El vendedor de autos (1ra. Parte)

Su nombre es Roberto. Tiene 50 años y se dedica a vender autos usados. Es un negocio complicado y donde hay que tener mucha habilidad. Muchas veces los vendedores dejan que los clientes crean lo que quieren creer. Ven cuando están encandilados por un auto y simplemente mantienen ocultos los defectos que podrían complicar la venta, y dejan que el comprador se crea que está haciendo un gran negocio.
Muchas veces, al tiempo algunos se enojan y pretenden deshacer la operación, pero ahí es donde aparece la habilidad del vendedor para no sacar nunca un peso del bolsillo.
Está casado hace varios años con Carina, una hermosa mujer de 35 años. Morocha, alta, con muy buenas curvas, es el deleite de todos los hombres que la ven, y por supuesto hace que esté unas cuantas horas en la agencia, ya que ha descubierto que su presencia fomenta las ventas y las facilita ya que los hombres raramente estando ella ven ningún defecto en los autos. No tienen tiempo. Cuando vienen con las esposas, entonces el trata de separarlos en algún momento. Envía al marido a la oficina a revisar la documentación con su esposa, y el se queda mostrándole el auto a las mujeres. Debo decir que tiene una buena apariencia, y puede ser muy persuasivo e insinuante con mujeres aburridas de la rutina matrimonial, lo que también favorece las ventas.
Todo marchaba de maravillas, hasta que tuvo la desafortunada idea de estafar a un cliente con un auto que estaba muy por debajo de lo que buscaba. Era un simpático hombre de unos 65 años, muy suave y tranquilo. Hizo especial hincapié en que necesitaba un auto que estuviera en perfectas condiciones ya que no tenía tiempo de pasarlo en un taller, y que era para movilizar a algunos empleados de su empresa. Era fundamental que el vehículo los llevara sin inconvenientes y sin demora. El error fue no preguntar a que se dedicaba y cegado por la ganancia fácil, terminó vendiendole un vehículo que sabía que no era del todo confiable. Tenía problemas menores, pero era probable que alguna vez lo dejara en la calle. Y bueno, que lo hiciera reparar como todo el mundo. Cerraron la operación y se despidieron.
A los 3 ó 4 dias, lo llama el comprador bastante molesto para decirle que había tenido problemas con el auto, situación que le dijo que lamentaba profundamente, pero que no podía resolverle, ya que no fabricaba los autos, y al ser usados, podian tener problemas desconocidos e inesperados. El comentario no le gustó al cliente, y colgó no sin antes decir que esos problemas le habían producido pérdidas importantes y que el era el responsable.
Pasaron un par de semanas sin que supiera mas nada del cliente enojado y lógicamente se olvidó de todo.
Un sábado, cuando estaban por salir a cenar con su esposa, abrió la cochera y de la nada, dos encapuchados ingresan armados al lugar.
- Silencio si quieres vivir, le dijo uno apuntándome con su arma. Quedó paralizado.
- Cierra el portón , le ordenó. Rápidamente oprimió el control remoto y el portón se cerró.
- Vamos adentro, le dijo tomándome del cuello.
Cuando ingresaron a la casa su mujer venía saliendo. Sorprendida los miró asombrada, hasta que un arma se apoyó en su cabeza.
- Quieta preciosa, vuelve al salón, le dijo tomándola de los cabellos, y arrastrándola hacia adentro.
Llegaron al living y allí los arrojaron sobre el sillón. Se quedaron sentados y quietos. El temblaba.
Los dos hombres se quedaron allí en silencio. Unos minutos después un auto se detuvo ante la casa, y uno de los intrusos abrió la puerta, ingresando el cliente del auto con problemas.
- Buenas noches, dijo tranquilo y sonriente
Roberto se quedó mirándolo sin poder creer, lo que veía. De pronto entendió de que iba la cosa. Este hombre quería asustarlo para que le devolviera el dinero de su auto, y debía reconocer que lo había conseguido.
- Hola Don Esteban. Mañana iba a comunicarme con Ud. por el problemita de su auto, dijo apresuradamente.
- No hay problemas muchacho. Todo tiene solución. El auto ya lo vendí y compré uno nuevo.
- Que pena, pero no importa, me haré cargo del dinero que perdió.
- Bueno, veo que estás muy comprensivo. Si, vine a cobrar la deuda pero no es tan simple como crees.
- No hacía falta que invadiera mi casa. Podíamos arreglarlo tranquilamente.
- Te di la oportunidad y no quisiste. En fin, ahora te diré como vamos a arreglar esto.
Se sentó en un sillón y los miró detenidamente.
- Investigamos detenidamente tu vida. Nos llevó un tiempo. Como te dije, no me interesa el dinero, así que el pago va a ser con trabajo.
- Estoy de acuerdo, dijo apresuradamente, Mi empresa está a tu disposición
- No. Lamentablemente tu empresa no me sirve para mis negocios. ¿ Sabes a que me dedico?
Lo miró sorprendido
- Mi negocio es conseguirle compañía femenina a clientes muy selectos. Por eso la importancia de que el auto funcionara bien. Quienes me contratan no pueden esperar.
- No entiendo en que le puedo ayudar, dijo extrañado
- Tu no, es tu esposa la que va a pagar la deuda, dijo con firmeza.
Al principio no entendió, pero cuando se hizo la luz, saltó del asiento
- ¡¡¡Ni lo pienses!!!
Uno de los encapuchados lo empujó sobre el sillón y le apuntó con el arma. Su esposa estaba pálida sin entender nada.
- Tengo unos clientes que me pidieron para este fin de semana una dama muy especial. No quiere la típica escort, sino una mujer común y corriente, en lo posible que no sea del ambiente. Y allí es donde pensé en tu esposa.
- No querrá decir, balbuceó su esposa
- Tu vendrás conmigo, y tu esposo se quedará aquí acompañado por mis amigos. Si te portas bien, ellos recibirán una llamada mía y tu esposo quedará sano y salvo. Si no quedo conforme con tu trabajo o si algo pasa y no llamo, entonces despídete de tu marido. Así de simple es esto. Si no aceptas simplemente los dos desaparecen. Saben que este negocio tiene muy buenos contactos como para que la falta de un vendedor de autos y su esposa no se esclarezca nunca.
Se sintió muy asustado. Miró a su esposa la que estaba igual de asustada. No tenían muchas opciones. La esposa se anticipó a mi respuesta.
- Hoy es sábado. ¿ Hasta cuando sería?
- Hasta mañana por la tarde. Te anticipo que mis clientes son muy buena gente. Te van a tratar bien, y vas a disfrutar de la compañía.
- Lo dudo mucho, dijo seria
- Si no quedan conformes, me voy a enojar mucho, mucho, querida, dijo el hombre amenazante.
- Está bien, iré con Ud. si me asegura que nada le pasará a mi esposo.
- Tu esposo quedará encerrado en su cuarto y nadie lo molestará hasta que tu regreses.
Carina se levantó, se acercó adonde estaba su marido y lo besó. Al oído le preguntó si estaba de acuerdo. Sin hablar le respondió afirmativamente. Tomó su bolso y se dirigió a la puerta.
Ernesto se levantó y la siguió.
- Buenas noches, y nos vemos mañana, espero que con la deuda paga.
….......................
El viaje en auto transcurría en silencio. La tensión se notaba en el aire.
- ¿ Qué tendré que hacer? Preguntó Carina sin aguantar mas.
- Nada que no hayas hecho alguna vez, seguramente, solo que lo vas a hacer por trabajo y no por placer. Aunque me parece que vas a terminar disfrutando como una perra. Tienes cara de viciosa, le dijo Ernesto sonriendo.
- Nunca hice esto.
- Y eso es lo que pagan mis clientes. Son 3 ejecutivos de una multinacional que están haciendo una reunión de todas las sucursales en el Howard Johnson.
- ¿3?, preguntó alarmada.
- Si, pero no te preocupes que son muy tranquilos. No te van a obligar a nada y no van a usar la violencia. Sin embargo, confío en que te luzcas, tomes la iniciativa y los satisfagas plenamente.
- No se si podré.
- Podrás, cariño, podrás. Mirá vamos a practicar un poco. Saca mi verga y acariciala un poco, dijo Ernesto recostándose en el respaldo.
Carina miró al chofer, el cual estaba concentrado en el tránsito y no miraba lo que pasaba en el asiento trasero.
Pensó un momento, y luego timidamente una de sus manos se posó sobre el pantalón del hombre. Luego de unos segundos comenzó a notar una reacción allí abajo. Despacio abrió el cierre, metió su mano y encontró un trozo de carne duro y caliente. Trabajosamente lo sacó afuera y una vez accesible, comenzó a masturbarlo.
No era nada extraordinario. Era normal. 13 ó 14 cms., con un grosor proporcionado. Le sorprendió que un hombre de esa edad reaccionara tan rápido, pero siguió con su trabajo manual.
- Ves querida, es fácil . No es nada que ya no hayas hecho. Con mi clientes será igual. Eres muy dulce, me encanta, sigue, sigue.
Carina continuó con sus caricias. Lentamente empezó a acelerar para hacerlo acabar y terminar con la humillación, pero Ernesto tenía otra idea.
- Espera, espera, no te apures, le dijo tomándola de la mano y obligándola a detenerse.
- Ahora vas a seguir con la boca, le dijo, mirándola a los ojos.
- Pero.......
- Sin peros, querida. No quiero pensar que a mis clientes les vas a poner excusas estúpidas, no?
Lentamente se fue agachando hasta apoyar sus labios en la cabeza de la verga de Ernesto. Sacó la lengua y comenzó a pasarla por el miembro. Luego de un rato, la fue engullendo lentamente.
- Muy bien, muy bien. Sigue, sigue
Carina continuó su tarea. De pronto sintió que no le desagrada tanto como pensaba. Recordó su fantasía de ser una prostituta, un objeto sexual destinado a satisfacer a los hombres ,y sin querer se excitó. Trató de disimular, pero su fellatio ascendió un escalón, lo que Ernesto notó.
- Pero muy bien, zorrita. Ahora me vas a satisfacer completamente. Vas a tomarte toda la lechita, vamos, vamos, sigue sigue, Haaaaaaaaaaaa, ahí te va, dijo mientras una sucesión de temblores lo arrasó, y Carina sintió que la verga en su boca se ponía tensa, vibraba y por fín comenzó a derramarse en su boca. Chorros espesos y potentes la inundaron y solo pudo tragar y tragar. Por fin, la lluvia terminó y ella pudo tragar todo y luego limpiar prolijamente la herramienta que la había inundado.
- Muy bien zorrita. Me parece que hemos descubierto una verdadera profesional. Evidentemente siempre tuviste ganas de trabajar en esto. Mira, para hacerlo más entretenido, si todo sale bien, mañana recibirás 1.000 dólares cuando todo termine. Eso será entre tu y yo, tu maridito no tiene que enterarse, le dijo amablemente.
U$S 1.000. Una suma interesante por un par de días de trabajo. No estaba mal. No era que la plata le hiciera falta, pero aumentaba su morbo que su fantasía incluyera también un pago real. Y esto lo sabía Ernesto y lo explotaba. Terminó su tarea y se levantó. Sacó de su cartera un espejo y se arregló el maquillaje, mientras Ernesto guarda su fláccida lanza en su pantalón.
Nadie más habló hasta que llegaron. Bajaron en el hotel y Ernesto la llevó de la mano hasta el ascensor. Subieron al último piso y allí llegaron hasta la puerta de una suite.
- Bueno querida. De aquí en adelante estás sola. Confío en la perra que tenes adentro. Déjala salir, le dio un beso y se fue por donde había venido.
Cuando quedó sola, golpeó timidamente. Un minuto después la puerta se abrió. Un hombre de unos 40 años, alto y moreno, la saludó y la invitó a que pasara.
Dentro del apartamento, sentados en sendos sillones, dos hombres la miraban. Uno de ellos era un cincuentón, gordito y semi calvo, con cara de bonachón. El otro era un rubio alto, de unos 35 años, con toda la apariencia de tener ascendencia germana.
- Buenas noches, dijo, me envía Don Ernesto, dijo como si hiciera falta la aclaración
- Buenas noches, como comprenderás, no haremos nombres. No queremos saber el tuyo tampoco. Por obvias razones no queremos que esta situación trascienda de esta intimidad. Lo único que voy a pedirte es que nos cuentes a que te dedicas, dijo el moreno, sentándose en otro sillón.
- Bueno, en realidad no hago mucho, soy ama de casa, y a veces ayudo a mi esposo en su empresa, pero en general estoy en mi casa todo el día.
Los ojos de los hombres brillaron de deseo.
- ¿ Nunca hiciste esto? Preguntó el mayor
- No, jamás. Solo he vivido para mi esposo.
- ¿ Y que te ha llevado a esta situación?
- Obligaciones asumidas que debo cancelar, dijo sin aclarar demasiado.
- Ven aquí, le dijo el mayor.
Ella se acercó lentamente. Se paró al lado de su sillón. El hombre acarició sus piernas suavemente, subió por sus caderas y su cintura. Sus dos manos tomaron posesión de su cuerpo.
- Esta noche nos vamos a divertir mucho. Te vas a arrepentir de haber estado casada tanto tiempo, le dijo mientras sus manos subían por sus piernas y una de ellas se introducía entre sus piernas, acariciando suavemente su sexo. Ella lo dejó hacer, sin ofrecer resistencia. El miedo la paralizaba. Pensaba en su esposo encerrado en la casa y en lo que haría el jefe. ¿ Cumpliría su promesa?.
- Vamos al dormitorio que estaremos más cómodos le dijo levantándose del sillón y tomándola de la mano para arrastrarla hasta la otra habitación.
- Espera, queremos ver, dijo el rubio.
- Pueder venir si quieres, la puerta estará abierta, pero a esta altura de mi vida, me gusta que las cosas sean placenteras, dijo el hombre mayor mientras entraba al dormitorio.
Detras suyo entraron los otros dos hombres, que se ubicaron en sillas contra la pared, dispuestos a disfrutar del espectáculo. Carinas los miró y pensó que ella iba a ser el número vivo. No tuvo tiempo de pensar mucho mas. Su pareja , ya en el centro de la habitación la abrazó y comenzó a besarla en los hombros que llevaba descubiertos, en el cuello, en las orejas, cada vez mas posesivo, cada vez mas excitado. Carina se dejaba hacer, cuando de pronto recordó su compromiso. Acarició la espalda de su pareja,avanzó hacia su pecho, colaborando un poco. Estos gestos sirvieron para que el hombre se pusiera mas caliente. Tomó una de sus manos y las dirigió hacia su bulto. Carina se dejó llevar y una vez que lo tuvo a su alcance, comenzó a acariciarlo a través del pantalón. Notaba como se iba endureciendo bajo su mano. De pronto él la tomo de los hombros y la hizo girar, para luego seguir besando su cuello y con sus manos comenzar a apretar sus tetas. Carina tiró la cabeza hacia atrás y se dejó hacer. Sintió como bajaba el cierre de su vestido, como las manos del hombre corrían sus breteles y el roce del vestido deslizándose hasta el suelo. Allí estaba, frente a tres hombres únicamente con su tanga. Por un momento quiso cubrir sus pechos, pero las manos del macho no se lo permitieron, así que, pasó una sobre su hombro y comenzó a acariciar la cara de su pareja. La otra se perdió detrás hasta alcanzar la lanza turgente que la rozaba .
- Eres muy dulce, nena, le decía al oido entre suspiros el macho mientras no cesaba de acariciarla por todo el cuerpo. Cuando volvió a su entrepierna, ya era inocultable que ella no se había mantenido insensible a la situación. Estaba mojada y caliente. Y lo estaba desde la sesión del auto. Un gemido de satisfacción le indicó que él se había dado cuenta.
- Estás lista, perrita, estás lista, y yo también, vamos, desnúdame, le dijo.
Carina se dio vuelta y lentamente aflojo la corbata del hombre. La sacó por su cabeza, y luego comenzó a desabrochar los botones de la camisa. Cuado terminó con ellos, desabrochó las mangas, y fue tirando para sacarla de los pantalones. Por fin la dejó caer al suelo. Mientras hacía este trabajo el macho no dejaba de acariciarle las tetas y el sexo, coas que la ponía a mil. Nunca había tenido relaciones con un desconocido. Antes de casarse había tenido alguna experiencia, pero siempre con muchachos conocidos y luego de varias salidas. Esta era la primera vez que se entregaba de esta manera. Y le gustaba. “ Deja salir la perra que tienes adentro” Esa frase le martillaba la cabeza.

******
Roberto, encerrado en su dormitorio, terminó por recostarse. Le habían quitado su celular y habían desconectado el fijo. Estaba aislado. En la puerta de la habitación, del lado de afuera, uno de los guardaespaldas, leía una revista, mientras vigilaba. Igual nada podía hacer sin poner en peligro a su esposa y a él mismo.
La noche transcurría lentamente. Por dentro tenía toda la ansiedad por lo que estaba pasando su esposa. ¿ Se atrevería a obedecer ?. Siempre había sido muy discreta . Estaba seguro que no iba a saber como comportarse en una situación tan morbosa. Es mas, era tan aburrida y predecible en la cama que hasta los clientes se aburrirían de ella en un rato y la mandarían de vuelta. El sexo para ella era mas una obligación que un placer, como lo comprobaba él noche tras noche.
Cerca de las 10 le trajeron unos emparedados y una copa de vino, y luego prendió la tele y se recostó. Los nervios del día lo vencieron, y se durmió un rato, despertándose sobresaltado. Medianoche.
La puerta se abrió y Don Ernesto entró a la habitación.
- Bueno Roberto, espero que estés cómodo. Si todo sigue así, esta noche será solo un recuerdo.
- No puede manejar a las personas a su antojo, dijo, con resentimiento.
- Mira, te confesaré algo. Vine a esta casa con la idea de darte un susto, nada más, de paso para completar el negocio que tenía pendiente. Desde aquí pasaba a buscar a la mujer que iba a llevarles y luego se las entregaba a mis clientes. Pero la reacción de tu esposa me intrigó. No se opuso demasiado, y entonces, por curiosidad, seguí adelante con el plan para ver hasta donde podía llegar. La noche es joven aún, y no se como va a terminar, pero te traje la grabación de la primer hora. Mis clientes no saben que en esa suite hay cámaras instaladas y por supuesto reservaré la privacidad de todos los participantes, pero tal y como se dieron los hechos, no puedo menos que dejarte algo para que pienses. Aquí tienes un dvd. Espero que te diviertas, y diciendo esto dio media vuelta y salio, dejando un estuche sobre el televisor.
Roberto quedó estático. Habían filmado a su esposa con estos hombres. No iba a verla. Ella se estaba sacrificando por él. No era justo .
***
Cuando el pantalón cayó al suelo un boxer de seda que mostraba un abultamiento importante quedó ante sus ojos. Una mancha húmeda mostraba a las claras el estado del macho. Pasó su mano sobre el pedazo, y luego tomando los costados del boxer los bajó hasta el suelo. Una verga dura rebotó para quedar firme a 90 º. No era excesivamente grande, mas bien normal. Lo sorprendente eran los enormes huevos que colgaban bajo ella. Nunca había visto nada igual. No pudo resistir la tentación de acariciarlos suavemente.
- Ya que no nos conocemos tanto, dinos: ¿ Como te gusta tener sexo?
- No entiendo, dijo ella poniéndose colorada
- En que posición te gusta más, zorrita., dijo el macho comenzando a masturbarse lentamente.
- Todas me gustas, mintió, la que tu prefieras para mi esta perfecta, dijo sonriendo.
El macho la llevó hasta la cama. La hizo sentar en el borde y la empujó suavemente para que recostara su cuerpo. Sus piernas quedaron colgando . El macho tomó de la mesa de luz un preservativo y hábilmente encapuchó su verga. Se acercó y tomando su tanga se la sacó con un solo movimiento dejando su sexo húmedo a la vista de todos. Exclamaciones de placer, indicaron que a los espectadores les gustaba lo que veían. El hombre tomó sus piernas y las colocó sobre sus hombros, obligándola a despegar sus caderas de la cama, para luego volver a dejarla recostada, mientras se acomodaba a la posición.
Carina cerró los ojos y dejó sus brazos abiertos en cruz. Sintió como la vara del macho se frotaba en su sexo, arriba y abajo, arriba y abajo, separando sus labios en cada pasada. La sensación del látex le resultaba extraña. Solo en sus primeros escarceos los utilizó. Desde que comenzó a acostarse con su esposo, no volvió a usarlos, hasta hoy.
De pronto el frotamiento se detuvo y sintió como la verga separaba sus labios, preparándose para el asalto final.
- Ahora es cuando, dijo el macho y tomándola de las caderas, se afirmó y avanzó, metiendole su herramienta hasta la mitad. Carina tensó las piernas ante la penetración y abrió la boca para suspirar.
- Abre los ojos bebé, y Carina obedeciendo los abrió. Allí, entre sus piernas el rostro del macho mostraba una lujuria que la asustó. Hacía mucho que no veía esa expresión durante el sexo. La rutina le había quitado sabor.
- Asi está mejor, dijo su pareja mientras con otro empujó se metía todo el largo que daba su herramienta. Una vez acomodado se inclinó sobre su cuerpo, aplastándola para tomar posesión de su boca y comenzar a meterle la lengua de manera salvaje, mientras lentamente comenzaba a entrar y salir de su cuerpo.
Carina se aferró a la cabeza del macho mientras este la besaba y respondió a esos besos profundos y húmedos. Sentía como su sexo se llenaba y se vaciaba con el movimiento del macho.
Los empujones la fueron arrastrando mas adentro de la cama hasta que en un momento dado, su pareja haciendo gala de estilo y práctica giró hasta colocarse de espaldas en la cama y ella terminó cabalgándolo. La maniobra la calentó como nunca. Se sintió toda una amazona cabalgando un semental salvaje y comenzó a responder con desesperación. La herramienta en su interior crecía minuto a minuto mostrando la excitación del macho. Desde esa posición pudo mirar la habitación y la imagen la terminó de enloquecer. Sentados en sendas sillas, dos machos totalmente desnudos se masturbaban mirando la escena que ella protagonizaba. La verga del alemán era larga y fina. Calculó que llegaba a los 18 cms . La del moreno era quizás un poco más larga pero se destacaba porque era gruesa como un aerosol.
Tuvo que suspender la recorrida visual porque su pareja la tomo del cuello y la hizo agacharse, claramente apunto de alcanzar su orgasmo. Ella recordó las pelotas que había visto y que tanto la habían sorprendido y sus manos las buscaron Se sorprendió. Esas bolas grandes y colgantes ahora estaban duras y tensas.
- ¿ Las tocás nena? ¿ ves como están? Llenas de leche para vos, putita, para vos, y ahí te va toda, toda, gritó mientras se vaciaba dentro de ella. La furía del orgasmo del macho casi la sacó, pero la situación, los nervios hicieron que no completara su corrida. Quedó sobre el macho sintiendo como este trataba de recuperar el aire. Por fin se tranquilizó y quedó flojo debajo de ella.
Lentamente ella se retiró. La verga del macho salió lentamente de su cuerpo . Estaba semi rígida. El preservativo mostraba una cantidad de semen importante. Por un momento se decepcionó de no haberlo podido sentir derramarse dentro suyo. Seguro que hubiera acabado con esos chorros calientes.
Se bajó de la cama y miró a los otros dos. Se sentía dueña de la situación. Había terminado con uno y le había gustado.
- ¿ Quién quiere seguir? Preguntó insinuante.
El rubio se levantó y acercándose a ella comenzó a besarla. Ella, ya mas tranquila, tomo enseguida posesión de su verga y empezó a masturbarla y juguetear con ella.
- Eres muy atractivo, sabes, le decía al oído, muero porque me la metas. Los latidos de la verga demostraban claramente que el mensaje llegaba.
Esta vez ella tomó la iniciativa y lo llevó a la cama, que el anterior ya había desocupado. Lo vio allí tirado sobre una silla mirando atentamente. Se acostó y el rubio avanzó sobre su cuerpo, besando sus pies, sus rodillas sus piernas, para terminar separándolas y comenzando a recorrer su sexo con la lengua. Ella se aferró de sus cabellos para que se metiera bien adentro de su sexo.
- ¿ Cuanto hace que trabajas de esto?Dime la verdad, Le preguntó el rubio, dejando de chupar
- Nunca lo he hecho. Es la verdad. Soy una mujer casada y siempre fui fiel a mi marido, le contestó, provocando una mayor excitación en su macho.
- No lo puedo creer. Ya lo dijiste antes y no lo creí, y por la forma en que te mueves me parece mentira.
- Pues creelo que es verdad.
- No sabes como te voy a coger pensando en tu maridito, le dijo mientras trepaba por su cuerpo y separando sus piernas, se colocaba en posición.
- Mi marido no tiene nada que ver, dijo ella ofendida.
- Dime, ¿ Te clava así? Le preguntó mientras la clavaba hasta el fondo.
- Uhhhh, despacio, despacio.
- Contesta puta, contesta, te bombea así?, volvía a preguntar mientras comenzaba un mete y saca bestial.
- Nooooo, nunca me clava ni me bombea así, animalllll....... dijo la hembra dejándose llevar y de pronto alcanza un brutal orgasmo que tenía contenido desde el auto, cuando la leche de Eugenio le llenó la boca. Una serie de explosiones la elevaron por el aire y perdió por unos segundos la conciencia de lo que estaba pasando. Mientras el rubio aceleró aún mas entusiasmado por la respuesta de la hembra, y por fin se metió hasta el fondo y se vació por completo mientras se apoderaba de su boca y su lengua la poseía también por completo, mientras gemía de placer.


…........
Su vista cada vez, se fijaba mas en el estuche del dvd. Toda su decisión de no verlo, comenzó a tambalear. 3 hombres. ¿ Qué habría hecho su esposa? ¿ Qué estaba haciendo? Reconocía que se había sacrificado por el, pero con algo de morbo pensó como haría su tímida esposa para llevar adelante la tarea encomendada. Solo había tenido relaciones normales con él, y de pronto verse enredada en una fiesta con tres machos era mas de lo que ella podía manejar, estaba seguro. También pensó que seguramente los hombres debían ser unos viejos con plata a los que seguramente ni se les paraba, y que se iban a conformar con hacerla bailar, manosearla y hacer que los masturbaran. Se imaginó la escena y no pudo menos que sonreir. Su esposa asustada, sin saber que hacer y tres viejos gagá acabándose encima a la vista de sus tetas.
Se recostó un rato y se dedicó a mirar televisión, pero su vista volvía una y otra vez al estuche sobre el televisor. No iba a darle el gusto a ese cabrón de mirarlo. Pero, por otra parte, no tenía porqué enterarse . Despacio se levantó y cargó el disco en el reproductor. Apareció la imagen de una puerta y un hombre que se dirigía hacia la misma. La abrió y su esposa apareció en el dintel de la puerta. Objetivamente era realmente hermosa y deseable. Se notaba algo de miedo en su rostro, pero que trataba de disimular, aparentando una seguridad y una confianza que el sabía no existía en realidad. Le molestó que ese hombre no fuera tan viejo. El segundo era un gordito inofensivo. El tercero en cambio, era un rubio de muy buen porte. Empezó a pensar que las cosas no iban a salir tan simples como pensaba. El sonido era perfecto. Escuchó el diálogo del grupo y notó la reacción lujuriosa de los hombres cuando su mujer confesó que era su primera vez en esos menesteres.
El hombre mayor la llamó y comenzó a acariciarla mientras ella permanecía de pie. Notó como sus manos cada vez se movían co más libertad. Fijó la mirada en el rostro de su esposa. Estaba tensa e incómoda. Sin embargo dejó que el hombre la acariciara a voluntad. En un momento la tomó de la mano y la llevó hacia la otra habitación, siendo seguidos por los otros hombres.
Agilmente, otra cámara ubicada en un ángulo del dormitorio que era la otra habitación registró el ingreso del grupo, y como parados en medio del ambiente, el hombre comenzó a besarla y acariciarla cada vez con más decisión. Su esposa quieta se dejaba hacer, hasta que en un momento dado comenzó a acariciarle la espalda, colaborando mínimamente con el viejo. Pero esa participación sirvió para liberar aún mas al hombre que tomó una de sus manos e hizo que le acariciara el paquete. Vio como su esposa jugó un rato con el bulto. De pronto el hombre la hizo girar y comenzó a besarla en el cuello y los hombros mientras la desnudaba, quitándole el vestido que cayó al suelo dejándola solo con la tanga que llevaba. La expresión de los otros hombres era increíble. El viejo la siguió magreando y por fin, gimió de placer cuando notó que la hembra se había mojado de excitación. Allí se detuvo y le ordenó que lo desvistiera, cosa que Carina comenzó a hacer lentamente. De espalda a los espectadores no podía ver que ellos ya se habían desnudado y se masturbaban lentamente gozando de la escena. Roberto debió reconocer que la verga del rubio era un poco más larga que la suya, pero la del moreno era mucho más gruesa además. No había allí viejos reblandecidos. A su esposa se la iban a tirar como Dios manda. Si no fueran hombres tan educados estaba seguro que la hubieran partido en cuatro esa noche. Por lo menos es lo que él hubiera hecho de estar en ese lugar. Sin darse cuenta comenzó a acariciarse la verga que estaba hinchada y dura.
En ese punto, el viejo quedó desnudo. Su verga era normal pero sus huevos eran como campanas que colgaban. Cuando atento le preguntó a su esposa como le gustaba tener sexo, la respuesta de ella lo sorprendió. “ Todas me gustan”. La muy mentirosa se la daba de experta cuando apenas si había podido ponerla en cuatro patas algunas veces. Era muy dificil salir de las posiciones clásicas.
El viejo la sentó en la orilla de la cama, le sacó la tanga, se colocó un preservativo y levantando sus piernas se acomodó para perforarla. Jugueteó un rato rozándo su sexo con la lanza, mientras Carina permanecía acostada con los brazos en cruz y los ojos cerrados. En un momento se detuvo el rozamiento y afirmándose la penetró. Su esposa gimió ante el acoplamiento. El hombre esperó que ella obedeciera y abriera los ojos, y terminó de metersela toda. Luego mientras comenzaba el mete y saca se aplastó sobre su cuerpo para tomar posesión de su boca, la que invadió con su lengua sin miramientos. Roberto tuvo la sensación de que su esposa colaboraba como si le gustara, pero pensó que era su imaginación.
Los empujones los fueron llevando hasta el centro de la cama y una vez alĺí, el viejo con mucha habilidad giró dejando a la hembra sobre el para que lo cabalgara, cosa que Carina empezó a hacer con desesperación. Estaba totalmente conquistada por su amante ocasional. Ya no era una sensación. La muy puta estaba disfrutando a tope. Esta revelación lo único que consiguió fue excitar aún mas a Roberto quien comenzó a masturbarse con desesperación. Cuando su esposa tomo posesión de las pelotas llenas de leche del macho, este se vació por completo, gimiendo como si le diera un ataque, para al final quedarse exhausto. En ese momento, el también se corrió copiosamente.
Luego de terminar con el viejo Carina se levantó y llamó al siguiente. Se acercó el rubio y de inmediato ella comenzó a acariciarlo y excitarlo hasta tenerlo totalmente sacado. Lo llevó a la cama y se acostó dejando que el rubio luego de colocarse un preservativo, comenzara un cunnilingus de campeonato que la hizo suspirar y gemir aferrándose a la cabeza del alemán para que no dejara de darle placer. De pronto el rubio le preguntó cuanto hacía que trabajaba de puta, y ella sinceramente dijo la verdad, lo que excitó aún mas al macho. Trepando por su cuerpo, y mientras se burlaba de él se colocaba en posición, para terminar penetrándola mientras se burlaba de él. Sorprendentemente la escena lo volvió a excitar. Su verga comenzó a latir nuevamente. Nunca pensó que ver a su esposa siendo cogida por otros hombres podría calentarlo , pero lo hacía de una manera única. Y cuando su esposa llegó al orgasmo reconociendo que nunca la cogían de esa forma, arrastrando al macho detrás suyo que se vació por completo, su verga escupió lo poco que le quedaba, alcanzando un orgasmo doloroso y agónico. Y comenzó a llorar. El dvd, terminó.
….....
Carina quedó tendida en la cama tratando de recuperar el aire. No recordaba haber tenido nunca un orgasmo así. La sensación fue realmente como si se muriera. Pensó que estallaría en mil pedazos. Ni sintió cuando el macho se vació. Se dio cuenta cuando su cuerpo cayó sobre el suyo. Luego de unos momentos el rubio giró y lentamente se levantó de la cama, quitándose el preservativo y mostrando la cantidad que había echado.
- Que buen polvo, hacía rato que no me vaciaba así, y lo mejor es que sigo tan caliente como al principio, dijo sonriendo
El moreno se levantó calmadamente y se acercó a la cama.
- Sientate en el borde, le ordenó, y Carina obedeció rápidamente.
- Ahora chupa, nena, chupa, le dijo acercando su poderosa verga a la cara de la hembra.
Ella la tomó con las dos manos, y lentamente comenzó a besarla , pasarle la lengua para terminar por introducirla en su boca, teniendo que distender casi totalmente sus labios para darle cabida. Cuando absorbió la mitad su boca estuvo llena y comenzó a masturbarla y chuparla con dedicación.
- Seguro que a tu esposo no se la chupas, le dijo el moreno, y era cierto. Jamás había querido hacerlo.
- Pero claro, una verga desconocida siempre tiene otro atractivo. Bueno ahora déjala un rato, diijo obligándola a soltarla, cosa que ella no tenía ganas de hacer.
- ¿ Cuanto te pagan por esta noche? , le preguntó el moreno.
- Nada en realidad, lo hago para solucionar un problema de mi esposo.
- Buen pedazo de cabrón debe ser si permite que su esposa se prostituya por el, dijo el viejo
- Es un buen hombre, señor, pero no tuvo ninguna opción.
- Y reconoce que te daba un poco de morbo saber de que iba la cosa de las orgías, no, le preguntó el rubio
- La verdad que sí, reconoció Carina sonriendo.
- Bueno, te diré que a nosotros nos cuesta unos cuantos dólares esta noche. Pero no es ese el problema. La cuestión es que queremos toda la libertad para gozar.
- No entiendo, dijo Carina.
- Mira, abre el cajón de la mesita de luz, le dijo el moreno.
Carina obedeció y con sorpresa vio un grueso fajo de billetes.
- Allí hay 3.000 dólares que dicen que podemos hacer lo que queramos contigo hasta mañana por la tarde
Carina miró con sorpresa el dinero. 3000 y 1000 más que le prometió Ernesto eran una suma nada despreciable. ¿ Y que más podía pasar que ya no hubiera pasado?
- No me gusta la violencia, dijo marcando límites.
- Y no la habrá, pero queremos divertirnos sin problemas, y por supuesto sin lastimarte, de hecho. Queremos que tu también goces.
- Pues si no hay violencia no veo el problema. Trato hecho.
- Sabia decisión señora. Ahora empieza la fiesta de verdad. Ven y sigue con tu tarea, le ordenó y ella retomó la fellatio que estaba haciendo.
Luego de un rato la hizo levantarse y la llevó a la cama.
- Bueno, ahora te voy a montar como una yegua. Te quiero en cuatro patas sobre la cama., le ordenó
Carina, complaciente y excitada obedeció de inmediato. Se apoyó sobre sus rodillas y sus manos y dando vuelta la cara, miró al moreno, esperando que actuara., como invitándolo a cabalgar.
El moreno subió sobre la cama y comenzó a frotar su dilatado miembro por su entrepierna, haciendo que se mezclaran la saliva de la hembra, su humedad y el líquido preseminal que brotaba de la verga. Ese frotamiento excitaba aún mas a la hembra y abriendo más sus piernas pedía que la penetraran.
De pronto, el moreno la tomó de los hombros, se afirmó y lentamente separó los labios vaginales con la cabeza rampante de su lanza. A pesar de que ya había tenido relaciones, igual la hembra sintió como se distendía su sexo para recibir esa herramienta. Despacio, centímetro a centímetro, sintió como la empalaban, como el macho se retiraba y cuando volvía un pedazo mas de la serpiente se desenrrollaba en su interior.
- Te gusta ?, le preguntaba el moreno totalmente recostado sobre ella.
- Si, me encanta, dámela toda, la quiero toda, gemía Carina.
Por fin, de un empujón sus cuerpos se chocaron. La conjunción era total. El macho se quedó allí, en el fondo disfrutando la completa posesión de la hembra, mientras acariciaba su cabello y su cuello
- Bonita, bonita, le decía al oído, y lentamente comenzó a bombearla. Dejó sus hombros y se afirmó en sus caderas para tomar más velocidad, y hacer las arremetidas más profundas y sensuales. Lentamente Carina fue abriendo sus brazos para tener una posición más complaciente y donde el roce de sexos fuera mayor. Se apoyó en sus codos y comenzó a gemir como una loca., ante cada arremetida del macho,el cual tomaba cada vez mas velocidad.
En ese momento Carina cayó en la cuenta que no se había puesto un condón.
- Espera, espera que no te estás cuidando.
- Dime que tomas la pildora, vamos.
- Si pero no es del todo segura, ponte un forro.
- No querida, pagué para no usarlo. No hay peligro pero si te preño tu maridito le dará el apellido. No aguanto mas, ahí te la doy toda, le dijo el moreno, y clavándola hasta el fondo comenzó a eyacular espesos chorros de semen hirviendo que la hicieron acabar a ella también.
- ¡¡¡NO, en pelo no!!!! gritó mientras acababa.
Sentirse llena por otro hombre que fuera su esposo, la excitó aún más y enlazó un orgasmo con otro volviendo a acabar.

4 comentarios - El vendedor de autos (1ra. Parte)

faos00
largo pero buen reato van ptos
kramalo
muy bueno....!! espero la segunda....