Hola, poringuer@s! Cómo están? Me es grato compartirles ya parte de esta saga. Sé que muchos la pedían con ansias. Éste es verdaderamente un desafío para mí. Gustoso acepté, no sin antes titubear un poco si estaría a la altura de lo que yo personalmente deseaba crear para ustedes, estimados lectores.
Sin más rodeos, comencemos.
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Capitulo I
- Puedo hacerlo mejor... - pensaba en voz alta el mago Ariel, preparando ya su bolso con todo su repertorio de trucos e ilusiones.
Era el año 1991, en la Argentina. Nuestro presidente era Carlos S. Menem.
Ariel tenía en aquel entonces 18 años. Alto, delgado, de tez pálida, voz ligeramente gutural, y de una barba de tipo candado que solía arreglar diariamente.
Puedo decir que este joven mago estaba enamorado de una trapecista muy bonita, llamada Roxana; tres años mayor que él. Esta chica era de estatura mediana, cabellos enrulados y de una habitual mirada triste.
Puedo decir que el mago no era el mejor en su rubro competitivo, sino uno de los más esforzados.
Puedo decir, confiadamente, que mucha gente lo admiraba, mientras que otros lo envidiaban por igual.
Puedo decir tantas cosas, pero jamás algo como ésto: "Esta historia es muy sencilla"; sino todo lo contrario, apelare a lo más talentoso que guarda morada en mis entrañas de narrador.
Los '90 fue un tiempo de fichines, juegos en los baldíos, y de programas televisivos como el del jocoso Tinelli.
De regreso a nuestra historia, el mago Ariel terminaba ya su show en el circo itinerante "La gran Moscú en Buenos Aires".
Al día siguiente iría a visitar los restos de su difunta madre en un cementerio olvidado del Conurbano bonaerense. Tenía ya preparadas varias flores de Cala Blanca para la ocasión. Se las había obsequiado una vecina, amiga de su vieja; ya que no podía darse el gustito de comprarlas en la florería por no contar con suficiente guita.
El mago era realmente esforzado y practicaba con frecuencia sus trucos. Su pasión por Roxana crecía más y más cada vez que la veía.
El problema era que ésta estaba de novia con Lucas, un fornido muchacho, domador de leones. Pero ello no amedrentaba al joven Ariel.
Fue así que algo iría a suceder en uno de los tantos shows de su circo.
Ariel cepillaba su saco aterciopelado, el cual con mucho esfuerzo se lo había confeccionado su difunta madre.
Cómo era de costumbre, la caravana de vehículos llevaba todo cuánto fuere necesario para instalar la gran carpa.
La gente se fue aglomerando para poder sacar su respectiva entrada.
La función comenzó con el show humorístico de los tres payasos.
Le seguiría el mago con sus típicos trucos hechos con baraja de tipo francesa, rematando siempre con ejercicios de supuesta hipnosis, el cual se apelaba a algún cómplice ubicado en medio de la multitud.
Luego, el equipo de trapecistas, era como si volaran por los aires, realizando proezas con sus ágiles movimientos. Roxana se destacaba sobre los demás. Ariel, la contemplaba con mucha admiración.
Para luego finalizar el show con una impresionante demostración de dominio del hombre sobre las fieras, hecho, ciertamente, por Lucas.
Todo habría sido tan regular de no ser por algo que lo cambiaría todo
Finalizado ya el show, el equipo de artistas iban preparándose para egresar.
Ariel escuchó un ruido que llamó su atención.
Se acercó a uno de los rincones. Allí mismo estaban la trapecista con su novio cogiendo sudorosos.
-la concha de la lora- dijo entre dientes el mago .
El creyó que nadie lo había visto, pero estaba equivocado.
Apartándose de allí, se sentó en un extremo de la tribuna del público.
Se tomó el rostro con ambas manos. Estaba allí triste, cuando alguien se acercó.
Era la trapecista.
- te vi Ariel. Sé lo que sentís por mí.
Ariel se sonrojó, intentó decirle algo para negarlo, pero la joven se arrodilló rauda, le bajó el cierre del pantalón, y le hizo una mamada. El mago lo gozaba, hasta que acabó con fuerzas en la boca de ella.
Ese día el show había terminado.
Un conflicto iba tomando forma, hasta poner en jaque al destino.
...........
Bueno, gente, espero que les haya gustado. Voy a estar trabajando en la segunda entrega. Saludos 🤗
Sin más rodeos, comencemos.
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Capitulo I
- Puedo hacerlo mejor... - pensaba en voz alta el mago Ariel, preparando ya su bolso con todo su repertorio de trucos e ilusiones.
Era el año 1991, en la Argentina. Nuestro presidente era Carlos S. Menem.
Ariel tenía en aquel entonces 18 años. Alto, delgado, de tez pálida, voz ligeramente gutural, y de una barba de tipo candado que solía arreglar diariamente.
Puedo decir que este joven mago estaba enamorado de una trapecista muy bonita, llamada Roxana; tres años mayor que él. Esta chica era de estatura mediana, cabellos enrulados y de una habitual mirada triste.
Puedo decir que el mago no era el mejor en su rubro competitivo, sino uno de los más esforzados.
Puedo decir, confiadamente, que mucha gente lo admiraba, mientras que otros lo envidiaban por igual.
Puedo decir tantas cosas, pero jamás algo como ésto: "Esta historia es muy sencilla"; sino todo lo contrario, apelare a lo más talentoso que guarda morada en mis entrañas de narrador.
Los '90 fue un tiempo de fichines, juegos en los baldíos, y de programas televisivos como el del jocoso Tinelli.
De regreso a nuestra historia, el mago Ariel terminaba ya su show en el circo itinerante "La gran Moscú en Buenos Aires".
Al día siguiente iría a visitar los restos de su difunta madre en un cementerio olvidado del Conurbano bonaerense. Tenía ya preparadas varias flores de Cala Blanca para la ocasión. Se las había obsequiado una vecina, amiga de su vieja; ya que no podía darse el gustito de comprarlas en la florería por no contar con suficiente guita.
El mago era realmente esforzado y practicaba con frecuencia sus trucos. Su pasión por Roxana crecía más y más cada vez que la veía.
El problema era que ésta estaba de novia con Lucas, un fornido muchacho, domador de leones. Pero ello no amedrentaba al joven Ariel.
Fue así que algo iría a suceder en uno de los tantos shows de su circo.
Ariel cepillaba su saco aterciopelado, el cual con mucho esfuerzo se lo había confeccionado su difunta madre.
Cómo era de costumbre, la caravana de vehículos llevaba todo cuánto fuere necesario para instalar la gran carpa.
La gente se fue aglomerando para poder sacar su respectiva entrada.
La función comenzó con el show humorístico de los tres payasos.
Le seguiría el mago con sus típicos trucos hechos con baraja de tipo francesa, rematando siempre con ejercicios de supuesta hipnosis, el cual se apelaba a algún cómplice ubicado en medio de la multitud.
Luego, el equipo de trapecistas, era como si volaran por los aires, realizando proezas con sus ágiles movimientos. Roxana se destacaba sobre los demás. Ariel, la contemplaba con mucha admiración.
Para luego finalizar el show con una impresionante demostración de dominio del hombre sobre las fieras, hecho, ciertamente, por Lucas.
Todo habría sido tan regular de no ser por algo que lo cambiaría todo
Finalizado ya el show, el equipo de artistas iban preparándose para egresar.
Ariel escuchó un ruido que llamó su atención.
Se acercó a uno de los rincones. Allí mismo estaban la trapecista con su novio cogiendo sudorosos.
-la concha de la lora- dijo entre dientes el mago .
El creyó que nadie lo había visto, pero estaba equivocado.
Apartándose de allí, se sentó en un extremo de la tribuna del público.
Se tomó el rostro con ambas manos. Estaba allí triste, cuando alguien se acercó.
Era la trapecista.
- te vi Ariel. Sé lo que sentís por mí.
Ariel se sonrojó, intentó decirle algo para negarlo, pero la joven se arrodilló rauda, le bajó el cierre del pantalón, y le hizo una mamada. El mago lo gozaba, hasta que acabó con fuerzas en la boca de ella.
Ese día el show había terminado.
Un conflicto iba tomando forma, hasta poner en jaque al destino.
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Bueno, gente, espero que les haya gustado. Voy a estar trabajando en la segunda entrega. Saludos 🤗
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