El doce de corazones, capitulo III

Hola, poringuer@s!! Cómo están? Me alegra en sobremanera traerles ya el episodio final de esta saga.
Sin más preámbulos, comencemos.

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Capitulo III
Había transcurrido un año luego de los sucesos narrados con anterioridad.
Puedo decir que el mago y la trapecista eran muy felices ya. Comenzaron a salir poco después de la riña acaecida.
Nuestra historia gira en su foco hacia otros sucesos no menos importantes, por cierto.
Pinceladas, algunas gruesas; otras, en cambio, pálidas o delicadas.
Puedo contar que los dueños del circo le dieron un buen voleo en el orto al domador, esperando un reemplazo.
Los proyectos fueron en incremento para la compañía, pues, se propusieron realizar una gira por el interior de nuestro querido país, durante seis largos meses.
En cuanto a nuestro punto temporal, Ariel y Roxana viajaban juntos en el micro hacia la provincia de La Pampa, dando inicio a los mentados proyectos.
Los shows fueron un éxito rotundo.
Los payasos hacían reír a los pibes con sus monerías.
El mago había mejorado su repertorio. Ahora hacia levitar objetos suspendidos en el aire. Luego, un poco de hipnosis. Y remataba con aquello que más amaba, esgrimiendo su baraja de tipo francesa, con formidable destreza.
Culminada todo aquello con la frutilla del postre: los hábiles trapecistas, de entre ellos, como siempre, la estrella era Roxana; brillando intensamente, allí, en las alturas.
Si me preguntan si hubo sexo en la gira, les responderé con un rotundo sí. Cogidas a granel, y varios lechazos "de aquí pa'ya".
No obstante, agudizare mí pluma hacia una escena particularmente significativa.
Era aquélla una mañana tranquila. Ariel y Roxana estaban solos en un prado, caminando hacia un frondoso ombú.
Allí se besaron con pasión. Se fueron desnudando poco a poco. Cuando la trapecista se disponía ya a chuparle el miembro viril de su amado, éste la detuvo con delicadeza, y en su lugar la colocó sobre la suave hierba. Allí la penetró, largo y tendido, para luego eyacular sobre sus tetas perladas.
Estaban abrazados disfrutando de la brisa, cuando de repente se escuchó un grito.
- ¡ Hijos de puta!
Era el domador, corriendo con premura hacía ellos.
Él estaba estaba cruzando la calle. Llevaba en su diestra un palo.
En ese momento apareció un auto de la nada y se lo llevó puesto al tipo.
El mago y la trapecista respiraron algo aliviados.
- ¿ Deberíamos ayudarlo, no?- propuso Ariel.
- No. Se lo merece por hijo de puta.
- Che...
- Bueno, corazón, iremos. En un ratito, ¿Sí? - dijo la joven, sonriendo con un dejo de malicia. Luego le dio a su amado un largo beso.
La tarde caía, con un sol cada vez más anaranjado, a lo lejos, en el horizonte.

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Bueno, gente linda, así concluye la seguidilla de episodios acerca del mago y la trapecista. Espero que se hayan deleitado. Habiendo finalizado orgulloso con esta obra, les anuncio que me tomaré una larga pausa.
Aprovecho este momento para decirles que para quienes se preguntan quién soy, solo les diré lo siguiente: soy un simple tipo, perdido en algún punto del Conurbano bonaerense.
Mis dos obras, en apariencia ingenuas, contienen entre líneas ideas y moralejas por doquier.
En el breve tiempo en el que he compartido con ustedes, conocí a mucha gente maravillosa.
Si me preguntan acerca de mi talento literario, les diré que yo era un aplicado alumno de letras. Hice una pausa en mi trayectoria para poder darle una mano a una amiga con sus problemas personales; mujer, por cierto, increíble, de encanto y cualidades casi místicas.
De esta manera, estimados lectores y amig@s, me despido.
Saludos cordiales 🤗😚

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