Una salida al Telo

Todo empezó como una salida común y corriente. Hacia unos días que con mi novia no nos veíamos así que veníamos con una carga de calentura importante. La idea, en principio, era ir a tomar algo a algún pub para después volver al departamento y entregarnos a la calentura que nos envolvía.

Ya en el pub, y entre cerveza y cerveza comenzaron las historias e visitas al hoteles alojamiento, hecho que nunca habíamos compartido ya que desde que cuando nos conocimos ya vivía solo en un departamento, por lo que no se había dado la necesidad de visitar algún Telo (hotel alojamiento).

Entre anécdota y anécdota también surgieron las “cuantas pendientes” en las visitas a los telos. Yacuzzi, duchas escocesas, sillones con diferentes posiciones, etc. La temperatura de ambos iba en aumento y no había bebida que la calmara, por el contrario, con cada trago la imaginación volaba un poco más. Es así que decididos, y casi al unísono, tomamos la decisión de ir a un telo.

Ya en el camino, al lugar elegido, mientras manejaba sorprendí a mi novia metiendo la mano sobre bajo el vestido que tenia, pude sentir la humedad de esa concha que aumentaba con cada caricia, sin perder tiempo comenzó a acariciarme y cuando quise darme cuenta la tenia agachada chupándome la pija, que ya estaba más que tensa, mientras yo seguía manejando (ya se, es una irresponsabilidad y muy poco seguro, pero que bien se siente. Chicos no lo hagan jaja).

A penas llegamos al Telo el pedido fue contundente, “una habitación completa”. Al entrar lo primero que divisamos fue un sillón preparado para varias posiciones, “el sillón del amor”. Era un sillón con un espacio para sentarse a poco más de un metro de altura, con dos caños a cada lado como para apoyar las piernas y que queden bien abiertas. Y un sillón más bajo frente a este.

Y en el baño, Yacuzzi.

Sin perder mucho tiempo, le saque la ropa a mi novia y de un saque la senté sobre el sillón. Ahí estaba ella desnuda, con sus pezones duros y listos para ser besados y con las piernas tan abiertas que se podía ver como de apoco su concha se iba humedeciendo con solo pensar lo que venía.

Me senté frente a ella y lentamente comencé a pasar mi lengua con suavidad por toda su concha. Lentamente recorrí cada centímetro de su parte más húmeda sintiendo sobre mi lengua cada latido de calentura que efectuaba. En menos de un minuto comenzaron los gemidos que con cada caricia de mi lengua se acentuaban más y más, mientras ella con sus manos acariciaba sus pezones que parecían estar por explotar.

En pocos minutos soltó un fuerte gemido y su concha se mojo como si se hubiera hecha un chorro de agua desde arriba, al mismo tiempo que con sus manos apretaba mi cabeza contra su cuerpo.

Sin perder tiempo y de un tirón la baje del sillón y la empuje a la cama boca abajo, separé sus piernas y le metí la pija hasta el fondo de mojada y la tiente concha. Bastaron algunos movimientos para que nuevamente soltara un fuerte gemido, al tiempo que yo explotaba dentro de ella.

Quedamos tirados sobre la cama. Pero la noche recién empezaba.

Luego un poco más frescos pero no menos calientes, y con la necesidad de recuperarnos un poco comenzamos una inspección más detallada de la habitación. En menos de dos minutos ya estábamos probando el funcionamiento del yacuzzi y metiéndonos en él.

Entre jugueteo y jugueteo, ella descubrió que cuando los chorros de agua le pegaban en la concha generaban una sensación que definió como “interesante”. Sin perder tiempo abri mis piernas la senté delante mío, le separe las piernas y apunte su concha al chorro de agua más cercano. Sin dudas empezaba a gozar de apoco, mientras le besaba el cuelo y acariciaba con suavidad sus tersos pezones.

Despacio ella comenzó a mover su cintura y mi pija comenzó a ponerse tensa nuevamente, y en medio de tímidos gemidos y sin pronunciar palabras se levanto un poco y acomodó mi pija a la altura de su culo. Comenzó a bajar despacio, asegurándose que el agua continúe golpeando su concha con firmeza.

Despacio comenzó a moverse de abajo hacia arriba y a acelerar el ritmo de los gemidos, sin duda comenzaba a gozar cada vez más. Bastaron algunos minutos para que acompañara la penetración anal y el choque del agua con su clítoris, con uno de sus dedos dentro de la concha. Comenzó a moverse cada vez con más firmeza y velocidad, yo estaba quieto ya que espacio para moverme no tenia porque el menor movimiento cambiaría de posición su cuerpo haciendo que el agua no golpeara donde debía para no cortar el goce.

En unos segundos comenzó a acelerar y a aumentar el volumen de sus gemidos, mientras que mi pija se endurecía con firmeza y la sentía al punto de explotar. Hasta que explotó, el mismo instante en que ella soltó el más fuerte de los gemidos y se dejó caer contra mi cuerpo, como si estuviera exhausta luego de una maratón.

Luego de unos minutos de recuperarnos, nos levantamos, secamos y volvimos a la cama. Para descansar de tantas nuevas prácticas en la pareja, para luego volver a las actividades de cama más tradicionales, así que esa parte la reservo en los recuerdos.

Mis otros Post:
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http://www.poringa.net/posts/relatos/1265818/En-la-lluvia.html
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5 comentarios - Una salida al Telo

Romi29
🙎‍♂️ 🙎‍♂️
tendria que probar eso!!! jajaja besos
me encanto!!!
legui84
Estuvo bueno el relato. Se nota que la pasaron bien