Carmen ¡Carmen!
Carlos, agitándome por los hombros trataba de despertarme.
¿Siii?
Carmen, son la nueve y media. Traté de despertarte paradesayunar juntos pero no respondías. Yo ya he desayunado, ahora me voy aescalar para tener bastante tiempo el ultimo día.
Que te lo pases bien Carlos.
Hasta luego Carmen.
Así empezó el día. La noche anterior, al irme a la cama,pensé que me costaría trabajo dormirme. Había dormido una siesta, estabanerviosa, intranquila y... un poquito curiosa pensando en lo que haría conmigomi Adonis al día siguiente. Pero al parecer los orgasmos de la tarde habíanactuado como el mejor sedante. Me metí en la cama, me rasque el trasero, y...dormí como un tronco.
Me levanté de la cama, fui al cuarto de baño y mientrasorinaba, duchaba y completaba mi aseo matutino traté de recordar y valorar loque había pasado el día anterior. Poco a poco oleadas de vergüenza,remordimiento y culpabilidad recorrían mi mente y me embargaban el animo. Ayer,por primera vez en mi vida, había sido infiel a mi marido.
No solamente le había puesto los cuernos a Carlos, había"elegido" un macho joven como un ganadero puede elegir un semental.No hubo nada de sentimiento por mi parte, no hubo seducción por parte deljovencito; él me ofreció sexo y yo, por vicio, tome sexo como quien toma unadroga. A mí siempre me habían dicho, y yo siempre había repetido, que lasmujeres no somos como los hombres. Que las mujeres no buscamos sexo comoanimales que se aparean. No, nosotras somos seres sensibles, sensitivos, refinados,con sentimientos, con espíritu, con alma; nosotras nos enamoramos, noscompadecemos, damos y recibimos cariño, afecto. Nosotras hacemos el amor, ¡nojodemos como perros!
¡Qué vergüenza Dios mío! Una madre de cuarenta años,católica, casada, fiel en el matrimonio durante mas de quince años y todotirado por la borda en unos minutos de locura. Ayer me aparee como una perra encelo, como un animal despreciable. Sexo y nada mas que sexo. Ni amor, nicompasión, ni cariño ni nada. Deseo carnal, vicio profundo, eso fue todo. Medaba asco a mi misma. ¿Qué diría mi confesor? ¿Cómo iba yo a tener ladesvergüenza de ir a confesarme?
Recordé que había quedado con el joven que nos veríamos hoy.¡Ni hablar! El niño podrá pensar lo que quiera de mí, faltaré a mi contrato,pero yo no vuelvo a hundirme en el fango del adulterio. Ni promesas, nitonterías. Mas vale romper un trato que ser una perdida de verdad. Ya era maloque ayer yo tuviera un momento de debilidad. Pero una cosa es un momento dedebilidad y otra cosa es cometer un pecado de forma premeditada como seria elir hoy al cuarto de... de... el Adonis (¡Qué vergüenza, ni siquiera sabia sunombre! Me había revolcado en el lodo del pecado con él durante horas, habíapuesto su órgano en mi boca, había... y ni siquiera sabia su nombre).¡Imposible! Esto seria un pecado premeditado y eso no lo iba a hacer yo.¡Faltaría mas! Ayer tuve un desliz, pero yo aun era un mujer decente.
Adrede decidí no maquillarme. No me pinte ni ojos, ni labiosni nada. Para evitar tentaciones decidí que no bajaría a la piscina. Me puse elvestido mas amplio y menos sexy que puede encontrar y sin medias con unaszapatillas de tenis, planas, completé mi atuendo y decidí bajar a desayunar.
Antes de entrar al comedor mire con cuidado a todos loscomensales. No quería que estuviera... el niño de ayer y tener una escena. Porfortuna, no estaba el Adonis. Miré el reloj, ya eran las diez y cuarto yquedaba muy poca gente en el comedor.
Me atendió una camarera como de mi edad, con uniforme negroy cofia blanca. Me pareció gorda y algo culona.
(¡Carmen! En que cosas te fijas de repente. Quizá yo soy laque debería perder algo de peso. ¡Buena idea! Además, si paso hambre durante unmes... eso podría ser una penitencia por mi pecado de ayer).
Un zumo de naranja, un café con leche y una tostada. Noquiero ni mantequilla ni mermelada.
Ahora mismo señora.
Esto de haber pedido poco para desayunar me vino bien. Mehizo sentirme en el camino para mi regeneración. Iba a perder peso y encimahacia penitencia para pagar por mi terrible pecado. Empezaba a sentirmevirtuosa otra vez.
Acabe el desayuno, firmé la cuenta y volví a mi habitación.Para evitar tentaciones cerré la puerta con llave, decidí que no bajaría acomer a mediodía (mas penitencia). La habitación estaba recién hecha. Cogí lanovela romántica con la periodista alemana y, sentada en un mullido sofá conmúltiples cojines, volví a los desiertos, los ocasos, las huríes y las cálidasarenas. Inmersa en la novela me olvide de mis deslices, de mis debilidades, demis pecados y... del tiempo.
Toc, toc.
La puerta, ¿qué podía querer la doncella? La habitación lahabían arreglado durante mi desayuno.
Hola, te he buscado en la piscina.
Ho... ho... hola
¡Allí estaba el Adonis! Con su minúsculo bikini, luciendotodos su musculazos, con la dorada piel brillando como bruñido metal. ¿Cómohabía encontrado mi habitación? ¡Que estúpida! Claro esta que él sabía minumero de habitación. Si ayer hicimos todas las guarrerías en esta habitación.Yo notaba como me ponía colorada, me ardía la cara y no sabia que decir. Elniñato parecía no darle importancia a nada.
¿Tienes unas medias negras y zapatos de tacón muy alto?
Si...
Pues cógelos y vamos a mi habitación.
Yo como una tonta, sin decir palabra, me di la vuelta, abríun cajón, saque las medias negras, cogí los zapatos y dije:
Ya estoy.
El Adonis cogió mi mano, y sin la menor vacilación por suparte, ni la menor resistencia por la mía, subimos un piso por las escaleras yentramos en su habitación. Todas mis vergüenzas, contriciones, propósitos,resoluciones y penitencias... tirados por la borda. Allí estaba yo, como ovejaque va al matadero había seguido yo al niñato. ¡Que va como un corderito, comouna furcia, como una viciosa, como una gata en celo había yo seguido aquellacarne codiciable y gloriosa.
En cuanto entramos en su habitación cogió mi cara con ambasmanos y me dio un beso profundo. Cuando digo profundo quiero decir que metió sulengua hasta mí estomago. Mientras con la lengua exploraba mis entrañas bajósus manos por mi espalda y al llegar a mis generosas nalgas, las sobó, acaricióy estrujó. Cuando dejamos el beso para poder respirar un poco. El dijo:
¡Que culazo tienes! Casi no he podido dormir en toda lanoche pensando en tu culote y como lo iba a usar, abusar y gozar. Me tienehechizado tu culazo.
¡Nunca he jodido un culo así de gordo.
¡Aquello era demasiado! En algún lugar de mi mente, antes devenir a su habitación, yo ya sabia que el niño me quería sodomizar. Pero yo leiba a enseñar que aunque me comportara de forma alocada, era porque estaba devacaciones. Que un desliz lo tiene cualquiera, pero que, desliz o no, yo erauna señora bien, respetable y decente. Yo no le iba a aguantar a un niñato que,casi, casi podía ser mi hijo, que me hablara de forma tan soez. Llenándome derectitud y autoridad dije:
Mira no hace falta hablar así. Las personas finas y educadasno usan ese vocabulario.
El Adonis, bajo los ojos, puso cara compungida, y conapologética voz pregunto:
¿Cómo te llamas?
Me llamo Maria del Carmen pero todos me llaman Carmen. Antesde casarme mis amigos me llamaban Meri. Así que tu llámame Meri, que me hacesentir mas joven.
Mira Meri, se puede decir trasero, se puede decir sodomizar,se puede decir pene. Pero si aprendes a decir -Quiero que me mates a pollazos-en vez de decir -me gustaría hacer el amor- te lo pasaras mucho mejor. Pruébaloy para que aprendas, cada vez que digas palabras "finas" te daré unosazotes.
Sin darme tiempo a contestar, me cogió de la cintura, melevantó, se sentó en el borde de la cama, me puso sobre sus rodillas levantó mifalda y como si yo fuera una niña de cinco años me propinó unos buenos azotesque sonaron como latigazos. Me dio mucha rabia que me tratara con tan pocorespeto, pero me gusto cuando empezó a acariciar mis nalgas con ternuradiciendo:
Meri, Meri que bien nos lo vamos a pasar con tu gloriosoculo. Es... maravilloso.
Yo como pude, me levante, baje mi falda y intentandorecuperar algo de mi dignidad pregunte al Adonis tratando de poner algo deautoridad en mi voz.
¿Y tu como te llamas?
Apolo
¡No jodas!
Dije, sin poder contener mi sorpresa, resulta que al que yohabía estado llamando Adonis... se llamaba Apolo. ¡Casi lo había degradado!
Si que jodo Meri. Pero no con juegos verbales o nominales,si no con mi verga que tanto te agrada.
Así diciendo, con una mano movió la parte baja de su bikinia un lado y con la otra mano saco su instrumento. Hasta fláccido era de untamaño impresionante. No pude evitar una sonrisa al contemplarlo.
A mi madre se le ocurrió hacer una gracia cuando nací y mepuso Apolo. Ahora dice que ya sabia que iba a ser tan guapo que por eso mellamó Apolo. Meri, ayer dijiste que nunca habías tomado por culo ¿es verdad?
Pues claro que es verdad, ¿piensas que soy una mentirosa?
Meri, Meri. Nada mas preguntaba. Baja la guardia, no seastan defensiva, estamos juntos para pasárnoslo bien. Y me alegro haberpreguntado porque así vamos a hacer las cosas como Dios manda.
Entró en su cuarto de baño y volvió con una botella deplástico blanco en su mano. Se sentó en la cama y me llamo:
Ven aquí Meri.
¿Que vas a hacer, A...apolo?
No seas desconfiada, te voy a poner un enema.
¿Para que...?
Pues para que va a ser. Anda no seas difícil Meri. Ayer yohice todo lo que tu quisiste, sin dudar ni preguntar.
Hoy te toca a ti. ¿Vale?
Vale, Apolo.
¿Cómo podía yo ser tan débil? ¿Cómo podía estar en lahabitación de Apolo después de los remordimientos que tenia hace apenas unahora? ¿Cómo podía estar rindiéndome como una esclava? ¿Cómo podía yo ser tanputa?
Me acerque a Apolo y el otra vez me puso sobre sus rodillas.Subió mi falda, bajo mis bragas y acaricio y beso mis nalgas.
Meri, Meri desde que te vi en la piscina con aquel bikini,tu culazo me vuelve loco. Pero loco de verdad. Mira te voy a poner el enema.Así, después de que vayas al cuarto de baño, todo lo que hagamos estará muylimpio.
Noté como separaba mis nalgas y algo duro entraba en miculo. Noté algo de presión y algo frío entrando en mis entrañas.
Ya esta. Pero quédate así un poco para que actué bien elenema.
Dijo Apolo y al mismo tiempo sobaba, estrujaba, acariciaba ypalmoteaba mis nalgas.
Ahora podemos ir al cuarto de baño.
¿Qué quieres decir, podemos?
Dije indignada. Hasta ahí podían llegar las bromas.
¿Crees que soy tan güarra que puedes venir al cuarto de bañoa verme dar de cuerpo?
Pregunte con un tremendo tono de superioridad e indignación.Apolo no dijo nada. Simplemente me pegó cinco azotes muy fuertes que mehicieron chillar y llorar. Con voz muy dulce dijo;
No quiero verte dar de cuerpo, quiero verte cagar. Me gustatu cuerpo, me gustan tus carnes, me gusta tu culo, quiero verte hacer de todo.Pero si te sientes incomoda, en vez de poner voz de superioridad, con decir queprefieres estar sola, basta.
Calme mis sollozos, limpie mis lagrimas con el dorso de lamano y con mi mejor voz y el tono mas dulce y sumiso dije.
Apolo, prefiero estar sola, por favor.
Como quieras Meri.
Tuve que salir corriendo al cuarto de baño porque el enemahacia efecto. Casi no me dio tiempo a llegar al water. De forma torrenciallimpie mis intestinos. Sentada trataba de reflexionar. ¿Qué me estaba pasando?En cualquier momento podía llamar a seguridad del hotel (había un teléfono enel baño) y me "liberarían".
Pero puesto que no llamaba, parecía queno quería ser liberada. La idea ser sodomizada, ¡de tomar por culo, coño! Deque Apolo me metiera su vergón de gloria por el culo me tenia llena de morbo ycuriosidad. Quería sentir esa barra de carne gloriosa dentro de mi como nuncahabía sentido una polla; En mi culo, en mi recto, rompiéndome en dos, dándomegusto y vicio... Tenia miedo, me iba a doler, en mi mente tomar por culo era deputas viciosas y barriobajeras, lo que iba a hacer o dejarme hacer en mi menteme degradaba, pero... la carne es débil.
Fui al bide y me limpie, hasta quedar como los chorros deloro. Después de secarme, me puse las medias negras, calcé los zapatos de altotacón, me mire en el espejo ¡Lastima no haberme maquillado! Me pellizque unpoco los carrillos para sacar algo de color, me mordí un poquito los labios.Mirándome en el espejo con los taconazos haciéndome mas alta y con las mediasnegras tenia un aspecto de profesional del amor... quiero decir de puta. Lascarnes abundantes si, pero unas tetas y un culo... Me decidí, ofrecía mi culoen sacrificio. Abrí la puerta del baño, me dirigí a la chimenea, poniéndome decara a la pared apoye mis manos en la repisa y doblándome un poco haciadelante, saque el culazo y dije:
Apolo, toma mi culo, toma mi cuerpo, haz conmigo lo quequieras, rómpeme el culo, rómpeme en dos, traspásame con tu lanza, pero... dameplacer, mátame de gusto, ¡hazme tuya mamón!
¡Meri! Como me gusta verte así, con tacones, media negras yel culo al aire. Gracias, pero ya se nota que no has tomado por culo nunca. Hayque prepararlo, sino te va a doler y no lo disfrutaras. Ven aquí zorra tetuda,ven aquí y chúpamela.
Como una profesional, contoneándome, moviendo tetas, caderasy nalgas, lentamente, me acerque a Apolo me arrodille y, glotonamente, metí suverga en mi boca.
Meri, si no te importa ponte en cuclillas con las piernasabiertas. Me encantas en esa postura, así mientras me la chupas te veo la boca,las tetorras y el coño abierto, en toda su gloria, así, gracias.
Sin darme cuenta me estaba ahogando. La picha de Apoloestaba creciendo y una vez puesta en todo su esplendor no me cabía en la boca.Con pena saqué aquella barra de placer de mi boca.
Lo siento Apolo, pero de verdad que no me cabe.
Ya lo sé Meri, ya lo sé. Anda echate en la cama y hazte unapaja.
¿Quee... que... quieres decir?
Que coño voy a querer decir. Que te masturbes, que tepajees, que te casques la pipa.
¡Apolo! Yo no hago eso, yo.. yo no me masturbo.
Seguro que no.
Y ayer ¿qué hacías? Que ignorante soy, mientras yo hacíaposturitas y andaba a gatas yo te vi frotándote el clítoris y metíendote dedosen coño y, fíjate que tonto soy, yo pensé que te estabas masturbando. ¡Todaslas mujeres decís lo mismo! Y yo me lo creo. También me creo que tu eresvirgen, que los niños vienen de Paris y que Papa Noel trae los regalos.
Anda, dóblate, apoya las manos en la cama y ábrete depiernas.
Yo un tanto humillada y avergonzada, hice como me dijo. Else coloco tras de mi, puso ambas manos en mis senos y lentamente, con dulzuraintrodujo su polla gloriosa en mi hambriento coño. Poco a poco, lenta perosegura entraba su enorme verga hasta que noté que tocaba fondo y causaba algode dolor chocando contra mi útero.
Cuidado, Apolo, cuidado. Si la metes hasta el fondo me dueleun poco.
Tendré cuidado Meri, no la meteré del todo. Por eso es tanbueno el culo. ¡Ahí no hay fondo!
Apolo, mi dulce Apolo, me dio bien dado. ¡Que encanto demuchacho! Que maravilla de verga! La metía, la sacaba, a veces lento, a vecesrápido, a veces paraba para que yo pudiera sentir aquella joya distendiendo micoño. Al mismo tiempo que metía y sacaba, el acariciaba mis pechos, suavementeretorcía mis pezones, besuqueaba mi nuca, estimulaba mi clítoris. ¡Ah el niñosabio y tan bien dotado!.
Si, Apolo si, dame, dame, me corro, dame mi amor, dame todatu polla corazón.
Ignorando mis gritos de satisfacción y placer, él siguiófollandome y follandome mientras una sucesión de orgasmos sacudían mi cuerpo.
Vale, vale Apolo, de verdad, no puedo mas, déjame un poquitomi cielo, déjame corazón, deja que me recobre.
El niño sabio saco su tranca imperial, abrió el cajón de sumesilla y saco un tubo de un lubricante, puso algo en sus dedos y los frotocontra mi culo. Puso la boca del tubo en mi ano echando lubricante dentro. Yonotando el frío empecé a levantarme.
Quieta, Meri, quieta.
Poniendo una mano en mi nuca me mantuvo doblada mientras undedo de la otra mano violaba mi culo virginal. Con destreza lo metía y losacaba, giraba, retorcía dilataba.
Ahí, Apolo, eso relaja mucho, eso esta bien. Sigue, sigue.
Noté que ahora entraban dos dedos. Mas y mas lubricante, yonotaba como cosquillas en el culo. La sensación cambió a un poco de dolor.Apolo había metido los dos pulgares y no solo metía y sacaba, también estirabay dilataba. El dolor desaparecio y dejo lugar a una sensación de bienestar
Apolo, me estas enviciando, esto me gusta. Apolo me estasemputeciendo. Sigue cariño, sigue.
Apolo saco sus dedos, se tumbo en suelo con su maravillosapolla enhiesta como asta de bandera, la embadurno con el lubricante y dijo:
Ven aquí Meri, ven aquí gordita mía. Ven viciosa, siéntateen mi picha, empálate tu sola, a tu aire, despacito.
Yo como gallina clueca, me puse en cuclillas y mientras conuna mano apuntaba su amenazante arma a mi culo, lentamente doblaba mis rodillasy dejaba que el ariete monstruoso violara mi casto culo. Poco a poco, a vecescasi no podía respirar, una increíble sensación de presión me invadía y ¡porfin! Mis nalgas tocaron el vientre de Apolo. ¡Había llegado!
Quieta Meri, quieta. Descansa, relájate, acomoda mi polla,no tenemos prisa.
Yo seguí su consejo y conseguí tomar un par de hondasinhalaciones. Echando mis manos hacia atrás, las apoye en sus recios y sólidosmuslos y las use como palancas. Poco a poco levantaba mi culo y sacaba su barrade placer, poco a poco bajaba mi culo y me sentía plena, llena, distendida,rebosante.
Apolo esto es bueno. Puedo notar como la punta de tu pollatoca y mueve mi útero. No me duele, tenia miedo de que fuera muy doloroso.
Levanta Meri viciosa, levantate.
Muy a disgusto me levante.
Contra la mesa Meri, contra la mesa, apoya tus manos sobrela mesa, dóblate y saca el culo. Que visión de gloria Meri, que visión. Tuculazo grande, blanco, acogedor y tus muslazos, las media negras. Los taconesdejan tu culo justo a la altura ideal. Me encantas Meri me encantas. Te voy ahincar mi picha, te voy a partir en dos. Sujétate bien que voy...
¡Madre del amor hermoso! Y como vino. Toda la paciencia quehabía tenido preparando mi culo se había acabado. Con su inmenso ariete abro mipuerta de atrás y de un solo empellón lo hundió hasta el mango. La mesa, yo, yhasta la habitación se movían con sus monstruosos empellones. Yo notaba como miculo se derretía; sabía que mañana iba a notarlo en carne viva, que no iba apoder andar, mucho menos sentarme, pero... ¡que gustazo! era el placer másintenso que hubiera sentido jamás.
Apolo, perdido todo el control, chillaba como un poseso:
Meri que culazo más bueno que tienes; Gracias por guardarlopara mí. Voy a follar tu culo hasta que me muera de gusto. Meri te voy a romperen dos, te voy a partir con mi tranca. Goza, so puta, goza de mi polla como yogozo de tu culo.
Yo pensaba que me iba a morir allí mismo, aquel apolo bello ymuscular estaba rompiéndome el culo con su monstruosa verga. Según follaba miculo a veces me daba azotes, a veces estrujaba mis pechos, besaba mi nuca,frotaba mi clítoris. Mis emociones parecían estar en una montaña rusa, subían ybajaban como locas. Un poquito de dolor aquí y allí, oleadas de placer, ondasde relajación, orgullo de que mi cuerpo ya maduro, un poco gordo, un pocofondón todavía pudiera dar tanto placer a mi bello y fuerte Apolo y...orgasmos, si orgasmos. No se si los orgasmos venían de mi culo, de mi clítoriso de mi mente, pero venir venían como caballos desbocados. Por fin mi amantegrito:
Meri, Meri, culona me corro, me matas con tu culo, que buenaestas, ¡Ahhhhhh!
Si Apolo, mi amor dame tu leche cariño, llena mis entrañascon tu semilla.
No se si me lo imagine o no pero note algo cálido en misentrañas. Apolo se derrumbo a mis pies exhausto y yo saciada, satisfecha, felizme deje caer a su lado y acaricie su cabello mientras besaba su cara.
Gracias Meri, gracias. No creo haber disfrutado tanto de unculo en mi vida, para ser tu primera vez lo has hecho muy bien.
Gracias a ti Apolo. Me has abierto un mundo nuevo, me hashecho feliz. No recuerdo haber tenido tanto placer jamás. Lastima que me voymañana. ¿Dónde vives Apolo?
Mis padres viven en Ginebra pero yo estoy estudiandoempresariales en Barcelona.
¿Vienes por Madrid de vez en cuando?
No mucho, un par de veces al año.
Dame un papel y un lápiz
Apolo se levanto y de la mesilla trajo un block con elmembrete del hotel y un bolígrafo. Mientras escribía le dije.
Aquí esta mi numero de teléfono. Si vienes a Madrid yquieres... compañía mi cuerpo y yo estamos a tu disposición. Y si tienes algúnamigo que va a Madrid y le quieres hacer un favor...
En eso me había convertido yo. La casta y formal Carmen, nosolo invitaba a Apolo a que me follara por todos los lados cuando viniera aMadrid, pero también me ofrecía de hetaira (puta entre nosotros) paracualquiera de sus amigos.
Meri con ese culo y esas tetas que tienes mis viajes aMadrid van a aumentar cantidad.
Sin lavarme ni arreglarme, dejándome las medias negras y losaltos tacones, sin ponerme bragas ni sujetador, me puse mi bata de castidad.
Con un ultimo beso en la boca y otro de admiración y agradecimiento en elenorme capullo de su verga imperial nos despedimos. Por primera vez en mas dediez años me sentía una mujer deseada y deseable, me sentía sensual y sexual,orgullosa de mi como hembra. Andando por los pasillos note como el semen deApolo resbalaba por mis corvas. Tambien me di cuenta de que con los tacones mistetas y mi culo, sin nada que los reprimiera, bailaban como flanes y dos o tresviejos en los pasillos del hotel, se quedaron mirándome con la baba cayéndolespor las comisuras de la boca.
Yo tenía aun tres o cuatro horas para tratar de parecernormal cuando volviera Carlos. Ya en mi cuarto, mientras me duchaba, arreglabay ponía ropa interior limpia, por alguna extraña razón repetía, una y otra vez,como una mantra, una de las pocas frases que recordaba de mi año de griegocuando tenia diez y seis años "Gnothe Seauton" ¿qué quería decir?,¿qué quería decir? ¿Porqué la repetía ahora? ¡Ah! la memoria empezaba afuncionar, era una inscripción en el templo de... ¡Apolo en Delfos!
En latínera "nosce te ipsum": Conócete a ti mismo. Entre el templo de Apoloen Grecia y mi Apolo en los Pirineos me había hecho conocerme a mi misma. Podíahaber tardado cuarenta años, pero ahora me conocía a mi misma. Soy una mujerbien, madura, respetable, casada (con un alto cargo en el ministerio, porcierto), católica, madre de dos hijos, y ¡mas puta que las gallinas! GraciasApolo ¡gracias!
Gracias a ti sé lo que soy y lo que quiero.
Carlos, agitándome por los hombros trataba de despertarme.
¿Siii?
Carmen, son la nueve y media. Traté de despertarte paradesayunar juntos pero no respondías. Yo ya he desayunado, ahora me voy aescalar para tener bastante tiempo el ultimo día.
Que te lo pases bien Carlos.
Hasta luego Carmen.
Así empezó el día. La noche anterior, al irme a la cama,pensé que me costaría trabajo dormirme. Había dormido una siesta, estabanerviosa, intranquila y... un poquito curiosa pensando en lo que haría conmigomi Adonis al día siguiente. Pero al parecer los orgasmos de la tarde habíanactuado como el mejor sedante. Me metí en la cama, me rasque el trasero, y...dormí como un tronco.
Me levanté de la cama, fui al cuarto de baño y mientrasorinaba, duchaba y completaba mi aseo matutino traté de recordar y valorar loque había pasado el día anterior. Poco a poco oleadas de vergüenza,remordimiento y culpabilidad recorrían mi mente y me embargaban el animo. Ayer,por primera vez en mi vida, había sido infiel a mi marido.
No solamente le había puesto los cuernos a Carlos, había"elegido" un macho joven como un ganadero puede elegir un semental.No hubo nada de sentimiento por mi parte, no hubo seducción por parte deljovencito; él me ofreció sexo y yo, por vicio, tome sexo como quien toma unadroga. A mí siempre me habían dicho, y yo siempre había repetido, que lasmujeres no somos como los hombres. Que las mujeres no buscamos sexo comoanimales que se aparean. No, nosotras somos seres sensibles, sensitivos, refinados,con sentimientos, con espíritu, con alma; nosotras nos enamoramos, noscompadecemos, damos y recibimos cariño, afecto. Nosotras hacemos el amor, ¡nojodemos como perros!
¡Qué vergüenza Dios mío! Una madre de cuarenta años,católica, casada, fiel en el matrimonio durante mas de quince años y todotirado por la borda en unos minutos de locura. Ayer me aparee como una perra encelo, como un animal despreciable. Sexo y nada mas que sexo. Ni amor, nicompasión, ni cariño ni nada. Deseo carnal, vicio profundo, eso fue todo. Medaba asco a mi misma. ¿Qué diría mi confesor? ¿Cómo iba yo a tener ladesvergüenza de ir a confesarme?
Recordé que había quedado con el joven que nos veríamos hoy.¡Ni hablar! El niño podrá pensar lo que quiera de mí, faltaré a mi contrato,pero yo no vuelvo a hundirme en el fango del adulterio. Ni promesas, nitonterías. Mas vale romper un trato que ser una perdida de verdad. Ya era maloque ayer yo tuviera un momento de debilidad. Pero una cosa es un momento dedebilidad y otra cosa es cometer un pecado de forma premeditada como seria elir hoy al cuarto de... de... el Adonis (¡Qué vergüenza, ni siquiera sabia sunombre! Me había revolcado en el lodo del pecado con él durante horas, habíapuesto su órgano en mi boca, había... y ni siquiera sabia su nombre).¡Imposible! Esto seria un pecado premeditado y eso no lo iba a hacer yo.¡Faltaría mas! Ayer tuve un desliz, pero yo aun era un mujer decente.
Adrede decidí no maquillarme. No me pinte ni ojos, ni labiosni nada. Para evitar tentaciones decidí que no bajaría a la piscina. Me puse elvestido mas amplio y menos sexy que puede encontrar y sin medias con unaszapatillas de tenis, planas, completé mi atuendo y decidí bajar a desayunar.
Antes de entrar al comedor mire con cuidado a todos loscomensales. No quería que estuviera... el niño de ayer y tener una escena. Porfortuna, no estaba el Adonis. Miré el reloj, ya eran las diez y cuarto yquedaba muy poca gente en el comedor.
Me atendió una camarera como de mi edad, con uniforme negroy cofia blanca. Me pareció gorda y algo culona.
(¡Carmen! En que cosas te fijas de repente. Quizá yo soy laque debería perder algo de peso. ¡Buena idea! Además, si paso hambre durante unmes... eso podría ser una penitencia por mi pecado de ayer).
Un zumo de naranja, un café con leche y una tostada. Noquiero ni mantequilla ni mermelada.
Ahora mismo señora.
Esto de haber pedido poco para desayunar me vino bien. Mehizo sentirme en el camino para mi regeneración. Iba a perder peso y encimahacia penitencia para pagar por mi terrible pecado. Empezaba a sentirmevirtuosa otra vez.
Acabe el desayuno, firmé la cuenta y volví a mi habitación.Para evitar tentaciones cerré la puerta con llave, decidí que no bajaría acomer a mediodía (mas penitencia). La habitación estaba recién hecha. Cogí lanovela romántica con la periodista alemana y, sentada en un mullido sofá conmúltiples cojines, volví a los desiertos, los ocasos, las huríes y las cálidasarenas. Inmersa en la novela me olvide de mis deslices, de mis debilidades, demis pecados y... del tiempo.
Toc, toc.
La puerta, ¿qué podía querer la doncella? La habitación lahabían arreglado durante mi desayuno.
Hola, te he buscado en la piscina.
Ho... ho... hola
¡Allí estaba el Adonis! Con su minúsculo bikini, luciendotodos su musculazos, con la dorada piel brillando como bruñido metal. ¿Cómohabía encontrado mi habitación? ¡Que estúpida! Claro esta que él sabía minumero de habitación. Si ayer hicimos todas las guarrerías en esta habitación.Yo notaba como me ponía colorada, me ardía la cara y no sabia que decir. Elniñato parecía no darle importancia a nada.
¿Tienes unas medias negras y zapatos de tacón muy alto?
Si...
Pues cógelos y vamos a mi habitación.
Yo como una tonta, sin decir palabra, me di la vuelta, abríun cajón, saque las medias negras, cogí los zapatos y dije:
Ya estoy.
El Adonis cogió mi mano, y sin la menor vacilación por suparte, ni la menor resistencia por la mía, subimos un piso por las escaleras yentramos en su habitación. Todas mis vergüenzas, contriciones, propósitos,resoluciones y penitencias... tirados por la borda. Allí estaba yo, como ovejaque va al matadero había seguido yo al niñato. ¡Que va como un corderito, comouna furcia, como una viciosa, como una gata en celo había yo seguido aquellacarne codiciable y gloriosa.
En cuanto entramos en su habitación cogió mi cara con ambasmanos y me dio un beso profundo. Cuando digo profundo quiero decir que metió sulengua hasta mí estomago. Mientras con la lengua exploraba mis entrañas bajósus manos por mi espalda y al llegar a mis generosas nalgas, las sobó, acaricióy estrujó. Cuando dejamos el beso para poder respirar un poco. El dijo:
¡Que culazo tienes! Casi no he podido dormir en toda lanoche pensando en tu culote y como lo iba a usar, abusar y gozar. Me tienehechizado tu culazo.
¡Nunca he jodido un culo así de gordo.
¡Aquello era demasiado! En algún lugar de mi mente, antes devenir a su habitación, yo ya sabia que el niño me quería sodomizar. Pero yo leiba a enseñar que aunque me comportara de forma alocada, era porque estaba devacaciones. Que un desliz lo tiene cualquiera, pero que, desliz o no, yo erauna señora bien, respetable y decente. Yo no le iba a aguantar a un niñato que,casi, casi podía ser mi hijo, que me hablara de forma tan soez. Llenándome derectitud y autoridad dije:
Mira no hace falta hablar así. Las personas finas y educadasno usan ese vocabulario.
El Adonis, bajo los ojos, puso cara compungida, y conapologética voz pregunto:
¿Cómo te llamas?
Me llamo Maria del Carmen pero todos me llaman Carmen. Antesde casarme mis amigos me llamaban Meri. Así que tu llámame Meri, que me hacesentir mas joven.
Mira Meri, se puede decir trasero, se puede decir sodomizar,se puede decir pene. Pero si aprendes a decir -Quiero que me mates a pollazos-en vez de decir -me gustaría hacer el amor- te lo pasaras mucho mejor. Pruébaloy para que aprendas, cada vez que digas palabras "finas" te daré unosazotes.
Sin darme tiempo a contestar, me cogió de la cintura, melevantó, se sentó en el borde de la cama, me puso sobre sus rodillas levantó mifalda y como si yo fuera una niña de cinco años me propinó unos buenos azotesque sonaron como latigazos. Me dio mucha rabia que me tratara con tan pocorespeto, pero me gusto cuando empezó a acariciar mis nalgas con ternuradiciendo:
Meri, Meri que bien nos lo vamos a pasar con tu gloriosoculo. Es... maravilloso.
Yo como pude, me levante, baje mi falda y intentandorecuperar algo de mi dignidad pregunte al Adonis tratando de poner algo deautoridad en mi voz.
¿Y tu como te llamas?
Apolo
¡No jodas!
Dije, sin poder contener mi sorpresa, resulta que al que yohabía estado llamando Adonis... se llamaba Apolo. ¡Casi lo había degradado!
Si que jodo Meri. Pero no con juegos verbales o nominales,si no con mi verga que tanto te agrada.
Así diciendo, con una mano movió la parte baja de su bikinia un lado y con la otra mano saco su instrumento. Hasta fláccido era de untamaño impresionante. No pude evitar una sonrisa al contemplarlo.
A mi madre se le ocurrió hacer una gracia cuando nací y mepuso Apolo. Ahora dice que ya sabia que iba a ser tan guapo que por eso mellamó Apolo. Meri, ayer dijiste que nunca habías tomado por culo ¿es verdad?
Pues claro que es verdad, ¿piensas que soy una mentirosa?
Meri, Meri. Nada mas preguntaba. Baja la guardia, no seastan defensiva, estamos juntos para pasárnoslo bien. Y me alegro haberpreguntado porque así vamos a hacer las cosas como Dios manda.
Entró en su cuarto de baño y volvió con una botella deplástico blanco en su mano. Se sentó en la cama y me llamo:
Ven aquí Meri.
¿Que vas a hacer, A...apolo?
No seas desconfiada, te voy a poner un enema.
¿Para que...?
Pues para que va a ser. Anda no seas difícil Meri. Ayer yohice todo lo que tu quisiste, sin dudar ni preguntar.
Hoy te toca a ti. ¿Vale?
Vale, Apolo.
¿Cómo podía yo ser tan débil? ¿Cómo podía estar en lahabitación de Apolo después de los remordimientos que tenia hace apenas unahora? ¿Cómo podía estar rindiéndome como una esclava? ¿Cómo podía yo ser tanputa?
Me acerque a Apolo y el otra vez me puso sobre sus rodillas.Subió mi falda, bajo mis bragas y acaricio y beso mis nalgas.
Meri, Meri desde que te vi en la piscina con aquel bikini,tu culazo me vuelve loco. Pero loco de verdad. Mira te voy a poner el enema.Así, después de que vayas al cuarto de baño, todo lo que hagamos estará muylimpio.
Noté como separaba mis nalgas y algo duro entraba en miculo. Noté algo de presión y algo frío entrando en mis entrañas.
Ya esta. Pero quédate así un poco para que actué bien elenema.
Dijo Apolo y al mismo tiempo sobaba, estrujaba, acariciaba ypalmoteaba mis nalgas.
Ahora podemos ir al cuarto de baño.
¿Qué quieres decir, podemos?
Dije indignada. Hasta ahí podían llegar las bromas.
¿Crees que soy tan güarra que puedes venir al cuarto de bañoa verme dar de cuerpo?
Pregunte con un tremendo tono de superioridad e indignación.Apolo no dijo nada. Simplemente me pegó cinco azotes muy fuertes que mehicieron chillar y llorar. Con voz muy dulce dijo;
No quiero verte dar de cuerpo, quiero verte cagar. Me gustatu cuerpo, me gustan tus carnes, me gusta tu culo, quiero verte hacer de todo.Pero si te sientes incomoda, en vez de poner voz de superioridad, con decir queprefieres estar sola, basta.
Calme mis sollozos, limpie mis lagrimas con el dorso de lamano y con mi mejor voz y el tono mas dulce y sumiso dije.
Apolo, prefiero estar sola, por favor.
Como quieras Meri.
Tuve que salir corriendo al cuarto de baño porque el enemahacia efecto. Casi no me dio tiempo a llegar al water. De forma torrenciallimpie mis intestinos. Sentada trataba de reflexionar. ¿Qué me estaba pasando?En cualquier momento podía llamar a seguridad del hotel (había un teléfono enel baño) y me "liberarían".
Pero puesto que no llamaba, parecía queno quería ser liberada. La idea ser sodomizada, ¡de tomar por culo, coño! Deque Apolo me metiera su vergón de gloria por el culo me tenia llena de morbo ycuriosidad. Quería sentir esa barra de carne gloriosa dentro de mi como nuncahabía sentido una polla; En mi culo, en mi recto, rompiéndome en dos, dándomegusto y vicio... Tenia miedo, me iba a doler, en mi mente tomar por culo era deputas viciosas y barriobajeras, lo que iba a hacer o dejarme hacer en mi menteme degradaba, pero... la carne es débil.
Fui al bide y me limpie, hasta quedar como los chorros deloro. Después de secarme, me puse las medias negras, calcé los zapatos de altotacón, me mire en el espejo ¡Lastima no haberme maquillado! Me pellizque unpoco los carrillos para sacar algo de color, me mordí un poquito los labios.Mirándome en el espejo con los taconazos haciéndome mas alta y con las mediasnegras tenia un aspecto de profesional del amor... quiero decir de puta. Lascarnes abundantes si, pero unas tetas y un culo... Me decidí, ofrecía mi culoen sacrificio. Abrí la puerta del baño, me dirigí a la chimenea, poniéndome decara a la pared apoye mis manos en la repisa y doblándome un poco haciadelante, saque el culazo y dije:
Apolo, toma mi culo, toma mi cuerpo, haz conmigo lo quequieras, rómpeme el culo, rómpeme en dos, traspásame con tu lanza, pero... dameplacer, mátame de gusto, ¡hazme tuya mamón!
¡Meri! Como me gusta verte así, con tacones, media negras yel culo al aire. Gracias, pero ya se nota que no has tomado por culo nunca. Hayque prepararlo, sino te va a doler y no lo disfrutaras. Ven aquí zorra tetuda,ven aquí y chúpamela.
Como una profesional, contoneándome, moviendo tetas, caderasy nalgas, lentamente, me acerque a Apolo me arrodille y, glotonamente, metí suverga en mi boca.
Meri, si no te importa ponte en cuclillas con las piernasabiertas. Me encantas en esa postura, así mientras me la chupas te veo la boca,las tetorras y el coño abierto, en toda su gloria, así, gracias.
Sin darme cuenta me estaba ahogando. La picha de Apoloestaba creciendo y una vez puesta en todo su esplendor no me cabía en la boca.Con pena saqué aquella barra de placer de mi boca.
Lo siento Apolo, pero de verdad que no me cabe.
Ya lo sé Meri, ya lo sé. Anda echate en la cama y hazte unapaja.
¿Quee... que... quieres decir?
Que coño voy a querer decir. Que te masturbes, que tepajees, que te casques la pipa.
¡Apolo! Yo no hago eso, yo.. yo no me masturbo.
Seguro que no.
Y ayer ¿qué hacías? Que ignorante soy, mientras yo hacíaposturitas y andaba a gatas yo te vi frotándote el clítoris y metíendote dedosen coño y, fíjate que tonto soy, yo pensé que te estabas masturbando. ¡Todaslas mujeres decís lo mismo! Y yo me lo creo. También me creo que tu eresvirgen, que los niños vienen de Paris y que Papa Noel trae los regalos.
Anda, dóblate, apoya las manos en la cama y ábrete depiernas.
Yo un tanto humillada y avergonzada, hice como me dijo. Else coloco tras de mi, puso ambas manos en mis senos y lentamente, con dulzuraintrodujo su polla gloriosa en mi hambriento coño. Poco a poco, lenta perosegura entraba su enorme verga hasta que noté que tocaba fondo y causaba algode dolor chocando contra mi útero.
Cuidado, Apolo, cuidado. Si la metes hasta el fondo me dueleun poco.
Tendré cuidado Meri, no la meteré del todo. Por eso es tanbueno el culo. ¡Ahí no hay fondo!
Apolo, mi dulce Apolo, me dio bien dado. ¡Que encanto demuchacho! Que maravilla de verga! La metía, la sacaba, a veces lento, a vecesrápido, a veces paraba para que yo pudiera sentir aquella joya distendiendo micoño. Al mismo tiempo que metía y sacaba, el acariciaba mis pechos, suavementeretorcía mis pezones, besuqueaba mi nuca, estimulaba mi clítoris. ¡Ah el niñosabio y tan bien dotado!.
Si, Apolo si, dame, dame, me corro, dame mi amor, dame todatu polla corazón.
Ignorando mis gritos de satisfacción y placer, él siguiófollandome y follandome mientras una sucesión de orgasmos sacudían mi cuerpo.
Vale, vale Apolo, de verdad, no puedo mas, déjame un poquitomi cielo, déjame corazón, deja que me recobre.
El niño sabio saco su tranca imperial, abrió el cajón de sumesilla y saco un tubo de un lubricante, puso algo en sus dedos y los frotocontra mi culo. Puso la boca del tubo en mi ano echando lubricante dentro. Yonotando el frío empecé a levantarme.
Quieta, Meri, quieta.
Poniendo una mano en mi nuca me mantuvo doblada mientras undedo de la otra mano violaba mi culo virginal. Con destreza lo metía y losacaba, giraba, retorcía dilataba.
Ahí, Apolo, eso relaja mucho, eso esta bien. Sigue, sigue.
Noté que ahora entraban dos dedos. Mas y mas lubricante, yonotaba como cosquillas en el culo. La sensación cambió a un poco de dolor.Apolo había metido los dos pulgares y no solo metía y sacaba, también estirabay dilataba. El dolor desaparecio y dejo lugar a una sensación de bienestar
Apolo, me estas enviciando, esto me gusta. Apolo me estasemputeciendo. Sigue cariño, sigue.
Apolo saco sus dedos, se tumbo en suelo con su maravillosapolla enhiesta como asta de bandera, la embadurno con el lubricante y dijo:
Ven aquí Meri, ven aquí gordita mía. Ven viciosa, siéntateen mi picha, empálate tu sola, a tu aire, despacito.
Yo como gallina clueca, me puse en cuclillas y mientras conuna mano apuntaba su amenazante arma a mi culo, lentamente doblaba mis rodillasy dejaba que el ariete monstruoso violara mi casto culo. Poco a poco, a vecescasi no podía respirar, una increíble sensación de presión me invadía y ¡porfin! Mis nalgas tocaron el vientre de Apolo. ¡Había llegado!
Quieta Meri, quieta. Descansa, relájate, acomoda mi polla,no tenemos prisa.
Yo seguí su consejo y conseguí tomar un par de hondasinhalaciones. Echando mis manos hacia atrás, las apoye en sus recios y sólidosmuslos y las use como palancas. Poco a poco levantaba mi culo y sacaba su barrade placer, poco a poco bajaba mi culo y me sentía plena, llena, distendida,rebosante.
Apolo esto es bueno. Puedo notar como la punta de tu pollatoca y mueve mi útero. No me duele, tenia miedo de que fuera muy doloroso.
Levanta Meri viciosa, levantate.
Muy a disgusto me levante.
Contra la mesa Meri, contra la mesa, apoya tus manos sobrela mesa, dóblate y saca el culo. Que visión de gloria Meri, que visión. Tuculazo grande, blanco, acogedor y tus muslazos, las media negras. Los taconesdejan tu culo justo a la altura ideal. Me encantas Meri me encantas. Te voy ahincar mi picha, te voy a partir en dos. Sujétate bien que voy...
¡Madre del amor hermoso! Y como vino. Toda la paciencia quehabía tenido preparando mi culo se había acabado. Con su inmenso ariete abro mipuerta de atrás y de un solo empellón lo hundió hasta el mango. La mesa, yo, yhasta la habitación se movían con sus monstruosos empellones. Yo notaba como miculo se derretía; sabía que mañana iba a notarlo en carne viva, que no iba apoder andar, mucho menos sentarme, pero... ¡que gustazo! era el placer másintenso que hubiera sentido jamás.
Apolo, perdido todo el control, chillaba como un poseso:
Meri que culazo más bueno que tienes; Gracias por guardarlopara mí. Voy a follar tu culo hasta que me muera de gusto. Meri te voy a romperen dos, te voy a partir con mi tranca. Goza, so puta, goza de mi polla como yogozo de tu culo.
Yo pensaba que me iba a morir allí mismo, aquel apolo bello ymuscular estaba rompiéndome el culo con su monstruosa verga. Según follaba miculo a veces me daba azotes, a veces estrujaba mis pechos, besaba mi nuca,frotaba mi clítoris. Mis emociones parecían estar en una montaña rusa, subían ybajaban como locas. Un poquito de dolor aquí y allí, oleadas de placer, ondasde relajación, orgullo de que mi cuerpo ya maduro, un poco gordo, un pocofondón todavía pudiera dar tanto placer a mi bello y fuerte Apolo y...orgasmos, si orgasmos. No se si los orgasmos venían de mi culo, de mi clítoriso de mi mente, pero venir venían como caballos desbocados. Por fin mi amantegrito:
Meri, Meri, culona me corro, me matas con tu culo, que buenaestas, ¡Ahhhhhh!
Si Apolo, mi amor dame tu leche cariño, llena mis entrañascon tu semilla.
No se si me lo imagine o no pero note algo cálido en misentrañas. Apolo se derrumbo a mis pies exhausto y yo saciada, satisfecha, felizme deje caer a su lado y acaricie su cabello mientras besaba su cara.
Gracias Meri, gracias. No creo haber disfrutado tanto de unculo en mi vida, para ser tu primera vez lo has hecho muy bien.
Gracias a ti Apolo. Me has abierto un mundo nuevo, me hashecho feliz. No recuerdo haber tenido tanto placer jamás. Lastima que me voymañana. ¿Dónde vives Apolo?
Mis padres viven en Ginebra pero yo estoy estudiandoempresariales en Barcelona.
¿Vienes por Madrid de vez en cuando?
No mucho, un par de veces al año.
Dame un papel y un lápiz
Apolo se levanto y de la mesilla trajo un block con elmembrete del hotel y un bolígrafo. Mientras escribía le dije.
Aquí esta mi numero de teléfono. Si vienes a Madrid yquieres... compañía mi cuerpo y yo estamos a tu disposición. Y si tienes algúnamigo que va a Madrid y le quieres hacer un favor...
En eso me había convertido yo. La casta y formal Carmen, nosolo invitaba a Apolo a que me follara por todos los lados cuando viniera aMadrid, pero también me ofrecía de hetaira (puta entre nosotros) paracualquiera de sus amigos.
Meri con ese culo y esas tetas que tienes mis viajes aMadrid van a aumentar cantidad.
Sin lavarme ni arreglarme, dejándome las medias negras y losaltos tacones, sin ponerme bragas ni sujetador, me puse mi bata de castidad.
Con un ultimo beso en la boca y otro de admiración y agradecimiento en elenorme capullo de su verga imperial nos despedimos. Por primera vez en mas dediez años me sentía una mujer deseada y deseable, me sentía sensual y sexual,orgullosa de mi como hembra. Andando por los pasillos note como el semen deApolo resbalaba por mis corvas. Tambien me di cuenta de que con los tacones mistetas y mi culo, sin nada que los reprimiera, bailaban como flanes y dos o tresviejos en los pasillos del hotel, se quedaron mirándome con la baba cayéndolespor las comisuras de la boca.
Yo tenía aun tres o cuatro horas para tratar de parecernormal cuando volviera Carlos. Ya en mi cuarto, mientras me duchaba, arreglabay ponía ropa interior limpia, por alguna extraña razón repetía, una y otra vez,como una mantra, una de las pocas frases que recordaba de mi año de griegocuando tenia diez y seis años "Gnothe Seauton" ¿qué quería decir?,¿qué quería decir? ¿Porqué la repetía ahora? ¡Ah! la memoria empezaba afuncionar, era una inscripción en el templo de... ¡Apolo en Delfos!
En latínera "nosce te ipsum": Conócete a ti mismo. Entre el templo de Apoloen Grecia y mi Apolo en los Pirineos me había hecho conocerme a mi misma. Podíahaber tardado cuarenta años, pero ahora me conocía a mi misma. Soy una mujerbien, madura, respetable, casada (con un alto cargo en el ministerio, porcierto), católica, madre de dos hijos, y ¡mas puta que las gallinas! GraciasApolo ¡gracias!
Gracias a ti sé lo que soy y lo que quiero.
0 comentarios - El Adonis 2