Hola, poringuer@s!! Cómo están? Les traigo el cierre de ésta saga. Aprovecho para contarles que ya estoy trabajando en una nueva. Estoy realizando varias lluvias de ideas, de estructura y desarrollo.
Sin más preámbulos, comencemos!!
.........
Capitulo IV
Al día siguiente, Julián se despertó con más dudas que certezas. Estaba desnudo y solo. Se levantó con pesadumbre de su cama. Se pegó una ducha caliente, y se preparó unos mates.
Su casa estaba en silencio.
Debía alistar su ropa para asistir a la capilla. En lugar de eso, dejó todo a un lado. Incluso su sotana. Y decidió tomarse el día entero para meditar en lo posible.
Para el pobre padrecito sería, sin lugar a dudas, un día complicado.
Su cabeza navegaba en una intensa vorágine.
No encontraba sosiego.
Temía colocar otra vez su vinilo, en su delicado estado emocional.
Apenas si probó bocado en el almuerzo.
Su vida le pedía a gritos un cambio.
¿Qué haría de allí en más el padrecito?
La tarde transcurría, mientras que en el exterior llovía intensamente.
El padrecito suspiraba... No dejaba de pensar en esa puta, llamada Mica.
Hasta que llegó al fin la noche, y la lluvia cesó.
El padrecito desesperado decidió caminar para despejar su mente turbulenta. Arribó cansado a la ruta, dónde los autos transitaban indiferentes y sin cesar.
Temió allí mismo no volver a ver a esa mujer.
Cuando de repente alguien se acercó a su lado, en la penumbra.
- Mica...
-callate, pelotudo.
- Yo no sabía dónde encontrarte...
Se abrazaron y se fundieron en un largo beso.
El padrecito la invitó a su casa. A lo que Mica le respondió con una contundente respuesta:
- Obvio, padrecito, ¡ Es hora de coger!
Carcajeandose ambos regresaron tomados de la mano.
.................
Bueno, gente linda, concluimos con la seguidilla de episodios acerca del padrecito Julián. Espero que les haya suscitado una sonrisa y los haya emocionado. Deseo tener novedades de la siguiente obra muy pronto. Me despido momentáneamente, no sin antes dejarles un abrazo enorme, y mi gratitud por haber leído todo ello. Saludos 🤗
Sin más preámbulos, comencemos!!
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Capitulo IV
Al día siguiente, Julián se despertó con más dudas que certezas. Estaba desnudo y solo. Se levantó con pesadumbre de su cama. Se pegó una ducha caliente, y se preparó unos mates.
Su casa estaba en silencio.
Debía alistar su ropa para asistir a la capilla. En lugar de eso, dejó todo a un lado. Incluso su sotana. Y decidió tomarse el día entero para meditar en lo posible.
Para el pobre padrecito sería, sin lugar a dudas, un día complicado.
Su cabeza navegaba en una intensa vorágine.
No encontraba sosiego.
Temía colocar otra vez su vinilo, en su delicado estado emocional.
Apenas si probó bocado en el almuerzo.
Su vida le pedía a gritos un cambio.
¿Qué haría de allí en más el padrecito?
La tarde transcurría, mientras que en el exterior llovía intensamente.
El padrecito suspiraba... No dejaba de pensar en esa puta, llamada Mica.
Hasta que llegó al fin la noche, y la lluvia cesó.
El padrecito desesperado decidió caminar para despejar su mente turbulenta. Arribó cansado a la ruta, dónde los autos transitaban indiferentes y sin cesar.
Temió allí mismo no volver a ver a esa mujer.
Cuando de repente alguien se acercó a su lado, en la penumbra.
- Mica...
-callate, pelotudo.
- Yo no sabía dónde encontrarte...
Se abrazaron y se fundieron en un largo beso.
El padrecito la invitó a su casa. A lo que Mica le respondió con una contundente respuesta:
- Obvio, padrecito, ¡ Es hora de coger!
Carcajeandose ambos regresaron tomados de la mano.
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Bueno, gente linda, concluimos con la seguidilla de episodios acerca del padrecito Julián. Espero que les haya suscitado una sonrisa y los haya emocionado. Deseo tener novedades de la siguiente obra muy pronto. Me despido momentáneamente, no sin antes dejarles un abrazo enorme, y mi gratitud por haber leído todo ello. Saludos 🤗
1 comentario - Un padrecito en apuros, capitulo IV