mi caliente ana

Hace 5 años nos casamos y decidimos no tener hijos, los dos tenemos nuestras carreras laborales que nos lleva gran parte del día. El tiempo que nos queda lo dedicamos a viajar y disfrutar la vida juntos.


Tengo que confesarles que desde chico me encanta masturbarme, lo que hago con mucha frecuencia. Últimamente mis fantasías siempre rondaron en la infidelidad de mi esposa. Me excita terriblemente pensar que alguien desea a Ana, desde amigos míos, compañeros de trabajo, vecinos e incluso desconocidos. Imaginar que ella se entrega con ganas a esas personas me hace legar al clímax.
Por supuesto Ana desconocía esta conducta, hasta hace poco, donde todo comenzó a cambiar.
Habitamos un departamento en un cuarto piso al contra frente y nuestro balcón está expuesto a varias ventanas y balcones de edificios vecinos. A veces cuando teníamos sexo, dejaba las cortinas abiertas, siempre imaginando que alguien estaba espiando, deseando a mi esposa, acrecentando de esa forma mi fantasía.
Hace dos veranos atrás, en una noche de mucho calor, Ana solo vestía una tanguita negra, que se perdía entre sus glúteos y una remera blanca sin nada debajo, que además de marcar sus lindos pechos solo le cubría la mitad de la cola.
Yo miraba televisión en el living y la veía como se paseaba por el balcón, yendo y viniendo, dándoles a los vecinos una imagen muy caliente.
Mire a los balcones vecinos con la esperanza de ver a alguien que la estuviese observando, cosa que nunca había pasado, hasta hoy.
En el quinto piso de un edificio que da justo enfrente al nuestro, descubrí a tres muchachos que estaban muy atentos a los movimientos de mi esposa.
Se los veía claramente, tenían alrededor de 25 años y mientras se reían nerviosamente, se tocaban por arriba del pantalón.
Tengo que avisarle a Ana que no se ha dado cuenta pensé, o si se dio cuenta y no le importa repensé. Eso me produjo una inmediata erección.
Seguí observando y note que era imposible que Ana no los hubiera visto, es más me di cuenta que cada tanto miraba hacia ese balcón y luego se daba vuelta y se paraba arqueando un poco la espalda, dándoles a los jóvenes una vista casi completa de su colita.
Me calentó tanto la situación que tuve que hacer un gran esfuerzo para no comenzar a hacerme una paja ahí mismo.
Seguí con atención toda la escena, mientras ella siguió unos minutos más exhibiéndose haciéndose la distraída. De repente se paró de espalda a ellos y se levantó la remera dejando toda su cola al aire por unos segundos y entro, sin antes, mirarlos y tirarles un besito con la mano.
Estaba tan excitado y sorprendido que no pude aguantar, corrí al baño y apenas me toqué, tuve un orgasmo que hacía rato no tenía.
Volví al living sin decir nada.
- Amor, me voy a bañar, dijo Ana
- Bueno, le respondí
Me quede solo con el televisor encendido pero ya sin prestarle ninguna atención. En mi cabeza daba vueltas lo que había pasado. Tuve una nueva erección, raro a mi edad, hacía mucho tiempo que no me pasaba seguir excitado después de una paja.
- ¿Vamos a acostarnos?, pregunto mi esposa, sacándome de mis pensamientos.
Había salido del baño envuelta en una toalla.
- Sí, claro, le respondí
- ¿Estas bien? Preguntó
- Si, ¿por?
- Estás un poco colorado y duro por lo que veo, me dijo sonriendo y tocándome la entrepierna.
La abrace, le arranque la toalla y la bese, la lleve al dormitorio y me la cogí como jamás lo había hecho.
- ¿Estabas caliente eh, que pasó?, me pregunto
- ¿No te gusto?, dije
- Claro, mucho.
- ¿A vos también te note calentita, fue por algo en especial?, pregunte.
Estaba seguro que con lo recatada que siempre había sido conmigo nunca me iba a decir lo que había hecho con esos pendejos. Estaba equivocado.
- Te cuento algo, me prometes que no te vas a enojar, me dijo.
- Si claro, decime, respondí sorprendido.
- Desde hace unos días cuando salgo al balcón por las noches hay unos chicos en el edificio de enfrente que me miran, dijo avergonzada.
- Primero era uno solo pero ahora hay noches que son tres o cuatro, siguió.
No solo había confesado lo que había pasado esta noche, sino que lo venía haciendo desde hace rato. Eso me produjo otra erección.
- ¿Y no te molesta que te miren?, pregunte.
- La primera vez me dio vergüenza, pero ahora me gusta ver cómo me desean, ¿no te enojas no?
- No, la verdad hoy te vi, porque crees que estoy tan caliente, le dije mostrándole la erección que tenía.
No dijo nada, se metió el miembro en la boca y lo chupo hasta que me hizo acabar por tercera vez en la noche.
Terminé extenuado, ya no pude decir nada más, solo me dormí.
continua 

mi caliente ana

1 comentario - mi caliente ana

taxilibre
Más linda esa Ana je gracias por compartir +10