Magali, la reina de la colmena

Era una morena de 1.83, piel blanca, pelo negro corto, con el flequillo cortado en la frente y los ojos cafés más profundos que haya mirado nunca. Extrañamente le tenía miedo, tal vez era esa misma mirada que me atrapaba la que me hacía sentir inseguro, tal vez había demasiadas cicatrices en su alma. Porqué más de uno debe saber que las miradas a veces nos dejan ver el alma de la otra persona y la de ella parecía apagada.

Magali, la reina de la colmena

-Allá está la casa de Fiore- dijo Luis, mi amigo.
Me llevaba a conocer a su nueva novia en teoría, porque él nunca se quedaba "quieto", si me entienden 😉
Llegamos a un enrejado negro con las terminaciones doradas en forma del símbolo del alfil en ajedrez, una casa impecable como la que estaba al lado y la del otro lado también; un lindo barrio. Y esta morena que minutos antes había visto caminar y con la que me había obnubilado en una esquina entraba en la casa contigua a la que quien me acompañaba me estaba indicado.
-¿Estás seguro que es acá? ¿No es al lado?- le pregunté mirándola a ella quien se alejaba con una autentica cara de póker.
-Si...- me dijo él con una sonrisa, entendiendo que lo que trataba de decirle es que yo quería buscar en la casa donde aquella hermosa mujer entraba.
Después nos quedamos charlando con la amiga/novia de Luis hasta que no aguante más y le pregunté por su vecina.
-La chica de al lado...
-Magali, es mi amiga ¿te interesa?
Sonreí inmediatamente.
Mensajes de texto mediantes ella apareció por la puerta detrás de Fiorella quien le había abierto la puerta.
Me saludo y me clavo un beso en la mejilla dejando que el calor de sus labios empapara la piel de mis pómulos, a medida que se alejaba podía ver el dejo de una sonrisa y si, una mirada picaresca. Luego saludo rápidamente a Luis y se sentó en frente mío, tan lejos. Hablamos un rato largo y logré sacarle algunas sonrisas.
Se hacían las once de la noche y nosotros llevábamos casi cuatro horas de conversaciones, ya estaba Fiorella en las piernas de mi amigo y Magali con un pantalón cargo blanco y una blusa naranja de tirantes, las risas de esta última cada vez eran más frecuentes.
El reloj de pared que estaba a las espaldas de Luis marcaba las doce y, entre besos, él y Fiorella subieron a la habitación. En quince minutos más el ambiente llego al límite: o era blanco o era negro, o esa noche era la mejor o me iba a casa sólo con las ganas.
Ella se despidió de mi con otro beso en la mejilla, o al menos intentó deshacerse de mi así, sin más... pero no. Agarré su brazo por encima del codo y le piante un beso de boca, ella me miró con cara de falsa sorpresa y esa inocencia fingida que me volvía loco. Me levanté sin saber cómo, pero al darme cuenta ya la estaba arrinconando contra una pared y sus brazos se interponían entre nuestros pechos.
Me separé unos cuantos centímetros de su boca pero la de ella me buscó esta vez, en esta ocasión ella me hizo retroceder para terminar en el sillón, Magali arriba mío, besándome apasionadamente. Como un fosforo la pasión se encendió para no apagarse y cada beso era pólvora que avivaba las llamas de nuestros centros. Sus manos me acercaban a su boca como pidiéndome que extendiera ese momento para siempre, mientras yo bebía de ella y ella de mí; mis manos acariciaban su espalda.
Me sacó la remera y yo la levanté para que acomodara sus piernas mientras besaba su cuello y ella acariciaba mi nuca. Era tanta la excitación de los dos, tan lasciva la respiración que me exasperaba hacerle el amor.

tetas

Le saqué la blusa dejando su torso desnudo, no tenía sostén. Inmediatamente moje sus pechos con mi saliva con mil besos por cada segundo, queriendo devorarlos de una vez. El rostro de Magali ahogaba un grito de placer mordiendo su labio inferior.


pechos

La tire en el sillón porque sentía que era demasiada mi excitación. Baje sus pantalones y ella ya se había sacado las zapatillas; comenzando desde sus caderas hasta sus pies acaricié mis manos para sacarle las medias. Abrí sus piernas y besé su culotte ya húmedo, deslicé mi lengua por su vulva hasta su clítoris, al llegar ahí se le escapo un gemido.
Le saqué la última prenda con un movimiento rápido y ella se levantó.

sexo

-Espera, vamos al baño, acá vamos a ensuciar todo.
La levanté y caminé con ella arriba mío, desnuda; besándonos sintiendo su humedad en mi ombligo. Tan suave como felpa, tan caliente como brasa, tan deliciosa como fruta; sentir su vagina depilada por completo contra mí me encendía por demás.
Ella se paró y yo me arrodille para poder seguir “trabajando” ahí abajo.
Mi lengua arqueaba su espalda del placer con cada caricia. Su pierna derecha que estaba en mi hombro y mi espalda temblaba como una hoja, me tiraba del pelo mientras su otra mano contenía sus cabellos negros.
Supe que no le faltaba mucho para llegar a su clímax. Me levanté, la puse de espaldas y Magali se inclinó apoyando una mano en la pared. Tomándola por las caderas la penetré, primero suavemente mientras ella se estimulaba, el ritmo aumentaba paulatinamente mientras ella abría su boca cada vez que envestía.

oral

Ella gritaba y suspiraba de placer, la humedad de su vagina me comprobaba que era así.
Vez tras vez, vez tras vez, vez tras vez, una y otra vez la penetre, con todas mis fuerzas. Mis testículos golpeaban con su vulva y ella ya no se estimulaba allí, ahora tocaba sus pechos, los apretujaba como si exprimiera naranjas.
Se agitaba la respiración de Magali… arqueó su espalda y pego un grito de placer acompasado por mi penetración. Supe que había terminado y no me importó, la seguí penetrando como un animal.

orgasmo

Sus gritos ya eran ensordecedores, le dolía el placer, se inclinaba aun más tratando de detenerme con sus manos pero sin la suficiente convicción. Sus piernas temblaban fuertemente y yo ya no controlaba mi cuerpo.
Se empujó con su mano para hacerme retroceder golpeándome con la puerta del baño que se cerró de un portazo. Ella bajo y comenzó a practicarme sexo oral. El ritmo era maravilloso; cuando sus manos acariciaban la cabeza de mi pene yo me retorcía de placer, su lengua recorría todo el cuerpo de mi pene. Luego, mientras me masturbaba con su mano, dirigiendo mi miembro al cielo, metía mis testículos en su boca.
Agarré su mano, la que estaba en mi cintura, y la apreté fuertemente como avisándole que estaba por acabar. Ella aumento el ritmo de la masturbación entusiasmada, apuntó a su pecho y disparé.
Uno, dos, tres, cuatro chorros de semen se desparramaron en sus senos, llegando hasta sus duros pezones.


Así... sin palabras de por medio pasé la mejor noche de mi vida.
Ella era toda mía, pero a la vez de nadie... esa noche fue mía.
Su boca en ese momento me pareció lo más apetitoso que podía encontrar; húmeda, roja, lejana... Después fue mi condena...

[Fin - Parte 1]

Parte 1

Todos mis pòst

El relato que acaban de leer es ficción, no tiene nada que ver con la realidad y las imagenes son tomadas de internet a través del motor de busqueda Google Inc. y del siguiente blog previa edición(que tiene como fin sólo el uso de las imagenes a modo de ilustración y sin ningua malicia. Queda demostrado en este comentario). En caso de que algún usuario/a se sienta discriminado o aparece involuntariamente en las fotos que en este post se exponen, le ruego que me mande un mensaje privado para poder removerla del mismo.
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Espero que les haya gustado... comenten!!

1 comentario - Magali, la reina de la colmena

kramalo
que fotos...?? muy bueno el relato...