Mis vecinitos volvieron

Después del primer encuentro mis vecinitos volvían casi a diario a deslecharse conmigo, yo porsupuesto muy dispuesta siempre a sus deseos. Ya era como su casa y venían a disfrutar de la pileta y de la putita madura. Una tarde tomando algo fresco con ellos, en bolas todos, nos empezamos a excitar como siempre jugando. Pajeaba al que tenía al lado, otro me cogía la boca y el tercero se pajeaba y tocaba mi culo, que según ellos era su debilidad. Estuvimos un rato así hasta que se me ocurrió tirarme en la reposera y dejar que me hicieran lo que deseaban. Así fué, abierta de piernas, mojada, empecé a sentir sus manos, sus lenguas y sus pijas frotar y acariciar con avidez mi piel. Hasta que uno se puso sobre mí y empezó a penetrar muy salvaje mi conchita húmeda, yo gemía y agarraba a las otras pijas con mis manos, los pajeaba y después se las pedí en mi boca hambrienta. Luego se turnaban para cogerme me gustaba así de duro y salvaje, mis jugos escapaban mojandome hasta la cola. De a uno pasaron y ayudaron a que mi primer grito de placer llegará. Ellos locos me decían que así les gustaba ver a su puta, que iban a darme mucha leche porque así le gustaba a su putona y querían llenar mi cola, ése era su deseo desde siempre. Ahí donde estaba me coloqué boca abajo y de a uno lamieron y metieron dedo en mi cola que cada vez más se iba dilatando y preparando para recibir ésas pijas calientes y goteantes. Me dieron cachetadas en la cola, me mordisquearon, lamiendo y chupando todo con mucho hambre. Hasta que el primero me abrió y mientras gemia y pedía tenerlos adentro, me clavó de una vez y sin piedad se puso a bombearme salvaje apretando mis caderas y dando nalgadas, yo loca de placer acabé por segunda vez mojando la reposera. Me frotaba las tetas y se turnaban para someter mi culo abierto a sus vergas entrando y saliendo, yo babeaba chupando las otras pijas, hasta que el primero explotó dentro mío bañando todo a su pasó, luego salió y la metió en mi boca mientras el segundo dejaba su líquido caliente en mis entrañas y así hasta que el último se vacío arrancandome otro orgasmo con temblores y chorros de mi concha demasiado excitada. Quedó encima mío por un momento y se retiró de a poco sin perder su erección y pasó lo mismo que los otros, puso su verga en mi boca hasta que le extraje la última gota de leche. Yo quedé así agotada, ellos todavía me acariciaban y besaban. También agotados, pero felices de haber cumplido con su sueño de coger el culo de su putita madura...