La tarde empezaría en las calles de Valencia. La sumisa llegó al sitio y a la hora acordadas, también había cumplido con su codigo de vestimenta: un vestido ni muy corto ni muy largo, un collar tipo correa, un maquillaje ligero y el pelo recogido. El resto del conjunto lo descubrirás en breves.
La sumisa debe de ganarse mi atención, no por haber quedado iba a darle el placer de prestarle la atención que tanto desea. Para ello, la sumisa se ha puesto a una distancia suficiente para que más gente en la calle pueda verla sin saber que va a venir conmigo y se ha levantado el vestido, dejandome ver su ropa interior y también a cualquier transeúnte que haya tenido la suerte de mirar en ese momento. Con mi intención ganada ya puese dirigirse a su amo.
La saludo con normalidad pero ella no puede hacerlo, debe mostrar su posición en esta relación. Por lo tanto, ha de arrodillarse y besarme la mano, mostrandome su sumisión y su disposición a serlo. Tampoco quiero seguir llamando mucho la atención, por ahora, así qué continuamos andando hacia algún bar o cafetería. Allí le preguntaría si ha traído el resto del conjunto: un vibrador bluetooth, tapón anal y unas pequeñas tiras de papel de lija. Ella me contesta que lo ha traido todo, pero que no entiende lo del papel de lija. Me ha alegrado saber que lo ha traído así qué le pido que vaya al baño a ponérselo, pero antes le explico que hacer con el papel de lija.
El papel de lija debe pegarse por dentro del sujetador a la altura de los pezones, le cuento.
Aún no entiende bien la idea pero se levanta y va al baño. Al cabo del rato vuelve y me enseña que lo lleva todo puesto.
Hemos entrado en una cafetería de estas que no tienen camareros, que tienen autoservicio y tienes que ir a recogerlo todo a la barra tú mismo. Para mi pido un café solo y para ella un helado. Mientras esperemos en la mesa a recogerlo voy probando el vibrador y por lo que se puede ver su excitación va aumentando por momentos. No le llevo a extremos, solo estoy comprobando que funciona correctamente. Al rato tenemos que ir a recoger la bandeja con el pedido y le pido a la sumisa que vaya a por ella.
Cuando vuelve a la mesa enciendo a máxima potencia el vibrador y de la sorpresa se le cae todo encima, manchandose i tirando las cosas al suelo. Bajando un poco la potencia, debe recoger lo que hay en el suelo, debe recogerlo en una postura que comprometa lo que lleva escondido debajo de la ropa porque eso es lo que hacen las sumisas guarras como ella.
Como se ha manchado y no podemos tomar lo que hemos pedido decido que nos marchemos. Caminamos por las calles y la sumisa va sintiendo esa placentera incomodidad de andar por la calle con un vibrador y un tapón, también ha entendido ya lo del papel de lija, ya que los pezones le arden cada vez que se mueve. Como está manchada decido que entremos en alguna tienda de ropa para que se cambie y vaya presentable, no me gusta que mis sumisas vayan sucias por la calle de día. Elijo un par de vestidos que me han gustado para que se los pruebe y pasamos al probador. Dejo que se los pruebe y cada vez que lo hace con uno diferente llamo a una dependienta para que nos de su opinión. Mientras le pide opinión a la dependienta nos da la suya, la sumisa nota como la vagina es estimulada. Por sus expresiones y movimientos es imposible que la dependienta no se haya dado cuenta de que hay algo raro. Nos dice que tal talla le queda perfecta, así que le pido una talla menos de un vestido que ya era muy corto y que aún deja menos a la imaginación e impide disimular lo que hace debajo de su ropa.
Luego de pasearnos nos dirigimos a mi casa para continuar la noche. Para volver decido que usaremos el transporte público. Dutante el trayecto un grupo de extranjeros jovenes sube y le pido a la sumisa que se acerque a ellos, que se acerque mucho. La sumisa acepta y por culpa de los frenazos y los acelerones no tarda mucho en notar como parte del grupo puede tocarla sin problemas. Así estamos un rato hasta que llega nuestra parada. Ya queda poco para llegar a casa y continuar con el juego...
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