Cada noche saco a pasear a Cata, mi perrita. Caminamos por la vereda, con la correa porque siempre hay algún perro suelto en la zona. Cuando llego a la plaza la suelto y corretea libre. La plaza está bordeando un puente que comunica a un barrio de casas muy humildes. A veces veo entre los árboles movimientos extraños de personas. Mujeres jovencitas arrodilladas ante un tipo q goza con los pantalones bajos. Me ratonea mucho esa situación. Me hago la distraída y los miro. Preservativos, jeringas, latas de cerveza, esa parte de la plaza es una mugre, pero mi cuerpo no se resiste a caminar por ahí. También hay prendas tiradas. Jamas toque nada. Pero un día se presentó delante de mis ojos una prenda intima intacta, como si la hubiesen usado esa noche y la urgencia del sexo hizo q se la quitara de inmediato. Una tanguita blanca hermosa, de algodón muy suave. No sabia que hacer. Me agache y la miré, estaba limpia! Tenia una pequeña gotita ínfima de pis. Imagine a esa piba empezando a lubricarse por las manos que le metía ese pibe, que rápido le hizo volar la tanga.
La tomé con mi mano y la guarde en el bolsillo. Mire para todos lados y creo que nadie me vio.
Seguí caminando, Cata a los metros me seguía y con un chiflido le dije: "Vamos"
Llegue a casa y en la luz plena del baño, observe que estaba limpia con esa gotita ínfima. La metí en un balde con un chorrito de lavandina y jabón en polvo, le pase el cepillo para lavarla, jabón blanco y la puse en el tender del balcón interior.
A la mañana siguiente, me levante ansiosa y empecé a excitarme de saber que la iba a usar para ir vestido de traje a la oficina.
Me quedaba maravillosa! Me hacia la cola mas linda y parada. Una real manzanita. Viaje todo el tiempo en el tren excitada. Sentía salir de mi pitito las gotas de precum.
Estoy escribiendo este texto, con la tanguita puesta que encontré la otra noche en la plaza, donde el tipo le saco la tanga y ella boca abajo sobre el pasto, le pidió que le rompiera la cola.
La tomé con mi mano y la guarde en el bolsillo. Mire para todos lados y creo que nadie me vio.
Seguí caminando, Cata a los metros me seguía y con un chiflido le dije: "Vamos"
Llegue a casa y en la luz plena del baño, observe que estaba limpia con esa gotita ínfima. La metí en un balde con un chorrito de lavandina y jabón en polvo, le pase el cepillo para lavarla, jabón blanco y la puse en el tender del balcón interior.
A la mañana siguiente, me levante ansiosa y empecé a excitarme de saber que la iba a usar para ir vestido de traje a la oficina.
Me quedaba maravillosa! Me hacia la cola mas linda y parada. Una real manzanita. Viaje todo el tiempo en el tren excitada. Sentía salir de mi pitito las gotas de precum.
Estoy escribiendo este texto, con la tanguita puesta que encontré la otra noche en la plaza, donde el tipo le saco la tanga y ella boca abajo sobre el pasto, le pidió que le rompiera la cola.
2 comentarios - Cata, mi perrita.