Me miraba concentrado, yo gritaba y le pedía más, en minutos tuve otro orgasmo, me giró y me acomodó en posicion fetal. Abriendo mis nalgas me la metia con la misma intensidad, pero tenerme así le permitía nalguearme súper rico mientras me cogía muy duro. Me decía lo mucho que me deseaba, todos los días al verme así, seducirlo, mostrándole mis piernas, pero ahora por fin me tenía empalada cogiendome y compartiendo fluidos. Me giró y me puso bien empinada en medio de la cama con la cara pegada a la sábana, él se subió y se acomodó sobre de mí. Tener mi culito así, lo puso muy caliente, abrió mis pompis para cogerme muy fuerte y darme con todo, sentía su verga muy adentro de mi vagina en mi útero casi casi jajaja. Cada embestida me hacía gemir como perra, pero también ahogaba mis lamentos, empezó a nalguearme muy fuerte, tomó mi cabello con fuerza. Castigándome bien rico, no me importaba el dolor, de hecho, me estaba gustando, él lo notó y continúo cogiéndome así de fuerte.


No paró hasta sacarme otro orgasmo acompañado de mis jugos que salieron expulsados de mi vulva hambrienta, se detuvo un poco. Mientras los espasmos me hacían temblar, se acostó a mi lado y me giró para cogerme de cucharita, ya estaba a punto de correrse. Me la metio fuerte y me dio con todo lo que tenía, hasta venirse dentro de mí escurriendo por toda mi vagina y mi matriz de su lechita, no me la sacó, solo me abrazó apretando mis tetas. Nos quedamos unos minutos así, le encantaba sentir mis nalgas en su pelvis y estar hasta dentro de mi, después de unos minutos me la sacó ya flácida con restos de su semen y me di la vuelta. De frente a él, nos abrazamos y empezamos a besarnos, subí una pierna sobre su cadera, así nos quedamos mientras descansábamos. Ya casi eran las 7 de la tarde, ambos queríamos coger más pero aun debía arreglarme para irme a casa, solo nos metimos a bañar juntos. Bajo la regadera nos mirábamos traviesos, con muchas ganas, pero quedamos en volver a vernos el fin de semana para coger más.
Salimos de bañarnos, el se había portado muy tierno conmigo en la ducha, me había enjabonado y me había lavado, me sequé y me vestí, ofrecio llevarme, en camino me agradeció por complacerlo y me recordó su promesa. Solo debía aparentar hacer los ejercicios, las tareas, pero si quería pasar el examen y mejorar mi promedio debíamos coger más veces. Obvio accedí, claro que quería coger más con él, le pregunté si tendría la misma suerte con otros maestros, soltó una fuerte carcajada. Me aseguró que con todos se podía, pero que debía comportarme más porque si seguía mostrándome así, los demás se darían cuenta. Debíamos ser muy discretos, me dijo que podría correr la voz y conseguirme citas con otros maestros, incluso hasta con el director. Por supuesto acepté la oferta dejándole claro que lo hacía solo para mejorar mi promedio, él me dijo que no me preocupara por eso. Me dejó a unas calles de mi casa, con la promesa de que pronto tendría noticias de los demás profesores, llegué puntual con mis papás obvio con la vagina bien rosada, las nalgas rojas y llenas de moretones, mi vagina y mi boca llenas de leche jajaja.
Ya al día siguiente me comporté como me dijo Ramsés, en clase de Historia con el profe José, todo el tiempo me miraba sospechoso. Hice el trabajo que nos dejó y le llevé mi cuaderno a calificar, cuando me lo regresó me escribió su número con una nota interesante. Diciéndome que había recibido el mensaje y estaba interesado, al leerlo lo miré y me guiñó el ojo, yo me sonrojé de inmediato. En el receso, estaban en la explanada el profe Ramsés, el profe Jaime de Química y el profe Enrique de Biología, al verme me llamaron. Me acerqué sonrojada porque desde que me vieron, sus miradas los delataban, era muy común que los alumnos charlaran con ellos. Sobre todo, en el receso, aprovechando esa cortina, todos reiteraron el interés que tenían en darme clases particulares intensamente. De pronto estaba rodeada por todos, me puse muy nerviosa, imposible no imaginarlos a todos cogerme muy rico y al mismo tiempo.
Ya en la última clase, llegó el director para avisarnos de un evento que empezaría la próxima semana y que nos involucraba a todos. Lo llamaron: “La semana del deporte”, traían una pequeña esfera y nuestro jefe de grupo sacó un papelito, nos tocó el voleibol. Debíamos hacer equipos de 6 para participar en el torneo que se haría esa semana, obvio en mi equipo estaban todas mis amigas. Melanie, Mónica, Sofía, Laura y Alicia, nos dieron todas las instrucciones, como debía ser el uniforme, no tendríamos clases esa semana. Entrenaríamos el lunes y martes, a partir del miércoles empezarían los partidos y las finales se jugarían jueves y viernes por la tarde. La entrada sería a las 10 am y saldríamos a las 6 pm todos los días, debíamos entrenar bajo la supervisión de algunos profesores. También nuestros padres debían ponerse de acuerdo para conseguir los uniformes y todo el equipo necesario para el evento.
Llegando a casa les pasé la información a mis papás, como todos los padres de mi grupo se conocían, muy rápido se organizaron. Irían el próximo fin de semana a comprar todo al centro, me quedaría sola en casa, así podría ir a coger con mi profe Ramsés. El jueves nos informaron que el profe Jaime de Química supervisaría nuestros entrenamientos y estaría todo el tiempo con nosotros. El viernes en el receso el Ramsés me dijo que iban a tomar un curso los próximos días para poder entrenar a todos los alumnos. Obvio no nos podríamos ver, un poco desanimada me tuve que quedar sola en casa y salí por la tarde a caminar usando ropa cortita. Pero no pasó de un par de miradas y cosas así, mis padres volvieron a casa por la tarde con el uniforme que habían comprado. Estaba hecho de licra, una playera de manga larga y un short, también me compraron unas rodilleras y algunas cintas para la cabeza.
Subí a probarme todo, me quedó de maravilla, el short quedaba muy justo de mis pompis, bajé a mostrarles pensando que me dirían algo.

Pero estaban muy contentos por cómo se me veía todo, mi mamá me sugirió usar algo debajo del short, por si la escuela no lo aprobaba. Subí a mi recámara y en el chat grupal de las chicas les pregunté si les había gustado el uniforme, todas estábamos muy emocionadas. A todas nos gustaba el deporte, Alicia era la más gordita pero tenía una flexibilidad bárbara, estábamos muy ansiosas por empezar. Además, con ese uniforme ajustado en color ocre, sabíamos que muy probablemente todos nos voltearían a ver. Obvio ellas se emocionaban por los chicos, yo, por los profesores y por los papás, me gustan los maduros, era un gran evento donde podría exhibirme ante todos. Los días de entrenamiento debíamos llevar el uniforme de deportes y debajo un short para entrenar, obvio me puse uno muy chiquito y con tanguita jajaja.
Los dos días de entrenamiento aproveché los descansos para ir a meterme a la pequeña bodega de la escuela con algún profesor. Para comernos a besos y que me dieran una buena manoseada, sentir sus erecciones en mi culo y sus manos en mis tetas me encantaba. Lo malo es que nos quedábamos con ganas de más, al principio yo estaba un poco nerviosa porque pensaba que nos podrían descubrir. Pero me explicaron que el conserje de la escuela vigilaba mientras nos metíamos un buen rato, ya en confianza me dejaba querer y manosear. Me metí a esa pequeña bodega con varios profesores, José (Historia), Jaime (Química), Enrique (Biología), Mauricio (Valores). Con todos solo fue una manoseada, una muestra de todo lo que podríamos hacer si me llevaban a otro lado para cogerme un buen rato. Claro que me estaba volviendo una puta en todos los aspectos, pero yo no quería detenerme, al contrario, quería que todos me cogieran.
El martes por la tarde, terminamos la práctica y el profe Jaime me dijo que me necesitaban urgentemente en la oficina del director. Se veía muy preocupado, apenas me dio tiempo de guardar mis cosas, tomé mi mochila y me fui a la dirección, ya me esperaba muy serio. Con las persianas cerradas me pidió pasar y al cerrar puse el seguro, su cara me decía algo, sin perder el tiempo fue al grano muy serio. Sabía lo que pasaba en esa bodega con los profesores, muy preocupado me dijo que podría expulsarme en ese mismo momento. Pero de mí dependía corregir eso y pasar de año con uno de los mejores promedios, todo esto mientras desabrochaba su cinturón. Sentado en su silla, solo se giró un poco mirándome con esos ojos llenos de lujuria, obvio yo sabía lo que tenía que hacer para complacerlo. Me levanté y caminé hacía él, ya se había sacado la verga y se masturbaba para ponérsela dura, me puse de rodillas y seguí con las manos.
Continúa...


No paró hasta sacarme otro orgasmo acompañado de mis jugos que salieron expulsados de mi vulva hambrienta, se detuvo un poco. Mientras los espasmos me hacían temblar, se acostó a mi lado y me giró para cogerme de cucharita, ya estaba a punto de correrse. Me la metio fuerte y me dio con todo lo que tenía, hasta venirse dentro de mí escurriendo por toda mi vagina y mi matriz de su lechita, no me la sacó, solo me abrazó apretando mis tetas. Nos quedamos unos minutos así, le encantaba sentir mis nalgas en su pelvis y estar hasta dentro de mi, después de unos minutos me la sacó ya flácida con restos de su semen y me di la vuelta. De frente a él, nos abrazamos y empezamos a besarnos, subí una pierna sobre su cadera, así nos quedamos mientras descansábamos. Ya casi eran las 7 de la tarde, ambos queríamos coger más pero aun debía arreglarme para irme a casa, solo nos metimos a bañar juntos. Bajo la regadera nos mirábamos traviesos, con muchas ganas, pero quedamos en volver a vernos el fin de semana para coger más.
Salimos de bañarnos, el se había portado muy tierno conmigo en la ducha, me había enjabonado y me había lavado, me sequé y me vestí, ofrecio llevarme, en camino me agradeció por complacerlo y me recordó su promesa. Solo debía aparentar hacer los ejercicios, las tareas, pero si quería pasar el examen y mejorar mi promedio debíamos coger más veces. Obvio accedí, claro que quería coger más con él, le pregunté si tendría la misma suerte con otros maestros, soltó una fuerte carcajada. Me aseguró que con todos se podía, pero que debía comportarme más porque si seguía mostrándome así, los demás se darían cuenta. Debíamos ser muy discretos, me dijo que podría correr la voz y conseguirme citas con otros maestros, incluso hasta con el director. Por supuesto acepté la oferta dejándole claro que lo hacía solo para mejorar mi promedio, él me dijo que no me preocupara por eso. Me dejó a unas calles de mi casa, con la promesa de que pronto tendría noticias de los demás profesores, llegué puntual con mis papás obvio con la vagina bien rosada, las nalgas rojas y llenas de moretones, mi vagina y mi boca llenas de leche jajaja.
Ya al día siguiente me comporté como me dijo Ramsés, en clase de Historia con el profe José, todo el tiempo me miraba sospechoso. Hice el trabajo que nos dejó y le llevé mi cuaderno a calificar, cuando me lo regresó me escribió su número con una nota interesante. Diciéndome que había recibido el mensaje y estaba interesado, al leerlo lo miré y me guiñó el ojo, yo me sonrojé de inmediato. En el receso, estaban en la explanada el profe Ramsés, el profe Jaime de Química y el profe Enrique de Biología, al verme me llamaron. Me acerqué sonrojada porque desde que me vieron, sus miradas los delataban, era muy común que los alumnos charlaran con ellos. Sobre todo, en el receso, aprovechando esa cortina, todos reiteraron el interés que tenían en darme clases particulares intensamente. De pronto estaba rodeada por todos, me puse muy nerviosa, imposible no imaginarlos a todos cogerme muy rico y al mismo tiempo.
Ya en la última clase, llegó el director para avisarnos de un evento que empezaría la próxima semana y que nos involucraba a todos. Lo llamaron: “La semana del deporte”, traían una pequeña esfera y nuestro jefe de grupo sacó un papelito, nos tocó el voleibol. Debíamos hacer equipos de 6 para participar en el torneo que se haría esa semana, obvio en mi equipo estaban todas mis amigas. Melanie, Mónica, Sofía, Laura y Alicia, nos dieron todas las instrucciones, como debía ser el uniforme, no tendríamos clases esa semana. Entrenaríamos el lunes y martes, a partir del miércoles empezarían los partidos y las finales se jugarían jueves y viernes por la tarde. La entrada sería a las 10 am y saldríamos a las 6 pm todos los días, debíamos entrenar bajo la supervisión de algunos profesores. También nuestros padres debían ponerse de acuerdo para conseguir los uniformes y todo el equipo necesario para el evento.
Llegando a casa les pasé la información a mis papás, como todos los padres de mi grupo se conocían, muy rápido se organizaron. Irían el próximo fin de semana a comprar todo al centro, me quedaría sola en casa, así podría ir a coger con mi profe Ramsés. El jueves nos informaron que el profe Jaime de Química supervisaría nuestros entrenamientos y estaría todo el tiempo con nosotros. El viernes en el receso el Ramsés me dijo que iban a tomar un curso los próximos días para poder entrenar a todos los alumnos. Obvio no nos podríamos ver, un poco desanimada me tuve que quedar sola en casa y salí por la tarde a caminar usando ropa cortita. Pero no pasó de un par de miradas y cosas así, mis padres volvieron a casa por la tarde con el uniforme que habían comprado. Estaba hecho de licra, una playera de manga larga y un short, también me compraron unas rodilleras y algunas cintas para la cabeza.
Subí a probarme todo, me quedó de maravilla, el short quedaba muy justo de mis pompis, bajé a mostrarles pensando que me dirían algo.

Pero estaban muy contentos por cómo se me veía todo, mi mamá me sugirió usar algo debajo del short, por si la escuela no lo aprobaba. Subí a mi recámara y en el chat grupal de las chicas les pregunté si les había gustado el uniforme, todas estábamos muy emocionadas. A todas nos gustaba el deporte, Alicia era la más gordita pero tenía una flexibilidad bárbara, estábamos muy ansiosas por empezar. Además, con ese uniforme ajustado en color ocre, sabíamos que muy probablemente todos nos voltearían a ver. Obvio ellas se emocionaban por los chicos, yo, por los profesores y por los papás, me gustan los maduros, era un gran evento donde podría exhibirme ante todos. Los días de entrenamiento debíamos llevar el uniforme de deportes y debajo un short para entrenar, obvio me puse uno muy chiquito y con tanguita jajaja.
Los dos días de entrenamiento aproveché los descansos para ir a meterme a la pequeña bodega de la escuela con algún profesor. Para comernos a besos y que me dieran una buena manoseada, sentir sus erecciones en mi culo y sus manos en mis tetas me encantaba. Lo malo es que nos quedábamos con ganas de más, al principio yo estaba un poco nerviosa porque pensaba que nos podrían descubrir. Pero me explicaron que el conserje de la escuela vigilaba mientras nos metíamos un buen rato, ya en confianza me dejaba querer y manosear. Me metí a esa pequeña bodega con varios profesores, José (Historia), Jaime (Química), Enrique (Biología), Mauricio (Valores). Con todos solo fue una manoseada, una muestra de todo lo que podríamos hacer si me llevaban a otro lado para cogerme un buen rato. Claro que me estaba volviendo una puta en todos los aspectos, pero yo no quería detenerme, al contrario, quería que todos me cogieran.
El martes por la tarde, terminamos la práctica y el profe Jaime me dijo que me necesitaban urgentemente en la oficina del director. Se veía muy preocupado, apenas me dio tiempo de guardar mis cosas, tomé mi mochila y me fui a la dirección, ya me esperaba muy serio. Con las persianas cerradas me pidió pasar y al cerrar puse el seguro, su cara me decía algo, sin perder el tiempo fue al grano muy serio. Sabía lo que pasaba en esa bodega con los profesores, muy preocupado me dijo que podría expulsarme en ese mismo momento. Pero de mí dependía corregir eso y pasar de año con uno de los mejores promedios, todo esto mientras desabrochaba su cinturón. Sentado en su silla, solo se giró un poco mirándome con esos ojos llenos de lujuria, obvio yo sabía lo que tenía que hacer para complacerlo. Me levanté y caminé hacía él, ya se había sacado la verga y se masturbaba para ponérsela dura, me puse de rodillas y seguí con las manos.
Continúa...
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