estaba sorprendida de su cambio
La escena que le había tocado vivir , había despertado toda su sensualidad, pero para con los demás hombres. Con su marido era incapaz de excitarse. Temió que al regresar él de su viaje quisiera cogerla, pero se mostró cansado y no se acordó del sexo, lo que a ella la alegró, pues le daba tiempo de recuperarse del traqueteo al que esos tres hombres la habían sometido. Todavía le dolía todo el cuerpo, y más de una marca del maltrato, todavía estaba en sus senos.
Raúl, por su parte, estaba enojado con ella. No comprendía como una sencilla mucama de hotel fuera capaz de satisfacerlo, y la mujer a la que el quería lo ignorara totalmente. No entendía como su mujer no sentía deseos sexuales.
Sin embargo, el cambio de su personalidad, intrascendente para su esposo fue notorio para los demás. Nico, de inmediato se puso en alerta.
Los diálogos se hacían cada vez más picantes, y el dejó traslucir muy sutilmente que no le desagradaría atenderla y brindarle las sensaciones que aparentemente su marido era incapaz de ofrecerle. Ella haciendo que no entendía le agradeció, pero puso distancia y cambió de tema. En realidad había tomado debida nota del ofrecimiento.
El sabado por la mañana, era el día que Nico elegía para descansar. Ese día se levantaba a las 9 de la mañana, leía el diario y desayunaba, quedándose con su pijama y su robe puesta mientras escuchaba música.
10,30 hs. sonó el timbre. Como no esperaba visitas se sorprendió. Y más aún cuando al abrir se encontró con la morena Gloria, con una sonrisa tímida.
Hola, dijo ella, andaba por el barrio y pensé pasar a saludarte.
Hola Gloria, me alegro que hayas venido, te invitaría a pasar pero como buena casa de soltero, está todo desordenado y yo como verás estoy también de entrecasa.
No te preocupes, estoy acostumbrada al desorden que dejan los hombres en las casas, y además me gustaría tomar un café.
No tuvo más remedio que dejarla pasar, y por un momento se preguntó que la había traído hasta su casa. Se imaginó que algún problema habría tenido en la oficina. Por otro lado tal vez había tenido problemas con su marido, lo que la colocaba en una posición interesante. Decidió esperar a ver que pasaba.
La hizo pasar al living, y fue a la cocina a preparar café. Cuando tuvo la bebida lista, volvió a donde ella estaba.
Al entrar la vio agachada revisando sus CD, junto al equipo de sonido. Sus joggins , en esa posición le marcaban bien el trasero y traslucían sus nalgas y sus bien torneadas piernas. Sin mostrar interés se dirigió a una pequeña mesita y depositó allí la bandeja.
- ¿ Una o dos?, pregunto.
Sobresaltada, Gloria se levantó y se acercó a la mesa.
- Una, por favor.
Se sentó en un sillón, y cruzó las piernas. Nico inclinado sobre la mesa baja, pudo ver todo su cuerpo, y esto lo calentó. Con sorpresa recordó que no tenía calzoncillos, por lo que si se excitaba la erección no iba a poder ocultarla. Así que cambió su linea de pensamiento para evitar ponerse en evidencia.
Nunca me habías visitado, dijo una vez ubicado enfrente de ella, en otro sillón.
- Realmente, hay muchas cosas que nunca había hecho, y que a esta altura de mi vida decidí replantearme, dijo ella enigmática.
- Nunca es tarde para cambiar, dijo Nico también enigmático.
Tomaban a sorbos el caliente líquido y se estudiaban con la mirada. Nadie decía palabra. Gloria decidió que ella debía aclarar la razón de su visita en esa casa.
- La reunión de la otra noche, me cambió la vida, dijo, con voz suave, y cuando se aseguró que tenía la atención de su interlocutor siguió con su razonamiento.
- Mientras yo estaba sola, y mi marido prefirió quedarse trabajando y no acompañarme, ví como todos ustedes disfrutaban sin complejos de la vida.
Nico, incomodo, la interrumpió.
- En realidad fue una simple fiesta, no es para tanto.
- En una simple fiesta, no ves a una pareja amándose bajo los árboles, un trío enredado dentro de un vestuario, ni tampoco a dos compañeros de trabajo jugando en un auto, completó, con una mirada desafiante y decidida.
Nico se quedó inmóvil. Ella había visto todo y él se había tirado un lance con ella. Comprendía el reproche ante su promiscuidad, que seguramente no podía comprender una persona con tantos prejuicios como Gloria.
- Mi relación con Ana es casual. Si te insinué algo es por que realmente me gustas y me parece que necesitas atenciones masculinas, jamás pretendí ofenderte, dijo Nico a modo de excusa.
- Atenciones masculinas, dijo Gloria mientras su imaginación volaba, te puedo contar lo que son atenciones masculinas.
Nico estaba atento a lo que estaba pasando. Por primera vez Gloria iba a sincerar algún aspecto de su vida.
- Cuando terminó la fiesta estaba enojada, con todos y conmigo, por haber quedado afuera de toda la diversión. Cuando me iba a mi casa, tres hombres que encontré en el camino me rodearon y me violaron. Bah, no se si fue una violación porque en realidad creo que me proporcionaron mas placer del que yo les pude proporcionar a ellos, dijo con voz pausada que para nada coincidia con el tenor de la confesión, que hizo detalle por detalle y que puso a Nico al rojo vivo. En su pijama de seda el bulto no podía disimularse y lo salvaba el hecho de estar sentado. Gloria adivinó lo que estaba ocurriendo.
- Por favor Nico, sírveme otro café, le dijo ofreciendo la taza que tenía vacía en las manos.
El dudó, pero no tenía escapatoria. Se levantó y se dirigió hacia ella tratando de hacerse el distraído. Ella le clavo la mirada en el pantalón del pijama, y su pene saltó como si lo estuvieran picando con una aguja.
Se acercó a recoger la taza y cuando ella se la entregó, y tuvo las manos libres, las apoyó en sus costados y descendiendo suavemente, le apretó el pedazo.
A punto estuvo Nico de dejar caer la taza. La sensación fue sorpresiva y agradable.
- Quiero que me des lo que le das a Ana, dijo ella mirándolo a los ojos, y quiero que sea un secreto entre nosotros.
El se desprendió de ella, puso la taza en la bandeja, colocó la bandeja sobre la mesa grande, dejando la mesa ratona libre, y se dirigió nuevamente hacia Gloria. Esta vez, mientras caminaba iba desabotonando su bragueta, hasta que al llegar frente a ella sacó una reluciente verga distendida al máximo.
No hicieron falta palabras. Ella se la metió en la boca y comenzó a pasarle la lengua por toda su extension. Le desató el nudo del pantalón y éste cayó al suelo con un suave ruido a seda. Agilmente Nico levantó primero una pierna y luego otra para quedar totalmente descubierto de la cintura para abajo.
Hizo que Gloria se levantara y la acarició en todo su cuerpo. De pronto recordó que algo le faltaba.
- Desvestite mientras voy a buscar preservativos, le dijo.
Fue al dormitorio, y tomó un paquete de forros de su mesita de luz. Eligió texturados, para asegurarse que ella lo sintiera .
Al volver fue gratamente sorprendido. Ella se había desnudado completamente, dejándose puestas nada más que sus zapatillas, y estaba allí sentada, esperándolo con las piernas abiertas.
- Pon una música más romántica, pidio Gloria.
Se dirigió al equipo de sonido y comenzó a buscar algo apropiado. Mientras lo hacía sintió que una mano comenzaba a acariciar su espalda por debajo de su pijama. Gloria se había acercado silenciosamente y estaba recorriendo su cuerpo con una suavidad felina que lo excitaba aún más.
Colocó el cd, y despacio se dio vuelta. Su pene latía, endurecido, y tomándola por la cintura le dio un largo beso de lengua, que los dejó sin aire.
La llevó hacia los sillones, mientras seguí besándola, pero a mitad de camino tuvo otra idea. Fue hasta la mesa ratona, y dándola vuelta la arrodilló sobre ella, y la penetró.
- Esperá, ponete un forro, dijo ella. Y él, sacando su pene, lo encapuchó y volvió a la carga.
- Ay, como me rozás, susurró cuando el arpón la atravesó. Nico, inclinándose sobre ella, comenzó a bombearla, primero suavemente y luego con un vaivén devastador, hasta que ella comenzó a acompañarlo en el viaje, contrayendo los músculos de su vagina para que no pudiera escaparse. El la tomó de las tetas y con unas cuantas arremetidas a fondo vació sus huevos dentro de ella.
Le costó unos minutos recuperarse y salir de encima de su presa. Cuando lo hizo, la desmontó y ella sentándose sobre la mesa, le quitó el forro, mirando con curiosidad el contenido.
- Nene, que manera de acabar. Si no hubieras tenido el forro me hubieras llenado.
- Siento no haberte dado tiempo para que acabaras, pero comprenderás que la situación ha sido muy excitante.
- Lo voy a comprender si en un rato me das la revancha, dijo mientras comenzaba a acariciarle las bolas y el pene.
Luego de un rato, comenzó a renovarse el vigor de Nico, y ella colaboró con una suave mamada que recorrió todo su masculinidad. Cuando estuvo lo bastante dura, ella le pidió que continuaran. Se colocó otro preservativo, y llevándola hacia el sillón se sentó, pidiendole a Gloria que se empalara.
Ella se acercó sensualmente, y poniéndose de espalda al macho, retrocedió, tomó la herramienta con una mano, mientras que con la otra abría los labios de su sexo, y con la dirección exacta se sentó, ensartándose hasta la raíz. Una vez allí respiró profundamente y comenzó a subir y bajar como si tuviera un motor. No fue raro que en unos minutos llegara a un orgasmo ruidoso y total.
Se quedó allí sobre Nico , agotada, y éste, girando muy hábilmente la colocó de costado sobre el sillón y el quedó ubicado detrás de ella y con su herramienta enterrada a fondo. En esa posición comenzó a jugar con su ojete, que estaba húmedo por la propia lubricación de ella, y en minutos estaba metiéndole el dedo medio hasta los nudillos.
- La otra noche me dieron por atrás. Nunca lo habían hecho y realmente me gusto, dijo ella, sugerente.
No hizo falta mas. Nico la sacó, retiró el forro, y apuntando a su culo comenzó a empujar para penetrarla. Ella gemía, pero sacaba su trasero para afuera de manera que se facilitara la penetración. En varios empujones entró la cabeza. Luego fue todo fácil.
Cuando consiguió introducirse en su agujero posterior, esperó un poco hasta que los líquidos de ambos hicieran más facil el recorrido, y cuando esto pasó, comenzó a moverse lentamente. Estaba muy ajustado y no quería lastimarla, pero evidentemente el canal había sido ablandado con anterioridad como Gloria contaba.
Mientras la penetraba, la tomaba de la cintura para evitar que se escapara, aunque realmente ella no tenia muchas ganas de hacerlo, y comenzaron a darse profundos besos de lengua.
Por fin, abierto el canal trasero, pudo Nico moverse a voluntad, y comenzó un martilleo que hacía temblar el sillón que parecía a punto de romperse.
- Pará de bombear que vamos a terminar en el suelo, dijo ella agitada.
- En el suelo o en el sillón donde voy a terminar es adentro tuyo, dijo el mientras seguía con su ritmo endemoniado.
El vaivén de él, era seguido por ella que cada vez sacaba mas afuera su culo, para que la introducción fuera total. El sillón se movía acunando este acto de posesión salvaje.
- Acabá de una vez, hijo de puta que me vas a matar, gritó Gloria al borde del colapso.
Y él, acelerando aún mas, se introdujo hasta los huevos y acabó en medio de gritos animales de desahogo.


CAPÍTULO 19

Raúl, que había seguido a su esposa en esa salida, se quedó parado fuera de la casa de Nico cuando ella entró.
Le había intrigado que saliera un sábado a la mañana, luego de bañarse, perfumarse y elegir cuidadosamente su ropa interior. Hizo como que no prestaba atención, pero la curiosidad pudo más que él, y se fue tras ella.
Esperó un rato, y ya estaba por irse cuando de dentro de la casa escuchó unos gritos inconfundibles de un hombre acabando de manera soberbia. Se quedó inmóvil, y muy despacio emprendió el camino de su casa.
Al rato, ella volvía a su hogar, como si nada hubiera pasado. El, entonces salió con la excusa de que tenía que visitar a unos clientes.
Llegó a la casa de Nico y tocó timbre. Nico abrió con un aspecto que indicaba a las claras que no había estado durmiendo, aunque tuviera el pijama puesto. Se sorprendió al ver a Raúl, pero lo hizo pasar a la cocina, para evitar que hubiera quedado por allí alguna prueba comprometedora.
-¿ Quieres un café?, dijo tratando de mostrar tranquilidad el anfitrión.
- Bueno , te agradezco.
Mientras servía la bebida, Raúl comenzó a hablar.
- Vos sabés que no soy muy feliz en mi matrimonio. Tenemos con mi mujer diferencias muy profundas, especialmente en la cama. Ella es muy prejuiciosa y se niega siempre a tener relaciones.
- Bueno, todas las parejas tiene problemas, no sé porque me contás esto.
Te lo cuento por que te acabas de coger a mi mujer, y quiero saber como hiciste.
Nico, palido, no sabía que hacer.
- No tengas miedo, no vine a pelear ni nada por el estilo. Hace tiempo que yo tengo mis aventuras por allí. Lo que nunca me imaginé es que mi mujer también las tuviera, con la mal que se pone a la hora de coger en casa, dijo Raúl tranquilizándolo.
- Mirá, en la oficina nunca tuvimos ningún acercamiento. Allí todos se acuestan con todos, pero ella nunca quiso entrar en eso. Hoy, de pronto viene a mi casa, se me insinúa, y me hace acabar dos veces.
- No entiendo esto. Jamás lo hubiera imaginado.
- Aparentemente, la noche de su cumpleaños fue lo que produjo el quiebre. En esa fiesta todos nos echamos algún polvo, menos ella. Para colmo vos no estuviste, así que con toda la bronca y la calentura se fue. En el camino la sorprendieron tres hombres que abusaron de ella de todas las maneras posibles. En lugar de traumarse, a partir de allí, empezó a perder los prejuicios, dijo Nico a modo de explicación.
- Bueno, si con esto cambia puede ser bueno, porque realmente la quiero y si me complaciera en la cama sería el tipo más feliz del mundo, dijo Raúl resignado. De pronto lo miró a Nico y agregó
- pero lo cierto es que te cogiste a mi esposa, y eso tenés que resarcirlo.
- no sé como podría hacerlo, dijo Nico.
- Muy facil, quiero participar en alguna fiesta de tus amigos, donde en grupo nos cepillemos a alguna de las compañeras de trabajo de mi esposa.
- ¿ Cuál preferís?, preguntó Nico, intrigado.
- Me gustaría pasar por la piedra a Ana. Siempre me pareció tan creída, y soberbia que me gustaría ver como un grupo de animales la coge hasta el final.
- Podemos arreglarlo, dijo Nico, contento de solucionar este problema. Ni siquiera le dijo a Raúl que le había dado por atrás a su esposa, pero pensó que era mejor no ahondar en detalles.
Raúl se fue a su casa, y en el camino su bronca iba creciendo. Pero más que su bronca, lo que crecía era su calentura. Nunca podía coger lo suficiente a su esposa, y un inútil que no servía para nada se había echado dos regios polvos con su mujer.
Llegó a su casa, y encontró a Gloria, acomodando el dormitorio.
- ¿ Como estás mi amor? le dijo tratando de disimular su estado.
- Bien, un poco cansada ya que no estoy durmiendo como quisiera.
-¿ Donde fuiste esta mañana ? le preguntó Raúl.
Ella, culpable, trató de mentir lo menos posible.
- Fui de una compañera de trabajo a llevarle unos datos, mintió.
- Vos siempre tan responsable, dijo el con un dejo de sorna, que ella no captó.
- Sabés que me gusta hacer las cosas bien, reafirmó, aliviada.
El se acercó, la besó e intentó acariciarla. Ella lo rechazó.
-Ahora no, después charlamos, dijo.
- Yo tengo ganas ahora. Quiero que me hagas lo que le hiciste a Nico hace un rato, puta de mierda, dijo el con resentimiento.
Ella palida, retrocedió.
- Vengo de la casa de él. Me contó todo. Aunque no hubiera hecho falta porque te seguí y sentí los gritos de él cuando te llenaba, reafirmó.
Ella comenzó a llorar.
- No sé que me paso, perdóname, nunca había hecho algo así.
- No quiero tus disculpas, quiero coger, y diciendo esto se acercó y comenzó a desnudarla. Ella ni intentó resistirse.
- No basta con que me dejes que te la ponga, te quiero activa, guacha, como sos de activa con tus amantes, dijo él bastante furioso.
Y Gloria al escuchar estó, se liberó. Se tiró encima de él, comenzó a besarlo y acariciarlo, le abrió la camisa y los pantalones y comenzó a lamerle todo el cuerpo hasta descender sobre su mástil que engulló totalmente.
Raúl no podía creer lo que estaba pasando y su excitación era incontrolable. Prácticamente se arrancó la ropa, y lo mismo hizo con la de ella, y luego de un rato de trabajo oral, se ubicó sobre ella, con las piernas abiertas y rodeándole la cintura y la penetró furiosamente.
- Por fin te estás portando como yo quiero, dijo mientras la bombeaba.
Hace un tiempo que estoy sintiendo cosas que nunca había sentido, dijo ella mientras levantaba más sus piernas para que la penetración fuera total.
Cambiaron varias veces de posición, y en todas ellas, Gloria tuvo una actuación activa que enloquecía a su marido. Estaba desconocida. Por fín el no aguantó más
- Voy a hacer algo que siempre quise hacer, le dijo, mientras ella le estaba chupando la pija, y sin decir agua va le acabó en la boca, y sacándola le regó toda la cara.
- Que lindo que es tomar tu leche, dijo ella después de tragar todo el semen que pudo.
- Y de ahora en adelante te voy a hacer tomar mi leche por todos los agujeros de tu cuerpo, todos los días, dijo Raúl, todavía enojado.
- Voy a hacer que recuperes todos los años que perdimos, pero no voy a ser fácil de conformar, dijo ella, totalmente sumisa.






CAPÍTULO 20

La presión de Luis sobre Adolfo, se hacía insoportable.
Desde ese día en el baño lo perseguía constantemente. Lo que quería era claro, y no estaba dispuesto a cejar en su intento.
Adolfo, bisexual por naturaleza, no se hacía demasiado problema, mientras pensaba de que manera sacar más ventaja de esta situación.
Por fin, llegando a la conclusión que iba a tener que ceder, decidió hacerlo a lo grande.
Desde hacía un tiempo estaba mirando a Karina, la que no le daba ninguna posibilidad de avanzar en sus intenciones; esto lo ponía mal y se juró que iba a conseguir lo que quería, y la iba a ver arrastrada y sometida.
- Bueno, ya basta de perseguirme, le dijo a Luis, un día que este entró a su oficina.- - Vos sabés lo que tenés que hacer, dijo éste serio.
- Mirá, conseguir mi atención no es fácil, pero si me hacés un favor yo te voy a hacer otro, dijo Adolfo.
Luis, interesado, se acerco.
- ¿ Que querés de mí?, dijo con un mohín de curiosidad.
- Quiero tu departamento, los dos negros que usaste con Griselda, y que me entregues a Karina en ese lugar para que yo pueda jugar un rato con ella.
- Yo no te voy a conseguir putas, dijo Luis enojado.
- Si querés mi pija vas a hacer lo que te digo, y te juro que va a valer la pena, dijo Adolfo, prometedor.
Luis dio media vuelta y salió. Ya tenía decidido satisfacer a Adolfo, porque quería que él lo satisfaciera después.
Llegó a su oficina y llamó a Karina.
- Señorita Karina, esta tarde en lugar de venir a la oficina, va a ir a esta dirección que le voy a dar, y seguirá las instrucciones que allí se le den, de lo contrario el gerente quedará muy insatisfecho de su comportamiento, dijo con autoridad.
- Pero señor, no tengo obligación de hacer esto, dijo Karina suponiendo la razón de estas extrañas órdenes.
- Mi hija, dejémonos de juegos, somos grandes, obedezca y tendrá su premio.
Karina, se veía otra vez penetrada por el gerente. No era que el comportamiento sexual del viejo le desagradara. En realidad era demasiado lo que hacía por la edad que tenía, pero estaba cansada de ser usada por este anciano. A la hora indicada, sin embargo, concurrió a la dirección, Luis le abrió la puerta, y haciéndola pasar, le indicó que en el living había dos importantes inversores que ella tenía que complacer. Y Sin más la empujó dentro de la habitación.
Sorprendida por esta situación, no atinó a hacer nada. Y lo que vió en el living completó su sorpresa.
Sentados en el sillón dos jovenes morenos, de músculos tensos y cuerpos bien formados según se veía a través de sus musculosas, la esperaban. No parecían accionistas, pero ella se acercó.
- Buenas tardes, dijo, con simpatía.
- Buenas tardes, contestó el más joven.
- ¿ Que puedo hacer por Uds.? , preguntó.
- Bueno , para empezar siéntese aquí, dijo el mayor, dejándole un lugar al medio de los dos. Karina, controló su nerviosismo y se sentó.
- Tengo entendido que Uds. son inversores.
- Así es, dijo el joven.
- ¿ Van a invertir en la empresa?, preguntó curiosa.
- Bueno, para empezar vamos a invertir en la sección personal, dijo el joven, que parecía mas locuaz.
- No entiendo, ¿ Qué van a invertir allí?, preguntó Karina.
El mayor tomándole la mano la llevó a su entrepierna.
- Para empezar voy a invertir esta pija dentro tuyo, dijo socarronamente.
Karina intentó retirar la mano del bulto que se formaba rapidamente, pero el otro tomándole la otra mano hizo lo mismo. Sentía ella dos prominencias que crecían al contacto de sus dedos y le parecía que todo era un sueño. Cuando abrieron sus braguetas y sacaron los miembros para que ella los masturbara al mismo tiempo, se dio cuenta que era verdad.
La fueron desnudando mientras la besaban en todas partes. El mayor se adueño de su concha y metiéndole una lengua larga y ágil bien adentro la excitó terriblemente. El joven, mientras tanto le dio su verga para que la chupara, y el tamaño le llenó la boca, dejándola casi sin respiración.
Cuando todos estuvieron desnudos, fueron adoptando diversas posiciones donde era ella siempre el centro de la escena. La penetraron, la acariciaron, la pusieron de frente, en cuclillas, y terminaron en el suelo de living, con un negro debajo suyo trabajándole la concha y el otro llenándole la boca con su verga.
En ese momento vio a una tercera persona que se acercaba. Era Adolfo. Totalmente desnudo y con una potente erección, mientras descapuchaba su pija le dijo:
- Ahora puta, me voy a cobrar la poca bola que me dabas en el trabajo.
Karina quiso gritar, pero con una verga de 20 cms. en la boca no es fácil. Quiso huir, pero clavada como estaba por un negro con un arma similar, tampoco era posible.
Cuando Adolfo se acercó por detrás, y le lubricó el ano, comprendió lo que estaba por suceder. Quiso oponerse pero fue imposible. Despacio, Adolfo le frotó la cabeza de su pene por sus nalgas, por su raja, y después comenzó a empujar su cabeza dentro de su culo. Con cada empujón se iba introduciendo más adentro suyo, hasta que por fin, sintió sus pelotas apoyadas contra sus nalgas. Pensó que se desmayaría de placer, pero aguantó, y luego de unos minutos en esa posición, Adolfo comenzó a entrar y salir. Primero con movimientos cortos, para luego ir ganando velocidad y profundidad. Llegó un momento en que prácticamente la sacaba toda, y luego la metía hasta la raíz. Karina sentía como sus huevos se aplastaban contra su cuerpo en cada arremetida.
Este vaivén era seguido por el negro que tenía debajo, también excitado por la situación, y por el restante integrante del cuarteto, muy entretenido en llegarle hasta la garganta con su herramienta.
El primero en rendirse fue justamente éste. Comenzó a acabar y Karina sintiendo el semen, estiró una mano y le apretó los huevos para que se vaciara íntegro. La leche le salía por la comisura de la boca y corría por su cara y sus senos, chorreando sobre el negro que estaba debajo de ella.
Este al sentir la acabada de su compañero, dio tres o cuatro estocadas profundas y también se corrió, con chorros que Karina sentía golpear en su matriz, y la mantenían en un orgasmo interminable que había comenzado cuando su invasor trasero se había adueñado totalmente de su culo.
Terminada su faena los dos negros se retiraron, y Karina quedó allí, en cuatro patas, y sometida al vaivén lúbrico de Adolfo, que no estaba dispuesto aún a terminar el trabajo.
Durante cinco minutos siguió empujando, y los orgasmos de Karina la hacían sollozar de placer, hasta que no aguantando más, metió una de sus manos entre las piernas, y tomando las pelotas de Adolfo, comenzó a acariciarlas y comprimirlas.
- ¡ Me hacés correr, puta!, gritó Adolfo fuera de control, y comenzó a acabar con largos chorros dentro del culo de Karina. Su orgasmo era interminable, y Karina aflojándose se acostó en el piso, sin que su invasor aflojara su penetración.
Al rato, se besaron, hablaron un poco, se vistieron y se fueron, cosa que ya habían hecho sin ser oídos, los negros contratados por Luis.
A la semana fue Adolfo el invitado de honor en casa de Luis, y debió satisfacer los deseos de quien le proporcionó la diversión que describimos.





CAPÍTULO 21
El lunes, Nico iba a su trabajo preocupado.
Por un lado estaba contento, por el otro tenía que cambiar toda su vida.
Después de mucho tiempo le ofrecían un trabajo en otra ciudad, dentro del estilo de trabajo que a él le gustaba. Pero ese trabajo lo obligaba a dejar su actual oficina.
Decidió aceptarlo, y, recordando lo conversado con Raúl , pensó en arreglar una despedida a toda orquesta para que fuera algo realmente inolvidable.
No iba a decirle nada a nadie. A fin de mes dejaría el trabajo, y listo, comenzaría una nueva vida en otro lado.
Ese viernes sería el día. Invitó a Ana a que fuera a su casa, ella en principio no estaba decidida, pero la convenció cuando le dijo que no iban a estar solos. Ana pensó de inmediato en algún intercambio como el que ya habían hecho, y esto la excitó. Su sueño eran las relaciones múltiples, aunque nunca se animaría a decirlo. Tener relaciones con dos hombres en forma consecutiva era lo más parecido que podía encontrar a sus deseos.
Después habló con Rodolfo y con Adolfo. Les contó de que se trataba y todos se mostraron encantados. Rodolfo aún no la había probado y le tenía ganas. Adolfo, por otro lado, le encantaba ver a una mujer cogida por varios tipos al mismo tiempo.
Cuando todo estuvo listo, le avisó a Raúl, y este le dio una vuelta más de tuerca a la historia.
Llegó a su casa y mientras hacía el amor con Gloria, le comentó que tenía información de que a Ana le gustaba el sexo con varios hombres. Gloria no le creyó, diciendo que si bien tenía relaciones con Nico, esto no la convertía en una prostituta.
- Mira, te lo voy a demostrar. El viernes te vienes conmigo, te escondes en la casa de Nico y verás como cuatro machos nos cogemos a tu amiga todos juntos.
- Me parece muy descarado de tu parte que me invites a ver como te coges a mi amiga, dijo Gloria enojada.
- Tu te has cogido a tu amigo, y yo no he dicho nada, pero para que veas que no soy tan malo, si quieres puedes participar, dijo él sonriente.
Y así, la orgía tendría cinco participantes y una espectadora oculta, aunque la lascivia recién descubierta de Gloria, haría difícil que quedara como observadora.
El viernes, fueron llegando. Primero Rodolfo y Adolfo que pasaron a la cocina, luego Ana que se quedó en el primer dormitorio, y por fin Raúl, quien al ser el último se la ingenió para dejar la puerta abierta y permitir que Gloria se colara al segundo dormitorio, mientras el iba a la cocina junto con los demás gladiadores.
Nico entró al dormitorio donde estaba Ana y comenzó a cachondearla, hasta conseguir desnudarla, calentarla y además alegrarla con unas copas de Champagne. Llegado a este punto, y con la hembra acostada en la cama, le dijo que esperara que le iba a buscar la sorpresa.
Y fue una sorpresa cuando vio entrar cuatro hombres desnudos, todos mostrando hermosas erecciones.
-¿ Qué es esto?, pregunto sorprendida.
- Esta es la mejor cogida que te han pegado en tu vida, dijo Adolfo saltando sobre ella. Y detrás de él el resto de los degenerados hizo lo propio.
Cuando todos habían entrado, Gloria, se ubicó en el pasillo , y por la puerta entreabierta podía ver todo lo que pasaba. Vio a su esposo hacerse chupar la pija por su amiga, vio a Nico penetrándola salvajemente, a Rodolfo lamiéndole las tetas, y el climax fue cuando todos la empalaron al mismo tiempo.
Gloria no aguantó mas, recordó las escenas en esa casa donde ella fue la víctima propiciatoria de tres machos que la usaron y gozaron sin miramientos y desvistiéndose, le hizo señas a Rodolfo, que en ese momento estaba libre, pues no tenia agujero donde ponerla.
Rodolfo sintió el chistido, miró hacia la puerta y no podía dar crédito a sus ojos. Gloria estaba allí, desnuda llamándolo. Miró a Raúl quien en ese momento estaba debajo de Ana con su picha bien adentro de su concha, y pensó que no valía la pena pedirle permiso, así que se dirigió a la puerta.
Se asomó despacio y para su sorpresa, sintió que le agarraban la pija y comenzaban a chupársela. Era Gloria que arrodillada detrás de la puerta lo había agarrado al pasar. Se quedó allí disfrutando de esa fellatio inesperada.
- Ve para la cocina que ya estoy con vos, le dijo caliente. Ella se levantó y desnuda se dirigió hacia allí.
Cerrando despacio la puerta el la siguió, y una vez allí, la sentó sobre la mesada y sin más preámbulos la penetró hasta los huevos. La cepilló un buen rato, y luego la invitó a que se uniera a la fiesta, cosa que ella aceptó de buen grado.
- Muchachos, miren lo que encontré afuera, dijo cuando volvió al dormitorio tomándola de la mano.
Ana, en ese momento en cuatro patas en el suelo, la miró y siguió en lo suyo. Adolfo, arrodillado frente a ella , mientras le metía y sacaba la polla de la boca, hizo un claro gesto de placer. Nico que esperaba su turno para bombear a Ana le dio la bienvenida, y Raúl, quien ese momento estaba montando a Ana la miró y dijo:
- Hoy no la conozco, así que cada uno haga lo que quiera, mientras seguía cabalgando a la amiga de su mujer.
Esta luz verde, fue suficiente. Adolfo sacando su verga de la boca de Ana dijo:
- Ven Nico y haz que te tiren la goma, yo no veo la hora de probar a esta turra, y diciendo esto se levantó, se acercó a Gloria y besándola la acostó en la cama, le levantó las piernas por sobre sus hombros y la penetró despacio mirando como su rostro iba reflejando los diversos grados de excitación y dolor. Cuando entró toda, se arrodilló y sentándose en la cama, hizo que se sentara sobre sus piernas, y en esa posición comenzó a subirla y bajarla sobre su pija.
En fin, varios orgasmos tuvieron cada uno de los hombres, y en repetidas ocasiones fueron regadas con leche las hembras, por todos sus huecos. El momento culminante fue cuando Nico, repitiendo viejas andanzas penetró a Gloria por atrás, al mismo tiempo que Raúl hacía lo propio con Ana. Las mujeres frente a frente, en cuatro patas, miraban la cara de placer y excitación de la otra lo que aumentaba sus deseos. Ambos machos se vaciaron a voluntad, entre los gritos y exclamaciones de los presentes.
Esa fue la última fiesta de oficina en la que participó Nico, pero se imaginarán que no fue la última que ocurrió. Tal vez algún día retomemos esta historia, y le contemos al lector otras peripecias y aventuras de una oficina común y corriente, como la suya.

2 comentarios - Ofuckcina ( parte final)

LeoNoTengo
Lei toda la obra, es excelente!!
pulga53
Te agradezco el comentario. Creo que es lo mejor que escribí.