La Profe Hot de Literatura

Soy profesora de secundaria, joven y atractiva; razón por la cual atraigo a los alumnos del sexo masculino. Aunque visto formalmente, no dejo de lado la coquetería en mi atavío. Me agrada usar ropa ceñida, la cual resalta cada una de las formas de mi cuerpo; haciendo que más de uno voltee para mirarme a su antojo.

Enseño Lengua y Literatura y adoro mi trabajo, los alumnos me respetan y me admiran por la forma en que enseño. A pesar de mi aspecto provocativo soy seria, educada y sé darme mi lugar. En pocas palabras soy toda una señorita; es por ello que es difícil aceptar lo que ocurrió hace unas semanas con un alumno que recibió algo más que simples clases de literatura.

Usualmente los adolescentes son rebeldes y en algunos casos conflictivos; eso era lo que le ocurría a Gian, un muchacho alto, delgado, de tez blanca y de cabello castaño. Lo había observado antes , y aunque era callado y educado, también podía ser un vulgar malcriado; especialmente cuando se juntaba con su amigo Anthón, quién influenciaba negativamente en él.

Una tarde se extralimitó en clase, así que decidí hablar con él a la salida. Nos quedamos solos en el salón, él estaba sentado en la carpeta y yo de pie a su lado. Le empecé a hablar acerca de su comportamiento, le hice entender lo equivocado que estaba al actuar así, él pareció mostrarse arrepentido. Al estar a solas conmigo se mostraba increíblemente tímido, no me miraba a los ojos sino que desviaba la mirada con dirección al piso. Yo estaba muy cerca de él, tan cerca que podía rozar su cuerpo con el mío. No sé como ni en que momento sucedió , pero de repente una de mis manos se encontró acariciando su espalda, luego su cabeza y después su pecho. De pronto él alzó los ojos hacia mí, me miró, no era esa mirada de chiquillo tímido, sino una mirada segura, hasta lasciva podría decir; por un segundo mi cuerpo tembló, así que me alejé de su lado y avancé con dirección a la puerta. Mi boca estaba seca, mi pecho palpitaba debajo de mi blusa y sentía que empezaba a humedecerme debajo de mi ropa interior; debía irme antes que me dejara llevar por los instintos que amenazaban dominarme.

No pude, volteé, él estaba detrás mío; me miraba, como esperando que dijera o hiciera algo, yo me acerqué a él y le dije:

-Arréglate la camisa, métetela bien debajo del pantalón, porque así pareces un vago.

Él obedeció, pude ver como sus manos desabrochaban su cierre para poder acomodarse mejor, en ese momento lo supe, supe que lo deseaba, mi cuerpo ardía por él, mi ser entero lo reclamaba, así que decidí jugarme el todo por el todo. En tono decidido le dije:

-No sabes arreglarte, déjame ayudarte.

Él no se resistió, al contrario, pareció gustarle la forma en que metía su camisa debajo del pantalón, suavemente, en una forma tierna y excitante a la vez. En un momento alcancé a ver su calzoncillo amarillo, lo que hizo aumentar mi excitación y disimuladamente, como a casualidad, rocé su miembro, estaba duro, erecto y caliente. No, ya no podría resistirlo más. Le mandé apagar la luz, ya que según yo ya nos íbamos. Él obedeció y cuando volteó me encontró cerca a él. Nos miramos y le dije:

-No olvides que debes estudiar, debes leer la obra, ¿sí?.-lo dije jalándolo de la camisa y atrayéndolo hacia mí. A lo que él respondió:

-Sí profesora, lo haré.

Diciendo estas palabras hizo un ademán de acercar su boca a la mía, pero retrocedió, como arrepentido de su osadía, sonrió y lo intentó de nuevo, pero volvió a retroceder. Así que volví a repetir mis palabras, pero esta vez lo jalé con más fuerza. No pudo resistirse más y me besó, fue un beso rápido, pero cargado de deseo y excitación. Aunque sólo era un chiquillo era evidente que sabía besar, utilizaba sus labios con avidez, pero al mismo tiempo con suavidad, sin morderme o llenarme de saliva el rostro, como lo hacen otros chicos inexpertos. Sus besos me enardecían aún más, haciendo que apretara con más fuerza mi cuerpo con el suyo, a fin de sentir la dureza de su miembro exactamente sobre mi vagina. De pronto, como si se diera cuenta de lo que estaba haciendo retrocedió asustado, pero como viera que yo no me moviese de ahí, volvió con más intensidad. Me tomó entre sus brazos y apretó su cuerpo contra el mío; podía sentir la presión de su pantalón, sus ansias, su respiración agitada. Estaba loca de pasión por él, me moría por sentir su quemante pene en mis entrañas, por sentirlo todo hasta el fondo de mi ser. No podía contenerme más, debía tocarlo, si no lo hice antes es porque tenía miedo de asustarlo; pero debía arriesgarme, después de todo¿ qué más podía perder?.

Suavemente se lo agarré encima del pantalón, mis dedos recorrieron su extensión a través de la tela, era más grande de lo que me había imaginado, estaba ahí duro en mis manos, erecto, desafiante, pugnando por ser liberado de su prisión. Verdaderamente estaba bien dotado.

Al sentir mis caricias, él también se decidió a tocarme y bajó sus manos por debajo de mi cintura. Él me tocaba por encima de la ropa, recorriendo con sus manos mis nalgas y mis piernas, yo me moría por que me arrancara la falda de un sólo tirón. No me importaba el riesgo, ni el peligro, todo lo contrario, eso me excitaba más. En un momento, que a mí me pareció una eternidad él empezó a deslizar su mano por debajo de mi ropa, hasta tocar mis pantis, luego pellizcó mis nalgas por encima de mi ropa interior, ya estaba por llegar a mi vagina ... cuando reaccioné. Le dije:

- ¡Qué estamos haciendo, estamos locos alguien puede vernos, salgamos de aquí conversaremos afuera.!- Él obedeció, aunque algo turbado. Por momentos sonreía como un idiota, delatando así su nerviosismo.

Salimos del colegio y caminamos por la acera, él me seguía como un autómata sin saber que hacer o que decir. Yo me acerqué a él y le dije:

- ¿Estás bien? -al tocarle el brazo pude notar que estaba temblando, no sé si era por el frío, ya que él estaba en manga corta, o eran sus nervios que lo traicionaban una vez más.

- Sí, estoy bien- respondió él. Intentando parecer seguro y calmado.

- Lo que pasó no se lo debes decir a nadie ¿entiendes?. Si alguien se enterase me podrían botar de mi trabajo por corruptora de menores- se lo dije en forma clara mirándolo a los ojos.

- No se preocupe profesora yo no se lo voy a decir a nadie, yo nunca cuento mis cosas. Además si se enteran a mí también me botan.

- Sí , pero yo pierdo más. Así que ya sabes.-Traté de tranquilizarme, pues con exaltarme no ganaba nada, todo lo contrario sólo conseguía asustarlo más. Sutilmente cambié el tono de mi voz y en forma sensual y provocativa le pregunté:

- ¿Qué piensas de lo que pasó?, ¿te gustó?, ¿qué es lo que quieres de mí?, responde sin timidez.

- No sé que pensar, no puedo creer lo que ha pasado, pero sí me gustó y quisiera repetirlo. Yo haré lo que Ud. quiera.

- No, yo no quiero que hagas lo que yo quiero, sino lo que tú quieres, ¿qué quiéres?.Dime.

- Él se sonrió, no podía ocultar su nerviosismo, propio de su inseguridad; así que decidí ayudarlo.

- No tengas miedo ni vergüenza, vamos dime lo que deseas.-Le dije mientras metía mi mano en uno de sus bolsillos, tocando suavemente con mis dedos su piel, por encima de la delgada tela.

- No tengo miedo, sino que si le digo lo que quiero Ud. se puede enojar.

- El que no arriesga no gana, vamos dilo.

- Lo quiero todo- lo dijo en forma decidida.

- ¿Pero y si te traumas?¿no crees que vamos muy rápido?

- Yo ya tengo experiencia profesora, no me voy a traumar, no se preocupe.

Me pareció que decía la verdad, además aunque no lo fuera a esas alturas ya no me importaba. Llegamos caminando hasta un parque cerca de mi casa, ahí nos besamos y acariciamos, pero no pudimos hacer nada más por que había mucha gente y porque él tenía miedo que alguien nos viera. Realmente a mí no me importaba que algún desconocido nos observara, supongo que soy exhibicionista, pero entendía su temor, después de todo era sólo un chiquillo.

Quedamos en hacerlo otro día, debía él estar seguro de lo que quería. Por mi parte esperaba que se decidiera pronto, estaba loca de deseo por hacer el amor con él.

Él me buscó a los pocos días, tuvimos algunos encuentros, pero ninguno comparado al de aquel domingo por la noche. Era sábado y yo estaba sola en casa, aburrida, así que decidí llamarlo. Inventé una excusa como pretexto; yo esperaba que él me propusiera para salir, no quería sonar desesperada, aunque en verdad lo estaba. Por suerte todo salió como yo pensaba, mañana a las 7.00p.m satisfaría mis deseos carnales más recónditos.

Llegó tarde, yo estaba furiosa, congelada, ya que había tenido que esperarlo en un parque. Por un momento quise cancelar todo, pero más podían mis ansias incontenibles de sexo que mi furia. Decidí perdonarlo, ya me las cobraría en la cama. Estaba avergonzado, visiblemente nervioso, ya que nunca había ido a un hostal. Subimos las escaleras con dirección hacia el cuarto. Él fue al baño, mientras tanto yo lo esperé detrás de la puerta con la intención de sorprenderlo. Cuando entró, cerró la puerta y me vio recostada en la pared, yo le hice señas con los dedos para que se me acercara. No esperó que lo repitiera, se acercó y me abrazó y besó con fuerza. Pude sentir su miembro erecto debajo de su pantalón, lo que me excitó terriblemente. Él me embestía contra la pared una y otra vez, restregaba su miembro contra mi pubis a través de la tela, apretándome para que lo sintiera mejor. Bajé mi mano hasta su cierre, lo abrí desesperada y de repente salió desafiante su poderoso pene. Éste era grueso, recio, muy duro; con el prepucio al rojo vivo y era sólo mío. Decididamente lo agarré en toda su extensión, se lo froté bajando y subiendo mi mano muy lentamente, aumentando el ritmo de la velocidad a medida que aumentaba su excitación, la cual me percataba con la rapidez de su respiración. No podía más, estaba completamente húmeda, tenía que tenerlo dentro de mí, así que lo empujé y lo llevé a la cama.

Ya en ella, lo hice sentar al borde de la misma, recorrí con mis besos su cuerpo, lamiendo suavemente cada parte de su anatomía, hasta llegar a su sexo. Con una mano cogí sus testículos y con la otra su pene, acerqué mis labios a su roja cabeza y la introduje con cuidado en mi boca, ya en ella me dediqué a succionar con destreza sus jugos seminales, al mismo tiempo que mi lengua recorría con avidez toda la longitud de ese enorme pene que tenía ante mí. Él disfrutaba a más no poder, pues con cada chupada, lamida o mordida, exhalaba un largo gemido de placer. Yo sabía que nunca antes le habían hecho sexo oral, es por ello que me esforcé por que su primera vez fuera inolvidable.

Mis ansias habían crecido enormemente, debía tener ese monumental pene en mis entrañas, así que rápidamente me puse de pie , lo agarré y lo conduje hacia mi hambrienta vagina. La entrada hacia ella no fue fácil, ya que hacía tiempo que no lo hacía y mis paredes vaginales estaban poco flexibles, lo que me provocó dolor al principio, pero sólo fue por un instante, ya que después oleadas de placer invadieron mi ser entero. Así abierta de piernas y sentada encima de él, subí y bajé mi cuerpo una y otra vez, quería sentirlo todo, que entrara hasta el fondo y que me hiciera gritar de placer. Cambiamos de posición, asumimos la clásica pose, él encima mío; en realidad esa es la que me gusta más, me encanta sentir su peso sobre mí. Lo abracé con mis piernas con firmeza y en cada embestida clavaba mis uñas en su espalda, mi piel ardía bajo la suya y mi cuerpo gritaba más, más, más rápido; pero él se cansó con prontitud y tuvimos que cambiar de pose. Aunque yo hubiera querido que continuáramos así, sin embargo debía considerar su poca experiencia y su escasa resistencia, lo que se logra sólo con la práctica. Ya me encargaría de eso después.

Asumimos la clásica posición perrito, en cuatro y con el trasero levantado. Él me penetró despacio primero, pero con fuerza después, con sus manos sujetaba mi talle y pronto alcanzó destreza en el "mete y saca", arrancándome gritos de placer y gemidos delirantes. Cuando de repente sentí un dolor fortísimo en mi parte posterior, él se había equivocado de cavidad y me lo había metido por el ano; me volteé en un "dos por tres", contraída de dolor.

-¿Qué has hecho Gian? ¡ me lo has metido por otro lado!.-Le grité adolorida.

- Lo siento profesora no lo hice a próposito, fue a casualidad- me dijo él visiblemente preocupado.

- ¡Qué horror no creí que doliera tanto!. Cambiemos de pose, tengo miedo que de nuevo te equivoques.

Él me besó, como sin con sus besos tratara de mitigar su error. Me gustaban mucho sus besos, me excitaban tremendamente, sus caricias tiernas y suaves estremecían mi piel y me hacían desearlo más.

Le hice que se echase de largo en la cama y luego me puse encima de él. Esa pose lo volvió loco, lo noté por sus movimientos, por sus quemantes besos y por sus exhalaciones constantes. Es que realmente sé moverme bien, además ninguna de sus amiguitas le había hecho sentir lo que yo, así me lo confesaría después. La verdad es que a mí no me disgustaba del todo esta pose, aunque requería gran esfuerzo de mi parte y empezaba a cansarme; pero lo hacía por complacerlo a él. Me encanta complacer a los hombres, el sexo es de dos y si uno piensa en su propio placer entonces no resulta. Ya le enseñaría yo a complacer a una mujer, por ahora me conformaba con poco, no convenía abrumarlo con exigencias.

Las últimas contracciones de mi parte fueron decisivas para él, ya que no pudo más y eyaculó. Lo hizo fuera de mí, pero una parte cayó en mi pierna, pudiendo sentir ese tibio semen en mi piel. Descansamos juntos, uno al lado del otro. Él acarició mi espalda y mis hombros con ternura y yo reclinada sobre su pecho me sentí segura, deseada y de alguna manera amada.

Hubo una segunda vez para nosotros, pero no fue igual que ésta; no sé si la pasión se enfrió, dejé de gustarle o simplemente se aburrió. Quizá también fue mi culpa, porque no pude evitar encariñarme con él, el sexo ya no me pareció suficiente y le exigí demasiado. Sí, le exigí más caricias, más abrazos, más besos, más atenciones; en resumen creo que quería su amor. Y eso era imposible no sólo por que yo era su profesora y porque yo era mayor que él, sino porque él era un chiquillo inmaduro que recién estaba despertando a la vida, en la cual yo sólo había sido una aventura. Aunque aún lo deseo y tengo que contener mis ansias por llamarlo o acercarme en clase, debo renunciar a él, porque lo más probable es que él ya haya conseguido una chica de su edad con la cual practicar lo que aprendiera conmigo; además estoy muy vulnerable en estos momentos y no quiero involucrar sentimientos. Supongo que tendré que esperar a que vuelva mi enamorado de los EE.UU., y mientras tanto deberé recordarlo, como espero que él me recuerde por el resto de su vida.

28 comentarios - La Profe Hot de Literatura

mathiuv
Ey, gaby si seras robacuna, jaa. No querés probar con alguien de tu edad? Necesito clases de Objeto directo y esas cosas, me das la lección? 😉
Pasionxx
Por favorrrrr... excelente, tengo 22 años necesito particular de lengua...
no me das unas clases avisame... yo se otras lenguas, pero no las castellanas, si queres te enseño el remolino, el molinete... me encantiaria conocerte alguna ves, y q mi examen sea hacer un relato como este, y q vos seas mi musa...
mathiuv
eyy, fue un chistonto!!! 😉 Q hay de la propuesta-pregunta que t e hice? Viste mi post? En una d esas te entusiasmas...
Pasionxx
dame bola si so robacuna
carp_1992
bastante bien detallado, se nota que sos profesora, igual podrias poner algunos gemidos o alguna foto tuya, suerte mañana te dejo unos puntos, besos gaby ♥
josemanuel602003
lindo post,desde ya tu seguidor encima si sos la del avatar espero verte en bolas pronto y si queres probar un adulto aca me tenes!!!!besos negros asi se te va el dolor de cola!!!!!!! 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
dico77
Me hiciste recordar a mi profe de Literatura, que culo tenia. Pero no era gauchita como la del relato 😢
Maynard23
tengo 23 y me gusta la literatura a ver que te parece mi verga! jeje me calienta que seas profesora! 🤤 🤤 🤤 🤤 http://www.poringa.net/posts/gay/2047294/mi-pedazo-soy-nuevo-espero-les-guste_.html
loquequieroyo +1
🤤 🤤 🤤 sabes como te doy en lugar del pibe estas pechocicima 🤤 🤤 🤤

+10
fall88 +1
Excelente relato preciosa!..que suertudo su alumno d recibir clases expeciales 😉 😉 😉 saludos!
tu_potro_sex +1
Quiero una profesora asi 🤤 como vos
marianithox +1
Puff con una profesora como vos me encantaria volver a estudiar al secundario. Tremendo relato me dejo re caliente!!!!!
chetozz
por que las profas de literatura e ingles estan bien buenaz xD

La Profe Hot de Literatura
YOSE270392 +1
+10
Y te dedico Terrible Paja para vos
Mi profe Hot!!!!!
🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤
fachelo1 +1
pero me encantan las profes puerconas como vos bb!!!!!!!!!!! 🙎‍♂️
isrra111995 +1
eres muy rika ::F::F:F:F:F:F:F:
marceferchu2008 +1
Sos muy bonita gabi, dichoso de él. Me hiciste recordar algunas profesoras del secundario que me teniían loquito jaja Lamentablemente no tuve la suerte del muchachote. Muy buena tu historia!!!
PajeroPuerco
wow, si eres la de la foto estás hermosísima 🤤 🤤 🤤 yo hubiese querido una profe así!! 🙂
joe_ql +1
noooooo! que mal me dejaste profe, acabo de leer la fantasía de mi vida durante los años de cole, pero que nunca logré cumplir!! 😞

Yo también tuve una profe calentona que nos volvía locos cuando pasaba caminando con aquellos tacones y ropa de tela delgada bien apretadita, era delirante ver como se le remarcaba la tanga y se movía aquel culito con aquel caminar sexy! Lo que más me volvía loco era que ella lo hacia al propio porque sabia que yo en especial babeaba viendo esa cola!! 🤤 😀 a veces volvía a ver de reojo y se echaba una risa picarona la muy ingrata! 😀

Ella Sabia que mientras escribía en el pizarrón, yo lo menos que hacia era poner atención; y como poner atención con aquel culito apretadito con aquella ropa delgada en la que se remarcaba su tanga!? nooo, era imposible! 🤤

Lo malo de mi historia es que ella sabia que me tenia de mal, pero nunca fue tan atrevida como tu y nunca logré siquiera tocar ese cuerpito con mis manos, la muy ingrata de vez en cuando pasaba rozándome con esa cola porque sabia que me volvía loco pero nunca me dijo nada, y yo era tan joven que me daba miedo decirle algo o tocarla intencionalmente. 😞

Vos sos una buena profe, no sabés el trauma que se nos puede crear cuando una profe nos calienta tanto y no logramos desahogar aquella calentura! 😞 ingrata aquella mujer, aún la recuerdo y me sigue calentando! jeje

Besos profe, me dejaste loco, como quisiera regresar el tiempo y que tú fueras la profe capaz de sacar esta calentura! 😉