La amiga de mi novia

Buenas, llevo ya un tiempo leyendo los relatos de esta página y hoy me animo a relatar mi experiencia. Digamos que me llamo “Juan”, vivo en España en la ciudad de Barcelona, tengo 23 años y me considero un chico normal, mido metro 70 y de cuerpo más bien delgado. Una noche de verano Lorena, mi novia, llegó a casa diciéndome que ese fin de semana era el cumpleaños de su amiga Rebeca, que le habían dicho de ir a cenar y luego por ahí de fiesta, aunque mi novia les dijo que solo iríamos a cenar ya que ella tenía que trabajar al día siguiente.

Llegó el viernes y fui a buscar a mi novia a su casa, se habia puesto un vestido por encima de las rodillas y que tenía un escote bastante amplio y permitía ver casi el pezón según el movimiento que hiciera, ya que también el sujetador le apretaba una teta contra la otra. La verdad que nada más verla me puse cachondo, mi novia no es un bellezón pero a mí me pone mucho, es pequeñita, metro 62, con una 85 de pecho y el culo un pelín grande y respingón lo que le resalta la figura, además tiene cara de niña, aparenta unos 16,17 años y he de reconocer que en el sexo no me puedo quejar ya que cumple mis deseos.

Llegamos al restaurante donde nos esperaban el resto de amigas, el grupo de mi novia no es muy amplio, son 5 chicas contando mi novia, se llaman: Rebeca, Sonia, Laura y Miriam, esta última me había comentado mi novia que estaba depre porque decía que ningún tío se fijaba en ella, que no encontraría novio nunca y más cosas por el estilo. Ella no es una miss os la describo: es muy bajita no sé si llega al metro 60, de pecho más o menos como mi novia, un culo pequeño y redondito, se nota que va al gym, de cara no es muy guapa, incluso se podría decir que es un poco fea y encima tiene cara de mala leche, aunque para mí su cara tiene bastante morbo. Alguna vez masturbándome he imaginado que me la follaba y en cómo sería su cara de placer.

La cena transcurrió normal, charlando, comiendo y bebiendo. La sangría hacía efecto a medida que la cena avanzaba después de comer y darles los regalos a la cumpleañera salimos de restaurante, las amigas de mi novia me dijeron que me fuera con ellas de fiesta y Miriam me dijo que me podia quedar a dormir en su casa ya que estaba sola (vivo bastante lejos y con la borrachera no iba a conducir) después despedimos a mi novia y nos montamos en el coche para ir a la disco.

La noche no iba demasiado bien ya que gran parte de ella la estaba pasando hablando con Miriam ya que la veía triste, e intentaba animarla aunque sin mucho éxito, a media noche me dijo si le acompañaba fuera que estaba agobiada de tanta gente así que salimos fuera y fuimos al coche, mientras ella me seguía contando los motivos, que según ella, hacían imposible que encontrara novio, sus ojos se iban poniendo más llorosos hasta que inevitablemente se puso a llorar, yo ya no sabía que decirle, así que lo único que se me ocurrió fue abrazarla y decirle al oído lo mismo que llevaba diciéndole toda la noche, pero en un tono suave y calmado, me separé y le di un beso en la frente y una caricia sobre su mejilla derecha, Miriam dejó de llorar, su cara dibujaba una sonrisa, me dio un beso sonoro en la mejilla y me dio las gracias por escucharla y animarla y dijo que Lorena tenía suerte de tener un novio como yo.

Se secó las lágrimas y nos dirigimos hacia la discoteca. Nada más entrar Miriam me invitó a un chupito, nos lo bebimos, me cogió de la mano y nos pusimos a buscar a las demás, mientras las buscábamos Miriam se giraba y me rodeaba con los brazos y me decía cualquier tontería al oído, había dejado de estar triste en su cara se imponía una sonrisa y se le notaba alegre. Después de dar unas cuantas vueltas y no dar con ellas decidimos quedarnos en la sala de pachanga, fuimos a pedir un cubata y otro chupito y nos pusimos a bailar, Miriam tomó mis manos y las puso en su cintura e hizo lo mismo con las suyas, se movía de manera sensual y cada vez se iba acercando más a mí, desde mi posición podía ver su canalillo, imagen que me gustaba bastante y hacía que me calentara, Miriam me pilló un par de veces mirándoselo aunque no dijo nada seguía sonriente, incluso parecía que le gustaba que se lo mirase.

Yo no le di importancia ya que pensé que sería cosa del alcohol y que hacía tiempo que ningún chico le miraba así, además la cosa no pasaría de ahí, total solo estábamos bailando, seguimos un rato así Miriam moviéndose sensualmente muy cerquita mío y yo de vez en cuando mirando su canalillo que cada vez era de manera menos disimulada, ella decidió cambiar la posición de baile y se puso de espaldas a mí, su culo estaba muy cerca de mi paquete en el cual mi polla estaba casi empalmada del todo, dado que como os dije al principio, Miriam me pone bastante más el grado de alcohol y además llevaba un vestido bastante corto con la espalda casi entera al descubierto y un escote generoso que ya estaba más que mirado, ahora que la tenía de espaldas podia contemplar a la perfección su culo, el cual se marcaba de maravilla dado sus movimientos, en uno de sus movimientos su culo dio con mi paquete.

Miriam notó mi empalme, su cara se giró y me miró, yo no me vi la cara pero juraría que estaba rojo como un tomate, pensé que allí se acaba el baile pero su cara se volvió a girar y siguió bailando como si no pasara nada, pero ahora su culo iba rozando mi paquete de vez en cuando, pensé que Miriam estaba demasiado animada y en parar de bailar pero estaba demasiado cachondo y volví a pensar que no pasaría de eso, así que decidí cooperar y empecé a moverme en sentido contrario a los suyos, nuestros roces cada vez se volvieron más largos e intensos hasta que su culo no se despegaba de mi polla que por entonces ya estaba completamente empalmada. Mis manos agarraban su cintura, su mano derecha estaba encima de la mía con su brazo izquierdo rodeo mi cuello y que acompaño con suaves besos, yo la apretaba contra mí para que la notase bien cuando subía y bajaba su culo por mi polla estábamos completamente entregados al placer sin pensar en nada más.

Así estuvimos ella apretando su culo hacia atrás y yo mi polla hacia delante, hasta que noté vibrar mi móvil, era un mensaje de Sonia, decía que estaban en la puerta y nos esperaban para irnos, se lo enseñé a Miriam, ella me miró y sin decirme nada me besó, fue un beso suave y profundo, la verdad que me encantó, tomó mi mano y nos fuimos fuera.

El viaje en el coche se me hizo eterno, Rebeca y Laura se quedaron dormidas casi al instante y Miriam preguntaba a Sonia que donde se habían metido que mostros habíamos estado un montón de rato buscándolas y nos dijo que habían estado con unos amigos de Rebeca, durante el viaje, Miriam no dejó de acariciar con su mano mi pierna. Llegamos a su casa y nos bajamos del coche, nos despedimos de Sonia y entramos en la casa nada más cerrar la puerta Miriam se abalanzó sobre mi y empezó a besarme, esta vez su beso no era dulce sino apasionado, su lengua parecía loca dentro de mi boca buscando encontrase con la mía, noté su piercing, fue una sensación muy agradable. Empezamos a besarnos y sobarnos como locos, ella me quitaba la camiseta y yo subía su vestido para poder tocar ese culo que tan cachondo me había puesto.

Cuando estaba con su cremallera me dejó de besar y me dijo que quería follar conmigo, que en la discoteca me hubiese follado en medio de la pista, que se habia puesto muy cachonda con el baile y el roce de mi polla, pero que esto tenía que ser nuestro secreto y nadie lo podía saber, que se sentía mal por Lorena, pero que hacía tiempo que se había dado cuenta que le miraba el culo y las tetas y que le gustaba que lo hiciese, ya que hacía que se sintiera deseada y que yo le gustaba.

Volvió a repetirme que tenía que ser un secreto, yo no le dije nada, solo asentí con la cabeza, ella entendió que era un sí, me cogió de la mano y nos fuimos hasta su cuarto. Seguimos besándonos, sobándonos, le quité el vestido y mis manos empezaron a buscar el cierre del sujetador, ella despegó su boca de la mía y empezó a besarme el cuello tal y como lo había hecho en la discoteca, me sacó la camiseta y comenzó a bajar por mi pecho, jugaba con mis pezones, los lamía y pasaba su piercing por ellos, siguió bajando por mi barriga, la que no dejó de besar, siguió bajando hasta que llegó a la altura de mi paquete, desabrochó el cinturón y los botones del tejano, bajó mis pantalones y bóxer a la vez, mi polla saltó como si tuviera un muelle.

Miriam se la quedó mirando unos instantes entonces levantó la cabeza me miró, clavó sus ojos en los míos y empezó a metérsela en la boca, poco a poco fue tragando hasta tenerla entera dentro de la boca, que me mirase mientras se la tragaba me puso aun más caliente, era mil veces mejor que en mi imaginación. Se la sacó la tomó con una mano, me sonrió y empezó a pajearme.

Mientras me pajeaba su lengua recorría mi glande, nunca me la había chupado nadie que tuviera piercing y joder lo que me había perdido. Iba turnando su lengua por mi glande con mis huevos, los cuales pasaba su lengua y se los metía en la boca. Se la volvió a meter en la boca y empezó a mamar despacio, fue aumentando el ritmo, la saliva le caía por la comisura de los labios, no hacía por tragársela y cada vez que subía veía mi polla totalmente llena de su saliva lo cual me encantaba, así estuvo un rato hasta que yo no aguanté más, la tomé por la cabeza, ella entendió que ya no duraría mucho y empezó a chupar a toda velocidad, descargué toda mi leche en su boca la cual ella se tragó sin dejar ni gota, la sacó de su boca y la limpió con su lengua.

La levanté y le dije que ahora le tocaba disfrutar a ella, la besé y le hice sentarse en el borde de la cama, me arrodillé y empecé a besarle, desabroché el sujetador y empecé a besarle el cuello, me detuve en sus tetas para darles el trato que se merecían, eran iguales de grandes que las de mi novia, la diferencia que Miriam las tenía más redondas y lleva un piercing en el pezón izquierdo, estuve mi tiempo sobándolas con mis manos, pasándoles la lengua, pellizcando sus pezones mordiéndolos y chupándolos, mordiéndole las tetas mientras Miriam gemía de placer y sus pezones estaban duros, parecía que le gustaba lo que hacía.

Bajé por su barriga, su piel era muy suave y olía a mora, eso me gustaba, llegué a su tanga y pasé mi pulgar izquierdo por su raja a lo que ella respondió con un pequeño salto, lo repetí un par de veces y le quité el tanga, su coño estaba completamente mojado, mis dedos buscaron su clítoris hasta dar con el y empecé a jugar con él, no duré mucho así ya que estaba deseando comerme ese coño, acerqué mi lengua a su clítoris y empecé a lamerlo de arriba abajo, hacia los lados, en círculos, lo sorbía con la boca y acompañaba con mis dedos entrando y saliendo de su coño, Miriam gemía más fuerte, sus manos se agarraron a mi cabeza con fuerza y empezó a moverse al ritmo de mi lengua. La miré, necesitaba ver su cara, ver si era como me la imaginaba cuando me pajeaba, ella estaba con la cabeza agachada, los ojos cerrados y la boca abierta, se notaba que hacía tiempo que nadie le comía el coño.

Así estuve, iba subiendo y bajando el ritmo hasta que su cuerpo se empezó a mover rápido y sus gemidos eran más fuertes, entonces su cuerpo se tensó, soltó un gran gemido y mi boca se llenó de sus jugos. Levantó mi cara y me plantó un beso mientras cogía mi polla que volvía a estar lista, entonces abrió el cajón de la mesita, rebuscó un poco y sacó un condón, me lo puso y me dijo que fuera despacito, que hacía tiempo que no follaba.

Se echó hacia atrás y se quedó tumbada en la cama, yo me puse encima y apunté mi polla en la entrada de su coño, empecé a meterla despacio, la cara de Miriam era de placer, su coño estaba bastante prieto, seguí un poco así hasta que mi polla entraba sin dificultad y aumenté el ritmo, Miriam me había rodeado con sus brazos y piernas y gemía en mi oído, cosa que me calentaba mucho, y también nos besábamos, al cabo del rato le di la vuelta, la puse a cuatro patas, la imagen era espectacular, se notaba que se esforzaba en el gym por tener un buen culo.

Se la metí de un golpe en el culo y empecé a enterrársela lo más profundo que podía, con la mano derecha busqué su clítoris y lo empecé a masajear. Miriam no paraba de gemir, me decía no parase. Me estaba follando a una amiga de mi novia la cual me pedía que no parase, estaba flipando, la imagen de tenerla en pompa con la cabeza en la almohada y pidiendo más era demasiado, seguí metiéndosela, intercambié golpes secos con movimientos suaves y otros lo más rápido que podía mientras mi mano seguía jugando con su clítoris, sus gemidos eran cada vez más fuertes hasta que su cuerpo se volvió a tensar, la cogí de los brazos y empecé el metisaca lo más rápido que pude, mi cadera chocaba con su culo con fuerza, Miriam soltó un gemido muy fuerte lo que indicaba que se estaba corriendo, yo no tardé mucho más en correrme, estuvimos unos instantes en la misma posición recuperando la respiración.

La saqué, Miriam se volvió, nos besamos de manera dulce, me quitó el condón y limpió los restos que quedaban por mi polla con su lengua, me llevó al lavabo, nos dimos una ducha juntos, nos metimos en la cama y dormimos abrazados, hasta la mañana siguiente no hablamos del tema en el que volvimos a jurar no contárselo a nadie, a día de hoy yo sigo con mi novia y de vez en cuando Miriam y yo tenemos nuestros más y menos pero ya será otro día.

Un saludo.

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