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La cola de Benja 1 (relato gay)

Benja era un gordito de sonrisa fácil, grandote, de 1,80. Culoncito, bastante culoncito, porque era algo gordito, bastante gordito, y porque nació culoncito.
Los compas de la secu le hacían bulling y a veces le tocaban el culo. Él sólo se reía, el gordo era re buena onda.
Las minas no le daban mucha bola y, la verdad, no sabía por qué, o sí, con sus 17 años, ni siquiera le atraían, seguía siendo virgen.
-¿En serio gordo nunca te cogiste una mina?, ¿no serás puto vos?-, le preguntó alguna vez algún amigo pajero.
A pesar de la costumbre de haberlo escuchado tantas veces, le dolía ser "el gordo", "el gordo boludo", el "con esa panza seguro ni te la ves", el "tenés más tetas que mi hermana, gordo, ponete corpiños",  el "andá gordo puto". En realidad era medio asexuado, demasiada play, demasiado celu. 
¿Pajas?, pocas, casi nunca, se miraba su pito chiquito y no le daba ganas. Las pocas eran por obligación, sus amigos se pajeaban, un adolescente se tenía que pajear, pero ni siquiera acababa, se la meneaba un rato y dejaba, era aburrido, le daba "paja" hacerse la paja.
Algunas noches descargaba sin querer, se despertaba sobresaltado sintiendo como una electricidad en su pitito semi erecto y un grueso y abundante goterón de leche se estrellaba contra su bóxer. ¡Qué desastre!, iba al baño, se lavaba la pija y, para que la madre no se diera cuenta, limpiaba con su lengua la mancha de semen en su bóxer, lamiéndola hasta que no quedara nada. No era tan malo el gusto de su leche ¿El sueño? Siempre el mismo: él boca abajo desnudo en la casa de su primo Johny y el Johny cogiéndoselo. Cuando  Johny acababa en su culo, él se despertaba eyaculando. Sus amigos tenían razón, el gordo Benja era puto..., pero no se animaba. Además, ¿a él quién se lo iba a coger?, ¡si era un gordo pedorro! Pensaba a veces en Cris, el putito de la otra división, delgadito, rubio, colita parada, jeans ajustados, con ese meneo al caminar. En realidad Cristian, le decían Cristina, la pasaba peor que él, ser un femboy a los 17 no es fácil, pero pijas para chupar no le faltaban, y varios de sus propios compas contaban en voz baja, bien en secreto, cómo se habían cogido a Cris y lo bien que la chupaba.


Benja se había hecho bastante amigo del "Tanque", el jefe de preceptores, un pibe de unos 25 años, bajito, no más de 1,65, pero de más de 100 kilos, por eso el apodo.  Ese día tenía una hora libre y se acordó que tenía que llevarle al Tanque un justificativo. En preceptoría le dijeron "no está, seguro lo encontrás en el archivo tomando mate con Manzi, buscalo ahí". El archivo quedaba en un lugar apartado de la escuela, al fondo de un largo pasillo oscuro y sucio, una puerta de madera desvencijada medio rajada. Benja estaba por golpear cuando escuchó unos gemidos que venían de adentro. Se le dio por espiar por una de las rendijas de la puerta. Quedó congelado. El tanque estaba doblado sobre la mesa, su panza enorme, sus manos apoyadas. Detrás, Manzi lo agarraba de las caderas y se apretaba contra el culo inmenso, los dos vestidos.
-Cuando te agarre esta noche te parto en cuatro, gordo puto-
-Ay si papi rompeme el culito, no sabés cómo lo necesito-
-No puedo esperar hasta la noche Tanque!, me calentás demasiado-, dijo Manzi mientras abría su bragueta y sacaba una poronga que a Benja le pareció una boa constrictora.
Manzi le bajó de un solo golpe el pantalón y el bóxer, las nalgas enormes y blancas del tanque recibieron un sonoro chirlo. Manzi le abrió la cachas y la boa oscura empezó a perderse dentro de ese culazo gigante y tembloroso.
-No papu, no por favor, nos pueden descubrir acá, esta noche a las 10 en casa, porfa, Ay!!!, duele!!, no seas bruto. 
-Al menos chupámela, gordo-
-Bueno eso sí, pero vamos al fondo-
El tanque, meneando su enorme trasero y aún con los pantalones bajos se metió entre las estanterías y detrás pajeándose se fue Manzi
Benja pudo escuchar las toses y las arcadas del tanque, pero ya no vio más nada. Sintió su pitulín cabecear un poquito y se fue sin hacer ruido.
Apenas llegó a su casa se encerró en su pieza, su hermano trabajaba y además esa noche se quedaba a dormir con la novia.
Se quitó el pantalón y se paró de costado frente al espejo. Se bajó despacito el bóxer y miró su culito. Estaba lindo!, sus nalgas oscuras, grandes, no tanto como las del tanque, no tenían un solo pelito, se las tocó, eran suaves. De formas redondeadas, perfectas. Se las abrió pero no pudo ver su esfínter. 
Se acostó en la cama, renegó un rato acomodando el celular, levantó sus gruesos y bellos muslos y al ratito escuchó el click. Agarró el celu. Mm, qué lindo se veía su asterisquito cerrado, rosadito, húmedo. Cosa rara, el asterisquito le comenzó a cosquillear.
-Qué lindo culito que tengo-, se dijo sonriendo. Se volvió a mirar al espejo, se lo volvió a acariciar. Corrió los papeles del escritorio y se apoyó para quedar en la misma posición en que había visto esa mañana al tanque, la cosquilla en su esfínter se hacía más intensa, se abrió las nalgas, ahhh qué deseo de ser cogido!  Acomodó el escritorio para poder verse en el espejo en la posición en que esa mañana estaba el tanque. -Estoy refuerte-, se dijo. -Si el Tanque lo pone así de loco, le muestro mi culito a Manzi y el viejo me parte en cuatro. Su celu trabajó a full y una docena de fotos de su culito en todas las poses imaginables fueron a llenar su memoria. Las miró, sonrió. Al fin estaba orgulloso de una parte de su cuerpo, su culo era una belleza. Y ya estaba 100% seguro de otra cosa, sus amigos tenían razón, sus sueños tenían razón, él era un gordo puto, pero después de verlo al Tanque con Manzi, estaba seguro que no iba a morir virgen. Volvió al escritorio, se puso en la pose del tanque y cerró los ojos, pensó en su primo Johny, pensó que al fin su sueño se hacía realidad y que en esa pose Johny se lo re garchaba y le decía cochinadas al oído: Benja, qué orto tenés gordo puto!, tomá!, tomá!, tomá!
El grito de la madre para que vaya a almorzar lo sacó del ensueño.
Esa noche a las 10 el Benja estaba en la cama, no podía dormir. Se levantó, se desnudó todo, prendió todas las luces de la habitación y volvió a mirarse en el espejo.
-Qué lindo culito que tengo-, se volvió a repetir.
-A esta hora al Tanque se lo están recogiendo-, pensó. Imaginó la pija de Manzi, enorme, abriendo el asterisquito del Tanque, que debía ser como el suyo, entrando en su culo, mientras el gordo gemía y chillaba.
-¿Cómo será?, se ve que al Tanque le gusta- Su asterisquito le vibraba tanto que ya no sabía qué hacer.
Se volvió a acostar, dejó sólo la luz del velador semi tapada por una camiseta azul. El frío de las sábanas en su culito aumentó el ardor de su esfínter. Levantó sus muslos, llevó su dedo índice a su asterisco, ahhhhhh, qué sensación intensa, qué rico!, y eso que sólo se lo estaba acariciando. Volvió a pensar en el Tanque que la debía tener adentro. Metió su dedo, no!, molestaba, buscó crema, se lo volvió a meter, ahhh, ahora siii, delicioso, la misma electricidad con la que se despertaba en las noches, pero más, le quemaba el ortito, le subía por las bolas, le cosquilleaba en el pitulin que apenas se había parado un poquito, se lo metió todo lo más que pudo, quería más, encremó un segundo dedo y se mandó los dos, ahhh, si, así. Instintivamente llevó la otra mano a su pechito, su pezón estaba re duro y parado, cuando se lo tocó, otra descarga de placer le inundó el pecho, empezó a cogerse con los dedos mientras se apretaba el pecho. La electricidad crecía, se mordía los labios para no gritar de placer, su pija se endureció solo un minuto, lo necesario para que un chorro caliente de semen saltara más de un metro. Benja bajó a tierra, qué enchastre!!!, ni se dio tiempo para disfrutar, afanosamente buscó cada charco, cada gota de su leche y la lamió, la sorbió, la hizo desaparecer en su garganta, esta vez le pareció aún más rica, más dulce. El culito le dolía un poco, durmió boca abajo, durmió desnudo por primera vez, pero sonriendo feliz. 
A las 3 de la mañana se despertó, pensaba en el Tanque, pensaba en Manzi, pensaba. Si el culo del Tanque, gordo enorme, podía despertar de tal manera la calentura de un tipo, el culito de Benja, su culito lampiño, suave y hermoso, seguro que a más de un tipo le gustaría. El esfínter le empezó a cosquillear de nuevo, encendió la luz, ¿dedos?, no!, algo más largo. Abrió el cajón de su mesa de luz, revolvió, encontró una vela grande que había quedado ahí desde el último corte de luz, la miró y sonrió. Sábanas a la mierda, patitas arriba y la vela fue entrando en el culito de Benja, se trabó, no avanzaba, empujó, ay, dolió, por primera vez su esfínter interno era vencido y la punta de la vela entraba en su recto. Empezó a cogerse con la vela, qué rico se sentía!, se la metía hasta el fondo, su culito la expulsaba y él la mandaba de nuevo para adentro, gemía cuando entraba, gemía cuando salía, buscó de nuevo sus pechos, se estrujó los pezones, se imaginó en la pose del Tanque, ¿por qué no?, con la vela clavada en el culo se levantó, se fue al escritorio, apoyó su panza y trató de manejar la vela que seguía en su recto, era difícil manejar el mete y saca en esa posición, pero le dio tanto morbo que en un minuto su pijita volvió a escupir, la vela salió sola de su culito y Benja quedó jadeando con su panza apoyada en el escritorio.
La siguiente mañana en la escuela al fin Benja pudo cruzarse con el Tanque. Lo miró directo a los ojos
-Que tal anoche?-
-Bien....., no sé por qué me preguntás, tenía algo de especial anoche?- le respondió el Tanque con su mejor cara de póker, pero por dentro estaba aterrado.
- No, por nada-, dijo sonriendo socarronamente. 
Cada uno siguió su camino, pero el Tanque se quedó más que preocupado. Nadie en la escuela sabía de su amorío con Manzi y de su sexualidad especial. Su vieja sabía algo, nunca se creyó que esa tanga enorme que había encontrado en su placcard era de "una amiga"; su viejo no decía nada, pero a los 25 y jamás una mina en su vida decían demasiado para que su familia no sospechara. No le importaba, ni pregonarlo ni esconderlo. Vivirlo discretamente. ¿Y ahora? ¡qué pelotudo! ¿cómo se había dejado dominar por sus ganas de pija?
No es que Benja buscara joder al Tanque, pero lo que esa noche había descubierto jugando con su culito lo había puesto eufórico, y tenía mil dudas, mil preguntas para hacer, ¿y quién mejor que el Tanque, que era medio amigote, para responderlas? Además no conocía a ningún otro.... , como él. Estaba internet, sí, mejor no encarar de nuevo al Tanque.
Cuando volvió a su casa se encerró en la pieza y de nuevo frente al espejo miró su cola aún con el jean, naa así no luce. Se desnudó y la meneó frente al espejo, -estoy re bueno-, se dijo, por algo sus compas le tocaban el culo, seguro más de uno se lo hubiera garchado si él hubiera sido menos boludo. Además esos jeans no servían, tenía que usar otra cosa. Se acordó de las calzas de la madre, estaban en el estante de la ropa sucia del lavadero. Benja estaba embalado, la madre en la cocina, las calzas cubrieron su cola desnuda. Claro, él era dos talles más grande, así que las calzas se le pegaban a la piel y se le metían a fondo en la raya. Wow!! así sí, su cola se veía increíble. Pero..., ¿sería ilusión suya?, buscó una página en internet, se creó un perfil en P y subió la docena de fotos que había sacado de su culo. A la media hora tenía 20 mensajes que iban desde un "tengo esta poronga para vos, te rompo todo putito, pasame wp por privado", o un "esa cola come trapo te la lleno de leche", hasta un "mmm, amorcito, qué linda estás, de dónde sos?". ¿Linda?, naaa, él era bien macho, puto si, marica no! ¿Será?, le dio un poco de miedito, ¿será que si te dejás mucho terminás como Cris?
Al rato sonó el wsp, ¡era el Tanque!
-Hola Benja, hoy me quedé pensando en lo que me dijiste. ¿Por qué me preguntaste por anoche?
Benja se quedó pensando también, ¿le decía?, ¿se hacía el boludo?, ¿le proponía algo? Ma siiii, se tiraba a la pileta.
-Los vi-
-¿qué viste?-
-A vos y a Manzi en el archivo- 
Al Tanque le empezó a temblar todo. Se recontra re puteó por ser tan calentón, pensó "Manzi la concha de tu madre", comenzó a transpirar, "y ahora cómo la arreglo?"
-Y ¿qué querés?-
-Nada-
¿Qué?, ¿vas a batir si no te doy guita?-
-¿Pero qué te pensás que soy?, ¡NO!-
-¿Qué querés entonces?, ¿me querés coger?-
-Nooooooo-
Benja fue sincero: -No sé-
-¿Y qué querés conmigo?-
-No se, hablar-
El Tanque se fue tranquilizando, el Benja era un adolescente "curioso". ¿Quién dice?, a pesar de su "Nooo", bien podía suceder que pudiera hacer debutar a Benja con su culito, mmmmm.
-Si querés y lo podés manejar SIN QUE NADIE SE ENTERE, podés venir a  casa el viernes a la tarde después de la escuela-
-¿Va a estar Manzi?-
-Nooo, tranqui vos y yo, solos-
-Dale-
Al otro día en la escuela, casi ni se dieron bola, sólo unas miradas cómplices.
Benja apenas llegó a la casa se encerró en el baño, el Tanque era pasivo, bueno, eso había visto, pero por las dudas se metió los dedos jabonados en el esfínter y se sentó en el bidet, mm, ¡que rico se sentía el chorrito de agua en su ojetito! Después se pasó una crema humectante de la madre por las nalgas, quería que estuvieran perfectas, bueno, eran perfectas, naturalmente lampiñas, sin un solo granito, unas curvas increíbles, paraditas, mmmm. Se puso su mejor bóxer, pensó, no!, mejor la calza de la madre, total arriba con un jogging no se iban a notar, y medio temblando se fue para la casa del Tanque.
(continuará)

1 comentarios - La cola de Benja 1 (relato gay)

jpthejocker
me encantó ahora tenes que seguir...van 10