La esposa de mi primo

"Una experiencia erótica que inicio como una simple infidelidad y al paso del tiempo fue derivando en situaciones de voyerismo,exhibisionismo, actos de incesto y se ha covertido en verdaderas orgias familiares."




 LA ESPOSA DE MI PRIMO


 Hace algún tiempo vino a radicar a esta ciudad de México mi primo, hijo de un hermano de mi madre, buscando una mejoría económica y profesional en el ramo de la música, al poco tiempo trabajaba con una orquesta de cierto prestigio y a través de un compañero de esa agrupación conoció a Lupita a quien hizo su novia y actualmente su esposa, es una chica morenita de mi misma edad, 25 años, no muy bonita de su rostro pero con un cuerpazo excepcionalmente sabroso, que se encargaba de resaltar vistiendo ropa de moda muy ceñida y reducida.


 La verdad desde que la conocí me gustó mucho y se me despertaban los instintos eróticos con ella, mi primo colaboraba a ello al platicarme con lujo de detalle como se la cachondeaba, la manoseaba dentro del auto y le quitaba las pantaletas para dedearla mientras ella le mamaba la verga, incluso me llegó a mostrar varias veces las sensuales pantaletitas que Lupita dejaba en el auto después de cada cachondiza, incluso en una ocasión me quedé con una de esas diminutas pantaletitas y que aun conservo, tal vez no pensaba en ese entonces casarse con ella, pero con todo eso fue convirtiéndose, al igual que mis hermanas, en mi fantasía erótica mas deseada, mis hermanas también colaboraron para aumentar mis deseos sexuales por Lupita al escucharles comentar en una ocasión que Guadalupe cuando usaba pantimedias acostumbraba a no ponerse pantaletas. Detalle que después pude comprobar, aunque en la realidad la respetaba como novia de mi primo y posteriormente como su esposa.


Sin embargo, ya casados, en múltiples ocasiones llegué a masturbarme con sus pantaletas sucias, ya que acostumbraba visitar su casa, que se ubicaba a menos de una calle de donde vivo con mis padres y hermanas, teniendo la oportunidad de entrar a su baño y ahí tomaba sus atrevidas y diminutas pantaletitas para olfatearlas, besarlas y frotarme el pene con ellas imaginando que estaba gozando del cuerpo de Lupita hasta venirme en ardiente eyaculación, tal como lo hago desde hace años con los sensuales calzoncitos de mis hermanas, incluso cuando las pantaletitas de Lupita eran extremadamente excitantes, como la mayoría de las que acostumbra usar, me las llevaba a mi casa para masturbarme con ellas durante la noche y al día siguiente las devolvía y me llevaba las que se acababa de quitar ese día.


A mi primo como buen músico le gusta el trago y muy seguido me invitaba a su casa a tomar alguna botella de licor, cosa que aceptaba encantado ya que aprovechaba para disfrutar admirando el escultural cuerpo de su esposa que aun vestida me provocaba tremendas erecciones, con las faldas y vestidos tan minúsculos, y pantalones embarrados al cuerpo que acostumbra usar, me mantenía en un estado de calentura permanente, me sentaba frente a ellos y podía admirar sus excelentes muslos y entre ellos sus microscópicas pantaletas que no alcanzaban a cubrir en su totalidad su abundante vello pubico independientemente de que mucha de su ropa interior es transparente, ella también se tomaba algunas copas, cosa que me agradaba mucho ya que un poco mareada enseñaba aun mas las lindas cositas que tiene entre sus piernas a tal grado que llegué a sospechar que me las enseñaba con toda intensión.


 En ese tenor se desarrollaban las cosas sin la menor sospecha de mi primo y la gran excitación que Lupita me producía, un buen día llegué a su casa para visitarlo con toda la intensión de llevarme las pantaletas que se había quitado ella ese día, al entrar a su casa de inmediato percibí el característico olor que produce la "yerba" quemada, Lupita me indicó que mi primo no se encontraba en casa que había salido de gira con la orquesta en la que trabajada y tardaría un par de días en regresar, pero que le daba gusto que hubiera ido a hacerle un poco de compañía y me invitó un trago de licor, mientras servia los tragos pude admirar sus suculentas nalgas enfundadas en un ajustado pantalón blanco bajo el que se le marcaban con toda claridad las minúsculas pantaletas tipo tanga que portaba.


 Se sentó junto a mí platicándome de diferentes cosas mientras tomábamos la copa, cuando la copa se terminó me pidió que sirviera otros mientras ella regresaba encaminándose a su recamara, cuando volvió a la sala en donde nos encontrábamos ya se había cambiado el ceñido pantalón por una minifalda de amplio vuelo y unas sandalias de altos tacones destalonadas, no llevaba medias, tan solo la cadenilla que lleva en su tobillo izquierdo y que siempre he pensado que es una señal de las mujeres muy cachondas, al tomar la copa se sentó ahora frente a mí poniendo sus adorables nalgas en la orilla del sillón de tal manera que la faldita se colgaba hacia abajo dejando al desnudo la totalidad de sus muslos por la parte trasera hasta su vulva forrada con sus sensuales pantaletas, por momentos separaba las piernas exponiendo ante mi morbosa vista las pantaletitas negras de encaje que traía puestas.


 Noté cierta coquetería de parte de ella, pero no le seguí el juego por temor a equivocarme y de la posibilidad de ser descubierto por mi primo, al paso de los minutos la situación se ponía más candente, ella llevaba la platica hacia los temas sexuales y ya con mucho descaro se levantaba la falda dejándome ver a plenitud sus morenos y bien torneados muslos o bien abría generosamente las piernas para que le viera las pantaletitas, al levantarse para cualquier cosa fingía que se le caía algo y dándome la espalda se agachaba para recogerlo sin doblar las rodillas lo que hacia que la corta falda se le subiera de tal modo que podía ver sus encantadoras nalgotas devorando las diminutas tangas, sentía que la verga me iba a explotar de lo erecta que la tenia y aún cuando tenia ganas de orinar prefería aguantarme ya que me era imposible disimular lo hinchado de mi órgano viril.


 En un momento dado ella me dijo que iría al baño, tiempo que empleé en tratar de que se me bajara un poco la verga pues las ganas de orinar me estaban presionando mucho, al regresar mi "prima", no le di tiempo de sentarse y me incorporé para dirigirme al baño, al estar orinando volteé a la sesta de la ropa sucia y justo sobre la tapa estaban las sensuales tangas que apenas dos minutos antes traía puesta Lupita, las tomé y pude percatarme de lo mojadas que estaban, las olfatee profundamente y pase mi lengua por donde había estado su húmeda vulva, no pude contenerme y me froté por largo rato el pene con ellas sin llegar a eyacular, recapacite que si estaban ahí las pantaletitas entonces en ese momento ella estaría sin calzoncitos.


 Regresé a la sala sentándome frente a ella, quien de inmediato separó las piernas mostrándome su desnudez, su sabrosa vulva estaba frente a mí, sus rosados labios vaginales sobresalían en medio de la negra espesura del abundante vello que les rodeaban, la situación era tan descarada que no podía disimular lo que estaba pasando y me puse de pie mostrándole el bulto que bajo mi pantalón hacia mi verga en total erección, Lupita de inmediato fijo su vista en mi erección alternando la dirección de sus ojos hacia los míos y al bulto de mi verga mientras sonreía insinuante.


 Cuando había dado un paso para dirigirme a ella sonó el timbre de la puerta de entrada lo que me hizo retroceder de inmediato y sentarme nuevamente mientras ella iba a abrir la puerta, era Luisa su hermana menor que llegaba de visita, tan buenota como ella pero más agradable de la cara, lo que dio al traste con la aventura que estaba a punto de consumarse, no quise quedarme caliente y fui nuevamente al baño, esta vez después de aspirar su intimo aroma impregnado en sus diminutos calzoncitos, los enredé en mi verga masturbándome con ellos, al eyacular vertí una buena cantidad de semen en el puente de la minúscula prenda y salí del baño dispuesto a retirarme para dejar a Lupita con su hermana, pero al despedirme me dijo que cuando menos me tomara el resto del trago que tenia pendiente, acepté y volví a sentarme para admirar las hermosas piernas de Luisa mientras ella se dirigió al baño.


 No tardó mucho en volver y sentarse frente a mí, de manera por demás descarada separó las piernas para dejarme ver, ante mi sorpresa, que se había puesto las pantaletas en las que momentos antes había eyaculado y en consecuencia mi semen estaba en su suculenta vulva y su adorable culito, ella solo sonreía ante mi incrédula y morbosa mirada clavada entre sus muslos sin importar la presencia de Luisa, me puse nervioso, no supe que hacer y opté por retirarme, en el besito de despedida pude sentir su lengua en mi mejilla a manera de caricia erótica y una leve presión en mi mano.


 Durante el resto del día y la noche no pude dejar de pensar en lo que había pasado y me masturbe varias veces al recordarlo e imaginar las posibles consecuencias, sobra decir que me excitaba sobre manera, era muy probable que pudiera disfrutar en un futuro muy cercano del delicioso cuerpo de la esposa de mi primo y al mismo tiempo me remordía la conciencia de lo que le estaba haciendo e iba a hacer a mi primo.


Al día siguiente estuve tentado a regresar a casa de mi primo para saber cual sería la reacción de Lupita al encontrarnos a solas después de lo sucedido y aunque la excitación era mucha temía que fuera a llegar mi primo y nos encontrara en algún tipo de acción sexual o simplemente que no le pareciera mi visita en su ausencia, así que me conforme con masturbarme nuevamente inspirado en las vivencias del día anterior.


Pasaron algunos días antes de volver a ver a Lupita, fui a su casa a invitación de mi primo para tomarnos unas copas, lo pensé mucho antes de acudir ya que me daba un poco de "cruda moral" con Guadalupe por lo sucedido, pero al llegar a su casa los temores se disiparon ya que al entrar de inmediato percibí nuevamente el característico olor de la "yerba" y ambos se veían notoriamente afectados por la droga, no me asustaba el hecho de que fumaran yerba ya que yo la había probado tiempo atrás en mis tiempos de preparatoriano, mas bien me sorprendía que lo hiciera ella ya que él en el ambiente musical es muy común.


Al entrar Guadalupe se levantó para saludarme, nuevamente me hizo sentir su lengua en mi mejilla y la leve presión en mi mano lo que hizo que de inmediato mi pene registrara los primeros síntomas de erección, salude a mi primo quien en ese momento leía unos documentos, Lupita se apresuró a ofrecerme un trago y mientras lo servia recorrí con mi lasciva mirada su estupendo cuerpo que pretendía cubrir con diminuta minifalda que le quedaba sumamente ceñida a su sabroso cuerpecito y le dejaba al descubierto mas de la mitad de sus morenos y firmes muslos realzados por los altísimos tacones de sus zapatillas, las pequeñísimas pantaletas que portaba se le marcaban claramente bajo su escasa vestimenta y se evidenciaba la ausencia de brassiere con el bamboleo de sus chichitas bajo la blusita ombliguera que vestía su torso, ella advertía mi mirada recorriendo su sinuoso cuerpo y se puede decir que posaba para mí sacando su cadera para lucir aun más sus espectaculares nalgotas y erguiendo su pecho para mostrarme sus senos en libertad cuyo pezón se veía paradito y tan solo me sonreía coqueta e incitante.


 No tarde mucho en saber que el color de sus diminutas pantaletas era azul eléctrico ya que al sentarse frente a mí separó las piernas dejándome ver entre ellas sus calzoncitos y algunos de los vellos que cubren su pubis y no alcanzaba a tapar con las pequeñísimas pantaletas, Lupita mientras me brindaba con su copa me sonreía con frivolidad plenamente consiente de que le estaba mirando los calzoncitos y de vez en cuando me guiñaba un ojo incitándome sin duda a sostener esa atrevida aventura erótica, mi primo había dejado los documentos a un lado y platicaba ignorando lo que estaba sucediendo entre su esposa y yo, ya que al estar sentado junto a ella no advertía que las piernas de Guadalupe estaban descaradamente separadas lo suficiente para exhibirme su ropa intima.


A cada momento Lupita aprovechaba alguna distracción de su esposo para levantarse con cualquier pretexto contoneando provocativa, de manera un tanto exagerada, su delicioso cuerpo y furtivamente se acariciaba las nalgas o los senos como invitándome a que fuera yo quien lo hiciera.


 Estas escenas se repitieron durante un par de horas, durante las cuales de repente alguno de ellos se ausentaba por unos momentos y llegaba nuevamente el olor al vegetal quemado, yo fingía no darme cuenta del hecho, el efecto de la droga se agudizaba en ellos pero principalmente en Guadalupe que se notaba más cachonda después de darse el "toque" de yerba lo que me favorecía pues su actitud provocativa se volvía mas impúdica a cada momento elevando mi excitación al grado de que por momentos sentía que me podía "venir en seco", la verga ya me dolía de la constante erección a la que me tenia sometido Lupita, acrecentada por la extraña emoción de estarlo haciendo frente a su marido.


Por fin sucedió lo que estaba esperando toda la tarde, Lupita sonriendo me guiño un ojo y se levanto rumbo al baño, un par de minutos después regresó y con todo procacidad separó sus exquisitos muslos para mostrarme, sin inhibición, que se había quitado las pantaletas poniendo ante mi lasciva mirada su húmeda vulva y la extrema vellosidad de su rica panocha, mi primo seguía platicando totalmente ajeno a la lasciva conducta de su esposa, ella con los ojos me señalaba el baño, hasta que comprendí que lo que quería era que repitiera la acción de la vez anterior, así que me dirigí al baño y de manera directa fui donde estaban sus calzoncitos totalmente empapados de la miel de su sexo, los tome y lamí el néctar de su vagina para en seguida sacarme la verga y frotármela con aquella excitante pieza de lencería y en pocos minutos llegué a la eyaculación derramando la totalidad de mi esperma en el puente de las pantaletitas dejándolas cuidadosamente en el mismo sitio en que se encontraban procurando que el semen permaneciera en su totalidad sobre las pantaletas sin derramar una sola gota.


 Regresé a la sala y enseguida Lupita se levantó para dirigirse al baño del que después de algunos minutos salió para ocupar el lugar que tenia frente a mí y al lado de su esposo, con toda procacidad separó los muslos dejándome ver que ya traía puestas las diminutas pantaletas literalmente escurriendo de mi semen y sin quitarme la vista de encima sonriendo con cinismo pasaba la punta de su lengua lentamente por sus labios como saboreándose, lo que me hacia pensar que tal vez había probado el sabor de mi leche, mi verga endureció de manera automática dándole continuidad a mi extrema lujuria, por momentos Lupita cerraba con fuerza sus muslos como disfrutando la humedad de mi esperma en su vulva y parte superior de sus muslos y en otros abría las piernas descaradamente exhibiéndome sus mojadas pantaletitas.


Llegó la hora de despedirme entre los incesantes coqueteos calientes de la esposa de mi primo, situaciones como ésta se repitió múltiples veces tanto en su casa como en la mía, no sabia si Lupita tan solo deseaba este tipo de situaciones lúdicas o en serio quería coger conmigo, esto no lo había podido comprobar porque no habíamos tenido oportunidad de estar a solas, hasta que tuvimos la ocasión de hablar del tema.


Se dio en una fiesta a la que me invitaron y en la que mi primo tocaría con un grupo musical formado para tal evento, quedamos que yo pasaría a su casa y de ahí nos iríamos en su automóvil, al llegar a casa de mis familiares me recibió mi primo que estaba terminando de arreglarse, así que tomé asiento en la sala, era imposible dejar de recordar que en ese mismo lugar había gozado tantas veces de los devaneos lujuriosos de Lupita, me fue imposible evitar la erección de mi miembro viril ante tales recuerdos, ya ansiaba la presencia de Guadalupe, me excitaba adivinar la vestimenta que llevaría en esa ocasión, no tardé mucho en saberlo.


 Hizo su aparición Lupita enfundada en un vestido largo hasta el piso de color rojo que se ceñía a su cuerpo a la perfección delineando con precisión su bien formada figura, por el frente evidenciaba su abultado pubis de una manera exquisita, por atrás tenia un tremendo escote hasta la cintura lo que evidenciaba la ausencia de sostén independientemente que el sabroso bamboleo de sus chichitas no dejaba la menor duda, sus nalgotas destacaban de manera excitante y mas aun con su caminar voluptuoso, no se le marcaban las pantaletas lo que me indicaba que eran muy pequeñinas o bien que no traía ropa interior, lo que me llenaba de cachondez extrema, es por demás comentar la dureza de mi verga ante la presencia de la esposa de mi primo.


 Lupita se lucio ante mí modelando su vestido y mientras me preguntaba como le quedaba se acariciaba las nalgotas y los senos de manera por demás provocativa, se acercó a mí para saludarme haciéndolo con un beso tan cerca de mi boca que sus labios tocaron la comisura de los míos mientras repegaba su pelvis contra el bulto que hacia mi erección bajo mi pantalón, estaba a punto de acariciarle las nalgas cuando apareció mi primo y todo quedo en suspenso.


 Llegamos al lugar de la fiesta y mi primo tomó su lugar en el escenario mientras yo y Lupita nos sentamos en una mesa cerca del estrado, ella seguramente con toda intensión de alejarnos de la vista de su esposo me dijo que le acompañara al baño, salió rápidamente y ahí en lo mas alejado del escenario me invitó a bailar, de inmediato repegó su estupendo cuerpo al mío embarrándome sus chichitas en mi pecho y su pelvis en el bulto que hacia mi verga parada, mientras bailábamos o mas bien frotábamos nuestros cuerpos, sus labios rozaban los míos, hasta que al final de una de las piezas me dijo que le acompañara al estacionamiento para sacar algo del carro, al llegar abrió la puerta del auto y de abajo del asiento sacó un pequeño tubo de cristal con un tapón y extrajo del interior un cigarrillo de yerba invitándome a fumarlo diciéndome que la yerba la ponía extremadamente cachonda y le gustaría que yo estuviera igual, acto seguido se acercó a mí y junto sus labios con los míos fundiéndonos en un apasionado beso en el que metía y sacaba su lengua de mi boca y yo hacia lo propio, mis manos empezaron a acariciarle sus deliciosas nalgotas mientras ella encendía el cigarrillo de droga.


 Una vez que ambos le fumamos a la yerba, apagó el cigarrillo y lo guardó, entonces nos entregamos al besuqueo desmedido intercambiando saliva, mis manos se apoderaron de sus nalgotas hermosas en principio por encima del vestido y después aprovechando el gran escote del vestido introduje mi mano por debajo de éste constatando que no llevaba pantaletas y pude palpar en directo sus excelentes nalgas metiendo mis dedos entre ellas para acariciar su diminuto culito, Lupita estaba verdaderamente excitada al igual que yo, bajo una de sus manos acariciándome la verga por encima del pantalón por un buen rato mientras yo seguía acariciando su culo hasta que propuso volver a la fiesta para no despertar sospechas y así lo hicimos.Volvimos a la mesa y estuvimos platicando de la enorme atracción que sentíamos el uno por el otro y los deseos sexuales que nos despertábamos mutuamente acordando dar rienda suelta a nuestras bajas pasiones en el más absoluto secreto.


 Luego de que mi primo terminó su primera actuación y se reunió con nosotros, estuvimos tomando unos tragos, una hora después tuvo que volver a su segunda actuación, lo que aprovechamos Lupita y yo para pararnos a bailar nuevamente alejándonos lo más posible del escenario y aprovechando que nadie de los presentes nos conocía nos besábamos como si fuéramos pareja, en eso estabamos cuando repentinamente se fue la luz, quedando el salón en absoluta obscuridad, así que nos empezamos a besar con apasionada entrega mientras mis manos se posesionaban de sus sabrosas nalgas, ella dio media vuelta y puso sus suculentas nalgas contra mi verga restregándolas contra mi erección, aproveche la situación y sin ningún pudor coloque una de mis manos en sus senos y la otra en su abultada pelvis acariciándola con cachondez extrema, estabamos tan calientes que decidimos ir nuevamente al automóvil.


 Nuevamente fumamos yerba entregándonos al cachondeo, ella propuso subirnos al auto ya que quería conocerme la verga y así lo hicimos, desde el momento en que Lupita abordo el auto se levantó el vestido hasta la cintura dejándome acariciarle los muslos y su vellosidad pélvica introduciendo uno de mis dedos entre sus labios vaginales frotándole el clítoris mientas ella me bajo el cierre del pantalón dejando en libertad mi endurecido pene y se dedicó a chaqueteármelo, le baje los tirantes del vestido y me dediqué a chuparle las sabrosas chichitas mordisqueando sus pezones mientras una de mis manos en su vulva ya estaba empapada de los fluidos vaginales que le brotaban de su magnifico sexo, ella no pudo resistir el deseo e inclinándose en mi regazo se dedicó a besuquear y mamarme la verga mientras yo metí mi mano entre sus nalgotas dedeando su vagina y por momentos su rico culito, Lupita en el éxtasis total se vino en escandaloso orgasmo y me pidió expresamente que eyaculara en su boca ya que deseaba probar mi semen, así que descargué la totalidad de mi leche dentro de su boca y ella la tragó hasta la ultima gota manifestando que era muy de su agrado.


 Regresamos al salón donde ya se había restablecido la luz y la orquesta seguía tocando, nos sentamos y quedamos que al día siguiente mi primo tendría una tocada y que a partir de las nueve de la noche estaría sola y podría pasar a su casa ya que tenia muchas ganas de que me la cogiera y sentir mi verga dentro de ella.


 CONTINUARÁ


 Relato dedicado especialmente a mi primo y su cachonda esposa Lupita en el tercer aniversario de su candente matrimonio.

La esposa de mi primo

petera

Incesto Familiar

2 comentarios - La esposa de mi primo

Kirito9080 +1
Cuando sale la segunda parte está muy rico el relato