mi padrastro me sigue deseando

Carlos se levantó tranquilo y se fue al baño.
Mi marido entro a la pieza. Yo no podía respirar.
 
-Me olvide la billetera, menos mal que estaba con el auto cerca- tomo lo suyo y se fue de nuevo. Yo sentía que el corazón iba a explotar.
 
Carlos salió del baño y fue a la puerta a confirmar que el se había ido. Volvió a la pieza y me abrazo.
 
-Tranquila, el ya se fue-
 
-Vos también tenés que irte-
 
-No bebé, papi hoy vino a ver a su nena-
 
-Pero mirá lo que pasó, puede venir de nuevo-
 
-Ya se fue Eri, decime ¿No te pareció excitante?-
 
No supe que decir, el corazón seguía a mil por segundo
 
-Vas a tener que acostumbrarte por qué papi va a venir a jugar con la nena en cualquier horario –
 
Escuchar eso me calentaba más.
 
-La nena quiere sentir placer y papi se lo va a dar-
 
Su cara se pegó a la mía, su boca se acercó y me besó. Flote. Era el beso de un hombre de verdad. Me deje llevar por el, estaba asustada pero a la vez lo deseaba demasiado. Me besaba despacio mientras apretaba mis pezones por encima de la remera. Yo gemia, gemia como hacia mucho tiempo no lo hacía.
 
-No quiero que mi nena acabe ahora-
 
Saco su pene,  lo apoyó en mi boca y lo trague sin pensar. Chupe, lami, devore.
Sentía como su verga crecía en adentro de mi boca y la dejaba entrar cada vez más
 
-Asi bebé, despacito-
 
Me deje cojer hasta la garganta, suave, sin prisa, disfrutando el momento. Su glande era delicioso, su tronco más rico aún. No teníamos tiempo, solo ganas.
Mi lengua era un colchón para esa pija que había deseado tanto tiempo y mi saliva el lubricante que necesitaba para hacerlo feliz.
Carlos gemia y me decía «bebé, mi bebé»
Al escucharlo yo me calentaba más.
 
En eso suena el teléfono. Era mi mamá.
Otra vez la realidad me golpeaba la cara. Frene. El mi miró.
 
-Papi no te dió permiso a frenar- sus órdenes me hacían entregarme hasta el alma.
 
Atendió como si nada. No quise hacer ruido alguno.
 
-Hola amor. ¿Que pasa?- hablaba como si nada mientras me miraba a la cara y su mano sostenía mi mentón – Te lo deje en la mesita de luz. Ahora estoy con un cliente importante, después te llamo- Corto. Yo seguía con toda su verga en mi boca
 
-Bebe te vas a tragar la leche de papi a partir de hoy ¿Sabes?-
 
Yo asentí y dejé que todo ese líquido blanco inundara mi garganta. Trague
 

mi padrastro  me sigue deseando


 
Ese día fue una tortura entre el deseo y el miedo. Mientras que mi cuerpo se quedó con su perfume todo el día.
 

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