Relato Gay: Diego y Gastón, los primeros.

Yo soy Nicolás. Mi historia es la de cualquier chico de secundaria. Tenía 18 años y toda la energía de un muchacho acorde a esa edad, o sea, toda la avidez por hormonas del sexo opuesto y el deporte. Pertenecía a un equipo de básquet de mi escuela, con el que íbamos de pueblo en pueblo enfrentándonos con los equipos locales. No es por nada pero éramos bastante buenos; salimos campeones intercolegiales 3 años consecutivos y eso trajo como consecuencia que nos hiciéramos muy conocidos, con el consiguiente aumento de carisma para con las chicas, obviamente. Y fue así que conocí a mi primer novia fuera de la escuela. La llamaremos Florencia.
Las cosas con ella iban de diez. Era una chica muy sencilla en su forma de pensar, de ser, pero al mismo tiempo tenía un temperamento fuerte que solo dejaba traslucir cuando estábamos a solas. Era muy bonita, delicada en sus rasgos y de un cuerpo espectacular que escondía muy bien debajo de polleras largas y blusas sueltas. Con ella tuvimos nuestra primera vez. Éramos muy torpes, lo que recuerdo con mucha gracia, pero con todo el cariño que nos teníamos, nos cuidamos mucho. Pude practicar todo lo que había leído por ahí de sexo y unas cuántas cosas más también. Nos gustaba jugar y experimentar: yo la chupaba a ella y ella a mí, en 69; sexo anal con mucho cuidado, aunque ella lo hacía más por mí que por ella, en fin.
Hasta que en determinado momento ella me empezó a lamer por debajo de los huevos hacia el ano, en ese lugarcito en medio de esos dos lugares. Como vio que yo jadeaba fuerte, me preguntó si me hacía mal, a lo que respondí, no sin algo de vergüenza, que me estaba gustando. Como estaba boca abajo me dijo que me diera vuelta y me la empezó a chupar normal, apretando los huevos con una mano mientras con la otra subía y bajaba junto con su boca haciéndome delirar. De pronto me agarró de la parte de atrás de las rodillas y me las subió a la altura del pecho, por lo que quedó toda mi cola expuesto ante ella y su boca, la cual hundió en mi culito succionando y metiendo la lengua todo lo que podía. Debo confesar que me sentía muy desprotegido y vulnerable pero me agarré yo mismo las piernas y la dejé hacer porque eso me encantaba. Después de que estuvo un buen rato dilatándome con la lengua, me metió un dedo y ahí sí que pegué un saltito, pero no cambié de posición. Ella se sonrió y me preguntó si quería que lo sacara y yo le conteste que no, que siguiera, a lo que me respondió metiéndome otro dedo más. También estuvo un largo rato, sin saber de pronto si tenia dos o más dedos metidos. No aguanté más y se lo dije, entonces ella me bajo las piernas sin sacar los dedos de mi cola y rápidamente se metió mi pija en la boca. En cuanto sentí su calor envolviéndome la verga, me descargue con todo. Acabé mucho y fue un orgasmo tremendamente larguísimo. Ella tragaba y tragaba, sin dejar de entrar y salir de mi cola. Ya la leche era tanta que se le salía de la boca y caía sobre mis pendejos. Hasta que no deje de sentir espasmos, ella no se saco mi verga de la boca. Después me sacó muy lentamente los dedos de la cola y me limpió muy suavemente con dulces lamiditas. Se acostó al lado mío y me miro un ratito, en el cual lo único que yo hacia era jadear y luchar por no desmayarme. Traté de articular alguna frase coherente pero lo único que me salió fue “¡Qué bárbaro!”. Ella me dijo que me amaba, se rió, me dio un beso, se vistió y se fue a su casa, dejándome medio muerto tirado en mi cama. Esa fue mi “primera vez” por atrás y me alegro de que halla sido con ella, con quien era tan íntimo.
La cosa es que a los pocos días, debíamos viajar con el colegio a un pueblo a más de seiscientos kmts. y jugar un partido de exhibición. Algo de rutina pero teníamos que ir. Así que la noche anterior a viajar, nos dimos con todo. Esa vez yo fui quien se lo hizo a ella como me lo había hecho a mí y su orgasmo fue comparable al mío. Y a mí me encantó sumergirme en esa conchita toda empapada, lamiendo y degustando. Como íbamos a tener cuatro días de descanso antes del encuentro, no me preocupé, así que seguimos un par de horas más jugueteando. Luego junté mis cosas, me despedí de mis viejos, de ella que me acompaño a tomar el micro y emprendí el viaje que me cambiaría la vida.
En este equipo había dos flacos con los que yo me llevaba particularmente mejor que con los demás. Se llamaban Diego y Gastón. Gastón era más alto que yo, tenía lomo bien formado de esos de trabajar toda la vida en su casa, ojos marrones oscuros, pelo medio melena color negro. Diego era lo contrario: pelo rubio más claro que yo, ojos verdes, tenía lomo pero no tanto como Gastón, y era alto como yo, con el pelo cortito y un jopo en la frente. Al llegar al hospedaje nos íbamos a dividir en seis habitaciones todo el equipo, de tres en tres cada una, y nosotros tres nos miramos y ¡pensamos que íbamos a joder toda la noche!
Pero el entrenador nos recordó que debíamos descansar. Como teníamos libres unas horas antes de la hora de dormir, salimos a dar una vuelta para conocer. La verdad es que hacíamos un buen trío de matadores: los tres bien facheritos caminando uno al ladito del otro, los flacos de allá nos miraban con odio, ya que algunas pendejas nos miraban y se reían entre ellas. Pero nosotros estabamos en nuestra salsa. Igual, muchos lugares adonde ir no había salvo una plazita y un barcito. Tomamos unas gaseosas y ya nos volvimos al hospedaje. Diego se las ingenió para pasar una petaquita de licor y el resto del tiempo nos la pasamos jugando cartas y alardeando de nuestras hazañas sexuales con nuestras novias. Desde ya que no mencioné lo de mi “primera vez.” Joda va, joda viene, la cosa era que yo mucha experiencia tomando, no tenía, salvo alguna que otra cerveza de vez en cuando. Así es que después de hablar boludeces un rato, les dije que tenía sueño y me fui a apolillar. Puse la radio bajita y me acomodé en una de las tres camas. La verdad es que no sé que hora era cuando me desperté, creo que las doce o algo así, yo me había dormido cerca de las 11. Estaba todo apagado menos la luz que venia del baño; estaba la puerta entornada pero igual dejaba escapar bastante luz. La radio seguía sonando bajito así es que tapó los pocos susurros que hicieron mis pies sobre la alfombra. Me acerque a la puerta y escuche lo que parecían ruiditos de roce. Después escuche una leve respiración mas leve de lo normal. Entonces me anime a asomarme un poquito, con un ojo. Y lo que vi fue como un baldazo de agua helada sobre la cabeza. Diego estaba entre medio de las piernas de Gastón que, sentado en la tapa cerrada del inodoro, le agarraba la cabeza que subía y bajaba con la boca por su verga, bastante grande, muy concentrado y con toda devoción. Gastón tiraba hacia atrás su cabeza y suspiraba al tiempo que Diego, arrodillado y en slip sobre la alfombrita de la ducha, aceleraba su ritmo con la mano y con la otra le abrazaba una pierna a Gastón. Diego se la lamía de arriba a abajo y de abajo a arriba, dando vueltas a la cabezota con la lengua para después zambullirse de lleno a chuparla con una profunda succión. Luego volvía a sacarla y así con su mano también. En eso Gastón le agarro la cabeza a Diego y con un suspiro ronco, me di cuenta que acababa, ya que el otro se detenía y hacia que tragaba algo. Luego le dio unas lamiditas en el tronco, limpiándolo y lo miro. Gastón todavía tenia la cabeza de Diego agarrada pero se miraban y se sonreían, cómplices. Enseguida Diego se levanto y quedo con la verga a la altura de la cara de Gastón y le dijo:
-¿Ahora puedo yo?-, bien despacito, a lo que Gastón respondió bajándole el slip hasta los tobillos. Diego se rió cuando Gastón le dio unos besitos en la parte interna de los muslos y le acaricio la cabeza. La verga de Diego estaba a medio parar y Gastón se la tomo con los labios por el glande; una verga larga, no muy gruesa pero sí tenia una cabezota en la punta, con unos huevos hinchadísimos. Ahí fue cuando Diego se tuvo que agarrar de la pileta del baño que tenia atrás para no caerse porque al parecer se le aflojaron las piernas y se le termino de parar; mas larga en comparación con la de Gastón, que era mas gruesa e imponente. Ahora era él el que le devolvía el placer a Diego, subiendo y bajando con su boca por la lisa y brillante verga de Diego, que jugaba con al cabello de Gastón. El también lamía de arriba abajo y viceversa, parando en la cabeza para darle golpecitos con la lengua, demostrando que lo sabia hacer muy bien, lo que parecía enloquecer a Diego. Así estuvo un ratito hasta que este subió una pierna al inodoro y Gastón apoyo un brazo en la pierna de Diego, para pajearlo con furia. Subía y bajaba rápido, chupaba fuerte y le agarraba con la otra mano las pelotas, como queriéndolas exprimir. Fue cuando Diego se agarro con las dos manos de la pileta para no caerse, mientras Gastón lo pajeaba y lo chupaba. Y Diego se descargo en una seguidilla de espasmos de la verga, salpicándole la cara, boca y cuello a Gastón, que lo volvió a chupar más suave y le acariciaba las nalgas.
Con esa imagen en la memoria, volví muy cuidadosamente a mi cama y me acosté sin hacer el menor ruido. Después escuche que alguien se bañaba y otro que se cepillaba los dientes. Salió Diego envuelto en una toalla por la cintura y escuche como se bañaba Gastón. Luego se fueron a dormir sin mediar ni media palabra.
Al día siguiente nos despertamos a eso de las 8:30 AM, y bajamos a desayunar con el resto del grupo. Ellos actuaban como si nada, como si nunca hubiera sucedido lo que yo vi la noche anterior. Ahora que lo pienso yo, era muy lógico pero en esa época ni lo razone. Yo los observaba sin parar pero sin hacerlo muy evidente y no me dejaba de sorprender lo comunes que se veían para el resto del mundo. Ellos jodian conmigo como siempre y yo con ellos también, pero en el fondo, no. Todo lo que había visto me había calentado muchísimo, contrarrestando el baldazo de agua helada inicial. Pero había algo que yo me preguntaba y que me carcomía la cabeza y era que si volvería a pasar esta noche.
El día de entrenamiento paso sin pena ni gloria. A la tarde volvimos a salir y dimos unas vueltas a caballo. En la vuelta al hospedaje, me sentí medio descompuesto por algo que comí y me retire temprano a escuchar radio y descansar. Luego llegaron ellos y nos pusimos a joder como era habitual, hasta que Diego saca otra petaquita y le dimos duro y parejo. La cuestión es que como me sentía mal desde antes, el alcohol no me ayudo. Así es que fui a vomitar al baño, con las consiguientes cargadas de Diego y Gastón por lo flojito que era y demás huevadas. La cosa es que me dormí pensando en todo lo que me lamentaba al no poder comprobar si se repetiría lo del día anterior. Era temprano cuando me dormí. Pero hete aquí que me despierto nuevamente como por una fuerza desconocida. Y cual no fue mi sorpresa (y mi calentura) al comprobar la misma escena de la noche anterior: la habitación a oscuras salvo por la puerta del baño entornada, la radio sonando bajito y los mismos ruiditos de ayer. Solo que esta vez el panorama era diferente: Diego estaba con una pierna subida al inodoro, parado como para orinar y Gastón detrás de él, lamiéndole la cola, mientras que con las dos manos le abría las nalgas. Estuvo unos minutos así y luego se levanto, poniéndose a la altura de Diego. Ahora era este el que se abría las nalgas mientras Gastón se ponía un poco de crema en la punta de su gruesa verga mientras se pajeaba. Después le puso un poco a Diego y lo froto.
-Despacito- dijo Diego, a lo que Gastón le contesto con un pequeño beso en la nuca y los dos rieron.
Luego Gastón apunto con la punta de su verga al culito rosado de Diego y presiono con delicadeza. Este hizo un leve suspiro invertido, como pasando aire rápidamente por entre medio de los dientes, apoyo la frente contra la pared del baño y se abrió mas la cola. Mientras Gastón presionaba cada vez mas, Diego ya tenia mas de la mitad adentro y fue cuando él mismo se la terminó de meter con un rápido pero suave movimiento hacia atrás. Cuando los pendejos de Gastón tocaron las nalgas de Diego, este paso las manos hacia atrás y presiono las nalgas de Gastón hacia sí, mientras este le pasaba una mano por la verga parada y con la otra le hacia girar la cabeza para trenzarse en un beso de aquellos. Después volvieron a sus antiguas posiciones y Diego se apoyo en la pared, mientras Gastón lo agarraba por las caderas y empezaba a bombear esa verga gruesa en su cola, que la recibía calladito. Así estuvieron sin mucho merodeo hasta que Gastón se contrajo y se agarro a Diego desde atrás, dando a entender que había acabado como un caballo.
Gastón salió de adentro de la cola de Diego, resoplando para recuperarse. Al rato se dio vuelta mirando al espejo del botiquín, mientras Diego se sentaba en el inodoro, con la tapa cerrada y puso su cara en la raya de Gastón, taladrándolo con la lengua; después con un dedo. Después de estar un ratito así, fue turno de él ponerse la cremita esa y pasársela por la cola a Gastón, metiéndole un dedo, para ayudarse. Y era comprensible: la cabeza de la verga de Diego era grande y con forma de hongo, coronando un mástil largo y liso. Luego de unos momentos así, Diego le dijo a Gastón “Ahora...”, con lo que este obedeció y trato de ubicarse con la cola apuntando a la verga de Diego. Este lo sostenía con una mano de sus caderas y con la otra apuntaba su pija al culito de Gastón. Y todo parecía indicar que la lubricación anterior había surtido su efecto ya que salvo por un leve gemido de Gastón, se deslizo sin problemas. Cuando llego hasta el fondo y quedo totalmente ensartado, se quedaron un instante quietos, Gastón apoyado con su espalda en el pecho de Diego y este agarrándole la pija por atrás. Gastón lo miro y tomándole la cabeza, se besaron como nunca. Entonces Diego lo tiro hacia delante y lo hizo subir y bajar, cada vez más rápido, hasta que obtuvieron un ritmo. Después de un rato así, Diego se paro y Gastón se apoyo en la piletita. Ahí fue cuando aceleraron de verdad, y agarrándole la verga a Gastón, Diego lo pajeaba. Así, lo tomo por los hombros y acabo con los típico espasmos de un semental, al mismo tiempo que Gastón acababa en la mano de Diego y la pileta. Luego de unos instantes de recuperarse, se miraron y se besaron. Con esa imagen y la verga latiéndome debajo de los bóxers de la calentura, me fui a la cama de nuevo. Cuando llegue ahí, aproveché que todavía estaban ocupados mientras uno u otro se bañaba y me pajeé frenéticamente. Acabe casi enseguida y limpie todo con una media. No recuerdo ni cuando salieron del baño; me debo haber dormido antes...
Luego de eso no volvió a pasar nada porque seguramente usaron los dos días que quedaban para reponer fuerzas. Los dos días siguientes entrenamos y el día del partido, humillamos como los mejores. Esa misma noche nos volvimos a los pagos. Me reencontré con Florencia y continué mi vida habitual. Eventualmente me peleé con ella, pero quedó todo bien y estuve solo por un tiempo.
Se acercaba fin de año y por ende los partidos decisivos. Con Diego y Gastón nos veíamos y nos juntábamos con los demás, como siempre. Pero a mí me comía la cabeza imaginar qué hacían ellos ahora que no podía verlos. Aunque la pregunta era desde cuando. Las respuestas venían en camino.
Una tarde veníamos de entrenar con Diego. Era la hora de la siesta y cuando caminábamos, como sin querer queriendo, trate de llevar la conversación hacia el sexo. Diego no opinó mucho, hasta que yo dije, a propósito, lo raras y bizarras que eran las relaciones entre hombres. Ahí Diego se calló y se puso colorado. Bingo. Entonces yo le dije que había que tener estomago para hacer eso y qué sé yo. Se puso más nervioso y rojo, a lo que yo pregunte que qué le pasaba y me dijo que nada, que me dejara de joder, que esas cosas le daban “cosa”.
-Aquella noche en el baño del hospedaje no parecía que la pasaran tan mal vos y Gastón...
No puedo explicar cómo se puso. Tragó saliva, empezó a transpirar, a decirme que era imposible y que bla, bla, bla. Entonces le conté ciertos detalles que no pudo esconder y se quedo callado, mirando para abajo y caminando despacio. Levantó la cabeza con los ojos llorosos, me pidió que no se lo dijera a nadie, que si alguien lo llegaba a saber no podrían jugar básquet nunca mas ni él ni Gastón y se quedo esperando una respuesta, suplicante. La mera verdad era que distaba mucho de querer buchonearlos y con Diego ahí, con esa cara de “se-me-viene-el-mundo-encima”, debo reconocer que sentí control y superioridad. Aunque creo que yo me sorprendí más cuando lo dije que él cuando lo escucho.
-Quiero que vos y Gastón me enseñen para poder probar...
Su cara se transformo. Me miraba incrédulo; todo esa pesadumbre se transformo en sorpresa y luego en alegría.
-¿Me estas jodiendo?- me pregunto con una creciente sonrisa.
-No –le dije-. Desde que los vi, no hago otra cosa que pensar en hacerlo. Y que mejor que ustedes dos para mostrarme.
Se puso un poco colorado pero me abrazo como un amigo abraza a otro, de alivio.
-Dejame decirselo a Gastón- me dijo secándose las pocas lagrimas-, se va a poner muy contento. ¡Vas a ver que te va a encantar!
Estaba feliz, contento y tranquilo. Me puso bien verlo así y yo me había sacado un peso gigante de encima. Al fin me había animado. Diego arreglo todo para que nos encontráramos el sábado siguiente a la noche en la casa de Gastón, ya que lo viejos se habían ido no sé a donde.
Llegue a eso de las ocho, llevando una cervezas y papas fritas y me recibió Gastón; por primera vez le veía la cara desde mi conversación con Diego aquella tarde, concientes los dos de lo que estabamos por hacer. Me sonrió medio de costado, muy típico de él, y saludándolo como siempre me mande para la heladera a dejar las cervezas. Me comento que Diego todavía no había llegado y no pusimos un poquito nerviosos. Él lo noto y con toda la carpa del mundo me dijo que eligiera la música que quisiera, que iba al baño. Puse un CD de Fito y me puse a leer unas revistas de motos. En eso suena el timbre y pensé “¡Sí!”, aliviado. Era Diego, por supuesto, que me saludo con mi primer beso con un hombre. Suave, sin la lengua, que me dejo congelado, pero para nada molesto. Entro y puso las pizzas sobre la mesita ratona del living. Cuando Gastón salió del baño, comimos. Toda la velada transcurrió sin mayores sorpresas, hasta que con una excusa pelotuda, los tres terminamos en el dormitorio de Gastón, contando chistes y cagandonos de risa de todo un poco. Ahí Gastón anuncio que iba a buscar un par de cervezas mas y algo para picar. Cuando quedaos Diego y yo solos, el se acerco a mí que estaba sentado en el borde de la cama. Se ubicó y se arrodillo entre mis piernas, poniéndome una mano en el pecho, el que empezó a acariciar; yo me tire hacia atrás apoyándome en los brazos. Me bajó el short y el slip y miró mi verga que ya comenzaba a pararse, latiendo. Modestia aparte, tengo un cuerpo mejor formado que ellos dos y mi verga esta acorde a mi cuerpo: termino medio entre la de Gastón y la de Diego.
Entonces él me miro, me sonrió a lo que conteste con otra sonrisa a medias, y luego se sumergió de lleno a meterse mi pija en la boca, con sus dos manos apoyadas en mis muslos. Estaba en eso cuando llego Gastón. Miro la escena sorprendido, un poco enojado (seguramente porque no lo habíamos esperado), y algo divertido. Diego seguía en la suya y comenzó a pajearme mientras subía y bajaba con su boca. Gastón me pregunto si me gustaba a lo que yo respondí con un “si” muy débil. Entonces se puso detrás de Diego y comenzó a bajarle el short. Como no tenía nada abajo, le pidió que se sacara también la remera y Diego solo dejo de chapármela para sacársela y nada mas. Quedo totalmente desnudo salvo por las zapatillas y la cadenita que destacaba en su cuerpo bronceado. Gastón comenzó a besarle la espalda dándole pequeños mordisquitos en las nalgas y al llegar a su culito, comenzó a darle fuertes lengüetazos y mordiscos. Diego aceleró sus chupadas y a acentuarlas lo que daba una pauta de lo mucho que gozaba, gimiendo y acariciándome el pecho y las bolas. En eso Gastón se levantó y viniendo hacia mí me pidió que le sacara el short. Cuando se lo saque y me levante, él ya se había sacado la remera y su verga gruesa quedo a la altura de mi cara. Lo mire con mi mejor cara de “¿Qué hago ahora?”. Me sonrió y me acaricio el pelo.
-Agarrala y dale besos en la cabeza- me dijo. Eso hice y parece que bastante bien porque empezó a gemir. Diego seguía en la suya y me volvía loco, lo que hacia que me dedicara mejor a Gastón.
No necesito decirme mas, porque puse en practica lo que había visto de ellos mismos. Le agarre mejor la verga y le empecé a dar lamidas al tronco y a los huevos, lo que pareció volverlo loco. Después me la metí en la boca y ya no la quería soltar más. Era mi golosina preferida y la chupaba como nunca.
-Para, para- me dijo-, no me hagas acabar todavía...
Se salió de mi boca y se puso de rodillas detrás de Diego que se había puesto en cuatro patas. Entonces sin crema ni nada, se la empezó a poner. Este me apretó mas la pija con la boca pero no me lastimó, simplemente gimió mas fuerte y pasó una mano para atrás para abrirse más. Yo ya no aguantaba y se lo dije, con lo que acelero sus chupadas y me pajeo mas fuerte. Entonces en descargue en su boca; trago todo lo que pudo y lo que no, se le escapo cubriéndole la mano. Justo en ese momento Gastón se convulsionaba y, sacando la verga del culo de Diego, le acabo en toda la espalda y las nalgas. Luego del primer instante de recuperación, los dos me miraron y me sentí extrañamente avergonzado, mas de lo que quise. Diego se fue a lavar, no sin antes dirigirle una mirada ávida a Gastón. Luego este se me acerco y llevándome a ponerme boca abajo, me dijo que me relajara. Me empezó a hacer los masajes que más disfrute en mi vida. Me pasaba las manos desde la nuca hasta las pantorrillas, pasando por mis nalgas, mis huevos y mis muslos; fue genial. Luego comenzó a besarme por todo el cuerpo y cuando llego a la altura del hombro, me di vuelta y lo encontré. Su boca se pegó a la mía y nuestras lenguas se trenzaron como si no fueran a desprenderse nunca. Él, colocando su pierna entre medio de las mías y presionando suavemente mi verga, me volvía loco. Giramos, pasando yo arriba de él, y seguimos besándonos.
-Me gustaría probarte mas... –le dije. Se sonrió, me beso en la pera y yo me di vuelta para tener una vez mas delante mío esa verga poderosa. Sin mucho preámbulo, me la metí en la boca de una y hasta donde pude, mientras él hacia lo propio con la mía. Si yo me incorporaba un cachito, él podía llegar hasta mi cola y lamerla todo lo que quisiera, mientras yo lo pajeaba. Y si él levantaba sus piernas, yo podía alcanzar esa colita rosadita que tanto me llamaba. La lamí lo mejor que pude, metiendo la lengua y sintiendo como me chupaba la verga mientras me metía un dedo en la cola, ya dilatada.
así nos encontró Diego, trenzados. Sin medias palabras se uso entre medio de las piernas de Gastón, para sumarse a mí. Entre los dos le dimos como en bolsa, mientras Gastón se ensañaba con mi cola, chupándola y metiéndole dos dedos. Cuando yo me ocupaba del tronco, Diego, de la cabezota y las bolas y viceversa. así lo hicimos acabar bañándonos a los dos la cara y el pelo. Para mí era todo nuevo; me causo gracia y me reí al tiempo que me limpiaba la cara. Todos nos reímos pero de contentos y satisfechos.
Ahora Gastón giro y se puso boca abajo, recogiendo una pierna y quedando totalmente expuesto a mis besos y mis lamidas en su cola, la que abríamos con sus manos y las mías, mientras Diego le ponía la verga a la altura de la cara para que la chupe. En esa posición mi lengua entraba muchísimo mejor y Gastón estaba de acuerdo ya que gemía y gemía. Chupaba y gemía.
-Hacelo ahora, Nico- me dijo Diego. Lo miré y él me sonrió. Después mire a Gastón que chupaba como un bebe y me subí encima de él tratando de apuntarle a su agujerito con mi pija hasta que lo encontré y le dije al oído:
-Ahí va... – y se la enterré casi sin resistencia hasta los mismos pendejos. Gastón dio un grito medio ahogado por la vergota de Diego pero empezó a mover su cola de atrás para adelante y a gemir como loco. Yo trataba de moverme al compás de él; nos miramos con Diego e instintivamente nos sacudimos flor de chupón, mientras nos cojíamos a Gastón que, sin parar de gemir, parecía un muñequito de trapo debajo de nosotros. En eso Diego se salió de Gastón que mordía la almohada y se agarraba del respaldar de la cama, para ponerse detrás mío. Se sumergió en mi ano y me taladro con su lengua, agarrando de las caderas a Gastón y atrayéndolo hacia nosotros, luego de un rato se separo y me concentre en gozar del culito de Gastón. Me encantaba ver entrar y salir mi verga de su colita rosadita. Me tire encima de él y lo bese desde atrás, levantándole la cabeza. Nuestras lenguas se cruzaron y se me ocurrió la idea de poner unas almohadas debajo de él. Cuando quise ponerlas, él se dio vuelta y las coloque debajo de su cadera, cosa de que él quedara de frente a mí, con las piernas al hombro. Entonces siento algo frío que me pasa por la raya de la cola y hurgar dentro de mi culito; es ahí cuando empiezo a temblar. Es Diego que con un dedo envaselinado, me quería dilatar.
-Tené cuidado... - le suplique. Y me dispuse a prepararme, enterrandosela a Gastón de nuevo. Cuando sentí las manos de Diego en mis caderas, me relaje todo lo que pude. Y lo sentí: un misil frío y a la vez caliente que intentaba partirme en dos. Con las manos me abrí lo mas que pude. Ahí entro la cabeza entera de un saque y yo pegue un grito ahogado en un gemido. Diego me agarro la cara y me beso con suavidad. Otro empujoncito y tenia la mitad puesta. Mire a Gastón que no dejaba de pajearme y de sonreírme. Entonces sentí los pendejos de Diego en mis nalgas y empecé a sentir un leve dolor punzante al fondo de mi recto, junto con una necesidad irrefrenable de ir de cuerpo. Pero era la sensación, nada más. Me ardía, pero cuando se empezó a mover despacito, el dolor fue de a poco reemplazado por una sensación indescriptiblemente placentera. No hay nada con que compararlo. Fue entonces que entre medio de gemidos y jadeos, me acordé de Gastón, quien solito agarró mi verga y se la apuntó a su agujero. volví a entrar en esa caverna de placer que tanto me gustaba, hasta los huevos. La sensación de estar siendo penetrado por tamaña verga y la de estar cojiendo, es increíble. Dos sensaciones completamente diferentes con tanto placer cada una, juntas. Seguimos así un ratito que, gracias al cielo, se me hizo eterno y de pronto lo sentí venir. Un torrente de leche subiendo desde mis huevos y queriendo estallar. empecé a sentir palpitaciones en mi esfínter y me di cuenta de que Diego también estaba por acabar. Me agarre de la verga de Gastón como si fuera la ultima de la Tierra y acabamos los tres al unísono; parecerá difícil de creer pero así fue: Diego regándome las entrañas con esa manguera caliente, yo en la colita de Gastón que no paraba de gemir y este sobre su propio pecho y cara. La cantidad de leche que salía de nuestras vergas era impresionante. Un polvo larguísimo y, eso sí, el mejor de mi vida.
Luego de quedarnos pegados uno encima del otro como por media hora, mas o menos, nos desacoplamos. Y cuando Diego salió de mí, el ruido que hizo su verga fue como cuando se saca un corcho de una botella. Nos miramos y nos reímos a carcajadas, felices y colmados de placer. Luego nos besamos y limpiamos unos a otros. Comimos y tomamos algo mas cada uno y después de un rato, Diego y yo nos fuimos a nuestras casas. Volvimos a ser los tres de siempre.
El año lectivo terminó, salimos campeones del campeonato de básquet, nos recibimos y no volvimos a vernos nunca más. Yo me casé después de unos años y tengo tres hermosos hijos y una esposa a los que amo con mi alma. Pero ese recuerdo lo atesoro como uno de los más importantes de mi vida.

Este es mi relato preferido. 😃 Lean y recomienden mis otros relatos! Comenten qué les parece!


19 comentarios - Relato Gay: Diego y Gastón, los primeros.

FrancArg +1
Miamoor , tres pajas me clavé con tu relato, no sabés como me calento, me encantaría conocerte aunque sea por algunas fotos que subas acá , te deseo lo mejor y espero que vuelvas a estar con tus dos AMIGOTES. Besos 😉
ga_bier +2
que relato!!!!!, me encanto.
bdva93 +1
si la historia es verdadera al menos planea un reencuentro (no sexual) x los viejos tiempos jijij
x cierto me meti 4 pajas, buen relato
bdva93 +1
amio un favor please, dejame publicar tu historia en una pagina peruana llamada GAYS PERUANOS, no te preocupes k sire k es tu historia y pondre el link de tu relato, ademas asi entraran a esta pagina x mas historias, respondeme xfavor amio
AxelPassaro +1
muyyy bueno todos y cada uno de tus relatooooooo
al palo me dejastes
screamer_san -1
Wooo me encanto que detallista eres quisiera hacerlo con alguno de ustedes mandeme una foto plisssass
profezonasur +1
Muy bueno, extenso pero mantiene el ritmo
blopayo
Si, lo tendría que haber cortado en dos pero tenía miedo de que pasara precisamente eso, que se cortara el ritmo. Gracias por pasar!
PD: Leíste Tuercas y Tornillos? 😉
NicolasFx +1
Años pajeandome con esto...
blopayo
Creo saber por qué lo decís pero me gustaría que me lo aclares por mp. 😉 Abrazo y gracias por pasar y comentar, loco. 🤘