[Fan-Fiction] Casados con hijos – Coqui y María Elena

Coqui había entrado al baño velozmente, una vez dentro, se detuvo, respiro hondo y cerro con cuidado. Una vez dentro se bajó los pantalones con nerviosismo, y también la ropa interior, bajándola hasta casi los tobillos. Volvió a suspirar y, temblorosamente se tomó su miembro y comenzó a masturbarse. De pronto se sobresaltó al escuchar a alguien golpeando la puerta.
- Ocupado.
Atino a decir rápidamente, intentando ocultar el nerviosismo de su voz.
- Abrime pendejo.
Se escuchó casi gritar a María Elena desde el otro lado. Una ola de terror recorrió todo el cuerpo de Coqui al escuchar esto.
- No, no, ocupado.
Volvió a decir el, esta vez sin poder ocultar el temblor en su voz.
- Abrí la puerta o la tiro a patadas.
Ordeno casi gritando María Elena. Coqui se acercó a la puerta, la abrió apresuradamente y se alejó, dándole la espalda, María Elena entro velozmente, se acercó a él y lo tomo del hombro dándolo vuelta, enfrentándolo. El seguía con los pantalones bajos y con sus manos intentando inútilmente taparse la erección que aún tenía.
- La puta que te pario, te estabas haciendo la paja.
- No, perdóname, es que cuando nos tropezamos y nos tocamos…
- Cuando me apoyaste pendejo, cuando me apoyaste.
-Bueno, es que me excite, perdóname.
Coqui había bajado la cabeza y el tono de su voz. María Elena, todavía con una expresión de enojo en su rostro, dio un suspiro, se dio vuelta y despacio cerró la puerta del baño, con ella todavía dentro, Coqui levanto su rostro mirándola extrañado.
- Sos un pendejo calentón sabes.
- Perdóname, vos sabes que me gustas mucho.
- A vos te gusta cualquier cosa.
María Elena se le acerco, le tomo la mano con la que él se estaba cubriendo y se la corrió.
- Estas al palo mal.
María Elena paso delicadamente su dedo por toda la extensión del miembro de él, lo que le provocó un temblor y un pequeño gemido, así como que su erección creciera un poco más.
- Calzas bien para ser virgen pendejo.
María Elena dio un paso hacia atrás, pegando su espalda en la puerta y se le quedo mirando en silencio. Coqui, primero la miro sin saber qué hacer, de a poco fue llevando su mano hasta el pene, sin quitarle la vista a ella, esperando alguna reacción, mientras, despacio, comenzaba a masturbarse. Ella solo miraba en silencio.
- Dale pendejo, ponele un poco más de ganas.
Coqui esbozo una pequeña sonrisa en su rostro y se siguió tocando con más intensidad. María Elena lo miraba mordiéndose los labios y acariciándose los pechos por sobre su ropa.
- ¿Sos virgen, virgen pendejo?
Pregunto ella con la vista clavada en la entrepierna de él. Coqui asintió despacio.
- ¿Nunca te la chuparon?
Muy nerviosamente movió la cabeza negativamente. María Elena sonrió y se le acerco despacio, hasta quedar frente a él, casi pegado.
- ¿Queres que te la chupe?
Una gran sonrisa se dibujó en su rostro y asintió velozmente. María Elena comenzó a agacharse lentamente, pero se detuvo, se volvió a parar velozmente, y le tomo con fuerza el rostro a él.
- Me llegas a acabar en la boca y te juro que te arranco la pija a mordiscones, ¿está claro?
El asintió, ella le dio una palmada en la mejilla y se arrodillo en el suelo. Lo masturbo un poco, le paso la lengua por toda la extensión del pene un par de veces, y cada vez que llegaba a la cabeza se la metía un poco dentro de su boca, hasta que finalmente se le metió, de un solo movimiento, completamente dentro de su boca. Todo el cuerpo de Coqui se estremeció, mientras dejaba salir un gran gemido. María Elena había tomado con sus manos la cintura de el con fuerza, mientras se movía cada vez con más velocidad, sacándola un poco de la boca, para volver a metérsela completa.
- Ay, voy a acabar, voy a acabar.
Dijo de pronto con la voz temblorosa Coqui, María Elena se paró y se puso a su lado, con una mano lo abrazo, apoyando su mano en el hombro de él, y con la otra lo masturbaba velozmente.
- Acaba pendejo, acaba.
Grito autoritariamente María Elena, mientras que Coqui, entre gemidos y espasmos comenzaba a eyacular. Cuando finalmente termino, María Elena lo soltó, camino hasta el lavatorio y se lavó las manos, se arregló un poco la ropa y el pelo frente al espejo, mientras que Coqui se encontraba en la misma posición, con los pantalones bajos y la respiración entrecortada.
- Si le decís a alguien de esto te mato.
Luego se volvió hasta donde estaba él se le acercó y le dio un beso en la mejilla.
- Y limpia todo eso.
Luego camino hasta la puerta y la abrió, antes de salir, lo vivió a mirar.
- Calzas bien para ser virgen pendejo.
Salió y cerró la puerta detrás de ella, dejándolo solo allí.