Terapia con mi hermana

El reloj en la pared del consultorio marcaba las 14:27 de la tarde.
Mi hermana Agustina y yo estábamos sentados en un sofá naranja frente a la psicóloga, con la que nos había sacado turno nuestra madre.
La psicóloga llevaba un suéter blanco tejido y una calza clara, sostenía un anotador y una lapicera de marca.
Era rubia, de ojos claros y facciones de no mas de 38 años de edad, con una piel clara y bien cuidada y unos lentes finos.
Nos miraba de vez en cuando, alternando entre mi hermana y yo.
Agustina se tocaba las manos, de manera rápida y nerviosa, o llevaba sus dedos a su pelo negro y jugando con el mismo.
Llevaba una remera oscura y una falda roja que apenas cubría sus rodillas mostrando unas piernas bien tonificadas a las que era difícil no prestar atención.
En cuanto a mí, simplemente estaba con una remera verde con un estampado de una playa y un pantalón deportivo simple gris.
Ni Agus ni yo sabíamos que decir para romper el silencio, simplemente estábamos esperando que la profesional hable o comience a hacer preguntas.
“Bueno me presento, mi nombre es María, ante todo quiero que sepan que dentro de estas 4 paredes son libres de expresar lo que quieran y nadie va a juzgarlos”
Agus hizo una mueca de desaprobación antes esas palabras, pero María al parecer ignoro eso.
Ante el silencio María continúo hablando.
“Bueno, ¿saben por qué se encuentran hoy acá?, o quieren contarme un poco de sus vidas así los voy conociendo”
Decidí que al mal tiempo darle paso así que procedí a presentarme de la manera más educada posible.
“Me llamo Ariel, tengo 25 años y actualmente estoy desempleado y estudiando ingeniería en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional). Estoy acá porque, bueno supongo que mi mamá le habrá dicho algo al respecto”
María anoto algo en la libreta y me miró fijamente.
“Su madre pudo haberme dicho algunas cosas, pero lo que me interesa es escuchar su versión de lo que ustedes me quieran contar”
María miro a Agus antes de volver a hablar.
“¿Te gustaría compartir algo con nosotros?, no están obligados a hablar de cosas que no quieran, normalmente una terapia lleva de meses a años”
Agustina sonrió antes de dirigirle la palabra a la psicóloga.
“Ma llamo Agustina, tengo 22 años y estoy acá porque mi mamá me descubrió chupándole la verga a mi hermano en el baño. ¿Quiere que le haga una demostración en el consultorio?”
María notaba el odio en los ojos de Agustina, pero también miedo y desconcierto.
“Directo al asunto, pero está bien sacar las cosas que uno tiene reprimidas adentro, para eso funcionan las sesiones de terapia. De vuelta, estoy acá para escucharlos, así que siéntanse libres de soltarse”
Agus pareció un poco mas aliviada después de escuchar esas palabras y adopto una pose menos agresiva y más receptiva.
“Quiero que me cuenten una historia, no importa cual de los dos comience, de cómo empezó todo”
Me arme de valor y empecé a relatar mi versión de los hechos.
“Todo empezó hace un año aproximadamente, en la fiesta de cumpleaños de la prima Ramona, todos los años siempre vamos a su quinta en Moreno. Tiene una pileta enorme donde pasamos una semana”
Agustina continúo acotando algo.
“Siempre mamá nos vigila cuando estamos en la pileta, puedo ver sus ojos en mi nuca contantemente, es un poco molesto”
María pareció interesada en esa parte y le pregunto porque pensaba que hacía eso.
“Porque tiene miedo que empecemos a hacer cosas sucias entre primos o con mi hermano, me lo pregunto varias veces, es por eso que la cerradura del baño esta tapada con pale higiénico.”
María anoto algo más en el anotador.
“Fue tal el acoso que comencé a tener sueños raros, sueños donde me besaba con mi hermano a escondidas de nuestra madre y al despertar me sentía sucia.
Empecé a buscar en internet y vi que muchas personas mantenían en secreto relaciones entre hermanos, incluso había pornografía sobre eso”
Hubo una pequeña pausa, luego seguí hablando yo.
“Estábamos en el agua y Agus sentada en el borde de la pileta, hasta ahí todo era normal. Lo que ella no había notado era que la tanga del biquini se le había corrido y se le podía ver todo. Sentí una especie de vergüenza y deseo, no era capaz de apartar la mirada, hasta que Agus se dio cuenta y avergonzada se ajusto la prenda y se fue de la pileta. No nos hablamos en los dos días que siguieron hasta que volvimos a casa”
Se sentía bien hablar las cosas, Agus parecía sentirse de la misma manera cuando retomo la historia.
“Como en la casa poco podemos hablar sin la supervisión de mamá, solemos conversar durante la noche desde la computadora de cada uno. Por suerte nuestra madre es un cero a la izquierda en cuanto a tecnología. Le dije a Ariel que no estaba enfadada por lo que había pasado, para que se quede tranquilo. Luego mientras hablábamos me anime a confesarle que había encontrado un foro de incesto. Estaba aterrada de como podía reaccionar, pero por alguna razón se lo tomo bien y me pidió que le pase el link de la página.
Nos lo tomamos a broma al principio, buscábamos historias graciosas o interesantes y las comentábamos, incluso decíamos que si mamá nos encontraba haciendo eso seguro nos desheredaba”
María movió un poco las piernas y se lubrico los labios con la lengua, Agustina lo noto, las mujeres son mas receptivas a esos pequeños detalles, saben cuando una mujer da signos de excitación, y se percató que la psicóloga se estaba calentando con la historia.
Se pregunto si la humedad ya había mojado su ropa interior y comenzó a imaginarse chupándole la verga a su hermano entre las dos, preguntándose si la psicóloga sería buena petera.
Con la voz medio agitada María pregunto qué paso luego.
Agus con una vos un poco más sensual siguió hablando.
“Los días pasaban y las conversaciones subían más y más de tono, comencé a tocarme mientras platicábamos sobre incesto y tenía la sospecha que Ariel hacía lo mismo. Un día estaba tan caliente que directamente le pregunte si quería ver como me masturbaba, la respuesta tardo, pero luego Ariel me dijo que si, pero si no le molestaba que se toque mientras veía”
La psicóloga trago saliva y tomo un poco de agua para disimular.
“Me senté y enfoque la cámara para enfocar bien mi vagina y que se vea como entraban y salían los dedos, recuerdo que fue uno de los mejores orgasmos que tuve, saque los dedos todos mojados y se los mostré antes de metérmelos en la boca de esta forma”
Agus se metió dos dedos en la boca y los chupo mirando directo a María.
La psicóloga quería dejar de mirar, pero había algo en la sensualidad de Agus que no te permitía hacerlo. Decidió cortar la sesión por ese día y quedaron en verse la siguiente semana.
Afuera su madre esperaba con el ceño fruncido, y María le dijo que estaban haciendo progresos y que de a poco las cosas iban a volver a la normalidad.
Al llegar la noche se volvieron a conectar para hablar.
“¿vos crees que mamá se tragó eso de que estábamos haciendo progresos?”
“No sé, pero la que seguro no lo hizo fue la psicóloga”
Ariel tardo un poco en preguntar el por qué.
“Cuando salimos, pude ver mejor a María y adivina que, quedo completamente caliente con nuestra historia. Estaba tan húmeda la trolita que el flujito le mojo el pantalón, pude ver una pequeña aureola oscura a la altura de los labios de la concha. Me parece que nos vamos a divertir jugando a la terapia hermanito”.
María no podía creer lo que sus ojos estaban presenciando.

Estaba sentada en su el sillón de su oficina como siempre.

Frente a ella Agustina estaba sentada en el regazo de Ariel, llevaba una remera azul y nada por debajo de la cintura.

En esa posición, de espaldas a María, podía apreciar perfectamente el culo de Agustina y como entraba y salía la verga de su concha.

El ritmo de las embestidas aumentaba junto con los gemidos de placer que escapaban de la garganta de Agustina. Sus nalgas rebotaban y empapaban de flujo el pene erecto de su hermano.

El corazón de María se aceleraba, nunca había pensado en la idea de que ver a otros cogiendo la pudiera excitar tanto.

Sabía el riesgo que corría, mas por el hecho que su oficina estaba muy cerca de la sala de espera, unos ruidos así podrían oírse y meterla en problemas.

Si embargo allí se encontraba, viendo como una pervertida mientras jugaba con su lapicera estimulándose el clítoris por encima de su ropa interior.

De golpe sintió los golpes en la puerta, habían sido descubiertos.

“Puedo escuchar gemidos, ¿Qué están haciendo mis hijos ahí adentro?, conteste”

Los golpes se sincronizaban con los ruidos que hacia el culo de Agustina cada vez que chocaba con las piernas de Ariel.

“Abra, que clase de psicóloga es usted, abra la puerta ahora”

Un ruido fuerte se escuchó, seguido de una luz blanca y María abrió los ojos.

Estaba acostada en la cama, las gotas de agua golpeaban la ventana de su departamento junto con los ruidos de truenos.

No necesitaba tocarse para saber que estaba completamente húmeda y excitada.

Tenía los pezones erectos y la respiración pesada. Levo su mano a su entrepierna, la metió en su tanga rosa y la saco apreciando sus dedos húmedos.

Movió sus dedos y vio como el hilo de flujo transparente se estiraba, se lo acerco a su nariz, olía a flujo normal.

Miro la hora, eran las 6:40, decidió levantarse y pegarse un baño para intentar quitarse la calentura.

Mientras el agua caliente caía por su cuerpo desnudo María trataba de calmar su mente, normalmente ayudaba, pero hoy era más difícil.

No podía quitarse de la mente la sensación de culpa.

Se supone que los psicólogos están para resolver los problemas de sus pacientes. El incesto definitivamente está mal, así es como tiene que ser y como dictamina la sociedad.

Aun así, era un amor puro y con consentimiento de ambos. Las preguntas aparecían en la mente de María como las gotas de agua que se pegaban a los azulejos del baño.

¿Ya habrán cruzado la línea y tenido relaciones?

¿Cómo se sentirá ser tocada, besada y acaricida por alguien que no se supone que debería hacerlo?

¿Realmente está mal el incesto?

María no pudo sopórtalo y comenzó a masturbarse, colándose los dedos, disfrutando que el ruido del agua caliente cubría sus gemidos.

Al carajo todo pensó, al carajo con la sociedad y al carajo con su trabajo.

Se permitió dejar volar su mente a las fantasías más profundas y prohibidas, mientras su cuerpo se retorcía de placer y sus piernas temblaban mientras tenía un orgasmo.

Mas tarde desayuno y a las 9 ya se encontraba en su consultorio para atender a su primer paciente.

A las 4 de la tarde entro Ariel y Agustina a su consultorio, esta vez Agustina llevaba una blusa amarilla y un pantalón largo oscuro.

Se sentaron un poco apartados el uno del otro, y a María se le vino a la mente el sueño de la mañana, a lo que un poco de rubor apareció en su rostro.

“Bueno que tal los trato la semana, de que quieren hablar hoy”

Ariel fue quien comenzó a hablar.

“Pues la verdad una semana normal, mamá está un poco mas relajada ahora que comenzamos la terapia. Tuvimos una charla mas calmada con ella y le dijimos que estuvo mal lo que hicimos y que íbamos a tratar de enmendarlo”

María la había notado de mejor humor a la madre cuando la saludo en la sala de espera. La hacía sentir mas culpable por el sueño húmedo que había tenido.

“Voy a hacerles una pregunta y quiero en la medida que traten de ser lo mas honestos que puedan conmigo, ¿ya tuvieron relaciones sexuales entre ustedes?”

Los ojos de Agustina se iluminaron como un árbol de navidad.

“Solo sexo oral mutuo y rozamiento de nuestros genitales. El día que mamá me encontró con la verga de Ariel en la boca, habíamos decidido que íbamos a hacerlo, con las medidas de protección adecuadas obviamente”

Agustina hizo una pausa, antes de continuar.

“Yo sé que el incesto está mal y que la sociedad no lo ve bien, pero, ¿está mal disfrutar de la sexualidad?, creo que hay cosas mas enfermas que dos adultos mayores de edad dándose placer mutuamente. No vamos a casarnos entre nosotros, solamente coger”

Agustina se acercó a Ariel y comenzó a besarlo, fue un beso de lengua obsceno. Cuando sus labios se separaron los ojos de Agustina se dirigieron a María.

“Yo sé que en el fondo a vos también te gusta esto, como nos dijiste en la primera sesión, estamos en confianza. Ahora yo voy a hacerte una pregunta y espero tu sinceridad María, ¿te tocaste pensando en nosotros?”

María estaba completamente fuera de sí, era incapaz de dar una respuesta a una pregunta tan simple.

“Como se supone que llevemos una vida normal si la psicóloga que nos atiende es una sucia cerdita. Pero está bien, todas las mujeres somos sucias y putas, por eso el sexo es tan divertido”

María tenía que decir algo, su reputación se desplomaba con cada segundo que pasaba.

Ariel no podía creer lo fácil que le resultaba a Agustina controlar la situación, empezaba a preguntarse quien estaba analizando a quien.

“Quiero que te saques la verga del pantalón y comiences a tocarte lentamente”

Ariel lo hizo, le calentaba recibir órdenes de su hermana, ser el sumiso en la relación.

Agustina se arrodillo, y se acercó a escasos centímetros de la pija de su hermano.

El aliento de Agustina sobre su piel enseguida hizo que se le ponga dura.

“Ultima chance de sinceridad, de esta pregunta depende si confió o no en vos, ¿Qué te gustaría que haga ahora María?”

Los labios de María se abrieron para conjugar palabras, que salieron de lo profundo de su mente.

“Llévatela a la boca y chúpala como la trola que sos, quiero ver que tan buena sos peteando a tu hermano”

No podía creer lo que acababa de decir, sin embargo, una sonrisa cómplice se dibujo en los labios de Agustina.

Agustina llevo el pene de Ariel a su boca y se lo trago entero, comenzando a chupárselo de una forma increíble mientras su hermano disfrutaba con los ojos cerrados”

No sabía que la calentaba más, saber que eran hermanos, que estaban haciéndolo en frente de ella sin pudor o que era en el sillón de su consultorio donde se estaba consumando el acto. O quizás era una combinación de las tres cosas, lo que estaba claro era que los jugos que mojaban su tanga roja y caían por su muslo no mentían.

María se bajó el pantalón y la tanga y comenzó a masturbarse, se sentía bien dejar salir su lado mas sucio.

Con su mano derecha se colaba los dedos y con su otra mano masajeabas sus senos y pellizcaba sus pezones.

Se levanto y se acerco a ver como Agustina tragaba y tragaba de forma insaciable. Era increíble como esa pendeja había podido ver su lado más oculto, pero ella también era buena analizando gente.

Hizo algo que ni ella podía creer, tomo la cabeza de Agustina por los pelos y la redirigió hacia su entrepierna mojada, hundiéndola en su vagina.

“Si tan buena sos chupando poronga, vamos a ver como lo haces con una vagina trolita”

Poco tardo en sentir como la lengua y boca de Agustina comenzaban a succionar su clítoris y lamer su flujo de los labios, se notaba que no era su inexperta en el campo.

Ariel veía la escena lésbica mientras se masturbaba.

La sinceridad comenzaba a aflorar en el cuerpo de María.

“Si, me masturbé pensando en ustedes, hoy a la mañana mientras me duchaba lo hice y me corrí tres veces y se sintió increíblemente bien.

Soy la peor psicóloga, una puta que se calienta con el sexo incestuoso cuando tendría que ser más profesional lo admito”

Una ves dicho eso, María se sintió bien después de mucho tiempo mientras veía como se corría en la boca de Agustina y esta se tomaba todos los chorritos de flujo que le salían de la concha.

A su vez los chorros de semen de Ariel ensuciaban sus piernas, el suelo y partes del sillón de la sala.

El tiempo de sesión se estaba por terminar y aun tenía paciente que atender.

María se vistió y Ariel guardo su pene en el pantalón, luego le pidió toallitas húmedas para limpiar el desastre.

Antes de que se vayan y con manos un poco temblorosas María le dio a Agustina una tarjetita donde había anotado apurada la dirección de su casa.

“Me gustaría que vengan a visitarme”

Agustina se acercó, tenía la esencia de un hombre y una mujer en su boca y le dio un profundo beso a María.

“Nos encantaría visitarte un día de estos, el sábado lo tenemos libre si no lo tenes ocupado”

María asintió con la cabeza sonrojada y Agustina y Ariel abandonaron el consultorio.

No tendría que esperar una semana, iban a tener una sesión mas intensa dentro de poco.

3 comentarios - Terapia con mi hermana

Tom_Bishop +3
Necesitamos la continuación urgente, qué fuerte!!! +10
c10z +1
Ufff, hermoso relato! Muy bien hecho!!!! 10 y a fav para mi
incestuososs +2
la mejor terapia que hice con mi hermana fue una vez que estabamos peleados y fuimos a un cumpleaños juntos y terminamos en un bolche muy borrachos, nos encontramos en un pasillo oscuro y empezamos a charlar y terminamos besandonos y yo manoseandole muchisimo el culo y hasta la conchita. excelente reconciliacion