El Nuevo Día (Starring: Pamela -Rosarinita-)

“El nuevo día”



-1-



Dentro de una hora va a empezar a verse el amanecer. Estamos con Pamela y Martín esperando lo que comúnmente se llama “El nuevo día”. Estamos los tres acostados en la cama de Pamela, ella está en el medio, entre nosotros. Tengo ganas de dormir pero, había prometido que pasaría a “El nuevo día” despierto. Martín fuma, Pamela está descompuesta y presiento que en cualquier momento va a vomitar. Me levanto y me siento en el borde de la cama, Pamela se acerca y usa de almohada mis piernas y me pide que le acaricie la nuca, como lo hacía su tía cuando tenía once ó doce años. Yo no viví esa etapa con ella, así es que me lo imagino y paso mi mano sobre su nuca. Creo que lo hago muy parecido a su tía, ella respira muy suavemente y cierra los ojos. Se entrega a mi cuidado y espera paciente a “El nuevo día”. Martín se cansa de fumar y tira el cigarrillo al piso, después habla.

-Sería bueno que hiciéramos algo... –dice y me mira– . Podríamos coger entre los tres, o mejor dicho podríamos coger a Pamela.

Pamela sonríe tibiamente y sigue con los ojos cerrados, en realidad espera que yo conteste por los dos. Sería bueno, pienso mientras Martín ha salido del cuarto, que Pamela supiera que alguna vez se me cruzó por la cabeza esa idea. Con Martín nunca lo hablamos. Somos amigos desde hace casi diez años y jamás tuvimos sexo entre los tres. Ahora veo la ventana y recuerdo lo que estamos esperando. Qué habrá detrás de “El nuevo día”.



Martín vuelve al cuarto y esta vez se sienta en el piso, debajo de la ventana y pregunta.

-Lo pensaron...?

-Qué –digo.

-Eso de coger a Pamela.



Pamela sigue sobre mis piernas y no dice nada. Lo miro a Martín y me imagino la situación. Siento que algo me calienta su sugerencia y trato de frenarme. Me está excitando la idea. Pamela respira y viene la arcada, en eso desparrama todo el vómito, larga un líquido entre marrón y verde. La ayudo a incorporarse y Martín también, la tenemos entre los dos y ella empieza a llorar. Trato de calmarla y la abrazo, me pide que la lleve al baño, la levanto y la llevo con mucho cuidado. Una vez en el baño me pide que la deje sola, le hago caso y vuelvo con Martín a la cocina.


-2-


-Será verdad eso de que una mina se puede bancar dos pijas en la concha a la vez –dice Martín.

-Qué sé yo. Creo que sí.

-Hagámoslo, boludo, dale. Estoy cansado de esperar “El nuevo día”. A quién puta se le ocurrió esto de “El nuevo día”.

-A Pamela.

-Sabía! La mina está recaliente. Hizo todo este circo de invitarnos a su casa, tomar licores y esperar despiertos para meternos en su cama y calentarnos.

-No sé. Pamela está podrida, sabés, la está pasando mal.

-Boludeces. Está mejor que nosotros dos juntos. Quiere una buena pija. Eso es lo que quiere.

-No sé...

-Decime, decime, te calienta o no?

-Sí.

-Y bueno... Acordate de cuando la conocimos. Te acordás?

-Algo.

-Andábamos los dos colgados, ella también estaba colgada. Te acordás, estábamos en la plaza; pasó y nos miró a los dos con hambre. Por qué no fue que pasó nada esa noche? Porque la mina estaba caliente con los dos y no sabía con quien quedarse. Después vino toda esta historia de la amistad, etc, etc. Eso está bien. Yo no quiero otro rollo.

-Yo tampoco.

-Somos amigos o qué. Yo quiero que Pamela siga siendo mi amiga, no la quiero perder. Como amigos la podemos pasar mejor.

-Me estás convenciendo.


Con Martín abrimos una menta que estaba dentro de la heladera y brindamos. Esperaba que apareciera Pamela en cualquier momento, tenía ganas de cogérmela, de cogerla con Martín.


-“El nuevo día” ya está a punto –dijo Pamela envuelta en una frazada, entrando a la cocina.

-Cómo estás? –le pregunté.

-Bien, creo que tiré todo.


Martín se acercó a Pamela y abrazándola dijo.

-Rubia te queremos coger...

-Entre los dos o de a uno por vez? –Preguntó sonriendo y acercándome con su brazo hacia ella.

-Los dos a la vez. -Dije y me sentí algo ridículo.

-Probemos entonces. Nos queda tiempo antes de que llegue “El nuevo día” –dijo Pamela.



-3-


Estábamos los tres en la cama, Martín fumaba, Pamela se soltaba el pelo y yo miraba. No sabía qué hacer. En un momento Pamela nos tomó de las manos y las apoyó en sus tetas. Estaban calientes, con el pezón duro, todo contraído, no aguanté más y le empecé a chupar el pezón. Martín siguió con lo mismo. Pamela se quitó por completo la frazada de encima y pidió que nos desvistiéramos. Al rato empezó a masturbarnos a los dos al mismo tiempo, sentía que mi esperma iba a salir en cualquier momento y traté de pensar en otra cosa. Miré hacia la ventana y comenzaba a amanecer. Sentí la boca de Pamela en mi pija, sentía que la hacía llegar hasta la garganta, sentía un vacío profundo que me absorbía, tenía mi pene a punto de estallar, Pamela advirtió mi efusividad y se desprendió de mí y siguió con Martín.

En un momento de mucha ansiedad nos propuso hacer un 69 y lo hicimos alternándonos con Martín. Su cuerpo tan elástico y encendido, me rodeaba por completo, sus piernas envolvían mi cabeza y el olor de su sexo, me sacudía, me llevaba al estado más absurdo. Pamela me dijo que le metiera la lengua en el culo, se dio vuelta en la cama y me lo ofreció, había una dilatación casi perfecta, y dejé que mi lengua explorara. Cuando lo hice, el sabor agridulce que sentí en el paladar me excitó tanto, que sentí que la pija me iba a reventa, ya no tenía control sobre mí. Martín me pidió hacer lo que yo estaba haciendo y lo dejé. Pamela gemía y parecía que acababa a cada instante. Pidió que la penetráramos y fui el primero. Su vagina estaba tan excitada que parecía explotar, los movimientos de sus caderas se aceleraban tanto que yo parecía flotar encima de ella. Fue el turno de Martín y me quedé a un costado de la cama. Vi el sol que aparecía.

-Chicos, no domino mi cuerpo. -Dijo Pamela debajo de Martín-. Quiero que me cojan por el culo.

Martín se desprendió de Pamela, escupí saliva en mi mano y la pasé por mi pene. Pamela se preparó y metí la pija en su culo. Fue despacio hasta que sentí que algo me chupó desde adentro y ya estaba cogiéndola por el culo. Sentía que eso no tenía fin, mientras más se la metía, más adentro me pedía. Estaba a punto de eyacular y lo dejé a Martín. A Pamela se le ocurrió una doble penetración. Martín se quedó abajo y Pamela arriba, una vez que Martín la penetró yo lo hice por el culo. Los tres de alguna manera estábamos unidos. Al principio fue desastroso por los ritmos de cada uno, hasta que sincronizamos y estábamos los tres cogiendo. Pamela metida entre nosotros, aumentaba los movimientos, mi penetración se hacía cada vez más profunda, al igual que Martín, ya estaba casi al borde, Pamela exultante gritaba, pretendía más, y yo pretendía no terminar con ese momento.

Martín acabó primero, se salió de su posición y quedé encima de Pamela a punto de acabar, ella en cuatro patas sobre la cama y yo de pie. Un grito afónico acompañado de movimientos intensos, sostuvieron a Pamela mientras desde su concha se desprendía su eyaculación, seguida de pequeños chorritos de orina que salpicaron en la cama. En ese momento fue mi turno... mi esperma parecía no tener fin, me estaba vaciando dentro de Pamela, que gimió casi por última vez al sentir mi líquido penetrándola.


- 4 -


Pamela fue la primera que se despertó. Nos trajo café con facturas a la cama. Desayunamos y no dijimos nada ninguno de los tres.

-Alguien vio como aparecía “El nuevo día” –preguntó Pamela.

-Yo. –Dije.

-Yo también. –Dijo Martín.


-Y yo. –Dijo Pamela, mientras se acomodaba entre medio de nosotros dos.

2 comentarios - El Nuevo Día (Starring: Pamela -Rosarinita-)

Chocolatozo
Aplausos ! Que buen relato. 😉