Bebota 2

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Al día siguiente me llamó Leo.
-Y boludo, te comiste a la pendeja.
-No, me quede con las ganas.
- Mal, se me cae un ídolo…
-Me hizo un pete y ya.
-Bueno, algo es algo. Tuvo bueno el pete por lo menos.
-Maso, pero lo bueno de la pendeja es que no sabe nada y hace lo que les decís.

Romi vino a casa el miércoles. Sin la pollerita tableada. Pero vestida de gym. Pantalón azul, zapatillas remera y un buzo. El pelo recogido en una colita.

Poco sexy. Pero igual se la quería poner. No hubo caso. “Estoy con Andrés, no podemos hacer nada”, me dijo. Y tampoco hubo pete de premio consuelo. Unos besos nomás. Me quedé recaliente, y algo enojado.

Conclusión, la puse en el freezer y me vi con otra el viernes. Julie (29), culona, tetona, morocha, ojos miel. Divina. Esas que nunca te dejan de a pata. Gauchita. Repetera. Le encanta por el orto. Me saqué las ganas y me la cojí por todos los agujeros. Ella agradecida me preparó una picadita después, con cerveza. La mina ideal, si no tuviera novio. O no. Gracias a que tiene novio nunca rompe las bolas el día después ni te jode los fines de semana.

El sábado otra vez a laburar al boliche. Y Romi otra vez vino con Brenda, y una amiga. Bastante buena, pero no tanto como ella. Rochi (Rocío), de nombre.

Charlé dos minutos y la dejé con las amiga. Me senté en otra mesa con Leo y una minitas. Ella me vino a buscar al rato. “Puedo hablar con vos un toque”, me dijo seria. Me paré y nos apoyamos en un rincón del vip, donde no sonaba tan fuerte la música.

-Estás enojado conmigo?,- me preguntó.
-No, por?,- me hice el boludo.
-Porque no me das bola!.
-Estoy con unos amigos, no sabía que venías,- le contesté. -Está bien, pensé que estabas enojado porque el otro día no pasó nada”, dijo. Bueno, tan tonta no era.
-No, todo bien, estabas indispuesta, no daba.
-No, no estaba indispuesta, de eso te quería hablar,- dijo pero se quedó callada.
-Qué pasa?
-Me da vergüenza.
-Qué cosa.
-Lo que te tengo que decir…
-Qué?
-Me da vergüenza.
-Dale, decílo (me hincha las pelotas cuando las pendejas se ponen así)

-Soy virgen!
-No jodas!,- fue mi respuesta sin pensar.
-No te rías, es en serio..
-En serio?,- pregunté otra vez.
-Sí, nunca lo hice. El sábado pasado me moría de ganas de hacerlo con vos. Pero me dio miedo.
-Ok, ahora entiendo,- le acaricie el pelo.
Nos dimos un beso. La pija se me despertó. “Uyyyy, vamos a comernos un virguito”, pensaba la chota.

-Me gustás mucho Max,- me dijo ella.
-Vos también me encantás.
-En serio? O me lo decís para cojerme?
-Las dos cosas.
Se rió.

-No en serio. Tengo miedo que a vos no te guste porque no lo se hacer y después no me llames más.
-No digas boludeces. La presión la tengo yo, de cuidarte, de no lastimarte. De que te guste. Vos no te preocupes. Lo que haga falta te lo enseño. Se aprende fácil.
-Vas a ser mi teacher?
-Sí, y vos mi alumna putita.

Le comí la boca otra vez. Qué pendeja divina! Le agarré el culito que estaba enfundado en unos jeans chupines grises. Arriba tenía una remera blanca y un chaleco negro. Abajo botinetas. El pelo rubio recogido en una colita.

“Le puedo decir a mis amiga que se vengan a sentar acá”, me preguntó. “Bueno, pero un rato”. “Qué, después la rajás?”, me preguntó. “No, después nosotros nos vamos a mi casa”. Y así fue. La tiré a la amiga en la casa.

Llegamos a mi casa tipo 6. Caliente a más no poder me la llevé de una al cuarto. Nos tiramos en la cama, fuera zapatos. Ella me sacó la camisa y me dio besitos en los pectorales. “Dejame a mí ahora”, le dije. La dejé en corpiño y después en tetas. Le chupé los pezones mientras una mano se metía por debajo de su jean y la tanguita para jugar con su conchita, algo peludita.

Su bombacha estaba mojada y su conchita también. Mi anular izquierdo jugó con esa rajita mojada mientras la mano derecha sostenía la tetita que me estaba comiendo. Ella gemía despacito. Y me frotaba la pija por sobre el jean como la vez pasada. Típico franeleo de pendejos.

Apurando las cosas le quise sacar los pantalones. “Todavía no”, dijo ella. La concha de la lora. “Cómo todavía no si estás re mojada. Dale, tu conchita quiere”, dije bajando un cambio. “Me da miedo”. “No te la voy a meter”, mentí. “No?”, preguntó ella. “No, te la voy a chupar”.

Yo para entonces ya estaba a la altura de su pelvis, con el pantalón de ella abierto y la bombachita colaless de algodón cuadrillé rojo y verde asomando. Y le daba besitos mientras intercambiábamos diálogo.

Le bajé un poco la bombachita y aparecieron los pelitos. Me fui por los costados con besitos suaves y lengua. Ella suspiró. Despacito le bajé el jean. Quedó en bombacha con las piernas medio apretadas. Le fui dando besitos y lengüita mientras un dedo se coló por abajo y le trabajé la rajita. Finalmente corrí la tanga y le metí lengua a esa concha. Gemiditos y suspiros.

-Te habían hecho sexo oral ya?
-Un par de veces mi novio anterior,- contestó ella sincera
-Bueno, ahora dejáme a mi y después me decís cual te gustó más.

Dicho eso le saqué los pantalones. Le corrí la tanga y le empecé a comer esa conchita virgen lo mejor que sabía. Al principio fui super suave. Pero cuando ví que respondía y se mojaba le entré a comer la cajetita con ganas.

Entró a mover y levantar un poco la pelvis y a acariciarme la cabeza y el pelo mientras me la comía. Era hora de sacar la bombacha. Le flexioné un poco las piernas y volvía comerme esa conchita ya más abierta. Me separé y miré el agujerito. Era chiquito. Del tamaño de un dedito mío. El culo un asterisco re apretado.

Le metí un langüetazo largo desde el culo al clítoris. Le encantó. Lo hice dos veces más y después me concentré en el botoncito para hacerla gozar, mientras mi dedo anular derecho se colaba en su conchita. Se tensó. “Tranquila, es para ver que tan cerradita está, vos relajáte. No te voy a hacer nada”, le dije.

Tuve que trabajar un ratito más para volver a donde estábamos mientras mi dedo ya se movía por adentro de su argollita. En un momento que ella ya revolvía las caderas y gemía como loca, le mandé el dedo a fondo y toqué el himen.

Se quejó entre dientes pero siguió caliente. Yo al palo, sabiendo que era cierto que era virgen, y que le iba a estrenar la conchita a una pendeja. Me concentré en hacerla acabar. Abriendo la boca grande se le escapó un “ahhhahhhhahhh”.

Después subí y le besé las tetas, el cuello, las orejas, y finalmente la boca. Ella se revolvía de placer.
-Y, cuál te gustó más?,- le pregunté canchero sabiendo la respuesta. Ella al principio no entendió. Estaba en otro mundo.
-Ayy, fue lo más, con Juan nunca había acabado así,- contestó.
-Esto recién empieza, ahora viene lo mejor,- le dije con la cabeza de la chota ya apoyada en los labios vaginales.
-No, en un rato me tengo que ir. Por hoy hasta acá. La próxima.
-No, vos no te vas. Estoy recaliente.
-Si querés te la chupo.
-No, te la quiero poner.
-Yo también quiero, pero no quiero que sea a las apuradas. Pensá que es mi primera vez.
-Estás arrugando…
-No en serio, el viernes vengo y me quedo toda la noche.
-No me mientas, no vas a poder…
-Sí, le digo a mi vieja que me quedo a dormir en lo de Rochi y no se entera.
-Me cagaste.
-Dale, te hago un pete.

Me encantó oirla decir pete y compré. Me puse boca arriba. Ella me sacó los pantalones, los calzones, y se comió la pija. Mucho mejor que la primera vez. Ella se hizo cargo de la situación.

Me chupó los huevos mientras me hacía la paja y cuando sintió que se venía aceleró el muñequeo La imagen de sus ojitos mirándome, de su manito chiquita en mi pija, y su culito parado al fondo me hizo acabar. Los lechazos volaron hasta mi pecho y los abdominales.

La puta madre. Me llené a mi mismo de leche, pensé. Pero ella pronta se me vino encima y le pasó la lengua a cada mancha de semen limpiándome como una gatita. La gloria, absoluta. Como ganar un Mundial. Después de eso quería levantar los brazos como el Diego cuando hacía un gol.

En la semana me llamó varias veces. Me dijo que estaba nerviosa pero super ansiosa. El viernes la pasé a buscar por lo de Rochi. Se había vestido como para salir.

En vez de volar para casa, me dio por ir a tomar algo. Y estuve de 10. Porque se relajó. Charlamos, nos dimos besos. Nos encurdelamos un poco. En casa abrí un champagne y seguimos tomando. Ella me peteó arrodillada en el sillón del living mientras yo le acariciaba el orto.

-Te gusta mi pija bebé?
-Sí, me puede (decía y la lamía toda). Es súper grande. Un tanto así más que la de Juan (dijo marcando con los dedos los primeros cuatro centímetros de pija). Y más gruesa.
-Olvidáte de Juan ahora. De ésta te vas a acordar toda la vida porque va a ser la primera pija que te va a entrar en esa conchita divina. Vení.

Le saqué la pollerita mini y la bombachita que tiré lejos (me la pensaba guardar como recuerdo), y le entré a comer la argollita. Después alterné con el culo un poquito y le gustó. Volví a la argolla mientras mi pulgar masajeaba su marroncito apretado.

-Quiero que me la metas!!!, le salió entre gemidos.
-Te gusta como te como la conchita?
-Si, pero ya metémela, estoy recaliente.
-Un poquito más,- dije. Y chupé ese clítoris hasta que estuvo al borde del orgasmo. Entonces le apoyé la pija en la entrada de su concha. Le empujé la puntita y apretó instintivamente.

“Relajáte mi amor, aflojá”, le dije. Igual mi plan era clavársela casi de una. En la semana había leído en Internet que lo mejor era eso porque si le pistoneabas mucho el hímen al final se rompía pero les dolía más.

Se la saqué y le jugué con la cabeza en los labios. Después me separé y la chupé un toque más. Abierta de nuevo le enterré la primera parte de la chota que entró bien. Estaba muy mojada pero apretadita. Me la empecé a coger con el glande, como jugando. Y le gustó. Le di un beso bien calentón para distraerla, me aferré a su cinturita y se la clavé.

La boca se abrió y gritó como condenada. Mi pija ya estaba toda adentro. “Ayyyayayyyayyyy, aia,aia, aaaa, ay me duele”. “Ya está, ya entró. Ya está lo peor”. “Me hiciste doler”, decía ella. “Tenía que ser así, como cuando te sacan una muela, de un tirón y listo”.

Le acaricié la cara. Le di besitos para calmarla. “Me sigue doliendo”, dijo con su cara denotando sufrimiento. Miré y ví un cachito de sangre.

Le saqué la pija pero no salió nada más. La llevé al baño y la senté en el bidet. Fui buscar algo para el dolor y le di 2. Después nos fuimos a la cama y nos tapamos. La abracé y se pegó a mi.

Mi pija seguía dura pero me la banqué, aunque el contacto con ese cuerpito me ponía loco. Le pregunté si todavía le dolía y me dijo que ya menos. Le dije que por hoy igual ya estaba, pero que si me hacía un pete porque estaba re cargado. Otra vez se la comió.

-Esto es lo que más me calienta.
-Qué cosa?
-Ver la cara que ponés cuando te hago un pete, y lo gruesa que se te va poniendo la pija en mi mano.
-Si te calienta? A ver?

Le toqué la concha que estaba mojadita otra vez. Sin pensarlo abrí el cajón de la mesita de luz y manotié un forro. “Me vas a coger?”, preguntó con tono de asustada como si no tuviera otra.

“No pongas cara de asustada. Vas a ver que yo voy a acabar y te vas a quedar con ganas de más pija”. “Bueno, pero ponémela despacito”. “Ahora ya está, el hímen fue, ahora te la pongo como vos quieras”. Me puse el forro, le eché el sobrecito de lubricante y se la acomodé.

Me la cojí despacio y con la punta como la vez pasada hasta que aflojó y de a poco dejé que la chota ganara terreno en esa conchita apretadísima.

Era como un culo de apretada pero con la diferencia que el culo se afloja por dentro y aprieta en la entrada y acá era al revés. Al final de calentura se la enterré toda. Gritó de dolor.

-Ayy, me llegó hasta la panza,- gritó.
Puse cara de que ni en pedo.
-Sentí. Tocáme acá.
Llevé la mano al abdomen. Era tan chiquita la cintura que se sentía cuando se la clavaba. “Viste?!”, dijo.

Aproveché y le acaricié la pancita, las tetitas, le di besos. Todo sin coger. Sólo revolviendo mi pija despacito en esa conchita apretada que se iba abriendo y mojando. Al final empezaron otra vez los gemidos.

-Y, te gusta o no?,- pregunté.
-Sí me gusta.
-Te entró toda en esa conchita..
-Si la siento hasta el fondo.
-Te gusta mi pija?
-Si me encanta, es divina…
-Es grandota?
-Es enorme
-Más grande que la de Juan?
-Más gruesa, agghhh,
-Y más larga?
-Tambiénnnn.

-Viste, te tenías que buscar una pija grandota para que te abriera la conchita. Con el pelotudo de tu noviecito no ibas a gozar así. Sentís como se te mojó el agujerito bebé?
-Si, estoy toda mojada..
-Estás lista para que te coja?
-Sí cojéme.
-Pedímelo..
-Cojéme, cojéme.
-Decíme “papi rompéme la conchita”
-Papi rompéme la conchita!

Me la entré a cojer, primero despacio, después más fuerte. Ella gozaba y largaba un “aaa,aaaaa,aaaaa,aaaa,”, constante. “Aay que linda que sos bebé, que linda esa argollita que me estoy comiendoo”. “Aaa,aaaaa”,repetía ella.

Le entré a comer los pezones mientras me la cojía y cuando la sentí acabar mis huevos explotaron y sentí como llenaba la punta del forro el semen. La cojí hasta que la pija de adolorida pidió frenar. Ella no paraba de gritar y gozar.

6 comentarios - Bebota 2

kep666
excelente relato espero lo que sigue
saludos
te dejo 2 😉 😉 puntines
CAT2007
MUY BUENO, CONTINUA?
krivos
q buen relato man, zarpado, ambas partes, felicitaciones, si podes copate y posteate el orto de la pendeja
maguito
LAAAAA QUE CALENTURA PAPAX!! 😉
ren6o
Buen relato! Recien los estoy leyendo y estan buenos!
Bebota 2
zoom22
no te alabes tanto...