Posteando fumado, un relato primera parte

Este es mi segundo post, seguimos con los relatos

este esta muy buenoo (va eso creo..)


no lo lei todavia

ya q estoy un poquito fumadito


y no veo muy bien..jajaj

me esta costando escribir asi q me voy... leanlo y opinen

despues subo la segunda parte




"Obsesionada con mi vecina"
……………………

Estábamos recientemente mudados a aquel apartamento que compartía con mi pareja y vi a una chica joven, guapa y sonriente, que salía de mi edificio una mañana… Uffff, era inevitablemente deseable, pero además proyectaba en sus ojos, una picardía muy desarrollada para la edad que aparentaba su aspecto.

Me saludó con su mirada y una majestuosa sonrisa que a todos regalaba sin tapujos, y yo absolutamente sonrojada, pero de la pena de mi inmediata humedad, hice un gesto parecido al de ella, sonriendo amablemente para devolverle aquel enmudecido saludo.

Llevaba puesto unos shorts de jeans muy cortitos, que dejaban ver unas piernas blancas hermosamente torneadas y dibujaban un trasero grande y unas nalgas muy apetitosas; una blusita de tirantes medio transparente, a través de la cual se podía disfrutar de aquellos senos redondos y juveniles que apuntaban orgullosos hacia mí, aún cubiertos por su prenda íntima.

Me quedé atontada mirando a donde su cuerpo se movía, mientras esperaba frente al edificio a que mi novio me recogiera en el auto, el cual había ido a buscar al estacionamiento. Cuando él se acercaba despacio, pasó por un lado de la atractiva chica; al montarme en el vehículo se sonrió y mirando hacia ella me dijo…

Unos shorts como esos tienes que comprarte tú

Jajajaja- reí divertida- pues lo que está dentro de esos shorts es lo que me gusta.

Por eso mismo lo digo, cómprate unos y ella sentirá lo mismo cuando te vea- dijo riéndose.

¿La habías visto antes? ¿Sabes dónde vive? – le pregunté con ansiedad

No. Quizás viva en este mismo edificio o al menos en la urbanización y está aquí visitando a alguien.

Pues ojalá no sea de muy lejos… ya sabes como me gusta una chiquilla y ésta está para comérsela…

¡Averígualo! - Me dijo sonriendo

Pasaron unos días y me encontraba arreglando mi apartamento con la ex novia de mi novio, quien había venido de visita a ayudarme a limpiar un poco (entre otras cosas…). Bajé a botar parte de la basura que habíamos recolectado, entre la que había unas cajas de pizza. Al salir a la parte trasera del edificio, la misma joven de aquella mañana, estaba sentada junto a otra chica… al verme me sonrió y me dijo:

¡Ajá!!… comiste pizza y no me invitaste - Yo le respondí rápidamente

No sabía dónde encontrarte y mira que te busqué por varios edificios de la urbanización, pero es difícil cuando no sabes ni el nombre de lo que buscas… solo sabes cómo se ve.

Ella se puso colorada y soltó una carcajada…

Me llamo Paola… y no tienes que dar muchas vueltas, vivo en este mismo edificio, exactamente debajo de tu apartamento; hasta puedo escuchar tus tacones a cada paso cuando llegas en las noches y cuando sales por las mañanas…

¿Ah sí?.. ¡Ohhhh!! - Dije sorprendida… - ¿Y qué más has escuchado?- pregunté con mi afamada picardía

Jajajaja… hasta ahora, nada más… lamentablemente solo eso jajaja

Jajaja- reí, irremediablemente acalorada.

Tu novio sí es más callado que tú, no hace mucho ruido- dijo

Pero se hace sentir en el momento justo- expresé muy suave acercándome más a ella, como si le contara un secreto. Luego le dije- ¡Oyeeeee, pero veo que estas al tanto y pendiente de todo!

Es un edificio pequeño, todo se sabe, sobre todo cuando llega algo nuevo e interesante… ¿Te molesta?

Nooo, para nada, eres bienvenida para saciar toda tu curiosidad cuando quieras- le dije guiñándole un ojo, tratando de disponer de alguna inocencia que quedara en mi interior, sin encontrar ninguna ante aquel comentario.

Mira, te presento a mi amiga, Maricarmen, vive en los edificios de allá del fondo…- cambió de tema, aun sonriendo, mi nueva vecina.

Encantada Maricarmen, no les ofrezco mi mano para formalizar el encuentro porque las tengo un poco sucias, estoy aseando el apartamento.

Para qué las manos, si están los besos- dijo Paola a la vez que se acercaba dándome un beso en la mejilla, lo mismo hizo su amiga.

Oye y la próxima vez que vayas a limpiar nos avisas y te ayudamos, para algo somos vecinitas… - exclamó finalmente riendo, apoyada por su amiga.

Para mi gusto - les respondí - y ustedes cuando quieran visitar, solo toquen el timbre- dije ya despidiéndome del par de chiquillas que no daban descanso a su enorme curiosidad.

Una tarde, regresando a casa con mi novio, me la encontré cerca de las escaleras, la saludé con un beso y los presenté a ambos. Noté que lo miró con una mezcla de curiosidad e interés… era verdaderamente una chiquilla muy inquieta y siempre tenía una mirada de expectativa. Él, con la cortesía, la caballerosidad y la inteligencia que lo caracteriza, hizo contacto visual con ella, mientras le hablaba y observaba sus reacciones; estrechó su mano, le dio un beso correspondido en la mejilla y le dijo que estábamos a la orden, que nos visitara cuando gustase, que yo no tenía amigas en esa zona y que seguro me vendría bien una compañía tan grata. Nos despedimos así entre risitas causadas por los comentarios de mi novio y besitos que iban y venían.

Pasaron varios días en los que no volví a verla. Luego de tres semanas nos tropezamos un par de veces de entrada o salida del edificio, en los que apenas nos saludábamos con un beso y no cruzamos más de tres frases… yo me deleitaba mirando a aquella chica que fascinaba a mis sentidos, pero intuía que no le atraían las mujeres, aunque a mí me bastaba fantasear con ella.

Una noche llegué al edificio y vi la planta baja totalmente obscura, al entrar había personas afuera que no lograba distinguir, pregunté qué había pasado y me respondieron que se había producido un cortocircuito y se habían quemado los breker’s que correspondían a esa planta y lo estaban reparando, pero que los pisos de arriba no tenían ningún problema.

Me dispuse a subir a mi planta cuando sentí una voz que me llamaba por mi nombre, al voltear, era mi adorable vecina que venía encaminada hacia a mi:

¿Ves? me han dejado sin luz- me dijo al pie de la escalera, con una voz de niña malcriada y asustada

Sí princesa, ya vi… pero dicen que lo reparan pronto

Sí, eso me están diciendo desde hace tres horas cuando ocurrió el accidente y yo estoy espantada, le temo a la oscuridad.

Puesss… si quieres puedes subir un rato a mi apartamento, hasta que resuelvan el problema y hasta puedes quedarte a dormir allá si es que no logran repararlo hoy, hay una habitación disponible- ofrecí tratando de aparentar cortesía y no ansias y deseo…

¿En serio?

¡Claro!! Te dije que podías ir cuando quisieras, creo que este es un buen momento. Además te debo una pizza ¿Ya cenaste?

No, aun no ceno…. me caíste del cielo, espérame arriba que ya subo

Me emocioné, aunque sin muchas esperanzas. Subí, me duche rápidamente y pedí pizza por teléfono.

Pasada media hora aproximadamente, llegó; comimos, luego nos sentamos en la sala, escuchamos música y conversamos un poco. Al rato llegó mi novio, quien aunque ya tenía conocimiento de su visita, se mostró sorprendido, lo cual me causó mucha gracia. Saludó muy cortésmente y observé como Paola coqueteaba delicada y discretamente con él, eso me encantaba. Él se excusó a nuestro dormitorio, diciendo que estaba un poco cansado y que nos dejaba solas, que se sintiera cómoda que estaba en su casa.

Me disculpé con ella un momento y fui detrás de él para preguntarle por alguna sugerencia para con la dueña de mis últimas fantasías; le comenté que la cosa estaba un poco aburrida, que no teníamos mucho en común, ya que ella era bastante más joven que yo, y que de lo otro nada de nada, que eso estaba muy distante… él solo me dijo:

Ella tiene todo el potencial de sentir tanto como tú… si se lo puedes sacar y aprovechar, todo se dará solo, si la llevas hacia eso, ella se dejará guiar solita.

Acepté maravillada el consejo, pero no estaba muy segura de cómo llevarlo a cabo. Volví donde ella estaba y la vi en el mueble de mi sala, casi acostada, con los ojos cerrados…

Un beso por tus pensamientos- le dije, haciendo que pegara un salto y luego una carcajada…

¿Quién me dará el beso? – preguntó aun entre risas

Bueno pues, aquí arriba tienes solo dos opciones para escoger…

¿Y puedo escoger a cualquiera de los dos?

Solo a cambio de tus pensamientos- dije sin estar segura de cuál era su interés, pero segurísima de querer averiguarlo.

Bueno, te diré en qué pensaba… anoche tuve un sueño rarísimo… soñé que encontré a mi novio con otra chica. Me enojé al principio, pero al ver que ellos no se detenían, sino que seguían besándose a pesar de mi presencia, me causó una especie de morbo. Luego la chica me miró y me hizo un gesto con la mano para que me acercara, mi novio hizo lo mismo, yo me quedé paralizada un momento y luego me fui corriendo.

¿Y qué sentiste?- pregunté

Ehhh… no lo sé, primero estaba molesta, luego sorprendida de que me invitaran a participar.

¿Eso te provocó? ¿Te excitó?

Pues… es raro, porque era mi novio el que estaba ahí con esa otra mujer, lo que quiero decir es, que el problema no es por ella, sino porque no creo que sea capaz de compartir a mi novio, ya sabes… la vanidad… los celos.

Es decir, que ¿No te molestaría hacerlo con una chica? Y… ¿Tampoco te molesta la idea de hacer un trío, pero que no sea con tu novio?

Puessss… nunca lo había pensado así pero… jajaja, la verdad es que ahora me da pena, se escucha morboso.

¿Y si es morboso qué? si es lo que sientes está bien, todas tenemos nuestras fantasías

Bueno, siempre he tenido curiosidad por las chicas, pero no me considero lesbiana, y honestamente creo que sí participaría en un trío, con una pareja como tú y tu novio por ejemplo… pero no estoy lista para eso; no sé si sea capaz alguna día, pero si lo soy, será dentro de algunos años jajaja.

A ver… ¿qué edad tienes? – pregunté reaccionando, luego de haberme quedado colgada unos segundos, cual vieja computadora, por aquella confesión inesperada y que no podía desaprovechar.

Tengo 18 recién cumplidos

Pues mi querida vecina, estás en la edad perfecta para descubrir misterios y vamos a empezar por esa curiosidad que te producen las chicas.

¿Quéeee?... ¡estás loca!! ¿Qué vas a hacer?

Matarte la curiosidad- le dije con picardía y acercándome un poco hacia ella, ya con las ansias desbordadas producto de mi inexperiencia.

Noooo, jajaja, ya me pusiste nerviosa, apártate para allá

Jeje, tranquila, soy inofensiva

Pues no se te nota, te cambió la cara… pareces una leona- dijo entre divertida y nerviosa

Yo solté una carcajada y le dije-

No digas eso, solo somos dos mujeres inquietas, tratando de explorar nuestra sexualidad. Tenemos la misma curiosidad y creo que se nos ha dado la oportunidad de saciarla (ella solo me miraba atónita, nerviosa y si se puede, aun más expectante). - Ok. Hagámoslo de esta manera - le propuse - tú quieres saber, por ejemplo, que se siente que una mujer te acaricie ¿Verdad?

Sí- dijo, tapándose la cara con un cojín del mueble, como sinónimo de pena

Extiende tus manos con las palmas hacia arriba y cierra los ojos

Estoy muy apenada- dijo muerta de la risa mientras extendía sus manos como le indiqué, antes de cerrar sus ojos – No me vayas a excitar demasiado jajajaja- rió de nuevo, los nervios la estaban matando

Yo sin pronunciar palabra, con la punta de mis dedos hice el primer contacto con su piel, eso erizo desde sus manos hasta su cuello y produjo la misma reacción en mí.

Comencé a acariciar muy suavemente la estructura de sus palmas, apenas tocándolas, me dejé llevar por su antebrazo y luego llegué a sus brazos, para regresar de nuevo a sus manos muy lentamente. Yo me estaba excitando cada segundo un poco más y veía en sus gestos y sus enmudecidos gemidos que lo mismo pasaba con ella, quien se iba acercando más a mí con cada contacto, sin abrir sus ojos.

Ya nuestras manos se acariciaban mutuamente la una a la otra. Entrelazamos nuestros dedos y abrió sus ojos quedando justo frente a los míos, se acercó un poco más y me dijo al oído con la voz entrecortada

- ¿Por qué usar solo las manos… si para eso están los besos?-

Con una actitud triunfante y perdidamente excitada, acerqué mi rostro al suyo, acariciando nuestras mejillas la una con la otra, sintiendo como poco a poco nuestras pieles se erizaban sin freno alguno, su cara se restregaba con la mía… me acerqué a su oído susurrándole un beso, me prendí del lóbulo de su oreja, besé su cuello y escuchando como sus gemidos comenzaban a ser audibles y su respiración se hacía mas fuerte, seguí besando todo lo que estaba camino a su boca, usando mis labios y de vez en cuando mi lengua, solo para producir los escalofríos necesarios… añorando superar las ganas que ya sabía que ella sentía… haciendo ese beso infinitamente deseable y por supuesto, disfrutando cada milésima de segundo al lado de aquella dulce y provocativa niña-mujer, que a estas alturas me tenía absolutamente humedecida.

Besé su barbilla con besos pequeños y exquisitos, la mordí; subí lentamente a su boca probando solo su labio superior. Ella con la respiración galopante, entreabría su boca para recibir la mía, mientras sus ojos se apretaban aun más producto del deseo contenido.

Solté su labio superior después de saborearlo a mi antojo y ella se dejaba hacer. Ahora era su labio inferior el que apresaba en mi boca hambrienta, lo besé, mordí y succioné con un éxtasis difícil de explicar, tan suave, húmedo y sexy, que no tuvo más remedio que unirse a mi labor.

De un momento a otro, su boca sumisa pasó a ser la más febril y ansiosa de aquel beso. Comió de mis labios, tal cual hice con los suyos, pero sus acciones iban más a prisa, como si el tiempo nos fuera limitado; como si su deseo se desbocara; como si su fuerza fuera indomable…

De esta manera, nuestros labios jugosos y sedientos, fueron dando paso a nuestras lenguas, que gustosas salieron a defender la batalla. Al sentir la suya chocando con la mía, con mis labios, sentí un escalofrío punzante que pasando por mi estomago, llegó directamente a mi sexo y me hizo estremecer. La tomé con fuerza entre mis manos como queriendo poseerla, fundirme con aquella boca y recorrí toda su cavidad con mi pedazo de carne húmeda, la penetré en su boca, chupé, mordí y de ese modo volví a tomar posición delantera en aquella guerra de besos y caricias… uffffffffff… estaba que explotaba ya, pero decidí tomármelo con calma.

¿Te gusta?- Le pregunté mientras veía como seguía con los ojos cerrados y la boca entreabierta… ella solo murmuraba…

¡Sí… al-go!

La besé de nuevo, mientras bajaba la tira de su pequeña blusita… luego hice nuevamente el recorrido de su boca a su oído, pasé por su cuello acariciándolo con mi lengua y fui bajando por su hombro ya desnudo, lo mordí sutilmente mientras mis manos bajaban aun más su blusa.

Con mi otra mano agarré todo el contorno de su seno izquierdo, lo amasé con delicadeza, para no atropellar su excitación, ni confundir sus deseos. Ella respondió con gemidos suaves, como si temiera ser escuchada, sin embargo temblaba de una excitación que no podía controlar.

Bajé su blusa hasta descubrir su seno derecho, mientras el otro seguía tomado por mi mano izquierda. Al ver aquel ejemplar juvenil, cómo una vez más me miraba orgulloso desafiando la gravedad, pero ahora sin ninguna prenda de por medio… me acerqué también temblando de deseo… tomé su pezón entre mis labios y lo succioné como si estuviera alimentándome de él. Mi otra mano apretaba con más fuerza su otra teta, desnudándola también y mi boca besaba y lamía aquellos manjares, uno seguido del otro… mmm… sabía dulce, exquisito, no podía dejar de chuparlos.

Ella me tomaba la cabeza, me acariciaba la espalda y me quitaba los cabellos que estorbaban su visión de lo que mi boca le hacía a su pecho. Mi lengua jugueteaba con sus pezones y mi ritmo se iba acelerando, ya no tenía vuelta atrás, mi control se había disparado por completo.

Con su ayuda me quité la blusa, y ahora era ella quien tímida, pero muy sensualmente comenzó a comerme las tetas, las besaba y mordía como si lo hubiese hecho un millón de veces. Se veía tan apetecible… yo solo le preguntaba:

¿Te gusta?- y ella solo decía:

¡Algo!...

¿Quieres seguir?- ella no respondía, solo me seguía besando

Poco a poco le quité el pequeño short que traía puesto. Observé sus piernas desnudas… las acaricié con la yema de mis dedos, subiendo a partir de sus pies… cuando llegué hasta arriba, intenté bajar su bikini, pero ella se rehusó.

No, por favor, no me lo quites

¿Por qué no? ¿Acaso no me deseas también? ¿No estás tan excitada como yo?... Vamos, solo déjate llevar

No puedo… solo he estado una vez con mi novio, no he tenido sexo con nadie más, me da miedo, por favor entiéndeme.

¡No tienes nada que temer! Date la vuelta y acuéstate boca abajo- le susurré al oído con un tono delicado pero dominante.

Ella me miró confundida y no muy convencida, pero su deseo y curiosidad pudieron más. Aun con su hilo dental puesto, se acostó como le indiqué, dejando sus dos hermosas nalgas a mi vista.

¡Ufff niña, qué bella eres!- le dije al tiempo que me sentaba sobre su culo y me fui acostando sobre ella, aplastando mis tetas en su espalda- Me gustas mucho, desde la primera vez que te vi- le seguía diciendo mientras mi sexo se movía encima de sus poderosos glúteos y mi boca besaba cada centímetro de su espalda.

Te deseo mucho, quiero que sientas tanto como yo y que cumplamos juntas nuestra fantasía de hacer un trío… con mi novio- seguía torturando a su oído con mis palabras y a todo su cuerpo que se estremecía debajo de mí, mientras mi sexo bailaba una deliciosa danza, imaginando que penetraba aquel culito.

Dios mío… ¿Cómo logras hacerme sentir tanto? yo nunca me había sentido así… con nadie- reaccionó ella diciendo con un hilillo de voz.

Tranquila nena, disfrútalo- le seguía diciendo casi al borde del orgasmo- Dime que te gustaría estar conmigo y con mi novio a la vez.

Sí, me… gustaría mu-cho, él… me gusta… también- tartamudeaba producto de la excitación, y con estas palabras detonó mi éxtasis, provocando un orgasmo inmenso que me hizo gritar sin pudor, haciendo eco en la sala de mi apartamento.

¿Qué fue eso? – preguntó sorprendida ¿Estás bien?

Eso, mi pequeña… ufffffff… fue un tremendísimo orgasmo, ocasionado por el placer que me estás haciendo sentir- expresé resoplando del cansancio y la satisfacción- Y claro que estoy bien, mejor que nunca.

¿Y cómo se siente tener un orgasmo?- dijo ruborizada

Es una sensación única y maravillosa. No te preocupes, no tienes de qué avergonzarte, es normal que no hayas tenido uno, lamentablemente la mayoría de las mujeres pasan por eso, especialmente en las primeras relaciones de su vida, pero yo te enseñaré a sentir. No quiero explicártelo, quiero que lo vivas tú.

Mi inexperiencia me sobrepasó y sin calcular los movimientos futuros, realicé mi próxima jugada.

¿Quieres venir a la habitación?

No lo sé ¿Y él que va a pensar?

Que eres una mujer inteligente… y de paso estará feliz de que me complazcas

No sé, a mí me provoca, pero me da mucha pena, casi no lo trato, no lo conozco.

Me conoces a mí y eso es suficiente

La tomé de la mano y me encaminé junto a ella hacia la habitación que compartía con mi amor, sin previo aviso (error catastrófico). Al abrir la puerta, él estaba medio dormido, acobijado… se veía divino, como siempre. Al entrar ella a la habitación, su pena la sobrepasó y salió corriendo hacia afuera.

¡Mierda, la he cagado!- fue lo único que salió de mi boca

Mi novio se despertó, me preguntó qué pasaba, le resumí la historia y sonriéndose me dijo:

¡Ay mi amor! la asustaste, no debiste traerla así, es lógico que huya, y ojalá te quiera hablar siquiera después de esto. No la detengas, déjala ir. No la presiones.

Al salir a la sala, ya estaba vestida de espaldas hacia mí, recostada en la puerta.

¿Te sientes bien?- pregunté

No, perdóname, nunca debí hacer nada de esto- dijo girándose hacia mí - yo no soy lesbiana, mi hermana sí lo es y ha tenido bastantes problemas por eso. No puedo estar contigo y menos con los dos, eso va contra mis principios, yo no soy así.

Tranquila nena, no pasa nada, tú no eres lesbiana, ni yo tampoco, solo somos dos mujeres explorándose mutuamente, no hay nada de malo en eso, somos adultas.

Ábreme la puerta por favor, dijo ya entre sollozos, me quiero ir a mi casa.

Ok, ok, pero no te vayas así. Sécate esas lágrimas, no pasa nada ¿Ok?

¡Ábreme la puerta por favor!

Se fue ese día así, sin decir una palabra más. Me reproché muchas veces mi falta de prudencia y cuidado con los detalles, tenía mucho que aprender si quería compartir lo que deseaba con las mujeres, especialmente si no tenían experiencia.

Dos semanas después me la encontré junto a las escaleras, se puso nerviosa al verme, bajando la mirada, me saludó con un ¡Hola! a secas, al cual yo respondí con un beso cariñoso en la mejilla.

¿Cómo has estado? Tenía días que no te veía por acá ¿has estado ocupada?

¡Algo!

"ALGO"… Mmmmm… esa palabra me recuerda "algo"… ¿"Algo" para ti significa: "mucho"?

Sí, significa: "mucho"- dijo mirándome a los ojos.

Me alegra saberlo… ¿Podemos conversar esta noche? Creo que tenemos algo pendiente de qué hablar.

Lo siento, no quiero volver a hablar de ese tema, podemos ser amigas si quieres, pero no pasará nada más.

¿Cuál es tu miedo? ¿Lo que sientes? ¿Lo que sentiste aquella noche?

Ella no respondía, solo bajaba su cabeza

Tu confusión es porque lo que sentiste conmigo, no las sentido nunca con un hombre, por eso crees que eres lesbiana como tu hermana y que la gente te va a discriminar como a ella ¿Verdad?

No es posible que tú me hagas sentir más que mi propio novio. Volví a hacer el amor con él y no fue ni cerca de lo que sentí esa noche contigo… por eso no puede volver a pasar.

Es normal Paola - dije tomándola del brazo para detenerla - las mujeres nos conocemos mejor, sabemos dónde y cómo hacernos sentir, además está el morbo de saber que estás haciendo algo nuevo, es más excitante y lo sientes más. No hay nada de malo.

Lo siento. No puedo- dijo al tiempo que se iba… nuevamente.

Hice muchos intentos después de aquella conversación. Mi desesperación era la misma de un adolescente cuando comienza a experimentar sus primeras relaciones sexuales. Mi deseo descontrolado por aquella chica, me hicieron obsesionarme con ella.

Se lo propuse de diversas formas, sabiendo que ella también lo deseaba, recordando sus gestos de placer aquella noche para mí inolvidable… pero ella no cedía… y yo comencé a distanciarme de la idea.

Pasaron un par de meses en los que no volvimos a hablar. Llegamos a media noche de una cena y había mucha bulla en la planta baja, parecía que venía de su apartamento, era como una especie de fiesta o algo así. Al entrar al edificio, la divisé entre la gente, de inmediato quité la mirada y me dirigí a las escaleras; mi novio que estaba parado frente a mí y también frente a donde ella se encontraba, hizo un gesto mirando por encima de mi hombro y en ese mismo instante escuché su voz decirme:

¿Vas a dormir ya?

Miré a mi novio aun sin voltear y él se sonrió y subió las escaleras, yo me giré lentamente, la observé muy seria, levantando una de mis cejas…

¿Puedo invitarte una cerveza?- volvió a preguntar

No gracias… y no, no voy a dormir, voy camino a disfrutar de algo que tú no tienes… un hombre de verdad, que me hace el amor con inteligencia… Deberías probar, a ver si así aprendes a sentir y te quitas de la cabeza el temor estúpido de ser lesbiana, cosa que es traumática para ti.

Ups… eso dolió… pero no tengo a mano ningún hombre de verdad, hay puros niños en esa sala- dijo mirando a su departamento- y la verdad, prefiero disfrutar del tuyo, si es que aun puedo… pero especialmente de ti.

¿A qué estás jugando ahora?

A nada, solo que me he tomado algunas cervezas y parece que me han desinhibido… Me gustaría hacer todo con ustedes, pero aun no pierdo el miedo y la pena de que él me vea en esas… ¿Hay alguna forma de evitar que el sepa que soy yo?

Yo no estoy muy convencida aún de que de verdad vayas a hacer esto. Sí hay una forma, pero antes, debo saber que estás dispuesta de verdad- dije abriendo paso en la escalera, como señal de que subiera… y lo hizo.

La vi subir delante de mí y no lo podía creer, aun me encantaba esa mujer y el tiempo que tenía esperando por ella, había elevado aun más mis ganas y con ese solo acercamiento, me tenía nuevamente a sus pies… y ella lo sabía.

Ya en mi piso, pero aún sin entrar al apartamento, le dije que yo algunas veces llevaba a cabo una fantasía con él, en la cual lo amarraba a la cama y vendaba sus ojos con un pañuelo, como si estuviera secuestrado; él no podía ver ni tocar nada, solo sentir.

Lo hemos hecho varias veces y él por complacerme juega conmigo, sabiendo que esto me encanta - esto era por supuesto una improvisación de mi parte, creada con el fin de saber hasta dónde llegaría mi vecina - Esa es la forma de hacerlo, una vez vendado y amarrado no podrá saber que estás ahí, si no haces mucho ruido, obviamente.

Ella aceptó. Entramos y le dije que me esperara en la sala, que iría a la habitación a prepararlo todo. Por supuesto que puse a mi novio al tanto de aquella propuesta y dijo que me cuidara de ser yo quien cayera en los juegos de aquella chiquilla, que no perdiera el mando… solo que yo no sabía cómo hacerlo.

Todo quedó listo, salí a buscarla y le dije que él creía que había salido a buscar una copa de vino. Le coloqué un poco de mi perfume para que oliéramos parecido y le dije que se quitara la ropa.

Ella un poco nerviosa, con el temor de que él la descubriera, pero más decidida que la última vez, hizo lo indicado. La llevé de la mano a la habitación (una vez más), la cual estaba íntimamente iluminada, tan solo con el reflejo de la pantalla plasma, en la que se divisaban dos mujeres y un hombre en una película porno, que coloqué premeditadamente. Ella se notaba bastante acelerada y tímida a la vez, miraba todo a su alrededor, a mi novio, provocativo e "indefenso" acostado en la cama, la sexy película, los sonidos que ésta producía, los olores perturbadoramente excitantes que embriagaban el local y las dos completamente desnudas, una frente a la otra.

En un paso se acercó a mí y me besó con lujuria, me dijo al oído entre jadeos:

¡Cómo me encanta besarte!… Tengo poco tiempo, me estarán buscando y me llamarán en cualquier momento.

Comenzamos a tocarnos y besarnos, no cómo aquella primera vez, ahora la dulzura dio paso a la locura, aquellas bocas y lenguas descontroladas besaban y tocaban todo a su paso, mientras mi novio aparentaba no saber que tenía una compañera sexual.

Entre excitada y apurada, veía como aceleraba su paso, queriendo vivir todo a la vez. Toqué su sexo con mis dedos y me sobresalté al notar los excesivos jugos que la empapaban. Ella cerraba sus ojos del placer, sintiendo lo que mis manos le hacían. Luego me quitó la mano con brusquedad y se abalanzó sobre mí en el gran espacio que aun quedaba al lado de mi novio en nuestra cama 2x2, parecía ya no importarle mucho que él se diera cuenta de su presencia.

Comenzó a tocarme ella, mi también mojadísima vagina… quería dominar esta vez... y yo, presa del deseo que ella me producía, la dejaba hacer.

Metió dos dedos en mi sexo de un solo golpe, mientras chupaba mis tetas. Los metía y sacaba penetrándome casi con violencia, con una pasión desbordada, dominante, me sacó los dedos, me los dio a chupar y me pidió que me montara encima de mi novio, que quería verme haciéndolo con él.

Yo, como autómata, le obedecí encantada, sentándome a horcajadas sobre él. Me penetré, casi alcanzando de inmediato el orgasmo, producto de lo que todo aquello me excitaba. Cabalgué sensualmente, viendo como ella me comía las tetas y me miraba excitada y rápidamente exploté en un ¡¡¡¡aaaahhhhhhhhh!!!!... ¡¡¡oooohhhhhhhh!!!! Que me dejó exhausta sobre la cama.

Es tu turno - le susurré al oído.

Y la vi, lentamente subiéndose encima de él; se penetró en silencio, apretó sus ojos, mordió sus labios y cabalgó con frenesí… pero por mucho que sus gestos me expresaron su disfrute, su orgasmo no llegó. De repente, bajó lentamente de la cama y salió de la habitación sin decir una palabra, dejándome más que excitada.

Después de morder la almohada de la rabia producida, le quité la venda de los ojos a mi complaciente compañero, quien con su mirada me expresó un "te lo dije" que nunca salió de sus labios.

Salía la sala, ya ella estaba vestida, abrí la puerta sin mirarla siquiera, ella demoró unos segundos mientras me miraba tratando de decir algo y luego salió de mi apartamento.

Desde ese día mi actitud hacia las mujeres cambió radicalmente… sin aun llegar a mi madurez sexual, pensaba que la idea era ser dominante, nunca suplicar una caricia, ni un beso, sino todo lo contrario. Sin embargo esa chica no se salía de mi mente, aun me obsesionaba, pero ahora de manera diferente, quería poseerla a mi antojo, quería provocarla y luego pagarle con la misma moneda… y así lo hice.

Una noche más de tantas… unos tres meses después de aquella última, desde la cual nunca más hablamos, llegábamos mi amor y yo de una fiesta en la que había tomado un poco más de lo normal, no como para embriagarme, pero sí lo suficiente como para calentarme más allá de mis parámetros, que ya es mucho decir.

Entré primero mientras él se estacionaba… escuché música y unos alaridos femeninos, provenientes de muchas voces alegres juntas que salían de el apartamento de mi "dulce" vecinita… recordé de inmediato aquel último encuentro y sin pensarlo dos veces, me encaminé rumbo a ese lugar bullicioso.

Toqué el timbre y me salió la hermana (lesbiana) de Paola:

¡¡¡Hoooola!!! Dichosos los ojos que te ven niñata… Jejeje… no pudiste llegar en mejor momento.

¿Ah sí?

Pero claro…. ven pasa, le estamos celebrando la despedida de soltera a mi prima que se nos lanza al agua.

¡Uyyy!! pero esto más bien parece una fiesta "de ambiente"- dije con la imprudencia generada por el alcohol, ante aquel cúmulo de mujeres que bailaban unas con otras de lo más divertidas.

La sangre me bombeó a mil por minuto, olvidándome incluso de qué había venido a hacer a ese lugar, pero la memoria me volvió rápidamente cuando al apartarse un grupo de aquellas hembras que danzaban sensualmente, vi a mi vecina sentada, con los ojos enrojecidos por la bebida y la cara de ansias y confusión por mi inesperada presencia.

¿Entonces? ¿Vas a pasar o te vas a quedar ahí paradota?

Dame un minuto que mi novio está por entrar, se está estacionando, le aviso y me quedo un ratito.

Luego de avisarle y despedirme de mi novio, fui rumbo a la fiesta; estaba divina, la música era apropiada, la sala estaba llena de chicas de entre 18 y 35 años, y todas, por el tiempo que tenían ya celebrando y el licor consumido, tenían una especie de excitación que me envolvía…

Una bella chica me alcanzó una copa de vino tinto y me dijo…

Aquí estamos emborrachándonos con clase, te habría ofrecido champaña pero llegaste un poco tarde, ya se nos terminó- sonrió guiñándome un ojo.

Mira mi catira, tu bien lo dijiste - expresó Isabel - …esto parece una fiesta "de ambiente"… pero privada, eso sí. Algunas somos "de ambiente" y las otras se están ambientando jajajaja. Ya que es una fiesta de mujeres, pues hay que saber disfrutar entre nosotras y yo les estoy enseñando cómo- rió divertida con una expresión de deseo y picardía y también algo de ebriedad.

Pues por mí no te preocupes, yo soy como el camaleón, se adaptarme muy bien a cualquier espacio- la chica que me dio la copa de vino, tomándome la palabra me haló del brazo y me llevó a la pista de baile…

Ya veremos que tan bien lo haces – me dijo…

Uyyy… a mí que me encanta bailar con una mujer y esta preciosura que estaba como un bombón… entonces me deje llevar y desplegué todas mis artes sensuales del baile, haciendo que simulaba un papel que sabía llevar a la perfección.

La mayoría de las chicas que no estaban bailando, se volcaron a bailar también, unas con otras, todas revueltas entre sí. Isabel se colocó detrás de mí y comenzaron a enfilarse en una sola línea, me sentía como un delicioso emparedado, percibiendo en mi cuerpo los múltiples movimientos de todas aquellas hembras embriagadas y notablemente excitadas con todo este asunto.

Isabel se movía en círculos, recostando su sexo con mi "trasero provocador", frase que repitió a escándalos durante todo el baile, cambiando de vez en cuando la palabra provocador por "exquisito", como si lo estuviera probando de verdad.

Paola permanecía sentada, se mordía los labios, miraba su copa y luego volvía a mirar aquel espectáculo lésbico-colectivo, mostrando en su expresión un toque de celos, combinado con una no deseada aceleración de su lívido.

En medio de aquel baile interminable, que yo disfrutaba con esmero, colocaron una canción tipo reggaetón (creo, no soy muy conocedora de esos ritmos), cuya letra decía, "Mi vecinita tiene antojos…" un grito a muchas voces se escuchó en la sala, pues en medio de toda aquella locura, yo representaba a esa vecinita, que pasó a ser en la fiesta, la agasajada del momento.

Volvieron a enfilarse, colocándose un grupo delante de mí, una tras otra y el otro grupito detrás, nos movíamos a un solo ritmo, cual gusano… y como si la cosa no pudiera ser mejor, se fueron turnando de una en una, detrás y delante de mí para pegarse a mi cuerpo… la que estaba de turno se colocaba posteriormente de última en la fila y así sucesivamente todas menearon su sexo con el mío y con mi culo, pues de vez en cuando me hacían voltear, para que cada una disfrutara de ambos lados… - ¡¿Qué es esto?!! Me están violando entre todas con la ropa puesta- pensé más que complacida.

5 comentarios - Posteando fumado, un relato primera parte

una_woman
a pesar de lo fumado, bien relatado! 😛 😛 😛
CAT2007
te salio bien, espero la segunda parte