La vida de Estefi (3)

Acababa de ser engañada pero cogida como nunca en mi vida. La pija de Manuel todavía me hacía delirar de solo imaginarla adentro mío. 


Mi héroe me había cogido engañada pero la satisfacción que tenía no me permitió enojarme. Solamente junté mi ropa, me cambié frente a él que se despidió con un beso y un mordiscon a mi cola y me fui del gimnasio habiendo hecho un doble turno inesperado. 

Volví a mi casa y me preparé a desayunar con los que estaban ya deambulando por la casa. Eran mi papá, Teo y su nueva noviecita, Tatiana. Ella venía de una familia de mucho poder también y amigos nuestros desde que tengo memoria. Socios políticos de mi mamá y de un turbio trasfondo. Se decía en la prensa que eran quienes les manejaban los trapitos sucios.
Sin embargo, ésto no era así con Tatiana, ella era súper dulce. Incluso su característica lo era, tenía la habilidad de sacar los sentimientos de la gente. En cierto modo, creo que teníamos cositas en común, porque ambas lograbamos dar cierto alivio en las personas. 

Compartimos un desayuno mientras mirábamos las noticias, sólo se hablaba de política en mi casa e incluso se hacían comentarios bastante desubicados a nivel social sobre los Físicos (la otra clase de mi mundo), pero prefiero omitir esa parte por temas de buen gusto. 

Tati era muy linda la verdad, me generaba mucha sorpresa verla con mi hermano sinceramente. Teo no es feo, pero no tiene rasgos seductores ni una personalidad que compense. Siempre fue muy introvertido pero a su vez, muy honesto y tierno. Supongo que ella vería eso en él y por eso le gustaba. 

Volviendo a ella, era un poco más alta que yo, pero con un cuerpo más chiquito, no tenía muchas caderas ni una cola tan pronunciada, sino chiquita y delicada. Lo mismo sus tetas, tenía poquito pero bien firmes. Si resaltaba su cara, tenía una carita angelical que te daban ganas de llevarla a la mesita de luz o arroparla y cuidarla. No sé. Pero era difícil no mirarla, incluso con cara de dormida y algo desarreglada como se la veía. Hasta me parecía difícil de imaginar que podrían haber pasado la noche teniendo sexo con Teo. 

Ellos dos fueron los primeros en irse y los seguí detrás, no quería quedarme sola con mi papá, eso iba a generar preguntas incómodas que no iba a querer responder. 

Fui a mi habitación, me saqué el top y la calcita. Todavía tenía la entrepierna mojada de la brutal cogida que me había dado Manu en el gimnasio. Me pasé los dedos para limpiarme y sentí como si algo se hubiera apoderado de mí. En instantes terminé contra la puerta, aguantando los gemidos para no ser escuchada y haciéndome una paja mientras pensaba en ese pijón que me había abierto de par en par. 

Volví a acabar y me llevé los dedos llenos de mi propia acabada a la boca. No sé porque lo hice, últimamente me estaba sintiendo muy puta y me encantaba. Los chupé pensando en ese vergón y me pregunté si me lo volvería a coger o si la vergüenza de demostrarle que me había convertido en su trolita, iba a poderme más.

Caí rendida al piso. Me ví a un espejo que daba a dónde estaba yo y me ví despeinada, toda transpirada y con la entrepierna llena de flujos. Admito que me veía muy sexy, me saqué unas fotitos posando, me gustaba cómo estaba, emanaba sexo y placer. No sé porque las saqué, no pensaba enviarlas, solo quería tenerlas de recuerdo. 

Junté fuerzas después de eso y con mi ego en alto, me puse cualquier cosa que encontré y caminé hasta la ducha. Dejé que el agua caliente me relaje y me limpie todo el olor a sexo que me sentía. 

Después volví a mi cuarto y me dormí como nunca. Dicen que el sexo es un gran remedio para los problemas de sueño. Y la paja también. Yo venía de ambas. 

Me desperté a eso de las 6 de la tarde. Celebré que por ser sábado, mi mamá seguramente estaría trabajando todavía, mi papá habría llevado a Teo a su partido de básquet y Cande seguramente seguiría sin aparecer. Tenía la casa para mí sola. 

Decidí por precaución ponerme una tanga que debo admitir, era lo mismo que nada, mi culo se tragaba toda la diminuta tela y apenitas un triángulo rojo tapaba algo de mi pubis y rayita. 

Sali en tetas, era el menor de mis males si me cruzaba a alguien de la casa así, no sería la primera vez. Comprobé que efectivamente no quedaba nadie en los espacios comunes, tenía la casa sola, podía andar relajada. 

Empecé a escribirme con mis amigas, teníamos intención de salir esa noche y estábamos arreglando para coordinar un horario. Entre cosa y cosa, salí al balcón a buscar una prenda que tenía para lavar y olvidé completamente que iba en tanga nada más por la vida. No fue sorpresa que la pareja de enfrente me vean con sorpresa y el novio se gane un codazo de su chica. Ya perdido por perdido, me despreocupé y seguí buscando la ropa dejando mi culazo a la vista de ambos (para algo lo trabajo tanto, que lo admiren!).

Después de mi mini show que seguro valió la pena para él a pesar de la discusión que se habrá ganado, volví a entrar y pensé en llevarme un accesorio de mi mamá. Seguro no se enteraría y me iba a quedar perfecto al outif que planeaba. 

Atravesé el pasillo y escuché un ruido que me dejó helada. 

"Son gemidos?" Pensé. 

"Ah... Ah... Ah......" Escuchaba desde la habitación de mis papás. 

"Si Estefanía, claramente lo son idiota"

Quién era? No había estado sola? Ellos creían que lo estaban? Pero QUIÉN SON? 

Me acerqué a espiar temiendo encontrarme con la traumática imágen de mis papás teniendo sexo. Mis ojos no podían creer lo que veía. Era Tati masturbándose en la cama de mis papás. Su tierno cuerpito estaba ahí en su cama, en la de sus suegros. Ella se metía un consolador de un tamaño enorme, no tan grande como la pija de mi amante ese día, pero casi. 

Sus gemidos eran intensos y agudos. Tenía ternura hasta para pajearse. Su mano iba entre sus tetas, su cuello y su pelo. Se notaba que estaba totalmente extasiada con eso. Tenía los ojos cerrados, por lo que me dió cierta confianza de seguir mirando. 
De todas formas, quien debería sentir vergüenza si la veía era ella, no yo. 

Empecé a sentir un calor que subía, no podía entender como me podía pasar otra vez y con la novia de mi hermano. No pude evitar llevar mi mano a mi conchita y tocarme a escondidas mientras seguía mirando la escena. 

Me mojé bien los dedos y me metí dos de ellos bien hasta el fondo, intentando imaginar con qué fantaseaba mi cuñadita. 

Trataba de callar mis gemidos o al menos no hacerlos tan notorios como los de ella. 

Lo que nunca esperé, fue escuchar la voz de un hombre de repente "ahora en 4". 

La dulce Tati siguió la orden y se puso en 4, de costado a mi ángulo y apuntando su culito al lugar de dónde provino la voz. Apenas se sacó un segundo el dildo para acomodarse y pasó a enterrarselo otra vez.

Esa voz, era de mi papá? 
Me quedé helada. Inmediatamente dejé de tocarme y traté de buscar otro ángulo. No volvió a hablar, ella tampoco decía nada y yo pensaba que había delirado. 

No tenía forma de comprobarlo. También algo en mi no podía dejar de mirar a Tati con su inocencia haciéndose una paja. Decidí seguir con la mía eligiendo creer que no había escuchado nada. Volví a correr mi tanguita roja y me seguí colando los dedos viéndola a ella. 

Seguimos juntas un rato más hasta que ella empezó a acabar y me generó un efecto contagio en donde se podía ver que ambos cuerpos temblaron de la misma manera como si realmente nos hubiéramos tocado en conjunto y no siendo yo una voyeur más a como ella se masturbaba. 

Apenas acabé, me encerré en la pieza y me quedé del otro lado de la puerta tratando de escuchar. 

Escuché pisadas de zapatos de hombre. Y una voz muy familiar esta vez que dijo "es un placer Tati, volvé siempre que quieras". 

Mi papá acababa de saludar a mi cuñada, él la estaba viendo pajear. Ella lo provocó a él? Él a ella? Tenían sexo a espalda de mi hermano? 

Se me llenó el culo de preguntas, como se dice vulgarmente. Y miren que con mi culo hay mucho para llenar...

No sabía qué hacer, esperé a volver a escuchar la puerta y cuando finalmente estuve sola, salí de esa habitación a pensar qué carajo había sido todo eso que viví. 

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